martes, 20 de agosto de 2013

La reina de Saba y su fabuloso reino


“La reina de Saba, al oír la fama de Salomón, vino para ponerlo a prueba con enigmas. Hizo su entrada en Jerusalén con un gran séquito y con camellos cargados de perfumes, oro y piedras preciosas en cantidad fabulosa. 

Salomón contestó a todas sus preguntas. Cuando la reina de Saba vio toda la sabiduría de Salomón, se quedó maravillada, y dijo al rey: Era verdad lo que había oído en mi país acerca de ti y tu sabiduría. Obsequió al rey con cuatro mil kilos de oro, perfumes y piedras preciosas en cantidad fabulosa.”

CUMBRE ANCESTRAL

Así describe la Biblia una de las reuniones en la cumbre más misteriosa del mundo: un rey poderoso se ve puesto a prueba por una mujer que lo iguala en poder y riqueza. Aunque la Biblia no cita a la reina por su nombre, esta ha alimentado la fantasía durante milenios como ninguna otra mujer, pues era dueña de los más grandes tesoros de Oriente. 

Finalmente se convirtió en una leyenda rodeada de enigmas, según la cual los hombres fueron víctimas, uno tras otro, de su prestigio y su encanto. 

Con aire seductor y belleza exótica quedó perpetuada en la poesía y la pintura de la posteridad. Hasta en la filmografía de Hollywood se ha escenificado magníficamente este símbolo del erotismo. Pero ¿ha existido alguna vez la reina de Saba? ¿Es un simple invento de la Biblia para situar al rey Salomón en la perspectiva que interesa? ¿Cuándo reinó, cómo se llamaba, dónde estaba su reino?

La arqueología se halla todavía en el comienzo de una búsqueda emocionante, teniendo que verificar al dedillo los lugares, los tiempos y los acontecimientos. Según lo que sabemos hoy de las fuentes disponibles, la famosa visita diplomática obedecía menos a un romance regio que al deseo de potenciar las relaciones comerciales: una operación de trueque de productos de lujo por alimentos básicos que necesitaban urgentemente los habitantes del desierto arábigo y su reina.

¿ÁNGEL O DEMONIO?
La reina de Saba está envuelta en un misterioso secreto que tiene una doble interpretación. Cuentan que tenía una deformación en el pie, razón por la que en la Edad Media la pintaban a menudo con el pie zambo o equino, o incluso con pata de ganso, lo que la convertía en un engendro del diablo.

Leyendas judías describen cómo al llegar al palacio de Salomón la conducen por un suelo de vidrio. Ella cree que ha de atravesar el agua y se levanta el vestido y, aunque con este gesto enseña las piernas, el rey Salomón cede a sus encantos. 

De esta unión surgió, según la leyenda, el rey Nabucodonosor, que sería más tarde el temido soberano de Babilonia y destructor de Jerusalén.

Mientras que aquí la reina de Saba aparece como una seductora diabólica, ilustrando de este modo también el temor masculino a una mujer fuerte con atractivo sexual, en las leyendas cristianas la deformación del pie de la reina adquiere un tinte positivo: cuando la reina quiere cruzar el Quidron en el valle que separa el monte de los Olivos de Jerusalén, tiene una visión profética. Con las vigas de madera del puente fabricarán en su tiempo la cruz en la que morirá Jesucristo. 

Puesto que no quiere pisar las vigas, vadea el río, donde su diabólica y deforme pata de ganso se transforma en un pie de doncella. De este modo, la reina de Saba se convirtió en una profeta precoz de Cristo, el futuro redentor del mundo. En el islam aparece incluso como adepta de Alá.

EL MISTERIOSO PAÍS DE SABA

¿Es la reina de Saba un mero producto de la fantasía? En absoluto, según la opinión de muchos expertos, que piensan que el reino de Saba existió realmente. Era el legendario país de incienso y oro de Arabia, y muchos científicos lo sitúan en el nordeste de lo que hoy es Yemen. El investigador alemán Rolf Beyer señala que en la prehistoria árabe reinaban más reinas que reyes.

Del mismo modo, la enigmática regente también podría haber sido la reina de un pueblo nómada que no conocía la escritura. Dado que llegó a Jerusalén “con un gran séquito”, según Beyer el verdadero motivo de los numerosos “regalos” también pudo ser una amenaza militar.

REGENTE DE MA’IN

Los regalos que trajo encierran algunas pistas sobre el país de procedencia. Los perfumes, es decir, incienso y mirra, sólo existían entonces en el sudoeste de la península arábiga. En efecto, en el siglo IX a. de C. entra en la historia un reino de Saba situado en el actual Yemen. Según la datación, tan sólo faltan unos 100 años hasta el reinado de Salomón, que duró desde alrededor de 965 hasta 926 a. de C.

Es bastante probable que la reina de Saba fuera la soberana del reino predecesor, el mineico, cuyas fronteras se extendían hasta Jordania. A través de Etiopía, los mineos mantenían relaciones comerciales hasta con Egipto. En estas condiciones, un contacto con Israel no habría sido nada del otro mundo. Hasta ahora prácticamente no han podido realizarse excavaciones en la que fue la capital del reino, Ma’in, por razones políticas.

LA TEORÍA DE HATSHEPSUT

El autor científico y filólogo ruso I. Velikovsky (1895-1979) defiende la idea de que la reina de Saba pudo haber sido la faraona egipcia Hatshepsut.

A esta conclusión llega partiendo de dos tesis. Por un lado, él data las dinastías faraónicas unos 500 años más tarde que otros científicos, lo que le permite aclarar varias contradicciones de la historiografía clásica. 

Por otro, se remite al historiador Flavio Josefo (siglo I d.C.), quien llama a la soberana de Saba “reina de Etiopía y Egipto”. En relieves egipcios se relata una expedición de Hatshepsut al “reino de dios Punt”, que quizá se refiera a la península de Sinaí, hipótesis que se apoya en las plantas reproducidas en los frisos del templo, típicas de aquella zona. Esta sería sin duda la solución más curiosa de un antiquísimo enigma.

TEORÍAS SOBRE LA IDENTIDAD DE LA REINA MAKEDA

En la épica nacional etíope se afirma que su dinastía real procede de la unión del rey Salomón con la reina Makeda. Esta historia nos suena, y es posible que este sea el nombre de la reina de Saba. Pero en la leyenda, Salomón seduce a Makeda con engaños.

Por tanto, un punto de partida para la investigación histórica debería situarse en Axum, la antigua corte real de Etiopía. En el lenguaje popular se han conservado designaciones de esta ciudad como “el baño de la reina de Saba”, pero los testimonios arqueológicos y los documentos datables no alcanzan hasta tan lejos. Aun así, en Etiopía se mantiene una tradición judía que se remonta hasta el primer milenio a. de C., y es probable que en las leyendas en torno a la figura de la reina de Saba se mezclaran relatos bíblicos con historias del reino mineico.

Así que por el momento se mantiene el misterio en torno a la fabulosa reina de Saba. Su mito sigue vivo sin necesidad de pruebas arqueológicas.

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