jueves, 29 de mayo de 2014

Expediente Vredefort: impacto profundo en Sudáfrica

La colosal explosión que ionizó a los dinosaurios hace 65 millones de años ocurrió, según varios científicos, a 180 kilómetros de donde fue escrita esta reseña. Y lo más inquietante es que puede suceder de nuevo, quizás en los próximos 27 minutos. 

El impacto del meteorito en la localidad sudafricana de Vredefort, estado Free State, dejó un cráter de 300 kilómetros, es considerado el mayor golpe propinado al planeta Tierra y también el más antiguo que ha sido hallado hasta la fecha. 

Por todas esas razones, en el año 2005 la Unesco declaró al Domo de Vredefort (conocido también como Deep Impact, impacto profundo) Patrimonio de la Humanidad, debido al alto valor geológico de la zona en el centro de la nación austral. 

Se calcula que 200 millones de meteoritos penetran en la atmósfera terrestre cada día a una hipervelocidad promedio de más 10 mil 700 kilómetros por hora. Nada impide que cualquiera de ellos sea un futuro Vredefort apocalíptico. 

Si no fuera porque se desintegran antes de tocar tierra, sufriríamos un desastre global instantáneo cada 10 minutos. Medio millar de esas rocas galácticas alcanzan la corteza terrícola cada año, pero ya son demasiado pequeñas para poder localizarlas. 

Por casi dos mil años muchos estudiosos de renombre aseguraban, con venial serenidad, que los meteoros no provenían del espacio. Decían que eran una materia que los vientos arrancaban del suelo y luego caían nuevamente. 

Incluso, en 1807, el Presidente de Estados Unidos Thomas Jefferson, científico autodidacta y uno de los llamados Padres Fundadores en ese país, tuvo un gran disgusto y tildó de mentirosos a dos catedráticos de Yale que habían descubierto "piedras caídas del cielo con un peso total de 136 kilogramos." 

La mayoría de los aerolitos son piedras denominadas chondritas y formadas por material derivado de silicatos provenientes del gran cinturón de asteroides, cuya edad se calcula en cuatro mil 500 millones de años. 

En el caso del Domo de Vredefort, para lograr hacer un cráter de 300 kilómetros, modernos ordenadores calcularon que la piedra celestial debe haber tenido un diámetro de más de nueve kilómetros y una velocidad de 10 mil metros por segundo. La detonación prehistórica en la sabana central sudafricana fue millones de veces más potente que la bomba atómica más grande construida por los humanos. 

Si ese hecho se repitiera hoy, aniquilaría absolutamente a todos los seres vivos del globo terráqueo, incluyendo las algas y las cucarachas, que de acuerdo con algunas mitologías seudocientíficas pueden sobrevivir a bombazos nucleares. 

Por un tiempo se pensó que el centro del hoyo en Vredefort había sido originalmente provocado por un movimiento telúrico, pero a mediados de la década de 1990, diversas pruebas sismológicas revelaron que era el sitio del impacto de un bólido macizo y enorme. 

Actualmente, la periferia del Vredefort Dome es el hogar de tres pueblos (Parys, Vredefort y Koppies) que dependen de una economía agrícola, pero, sobre todo, de los considerables dividendos que aportan turistas atraídos por la curiosidad de fotografiar a esta suerte de Big Bang mezclado con Encuentro Cercano.
Comentario: La probabilidad de un impacto de estas características no es para nada baja. Es bastante alta. Basta con leer nuestra sección Fuego en el Cielo, y eso que sólo se trata de una fracción de todos los avistamientos que existen.

Además, tengan en cuenta que en los últimos años se han incrementado de manera alarmante los avistamientos de bolas de fuego.

Jorge V. Jaime
sab, 24 mayo 2014 08:49 CDT

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