viernes, 17 de marzo de 2017

Suicidios, incendios, despotismo… la cárcel de lujo de Artur Mas ya es casi una ruina

SIN UTILIZAR LAS AULAS POR FALTA DE EDUCADORES

La inauguró deprisa y corriendo porque la CUP le iba a desalojar de la Generalitat. 

Menos de un año y medio después, los incidentes se han multiplicado al ritmo de las denuncias

Centro penitenciario de Mas d'Enric. (EFE)


Falta de personal, presos jóvenes mezclados con adultos, dos suicidios (uno en junio pasado y otro el mes de enero), dos incendios (también en los mismos meses), módulos controlados a distancia pero sin poder ver sus cámaras, problemas con el gerente, destitución de mandos críticos… La cárcel de lujo inaugurada por Artur Mas deprisa y corriendo a finales de diciembre de 2015 en Tarragona, la prisión futurista en la que no escatimaron dinero para dotarla de las más modernas técnicas de seguridad y de confortabilidad, es casi una ruina.

La prisión dispone de una piscina de 25 metros de largo, pizarras electrónicas y táctiles en todos los módulos, reproductores de CD y televisión en todas las salas… Incluso la madera del techo del polideportivo se hizo importar desde Australia. “Tenemos un régimen penitenciario que está al nivel de los mejores de Europa”, dijo en la inauguración un entonces ufano Artur Mas, que de allí a escasos días tendría que abandonar la presidencia de la Generalitat descabalgado por la CUP. Era el 28 de diciembre. Un mal día para hacer afirmaciones por ser el día de los Santos Inocentes, pero que podría justificar el que los funcionarios de prisiones catalanes vieran reducido su sueldo en un 15% y que su interinidad sea del 80%. Quizá por eso la superstición se hizo realidad pocos meses después. “Entre otras cosas, a la prisión le falta lo más importante: la Administración no escatimó en gastos y en montar la impresionante piscina, pero no invierte en lo básico, que es el capital humano”, explica a El Confidencial Juan Luis Escudero, responsable de prisiones del sindicato CSIF.

Un ejemplo: la cárcel tiene 65.636 metros cuadrados y 618 celdas distribuidas en siete módulos. En cada módulo hay cinco aulas para formación, donde se debían realizar clases y talleres. Pues bien, esas aulas “no se utilizan porque no hay educadores, psicólogos o juristas”, añade el sindicalista. También Estrella Puig, delegada de CCOO, es crítica con la Administración. “Falta personal. Si existe una sola incidencia con un funcionario, está tan justo el servicio que el tema se descontrola”. La prisión dispone de modernísimos controles de seguridad, con cámaras en todas las puertas. Esas cámaras se controlan desde las garitas donde deben ubicarse los funcionarios. Pero hay tan pocos que los de una garita han de abrir puertas que corresponden a otra garita. Y así, no tienen cámara que les envíe imágenes y no saben a quién abren o cierran una puerta.

Una situación ilegal a todas luces

“Las cabinas de búnker desde las que se controlan los accesos a los módulos se abren a ciegas y eso pone en peligro la seguridad, no solo de los propios internos sino de los trabajadores de la prisión”, denuncia Escudero. La prisión está a mitad de su capacidad y a ella se trasladó la plantilla de la antigua cárcel de Tarragona, más algunos funcionarios de Barcelona. Pero, aun así, como es mucho más grande que la anterior cárcel, necesita mucho más personal. “El déficit diario para cubrir los tres turnos es de 50 funcionarios”, remata el dirigente del CSIF. En estos momentos, el número total de personas que trabajan en ella es de200 para una población reclusa de 400 internos. Pero el reparto de tareas es tal que a veces un solo funcionario ha de lidiar con un módulo de 50 internos o ha de hacer funcionar dos cabinas de control de diferentes módulos.

Momento del traslado de presos desde la antigua cárcel de Tarragona al centro de Mas d'Enric. (EFE)

Sin embargo, hay otra situación muy grave: Puig señala que aún quedan cuatro módulos vacíos, entre ellos uno de jóvenes. Y los reclusos jóvenes se mezclan con los adultos. “Es una situación ilegal por ley”, subraya. Escudero añade que “los jóvenes han de estar separados. Se les había de tener en un módulo, pero están mezclados con los adultos, violando el reglamento”. Para este dirigente sindical, “la prisión está a la mitad de su capacidad, pero ya en la primera fase se abrió en precario”. Y la cosa va de mal en peor. Si se abriese un módulo exclusivamente para jóvenes, se necesitarían, al menos, tres funcionarios más por turno. Y son tres turnos al día.

A finales del mes de mayo, seis meses después de su inauguración, ocurrió el primer incidente grave: los internos se plantaron y se negaron a entrar al comedor en protesta por la mala calidad de la comida. Días después, en la madrugada del 7 de junio, un recluso prendió fuego a su colchón, también en protesta por la comida. Aquella noche había solo ocho funcionarios trabajando y no pudieron evitar el grave incidente: 90 internos tuvieron que ser trasladados al patio y cinco hubieron de ser ingresados en el hospital de Santa Tecla por inhalación de humo. A raíz de este incidente, CSIF denunció “que a los lujos que venían inherentes con el centro penitenciario de Tarragona iban a seguir problemas porque era una prisión hecha desde los despachos, con una arquitectura efímera, lujos de principiante y ningún consejo de los profesionales de prisiones”.
El ‘imperio del terror’

El sindicato señalaba que “a primera vista, Mas d’Enric parece muy bonito porque todo está pensado de cara a la galería. La realidad es muy diferente y advertimos del peligro que supone que muchas dependencias del centro se encuentren sin ventilación natural. ¿Qué pasaría si fallaran los sistemas de ventilación en el mes de agosto? Todo pasa por construir un centro penitenciario como un hotel resort en vez de priorizar la seguridad y las condiciones laborales de los trabajadores penitenciarios”.

El expresidente de la Generalitat Artur Mas. (EFE)

CSIF hizo pública recientemente otra protesta, con manifestación ante la prisión incluida. “Falta de personal, falta de valoraciones psicosociales establecidas por ley, ilegalidad en la convivencia de módulos [conviven en los mismos módulos jóvenes y adultos], falta de libertad sindical y el despotismo y nepotismo de la gerencia son algunas de las reivindicaciones de los trabajadores de este centro, que dicen trabajar bajo el ‘imperio del terror”, decía un comunicado de este sindicato.

Estrella Puig reconoce que “hay problemas con el gerente, que es también el responsable de relaciones humanas. Este señor concede días a los funcionarios y regula las vacaciones y las fiestas a su antojo. Si vas a pedir los días que te corresponden por ley, pone trabas y lo que hace son resoluciones arbitrarias dependiendo de si le caes bien o mal. Mantiene una relación déspota con la plantilla, cuando ha de comprender que no trabajamos para él, sino para la Administración. Yo soy una funcionaria de la Generalitat, no de este señor”.

La Administración no escatimó en gastos y en montar la impresionante piscina, pero no invierte en lo básico, que es el capital humano

Los sindicatos CCOO, CSIF e IAC-CATAC firmaron un comunicado conjunto donde acusaban al alto cargo de la prisión de caprichoso, “que aprueba y deniega vacaciones y horas de asuntos personales según le apetece o según quién se lo pida, que coacciona a interinos para que renuncien a las vacaciones [irrenunciables por ley], que deniega horas sindicales, protegidas por ley orgánica, que se saca de la manga normativas que no le corresponden, llegando al punto de exigir en una de sus normativas que cualquier petición fuera del cuadrante mensual se le solicite directamente a él, en su despacho, de 14 a 15 horas, como si no hubiera una oficina de gestión de relaciones humanas, con cuatro funcionarios, una encargada y una cabeza”.
¿Represalias con los críticos?

También hay problemas por la destitución de un delegado de CCOO que era jefe de unidad. Ese delegado fue a la escuela de Mollet, “y no solo eso: ha sido formador de funcionarios incluso. Ahora dicen que no está capacitado para el puesto. Lo que pasa es que, en cuanto llegó y al ver las deficiencias que había en la prisión, protestó y pidió reformas y más personal. Es decir, de repente se convirtió en incómodo para la Administración”, explica Estrella Puig. Los sindicatos acusan directamente al responsable de relaciones humanas de haber cesado a ese delegado y ahora pretender cesar “como coordinadora de guardia” a otra delegada sindical, “cosa para la que no tiene ninguna competencia, dado que es un cargo que deben elegir los compañeros de guardia”. Además, subrayan, “admite sin ningún tipo de pudor que quiere coordinadores afines a él, que le faciliten el trabajo. Lo que faltaba es que, ahora, algunos funcionarios le tengan que hacer el trabajo sucio”, dice un comunicado conjunto de las centrales sindicales.

Desde la Generalitat se admite a El Confidencial que existe falta de personal. “Sabemos que existen quejas del personal, que escuchamos con interés. Y cuando nos llegan esas quejas, las analizamos y tenemos en cuenta sus aportaciones para mejorar el funcionamiento de las prisiones”. Niegan, sin embargo, problemas con el directivo de Mas d’Enric y mucho menos que hubiese represalias contra el delegado de CCOO. “Los cargos no tienen nada que ver con la afiliación sindical de cada uno”, responden lacónicamente a las acusaciones que se hacen desde los sindicatos.

http://www.elconfidencial.com/espana/cataluna/2017-03-17/carcel-tarragona-lujo-privada-artur-mas-incidentes-incendios_1342966/

No hay comentarios:

Publicar un comentario