jueves, 22 de noviembre de 2012

La Teoría de la Estrella Oscura y la Duat_ Amenti o Necher-Jerter

Veamos más de cerca de la antigua mitología egipcia relevante a la Teoría de la Estrella Oscura y exploremos la mitología central a un entendimiento de aquella parte sagrada del cielo, la Duat. Haciendo esto, se volverá claro porqué he propuesto que esta área sagrada del cielo dominada por Sirio y Orión marca el paso de perihelio de Nibiru.

Osiris está representado en los cielos por la constelación de Orión, y la diosa Isis está representada por la estrella Sirio. (1) Ya hemos vista la idea de que Horus, nacido de Isis representa a Nibiru, nacida en el cielo cerca de Sirio durante el tiempo de su ajuste y levantamiento helicoidal (DS6). Pero que hay del planeta Mercurio.


Este está claramente identificado en la antigua mitología egipcia como una serpiente oscura o invisible, así como un hombre pelirrojo:
“Seth, el dios pelirrojo de los invasores prehistóricos, quien mató a Osiris y se convirtió en el Satán Egipcio, y fue representado como una serpiente negra, un cerdo negro, un monstruo mítico rojo o, simplemente un hombre pelirrojo”.

“Un mito similar representa al Sol como un gran gato, el cual era originalmente una hembra pero era identificado con Ra como macho. Luchó con la serpiente Apep debajo del árbol sagrado en Heliópolis y la mató en el amanecer. En este mito, Seth es identificado con la serpiente.” (2)
Nada de lo que está escrito arriba elimina una conexión entre Seth y Mercurio, pero la identidad mitológica de Seth como una ‘estrella’ roja invisible relacionada con una serpiente parece más en armonía con lo que sabemos sobre Nibiru. La otra dificultad con la idea de que Seth era asociado con Mercurio es el aspecto solar identificado con su adoración.

Mientras que discutía los rituales mágicos de los egipcios, Seligmann describió esta espantosa ceremonia dirigida a Seth:
“Para hacer inofensivo al enemigo, el mago untaría sus propios pies con arcilla, colocando entre ellos la cabeza separada de un asno y frotaría su trompa y manos con su sangre. El se volvió al Sol, y habiendo puesto un brazo hacia delante, el otro hacia atrás, el se dirigió a Seth-Tifón, el Malvado, en mágico y rítmico discurso:
“Tu, terrible, invisible, todopoderoso, dios de dioses, asaltante y destructor…” (3)
Aquí tenemos a un dios solar venerado por su poder y dominación, no obstante descrito como invisible.

Mercurio está cerca del Sol, y uno podría argumentar que este arrebato religioso pudo haber sido dirigido al ‘invisible’ Mercurio del día. Pero, ¿porqué adorar a Mercurio en el día? ¿Porqué no llevar a cabo la ceremonia en la oscuridad o el amanecer, cuando Mercurio aparece como la estrella del atardecer o la estrella de la mañana?

No solo eso, sino el concepto del terrible poder destructivo asociado con Seth parece estar en desacuerdo con el perfil celestial bajo de Mercurio. Esto nos presenta un dilema, y abarca la posibilidad que Seth haya sido asociado con el planeta equivocado. Una identidad más poderosa es requerida. No es Venus, el otro planeta que está asociado con el Sol.

¿Podrían estas imágenes, de nuevo, estar aludiendo a una deidad solar invisible, la cual, a veces, es ocultada detrás del sol?


La Dualidad



Estoy proponiendo que Nibiru puede ser entendido como una mezcla de las deidades combatientes, Horus y Seth. Ellos representan una dualidad del bien y el mal, y los mitos que los rodean procuran explicar la naturaleza bizarra de la Estrella Oscura; a veces fiera, casi siempre invisible.


De esta manera, Nibiru también era entendido, tanto como la fuerza para el bien – el dominio celestial de los dioses – pero también representaba gran maldad potencial, cuyo arribo en los cielos podría señalar la apocalíptica destrucción venidera.

Seth es una serpiente negra, celestial, así como una deidad pelirroja que lucha al Sol. Esto encaja la noción de que Seth representa nuestra enana marrón en
movimiento cometario: una estrella oscura con apariencia roja y halo, la cual desafía al Sol con su movimiento opuesto en los cielos.


La estrella oscura está asociada con hacer el mal y la muerte de los dioses, manteniendo el papel cataclísmico de Nibiru en el Enuma Elish.

También indica el pavor con el cual la aparición de una enana marrón fue sostenida por los antiguos. Sin embargo, la aparición de Nibiru también era un tiempo de gran celebración, cuando Anu visitó la tierra en una de sus ‘visitas de estado’ que hacían época. Uno esperaría que los mitos rodeando la aparición de Nibiru reflejaran esta mezcla de terror y esperanzadora expectativa en las poblaciones humanas del mundo prehistórico.


Horus nació de Isis, regresando a vengar la muerte de su padre en las manos de Seth. Horus parece estar asociado con la Estrella Mesiánica, apareciendo por Sirio.


La siguiente representación poética de la aparición de Horus nos empuja en la dirección de un objeto celestial apareciendo milagrosamente desde las profundidades del espacio:
“Otro mito representaba al sol recién nacido como el niño Horus surgiendo de una flor de loto que expande sus pétalos en el pecho del profundo primordial”. (2)
Sin embargo, Horus no está en sí identificado con nuestro Sol, como muchos egiptólogos afirman, pero es tanto un hijo estelar y solar de Isis, quien está representado por Sirio.

Los egiptólogos, una vez más, han reducido todo al Sol, lo cual es su modo estándar de analizar la antigua mitología egipcia. No obstante, si los egipcios estaban describiendo dos ‘Soles’, uno para el dador de vida, Ra. El otro, un ‘sol’ oscuro, escondido, Horus, entonces los mitos comienzan a volverse más claros. Horus puede ser identificado con un ‘sol’ que es nacido de Sirio, apareciendo periódicamente del primordial profundo.

Su aparición es trascendental, marcando el paso de una era.


Horus En la Isla de Fuego



Horus es identificado con un trono ardiente por el mismo Ra, mientras se discute la venidera destrucción de la humanidad por el Diluvio: una clara representación celestial de la expresión ardiente de Nibiru:

“Por Io tanto, deseo de corazón destruir completamente lo que creé. Todo el mundo se convertirá en una pérdida por medio del agua a través de una gran inundación, como lo fue en el principio, y yo solo permaneceré, con nadie más a mi lado, excepto Osiris y su hijo, Horus, yo me convertiré en una pequeña serpiente, invisible a los dioses. A Osiris se le dará el poder de reinar sobre los muertos, y Horus será exaltado en el trono que está colocado en la isla de llamas ardientes. (2)
El mito está describiendo la Inundación, ocurriendo simultáneamente con la desaparición del dios sol en la oscuridad primordial. Las consecuencias cataclísmicas del viaje del dios-sol van más allá de la familiar aseveración de que estos mitos describen la inundación anual del Nilo.

La discusión es más bíblica en su contenido.

El dios sol se vuelve invisible en los cielos, decreciendo en tamaño a una ‘pequeña serpiente’, y finalmente ‘invisible a los dioses’. Esto parece indicar la salida de Nibiru del Sistema Solar al final del catastrófico pasaje de perihelio que inundó al mundo.

La representación de Horus siendo colocado en la ‘isla de fuego’ es sugestiva a aquel otro mito Egipcio, el Fénix, el cual también es identificable con la Estrella Oscura.


Duat y el Reloj Estelar



Los egiptólogos perciben la Duat como una trayectoria en forma de serpiente emprendida por el Disco Solar, Ra, al moverse a través del mundo subterráneo durante el tiempo nocturno. Se entiende estar dividido en divisiones de 12 horas, y cada ‘hora’ ve a Ra batallar con nuevos demonios de la oscuridad. El entra en la ‘cola de la poderosa serpiente, la cual es llamada ‘Vida Divina’.


Esta puerta final está custodiada por Isis y Nepthys, y significa el Sol levantándose al amanecer con Sirio (Isis). Pero hay un problema de escala con esta interpretación: Sirio y Orión están prácticamente adyacentes uno al otro en los cielos. Así, si la Duat estuviese describiendo la trayectoria celestial del Disco Solar a través de las constelaciones bajo el horizonte por la noche, entonces deberían ser segmentos adyacentes, ciertamente no en el 7º y 12º lugar.

Una respuesta parcial a este problema es encontrada en el concepto del ‘reloj estelar’ egipcio. Ellos dividieron el cielo en 36 secciones iguales, y nominaron una estrella en cada segmento a ser helicoidalmente un ‘decano’ que se levanta. Cada sección representaba un intervalo de diez días, o una semana egipcia.


Como lo describe E. C. Krupp:
“Los egipcios utilizaron una estrella o un grupo de estrellas para señalizar el comienzo de una de sus “semanas” de siete días. Tal estrella o grupo de estrellas es llamado un “decano” Al evolucionar el calendario egipcio civil hacia nuestro actual calendario, los decanos generaron un sistema de guardar-el-tiempo que con condujo a nuestro uso del día de veinticuatro horas.

Porque la duración de la noche no es constante a través del año, los egipcios permitieron que las horas variaran en longitud. El patrón de Sirio en el solsticio de verano se convirtió en el plan para el año entero, ya que todos los decanos fueron escogidos de estrellas ubicadas en una banda al sur de y paralelo a la elíptica.” (4)
De particular interés era el levantamiento helicoidal de Sirio, el decano asociado con el Solsticio de Verano durante la Edad de las Pirámides. Esta noche más corta es aproximadamente de seis horas modernas de longitud en Egipto.

El tiempo de noche fue dividido en 12 intervalos, los cuales representaban el hecho de que solamente 12 de los posibles 36 decanos podrían ser vistos esa noche. Así, en este tiempo crucial del año, cuando la Duat fue ‘activada’, la hora egipcia nocturna variable era de solamente ½ hora moderna de longitud. La Duat, según esta manera de pensar, comprendía un tercio del Ciclo Solar total en el cielo, en vez de medio. En contraste, algunos egiptólogos consideran a la Duat estar activo durante todo el año.

Pero la hipótesis del reloj estelar de alguna forma explica el número anómalo de divisiones entre Sirio y Orión en la Duat. Diciendo esto, es aún difícil para el entendimiento convencional de la Duat.

Problemas con la Duat ¿Porqué los egipcios escogieron decanos que se encuentran fuera de la eclíptica en absoluto? Un método más preciso seguramente habría involucrado escoger estrellas en el zodíaco para ser decanos. Hay estrellas perfectamente adecuadas en el eclíptica cerca de Sirio y Orión en la forma de Pollux, Castor y Alhena en Géminis; y Aldebarán y las Híades en Tauro!

Los egiptólogos señalan el punto del levantamiento helíaco de sirio durante la Edad Piramidal siendo coincidente con el solsticio de verano y la inundación del Nilo. Pero esta coincidencia simbólica no necesariamente explica la antigua importancia adherida a Sirio. El cronometraje de la inundación del Nilo tendía a variar, y el levantamiento helicoidal no era necesariamente un fuerte indicador de la inundación del Nilo por llegar.


Pero hay un punto más importante aquí: la mitología Isis/Osiris/Horus depredó considerablemente la Edad de las Pirámides, y representó la más antigua mitología egipcia. Cuando uno regresa en el tiempo, entonces la presesión de los equinoccios toma el levantamiento helicoidal de sirio más lejos del solsticio, ocurriendo este más temprano en el año al remontarse más allá en el tiempo.

Por ello, la fuente más antigua de esta mitología no pudo haber surgido basada en el cronometraje de la inundación del Nilo, o, de hecho en el Solsticio de Verano, porque estas nociones religiosas pre-datan esta coincidencia de calendario.

Sirio yace bien al sur de la eclíptica, y su dominación de la Duat deberá indicar otro importante factor en juego aquí que simplemente parte de un reloj zodiacal del cielo. Lo mismo va para Orión. La mitología de la Duat implica el barco del Ra viajando a través de los varios decanos y encontrando los monstruos y deidades asociadas con cada uno.


Esto trae la pregunta: ¿Cómo puede Ra, como la serpiente invisible, encuentra al Dios de los Muertos, Osiris, si el Sol realmente no pasa a través de Orión?

Este es un problema fundamental con la posición de la egiptología, y lanza su interpretación de la naturaleza de la Duat en duda. Para encontrar a Osiris, nuestro viajero celestial debe pasar a través de Orión, y por ello viajar fuera de la eclíptica. Hasta ahora, ese punto ha sido incontestable, ya que todos los planetas visibles viajan a lo largo de la eclíptica. Pero los textos babilónicos indican que un cuerpo enteramente diferente pasó a través del Can Mayor y Orión en la forma de Marduk, o Nibiru.

Mi controversia es que Sirio marca la posición de perihelio de la Estrella Oscura, y que la opción de decanos al sur de la elíptica indica la aparición del Disco Alado en la Duat.




Viaje a Través de la Duat



Si Sirio marca el punto final/renacimiento del viaje de la Estrella Oscura (Decano 12), y Orión es la marca intermedia (Decano 7), luego los egipcios estaban describiendo un movimiento muy diferente en los cielos.


Las divisiones convencionales del amanecer encajan limpiamente con la aparición inicial de Nibiru al acercarse a Sirio en su trayectoria de oposición al Sol:
“El dios Horus quema grandes faros en la división décimo primera de la hora. Rubicundas llamas y llamas de resplandor de oro en el colmo de belleza, los enemigos de Ra son consumidos en los fuegos de Horus… El dios sol es renacido en la décimo segunda división de hora… La última puerta de todas está custodiada por Isis, esposa de Osiris…” (2)
Este punto de renacimiento de la Estrella Oscura cerca de Sirio también marca el comienzo del ciclo de la Duat, y el ardiente dios-sol es Horus, regresando a los cielos después de su larga ausencia de eras. Supera una alta pared, la cual significa la oscilación de Nibiru alrededor del Sol y cambia la dirección celestial, y entra la puerta de la Duat en la 1era división.

La estrella roja, Horus batalla contra la gran serpiente Apep desde ese punto en adelante, al moverse a través de las próximas pocas divisiones, significando cómo la brillante orbe roja pudo, de nuevo, ser hecha invisible por la Serpiente Seth en cualquier momento. Pero lucha a través de una masa de monstruos voladores para pasar cerca del Ahogante Estanque (significando el punto donde la Inundación fue soltada a la Tierra en un previo Paso Nibiruano), y entonces entra Orión en la 7ª división.

En este punto de la Duat, las almas de los muertos son juzgados por Osiris y sobreviene una gran pelea con la serpiente, mostrando cómo Seth, la serpiente negra invisible, comienza a superar a Horus y a establecerse a sí mismo como la identidad del dios-sol. De la 10ª división hacia delante , los monstruos que el dios sol encuentra toman un carácter más acuoso, mostrando cómo, de nuevo, se ha vuelto sumergido en el profundo primordial y totalmente tomado el disfraz de Seth.

Desde la perspectiva de un observador basado en la Tierra viendo la ardiente orbe de Nibiru al moverse éste a través del cielo nocturno, parece moverse a través de un arco, en la dirección opuesta al movimiento del Sol. Aparece débilmente cerca de Cáncer, y se abrillanta significativamente al moverse hacia Sirio. Este renacimiento por Sirio (Isis) denota su carácter como Horus, y muestra la victoria de Horus sobre la malvada oscuridad de la ‘puerta de la Duat’ de Seth. Este es el final de la décimo segunda división y el comienzo de la 1ª. Se va hacia Orión, descolorándose al hacerlo.


(Las memorias de la Inundación son capturadas por los monumentos de Giza, y su vigilancia de edades de longitud, denotando el punto celestial del viaje de Nibiru a través de Orión cuando el mundo fue una vez destruido por el dios sol).

Desde allí, el orbe rojo se descolora rápidamente al oscilar hacia Tauro y Aries. Finalmente se pierde en la oscuridad, y se vuelve la serpiente oscura, Seth, una vez más.

Como una serpiente mordiendo su cola, la trayectoria invisible de la estrella oscura eventualmente conduce de nuevo de regreso a Isis, creando una alborada en el cielo.


Horus Contra Ra



Algunos pudieran discutir que, a pesar de la dificultades astronómicas que he citado, la evidencia permanece fuerte que la Duat fue simplemente la región del cielo a través de la cual se movía el Sol durante la noche.


Ellos basarán este argumento sobre la predominancia del culto al dios sol Ra. Pero Ra no era Horus, y hay fuerte evidencia de que estas dos deidades solares eran enteramente entidades separadas. El problema ha sido la previa carencia de otro ‘sol’ para señalar a cualquiera de los dos. Por supuesto que todo ha sido reducido a un solo Sol. El culto de Ra surgió después del culto a Osiris/Isis/Horus. La religión egipcia fue una conglomeración de diferentes panteones de deidades, muchas de ellas importadas, y los egipcios eran reacios a desechar a los ‘viejos dioses’ a favor de los nuevos.

Como tal, su mitología creció moldeando a un dios sobre el otro, y esto es lo que eventualmente sucedió con el dios sol Horus:
“Horus estaba unido con Ra como Hoarmkhis, y el dios sol de la Heliópolis se convirtió en Ra Harmakhis. El dios halcón era, así, simbolizado como el disco solar alado.” (2)
Este punto es crucial. Horus fue representado por los antiguos egipcios de la misma manera que Nibiru fue representado por los sumerios. Dado que la cultura sumeria pre-databa al Egipto Dinástico, y que los egipcios estaban encariñados con importar ideas religiosas extranjeras, es evidente que la aparición del Planeta Alado fue adorada por los Egipcios como Horus.

Los egiptólogos están en un estado de negación acerca del origen estelar de los antiguos cultos, particularmente de Osiris e Isis. Esto es, sin embargo, fuerte evidencia a favor de esta interpretación dada a nosotros en los Textos Piramidales.


Pero la importación de la religión del ‘Planeta Alado’ nos da un cuadro muy claro y simple de lo que realmente se trataban estos cultos estelares. El culto al Sol absorbió al culto de la estrella durante y después de la Cuarta Dinastía, de la misma manera que la Cristiandad era tan adepta absorbiendo las religiones politeístas que reemplazó, formando un panteón de santos para compensar a los dioses perdidos.

En el texto egiptológico, tratando con esta absorción de la identidad de Horus en la identidad de Ra, es claro que no eran una sola ni la misma, sino más bien dos identidades solares separadas:
‘Luego, Horus voló hacia el Sol como un gran disco alado, y el fue más tarde llamado ‘el gran dios, el señor del cielo’. El percibió a los enemigos de Ra, y fue en contra de ellos como un disco alado.’ (2)
Aquí hay una clara prueba que la identidad Horus no era aquella de Nibiru, y que se convirtió en un Segundo sol en el cielo en las raras ocasiones del paso del perihelio del Planeta Alado.

El asesinato de los enemigos denota la derrota de aquellos que han cesado de creer en el mundo-hogar celestial de los dioses. Horus tenía un número de diversos nombres, dependiendo sobre el marco de tiempo y de la secta egipcia rindiéndole culto. Esto crea dificultades de interpretación para los egiptólogos, pero el escenario dado arriba los acomoda a todos con facilidad. Su identidad como Harmakhis era aquella de ‘Horus de los Dos Horizontes’, representando la aparición de Nibiru a un nivel diferente del cielo que aquel de Ra.

Los Textos de las Pirámides enfáticamente afirma que los dioses nacen con ‘Horus del Este’:
“Las puertas del cielo están abiertas de par en par para Horakhti… las puertas del cielo están abiertas de par y en par al amanecer para Horus del este… para ir … Horakhti en el horizonte … en el lado este del cielo donde nacen los dioses.” (5)
Otras formas de Ra ven a los egiptólogos agarrando identidades planetarias para Horus, a pesar de su propia insistencia de que los egipcios no estaban para nada interesados en la astronomía como una base para sus dioses:
“El planeta Saturno era Horus el Toro, Marte era el Horus Rojo, y Júpiter ‘Horus, el revelador de secretos’. En Letópolis fue erigido un templo al Horus el no Vidente. En esta forma el está supuesto a haber representado al sol en el eclipse solar…” (2)
Uno debe preguntarse porqué los egipcios identificarían a Horus con tantos diversos planetas, así como el Sol.

Si Seth es verdaderamente Mercurio, ¿cómo

puede Horus ser simultáneamente Júpiter, Saturno, Marte y varios aspectos de la aparición del Sol? Esto es un completo desorden.


Parece mucho más probable que estos varios aspectos de Horus representen a un diferente viajero en los cielos, identificando su ruta. ‘Horus de No Videntes’ es supuestamente Nibiru viajando de regreso hacia el ‘profundo primordial’, mientras que Horus el Toro es el disco alado al desaparecer en la constelación de Tauro.

(Interesantemente, los toros eran una fuerte parte de las antiguas creencias religiosas, y las referencias a ellos comiendo serpientes o anguilas en mitos es bastante común. Esto alude a Nibiru, la serpiente oscura que desaparece, siendo consumido por Tauro al partir este de nuestros cielos. Lo mismo va para Aries, cuando el dios sol roza, al partir, esta constelación , y esto pudiera explicar el énfasis en las colisiones en la antigua mitología egipcia.)

La referencia a Horus, el ‘revelador de secretos’, como Júpiter, se deriva del cielo raso más temprano conocido en la astronomía en la Tumba de Senmut, alrededor de 1473 AC E.C. Krupp identifica a Júpiter como ‘Horus Quien Ilumina las Dos Tierras’, una levemente diversa interpretación, pero la cual revela otro aspecto del paso de la Estrella Oscura (4)



Ambas Tierras podría significar los gemelos zodiacales, Géminis, iluminados por la estrella al pasar esta de largo, pero no a través de esta constelación.

O pudiera referirse a su cara resplandeciente, brillando sobre las Dos Tierras de Egipto.


Resumen



Esta solución al significado de la Duat supera los problema enfrentados por la interpretación egiptológica estándar. El Duat describe el raro paso de la Estrella Oscura, y no el paso diario del Sol (el cual ni siquiera pasa a través del Can Mayor u Orión).


No es extraño, entonces, que el dios sol se ‘venga’ a sí mismo durante este raro paso en los mitos. En los milenios de intervención, las memorias de Nibiru no han desaparecido del todo, como es claro en nuestra moderna edad. ¿Porqué creer en lo que enteramente invisible? La diferencia ahora es nuestra tecnología, el uso de la cual podría permitirnos redescubrir a la serpiente invisible cuando ésta se mueve a través del profundo primordial de la Nebulosa de Oort.

Esta hipótesis. Esta hipótesis respecto al Duat y al paso de perihelio de Nibiru ha sido instrumental mostrando que Nibiru debería actualmente estar en la parte opuesta de la Esfera Celestial de Sirio/Orión. Esta es el área de Aquila y Serpens. Es donde Murray identifica la ubicación de su planeta gigante-enana marrón (DS2).


Pero aún no tenemos una cuenta histórica del último paso de Nibiru, el cual llena el siguiente criterio:
Una anómala y brillante estrella roja observada en la Duat

Su aparición durante el tiempo de vida de Cristo,
el cual Nuevo Testamento retrata como la Estrella de Belén
Una clara referencia astronómica de este avistamiento, contemporánea con Cristo.
Nibiru en La Duat


Éstas fascinantes imágenes características en el libro de Andrew CollinsLos Dioses de Edén’, lo describen así:


“La parte central de la Quinta Hora, o División, del mundo subterráneo de la Duat, mostrando la cabeza de halcón del dios Sekri (una forma de Sokar) parado en una serpiente cósmica alada, la cual está rodeada de una isla de forma ovalada, protegida por esfinges gemelas. Sobre ella está el montículo de creación, encapsulado con una cabeza humana, así como el embrión o semilla que parece un montoncito, o piedra-benben. Sobre este están las palomas o palomas gemelas paradas – símbolos de los centros geográficos u ónfalos.” (6)
Esta imagen contiene mucha información simbólica pertinente a nuestra investigación.
La serpiente alada cósmica parece estar viajando alrededor del perímetro de esta ‘isla en la Duat’.

La isla toma la forma de una elíptica alargada, la forma orbital de Nibiru. La serpiente alada toma mucho del simbolismo que hemos explorado por Seth y Horus; una serpiente oscura, un dios con cabeza de halcón y un par de alas celestiales. 
Las tres cabezas de la serpiente son reminiscentes de las tres cabezas del dragón alquímico Azoth. La pieza más crucial de las imágenes, sin embargo, es la cruz en forma de Ankh, conduciendo a la cabeza a mano derecha de la serpiente alada. Esto, he sugerido, es el símbolo multifacético de la aparición de Nibiru.

Estas curiosas imágenes vinculan a Nibiru con la Quinta Hora de la Duat, y lo conectan con el ónfalo, montículo primordial y ‘benben’, todo central a la antigua iconografía egipcia. Zecaría Sitchin observa que la Quinta Hora es el lugar del dios oculto, Seker, que la real identidad del ‘benben’ de Collins es realmente el símbolo de escarabajo (Kheper), y la cabeza femenina en el montículo es aquella de una diosa (7).

¿Es ella Isis, representando a Sirio, debajo del escarabajo? (¿Cáncer?)


La Quinta Hora es aquel que precede de inmediato al reino de Osiris (Orión), por lo que esta posición en los cielos encajaría bien con esta suposición. Puesto que la Quinta Hora es la parte ‘subterránea más profunda’ de los caminos secretos de Seker, ¿no nos estarán mostrando el punto del perihelio de Nibiru en las constelaciones del sur?

Desde Cáncer, el sendero escondido de Seker conduce a su punto más bajo en la Duat cerca de Sirio, antes de regresar hacia Orión.
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