martes, 11 de junio de 2013

Escombros Estelares


Si un cuerpo de grandes dimensiones impactara la Tierra, causaría un evento de extinción masiva. La causa de la extinción sería el enfriamiento de la atmósfera de la Tierra debido a la gran cantidad de partículas (cenizas) que quedarían suspendidas en la atmósfera; a este fenómeno se le conoce como invierno nuclear. 

Otros recordatorios importantes sobre la exposición de nuestro planeta a la metralla estelar, han sido los pasos de dos asteroides cerca de la Tierra recientemente. El más reciente de ellos fue con el asteroide 1998QE2 y ocurrió el pasado 31 de mayo. Detectado desde 1998 el asteroide, más grande que el Volcán de Agua, pasó a 5,800 millones de km, unas 15 veces la distancia a la Luna. Este encuentro permitió examinar detenidamente al asteroide y detectarle un satélite que orbita a su alrededor. 

El segundo encuentro reciente fue con el asteroide 2012DA14, ocurrido el pasado 15 de febrero. Con un diámetro de 30 metros y una masa de 40 mil toneladas, este asteroide "rozó" la Tierra pasando solo a 27,700 kilómetros de distancia, demasiado cerca, la verdad. Ese mismo día una extraña casualidad ocurrió. 

Pocas horas antes del encuentro más cercano con la Tierra entre el asteroide, un objeto no asociado a 2012DA14, que viajaba a unos 67 mil km/h, cruzó el cielo de la comarca de Chelyabinsk, en la Siberia rusa, provocando una onda de choque que rompió cientos de ventanas (ver imagen adjunta). El meteorito de Chelyabinsk, como se le conoce hoy, liberó unas 20 veces la energía de un artefacto nuclear pequeño. A la fecha este es el evento más potente que ha ocurrido en la Tierra desde la explosión de Tuguska de 1908. 

Comentario: No fue casualidad. Como reportamos a diario en Sott.net, vivimos en un periodo en el que las bolas de fuego son cada vez más comunes. Le recomendamos que visite la sección "Fuego en el Cielo" para obtener un seguimiento sobre estos acontecimientos. 

En este mismo momento, grandes telescopios otean el firmamento nocturno de manera continua, registrando cualquier objeto que penetre la atmósfera terrestre o que impacte otros cuerpos como la Luna. Gracias a estos observatorios se pudo detectar un impacto muy grande que ocurrió en la Luna el 3 de marzo de este año. Ese día una roca de medio metro de diámetro y 40 kilos, viajando a 89 mil km/h, impactó el Mare Imbrium de la superficie lunar. La explosión fue observada desde la Tierra y nos recordó lo expuesta que está la superficie lunar a estos impactos debido a la ausencia de atmósfera. Desde 2005 el programa de la Nasa que monitorea los impactos lunares ha detectado más de 300 impactos en la Luna, la mitad asociados a esas lluvias de estrellas como las famosas Leónidas o las Perseidas en las que es posible ver meteoros muy brillantes.

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