sábado, 1 de junio de 2013

Un sector de la burguesía catalana reclama a la Corona que medie en el conflicto con España


Los Príncipes de Asturias en el Liceu. (EFE)

La relación entre la alta burguesía catalana y la Monarquía es una historia de amor y odio. Los pitidos -provenientes de un núcleo pequeño pero significativo- que le dedicaron al Príncipe Felipe en el Liceu este jueves por la noche son poco más que una anécdota, pero representativos de que las plácidas relaciones que la Corona había mantenido históricamentecon la burguesía catalana han cambiado en los últimos tiempos. Los Príncipes habían acudido a Barcelona para ver la óperaL’elisird’amore, pero l’elisir que recibieron no era todo amore. Ganaron los aplausos, evidentemente, pero no deja de ser un toque de atención a la más alta institución del Estado.

“Hay un porcentaje de la burguesía catalana que se siente maltratada por el trato que se le da a Cataluña. Y este segmento cree que la Corona no está haciendo lo suficiente para reducir la política de enfrentamiento entre Cataluña y el resto de España. Ya sabemos que el Rey no puede hacer nada para influir en lo que haga el Consejo de Ministros, pero sí podría tomar algunas iniciativas para suavizar la tensión”, señala a El Confidencial una fuente relacionada con la alta sociedad barcelonesa.

El caso es que “hasta ahora, se había abucheado o pitado a los símbolos, como el himno o la bandera. De hecho, ya sucedió en la inauguración de los Juegos Olímpicos del 92 o en partidos de fútbol, especialmente en la Copa del Rey. Peroahora ya se pita a las personas. Si hubiese venido el Rey en vez del Príncipe,también le habrían pitado en el Liceu. Y esa protesta es por lo que representa, que es la Corona”, añade la misma fuente.

Otra de las fuentes consultadas en el mundo empresarial hace apreciaciones similares. “Al Príncipe no le pitaron porque de repente Cataluña se haya vuelto independentista o republicana. Quien piense esto, se equivoca. La pitada ha sido porque es el representante de una figura que tradicionalmente se ha llevado bien con Cataluña pero que en los últimos años no ha hecho nada para rebajarla tensión política y social”.

Pero también hay quien piensa que “los pitidos nada tienen que ver con la burguesía. El Liceu es frecuentado por toda una masa social que nada tiene que ver con la burguesía tradicional. Ni siquiera con el empresariado propiamente dicho. Porque, a día de hoy, en los pisos del Liceu, e incluso en platea, hay mucho cazurro. La pitada se hubiera producido exactamente igual en otro foro”, explica una persona conectada con la élite financiera.Un empresario llega más lejos: “Han cambiado muchas cosas. Los representantes de la Casa Real, tras todos los escándalos que ha habido, ya no son recibidos como hace unos años. Si el Príncipe fuera al Camp Nou, por ejemplo, ya veríamos cómo salía del atolladero”.

Y también hay quien sostiene que los abucheos del interior del templomusical no iban dirigidos tanto a los Príncipes como a la delegada del Gobierno, Llanos de Luna, que entró con ellos y se ubicó a su derecha. En este sentido, cabe destacar que, mientras casi todos los ocupantes del palco del Príncipe rompieron a aplaudir mientras sonaban pitidos (incluidos el alcalde convergente de Barcelona, Xavier Trias y el exconsejero de Política Territorial y Obras Públicas de la Generalitat y actualpresidente delpatronato de la Fundación TeatreLliure, Joaquim Molins), el actual consejero de Justicia, GermàGordó, permaneció ostensiblemente quieto y con las manos entrelazadas.

Otras teorías circulan por los ambientes políticos y sociales de la ciudad. “La gente que asistió a esta representación no es el público habitual del Liceu. Por discreción, no se había dado a conocer que iban los Príncipes y hubo un férreo control a la entrada que molestó mucho a los asistentes. De ahí que se produjese luego una reacción espontánea contra quien consideraban causante de las molestias. Pero eso, insisto, en que era porque no asistía el público habitual. Si allí se hubiese congregado solamente la burguesía o el empresariado, no hubiese habido pitadas”, señala otra fuente a este diario. Pero esta teoría es rebatida desde algunos sectores empresariales. “Si a la inauguración de la temporada de ópera en el Liceu no va el público habitual, ¿quién va a ir? Lo que se ha visto es la constatación del malestar existente contra las instituciones”.

Visitas privadas del Rey

Ala Corona, sin embargo, le quedan muchos y poderosos aliados en Cataluña. “El Rey siempre ha tenido una estrecha relación con esta tierra -dice un conocido financiero-. Aunque no se hace público, visita con frecuencia Barcelona y se relaciona con una élite económica y empresarial de su confianza.Por tanto, no hay un alejamiento de la burguesía catalana respecto a la Corona. Sí que se puede hablar, sin embargo, de un reducido sector del empresariado que, por motivos políticos, puede marcar distancias y posicionarse en contra de la Monarquía”. Sin embargo, su círculo de relaciones también despierta suspicacias y comienzan a circular rumores e informaciones sobre las amistades peligrosas del monarca y su relación con algunos de los protagonistas de sonados escándalos de los últimos años. 

El divorcio Corona-burguesía catalana, pues,no deja de ser una pelea de enamorados y aun así con matices,pues la Casa Real tiene incondicionales que jamás le darán la espalda. “Es cierto que existe un malestar enorme entre la clase empresarial por la deriva en que hemos entrado -explica un empresario a este diario-. Y ese malestar se dirige tanto contra el Gobierno catalán como contra el Gobierno central como contra cualquier institución del Estado, incluida la Corona”, reconoce un importante financiero.

“En realidad –explica otra fuente relacionada con círculos económicos y sociales barceloneses-, muchos empresarios se sienten engañados y, especialmente, porArtur Mas, que ha dinamitado su imagen de honestidad manteniendo a Oriol Pujolen el Parlamento. Estos días, también ha ido a declarar la mujer de éste y ha admitido que cobró 200.000 euros por asesoramiento a la trama de las ITV. Ante esto, la gente piensa ¿qué es más grave, que le paguen cumpleaños de sus hijos y viajes a Eurodisney, como a Ana Mato, o llevarse 200.000 euros en crudo? Luego, ha habido también sentencias contra dirigentes de Unió y todo eso va calando en la opinión pública y sobre todo, entre la clase empresarial, que ve los mangoneos que se traen algunos mientras a las empresas les niegan crédito y las aprietan fiscalmente por todos los lados”.

El miedo de la clase pudiente

Esta fuente asegura que el sector más pudiente de Cataluña ve con mucha preocupación la marcha de Artur Mas hacia la independencia. “Alos empresarios catalanes les mete mucho miedo que el Estado deje de prestarles su amparo con la imagen de España en el exterior, así como la posibilidad de que las embajadas dejen de darles asesoramiento o que cesen las ayudas estatales. Si Cataluña se independiza, el PIB caerá en picado hasta el 15, el 14 o el 12% del conjunto del Estado. En cuanto comience el declive, las empresas se fugarán o se comenzarán a domiciliar las compañías en otras comunidades. Y eso es caldo de cultivo para una explosión social, cosa que no gusta a nadie”.

Yno sólo eso: “Cataluña va perdiendo cadavezmás peso en el PIB de España. Nadie hace nada por remediarlo. Y es cierto que la burguesía siempre había acudido al Estado y se había vuelto a dar impulso a la economía. Pero ahora no es así y esto ha generado un sentimiento de desprotección del que incluso se culpa a la Corona por no arbitrar medidas.Paralelamente, lasituación es aprovechada por otras comunidades para decir que ellos cumplen objetivos de déficit. ¡Y son comunidades subvencionadas! Comunidades que tienen cuatro latifundistas y que viven de las subvenciones de Madrid. ¿Qué aportan a la economía productiva estos territorios? Nada. Viviendo de subvenciones, cualquiera puede cumplir objetivos de déficit”.

Ante esta situación, la estrategia de Artur Mas mete miedo a la burguesía y al empresariado. Thinktanks, instituciones, entidades económicas y grandes empresas han hablado largo y tendido con el presidente de la Generalitat durante los últimos meses para manifestarle su preocupación. “Ustedes son una docena. Pero en la calle tengo a más de un millón de personas”, respondió Mas a uno de los empresarios emblemáticos catalanes en una reunión tras el 12 de septiembre del año pasado. Pero, al igual que el Príncipe, en un acontecimiento emblemático como la entrega de los premios del Trofeo Conde de Godó de tenis este mes de abril también bebió su propio elixir: recibió un monumental abucheo en el acto de clausura de la cita deportiva. Y allí estaban las fuerzas vivas de la élite económica, los representantes de poderosas sagas industriales que manejan muchos de los hilos de la economía de Cataluña.

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