martes, 14 de abril de 2015

Podemos explica las razones para sumarse a la campaña Paremos el TTIP

Podemos organizó ayer un acto informativo para explicar los motivos para oponerse al Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversiones, conocido como TTIP, que se está negociando a día de hoy con secretismo y opacidad entre la Comisión Europea y los Estados Unidos.

Celebrado en el Círculo de Bellas Artes, contó con la presencia de la eurodiputadaLola Sánchez de Podemos, encargada de este tema en la institución, junto con Rafa Mayoral, secretario de Relaciones con la Sociedad Civil de dicho partido.

En primer lugar tomó la palabra Ramón Espinar, actualmente candidato en las listas que Podemos presenta a la Comunidad de Madrid, que ha explicado la importancia de tratar estos temas “que los poderosos nunca quieren tratar”. Para él, “oponerse al TTIP es que nadie pueda venir de fuera a decirnos lo que tenemos que hacer”.

Después fue el turno de Lola Sánchez que ha relatado su experiencia en el Parlamento Europeo como encargada de ser la voz de Podemos respecto al TTIP. Lo primero que ha querido resaltar es la opacidad con la que se está negociando “este tratado mastodóntico” y que se debe a que “saben que si se conociera, la población se opondría a él”.

La eurodiputada explicó cómo Ignacio García Bercero, jefe del equipo de negociadores del TTIP de la Comisión Europea, prometió a su homólogo estadounidense “la confidencialidad de los papeles de la negociación del tratado incluso durante 30 años después de su aprobación”. Sánchez ha contado que, tras mucha presión política por parte de los grupos parlamentarios de la izquierda europea, consiguieron tener acceso a la lectura de algunos documentos, “sólo los que ellos quieren”. Para ello, el eurodiputado tiene que entrar en una sala donde están custodiados los documentos en armarios con cerradura codificada, vigilado por un funcionario de la Comisión que controla la entrada de móviles u otros dispositivos con los que se pudiera grabar o fotografiar los documentos.

Según aseguró Sánchez, tuvo que firmar una cláusula de confidencialidad de que no va a desvelar nada de lo que ha leído en esos documentos, por lo que no puede dar detalles de lo que se está negociando. Sólo ha afirmado rotundamente que “la Comisión Europea no está defendiendo en absoluto los intereses de los ciudadanos europeos” y que incluso en algunos aspectos, como la regulación del mercado financiero que en EEUU es mayor desde la crisis de 2008, está siendo más agresiva que los estadounidenses exigiendo que éstos liberalicen de nuevo su sector financiero.

Una de las claves del TTIP es la armonización de la legislación que, en opinión de la eurodiputada, “se va a regular a la baja”, por ejemplo, en el caso de los derechos laborales, serán los europeos los que tendrán que reducirlos para equipararlos a los de los estadounidenses. Según ha explicado, el TTIP prevé la creación de una institución supranacional llamada Consejo de Cooperación Regulatoria, que se situará por encima de la UE y en la que funcionarios europeos y representantes de los lobbies defenderán los intereses de las grandes corporaciones en materia legislativa. “Va a ser un auténtico Tribunal de la Inquisición, un atentado contra la democracia y la soberanía de los pueblos europeos”, ha alertado Sánchez.

Existe además un mecanismo de arbitraje ideado por el TTIP para la protección de las inversiones, el llamado ISDS. Sería un procedimiento mediante el cual “las empresas podrían llegar a demandar a los Estados cuando una ley aprobada por éstos afectara a sus intereses”, que además se celebraría en secreto y no admitiría reciprocidad, es decir, los Estados nunca podrían demandar a las empresas en el caso contrario.

En la vida cotidiana de los ciudadanos, según la eurodiputada, este tratado supondrá una “inundación de productos estadounidenses en el mercado europeo” con un etiquetado no identificable y con menores controles sanitarios y de ciertos químicos prohibidos a día de hoy. Carne hormonada, transgénicos, productos químicos y fertilizantes de Monsanto, fracking, prohibición de desprivatizar servicios públicos como el agua, desregulación en el control de armas europeo a favor de los lobbies del sector, liberalización de licencias para medicamentos, privatización del sector sanitario y educativo, venta de vivienda pública a fondos buitre, etc. Todas estas cuestiones pueden quedar blindadas, por lo que Sánchez ha asegurado que si llega a pasar, “no va a servir de nada votar”.

A por una gran movilización europea

Tras alertar de las graves consecuencias que puede tener la aprobación de este tratado para los ciudadanos que, según Sánchez “nos va a cambiar la vida por completo”, los representantes de Podemos animaron a la población a movilizarse y difundir las razones para oponerse al TTIP. Además de participar en las manifestaciones organizadas el 18 de abril, como segundo día internacional de lucha contra dicho tratado, Podemos pretende seguir trasladando su mensaje a los ciudadanos y convertirlo en un tema crucial de la agenda política, “a pesar del bloqueo mediático”.

También resaltaron que la movilización en otros países europeos está teniendo algunos éxitos y que, por ejemplo, la negociación sobre el ISDS está paralizada a raíz de una encuesta entre más de 150.000 europeos en la que el 97% se declaró en contra. Por otra parte, algunos eurodiputados del grupo socialista, ninguno español, han comenzado a manifestar su oposición al tratado. “Por ahora sólo están en contra los grupos de izquierda y los verdes, pero si los socialistas decidieran volver a ser socialistas, tendrían que pararlo”, afirmó Sánchez.


http://iniciativadebate.org/2015/04/12/podemos-explica-las-razones-para-sumarse-a-la-campana-paremos-el-ttip/


Bajo el TTIP, más de 75.000 empresas podrán doblegar la voluntad de los gobiernos


Verónica Gómez | El tratado entre EEUU y Europa supondrá el final del modelo social europeo y un golpe de estado por parte de las corporaciones que terminará por hacer añicos nuestras ya precarias democracias.

El TTIP pretende la creación de una zona de libre comercio e inversión que englobaría la UE y EEUU

Hasta la fecha, es preocupante el bajo perfil de las noticias relacionadas con el TTIP en los medios de comunicación, elAcuerdo Transatlántico de Comercio e Inversión que están negociando la UE y los EEUU en el secretismo más absoluto y cuyos objetivos podrían tener un impacto dramático en la calidad de vida de los ciudadanos y la democracia.

El TTIP pretende la creación de una zona de libre comercio e inversión que englobaría la UE y EEUU. Uno de sus focos de interés está en eliminar las “barreras” a la libre circulación de productos y servicios, que no es otra cosa que la degradación de las normas, salvaguardas y estándares sociales y medioambientales que se han conseguido a la lo largo de luchas generacionales. Sin embargo, este artículo no se va a centrar en esta cuestión de hondo calado y mayor impacto, sino en el segundo foco de interés del TTIP: la creación de procesos paralelos totalmente al margen de los parlamentos, la ciudadanía y el control democrático, que otorgan un poder inusitado a las multinacionales en detrimento del interés general y la soberanía de los gobiernos para regular a favor del interés público.

Para ello cuentan con dos estrategias. La primera es la creación del“Consejo de Cooperación Regulatoria Transatlántica”. Este instituto transnacional, y sin precedente histórico, tiene como propósito que un puñado de funcionarios y representantes de las corporaciones se sienten a la mesa para que, a puerta cerrada y totalmente al margen del debate público y el interés general, se siga desregulando en aquellos sectores donde no se haya alcanzado un acuerdo tras finalizar las negociaciones del TTIP. 

Más allá todavía, el objetivo es que todas las nuevas normas y regulaciones sean supervisadas primero desde su impacto sobre el comercio y deban ir acompañadas de un informe que asegure que los legisladores no adoptan medidas que van en detrimento de los grandes negocios. Es decir, medidas perfectamente legítimas para salvaguardar la salud pública, proteger el medioambiente, apoyar a las empresas nacionales frente a las extranjeras, apoyar a las PYMES, luchar contra la crisis, o promover modelos productivos alternativos, podrían ser rechazadas o“suavizadas” para asegurarse de que las grandes corporaciones siguen haciendo negocio. 

Mientras tanto, aquellas medidas que favorezcan a éstas, se presentarían como un acuerdo sin espacio para ninguna modificación. Por lo tanto, este consejo tiene el poder de substraer las nuevas propuestas normativas del debate público, modificarlas en el mejor interés de las multinacionales, y presentarlas justo después, como el resultado lógico de acuerdos previamente alcanzados entre los lobbies, autoridades de EEUU y la UE y un grupo de funcionarios no responsables frente a la ciudadanía.

Por si esto no fuera suficiente, el TTIP incluye el ISDS, un mecanismo que otorga a las corporaciones el poder de demandar a los gobiernos de un país cada vez que aprueben una ley que contravenga sus intereses, fuera de su sistema legal y en tribunales ad hoc, donde 3 abogados privados deciden, arbitrando normalmente a favor de las multinacionales, y obligando a los gobiernos a pagar demandas millonarias con el dinero de los sufridos contribuyentes. 

Así viene ocurriendo en los 10 últimos años. Vattenfall demandó al gobierno alemán por querer desmantelar dos de sus plantas nucleares tras el accidente de Fukushima por 3.700 millones €, Philip Morris a Uruguay por lanzar una campaña para reducir el consumo de tabaco, 2.000 millones $, Argentina recibió más de 40 demandas (1.000 millones $) por congelar los intereses de los servicios de agua y electricidad para que fueran asequibles en época de crisis, y así un largo de etcétera. Bajo el TTIP más de 75.000 transnacionales podrían usar el ISDS para doblegar la voluntad de los gobiernos e impedir leyes a favor del interés público.

García Bercero, aseguró a su homólogo estadounidense que los documentos de las negociaciones no serían públicos hasta pasados 30 años, y hay razones de sobra para que así sea, el TTIP supondría el final del modelo social europeo y un golpe de estado por parte de las corporaciones que terminaría de hacer añicos nuestras ya precarias democracias. 

Verónica Gómez. Comisión Internacional de ATTAC
nuevatribuna.es13 de Abril de 2015 (11:24 h.)

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