martes, 10 de junio de 2014

La Orden del Temple en la Actualidad

LA ORDEN DEL TEMPLE EN LA ACTUALIDAD


Que el Temple sigue estando de moda, es algo que nadie discute. Cada mes son docenas de libros los que aparecen en las librerías de todo el mundo, algunos ellos apostando por fantasías increíbles, pero cuyos ejemplares se agotan rápidamente. Si en cualquier buscador de internet escribimos la palabra templario o temple, son cientos de miles las páginas dedicadas al tema, tantas que nos seria imposible ni tan siquiera prestar una mínima atención a su contenido. 

La televisión, especialmente los canales especializados de pago, nos bombardean semanalmente con programas con mayor o menos acierto histórico dedicados al Temple o con temas que puedan relacionarse y en los programas de radios especializados, tampoco son pocas las referencias al tema.

Por desgracia el Temple esta de moda, vende, y tanta amplitud de temáticas esta desvirtuando una realidad y lo que es peor, confundiendo a muchas personas que buscan equivocadamente en la Orden del Temple algo muy distante a su realidad. De la misma forma que se echa en falta que alguien cuente verdaderamente alguna vez la historia del Temple, abordando todas sus facetas y no quedándose en los aspectos más vendibles al público. Es lamentableque una vez tras otra se insista en la desaparición de la Orden del Temple tras la ejecución en la hoguera de Jacques de Molay. Que el Temple esta vivo, muy vivo, y presente en la actualidad se demuestra precisamente por el interés que muestra por el gran público por él. Unos los harán por su interés histórico, puede que otros pocos por su fascinación por lo secreto y esotérico, pero lo cierto es que la gran mayoría de los que se acercan actualmente al Temple lo hacen por espiritualidad, buscando algo más con lo que reconfortar su espíritu cristiano en una sociedad moderna que se desmorona moralmente, carente de referentes y donde el Temple aparece como algo que está ahí, sólido y ejemplarizante durante siglos.

Es curioso como se contradicen los que insisten en la desaparición de la Orden del Temple tras la ejecución de Jacques de Molay, por un lado afirman categóricamente que la Orden desapareció, mientras que al mismo tiempo, en los relatos históricos que escriben, nos hablan que en Portugal no paso nada, la Orden del Temple cambio su nombre por la de Orden de Cristo y siguió funcionando, eso sí apartados de la casa madre, pero siguió operando. De cómo en España, salvo pocas excepciones, los miembros de la Orden se integraron en otras, donde llegaron a ser mayoría. Lo mismo ocurrió en otros muchos países europeos, o el caso de Escocia donde formaron parte de la élite de la sociedad escocesa del momento.

¿Es posible que una Orden que podría tener entre 20.000 a 30.000 miembros activos repartidos por toda Europa desapareciera de la noche a la mañana? ¿Es posible que una Orden que, salvo contados lugares, sus miembros no fueron arrestados ni perseguidos se convirtiese en humo en días? ¿Es posible que tantos y tantos templarios, aguerridos y curtidos en mil combates, renegasen de su fe cuando no lo hicieron bajo el alfanje de sus enemigos? Evidentemente no. La Orden del Temple siguió, evidentemente desconectados unos grupos de otros, motivo por el que siguieron una evolución distinta y con una trayectoria histórica diferente, pero el espirito verdadero, el profundo espíritu de la Orden, fue pasando de generación en generación, unas veces a la luz del día y otras en la oscuridad de las catacumbas.

Es por ello un error el uso que se le da a la palabra neotemplario, porque no existe un nuevo Temple, distinto al anterior, sino que la esencia de la Orden nos ha llegado hasta nuestros días, con la lógica absorción de las diferentes etapas históricas que ha vivido, pero su trasfondo sigue siendo el mismo.Otro grave error que cometen los que hablan de neotemplarios es definir dos etapas claramente definidas, la ejecución de Jacques de Molay y nuestros días, con un intervalo de varios siglos de vacío en medio de ambas. Los primeros serian los templarios y los segundos los neotemplarios. Parece ser que si no hay un documento escrito donde Jacques de Molay designase a su sucesor, los miles de templarios que escaparon a las persecuciones hubiesen desaparecido y renegado de su Orden y de su fe, algo que es insostenible por quienes preferían morir antes que renunciar a la cruz. La historia esta llena de monarquías, gobiernos, instituciones, partidos y demás, que en momentos de persecución tuvieron que esconderse durante años y que cuando han salido de la clandestinidad no poseen ningún documento legal que les autorice a reclamar lo que perdieron con anterioridad; a pesar de ello se les ha reconocido porque con documento o no son fácilmente identificables.

¿Alguien se atrevería a pedir, por ejemplo, al Vaticano un documento de transmisión de la legitimidad de los antiguos cristianos? Por ello no deben ser llamados neocristianos. Lo mismo ha pasado con el Temple, podremos discutir si la Carta de L’Armenius es o no válida para justificar la legitimidad de tal o cual organización, lo cierto es que el Temple no desapareció tras la muerte de Jacques de Molay y que nos ha llegado hasta nuestros días en diversas formas.

http://historiasdeltemple.blogspot.com.es/2009/08/la-orden-del-temple-en-la-actualidad.html

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