miércoles, 16 de mayo de 2018

Nacionalismo vasco-Estado de Israel: Historia de unas relaciones secretas

Las relaciones y contactos entre Euskadi e Israel son antiguas. El nacionalismo vasco siempre ha teni­do una gran admiración por el pueblo judío y los logros alcan­zados por el Estado de Israel.

Se considera que existen muchas similitudes: tienen una lengua propia, un carácter étnico, unos símbolos, una historia y, ante todo, una profunda identidad nacional. 

Iñigo Urkullu (i) con el embajador de Israel en España, Alon BarDurante la ocupación nazi de Francia la resistencia vasca, a través de sus enlaces, los jefes de cadena de pasos fronterizos y en relación con los aliados, consigue pasar por la muga (fronte­ra) a muchos judíos.

Incluso se realizan operaciones de rescate, por ejemplo en el campo de concentración de Gurs, que permi­ten la liberación de algunos hebreos detenidos a través de un túnel subterráneo que excavan vascos desde el exterior. Más tarde, entre 1947 y 1953 un gran número de marineros vascos, más de un centenar, son contratados por la Haganah y la Agencia Judía, en Marsella y París, para participar en la aliyah beth (inmigración clandestina judía) a Palestina.

Estas contrata­ciones tienen el visto bueno de la delegación del Gobierno vasco en París, por medio de Javier de Gortázar. Se realizan a través de la Sociedad Ginesta, que en plena Guerra Civil había servido como tapadera a la red de apoyo a la República española y que ahora se ha convertido en un telón para la actividad del Mossad. 



Una de las operaciones más espectaculares es la ejecutada por Víctor Gangoitia, delegado del Gobierno de Euskadi para asun­tos de refugiados en el período 1947-1953 (es uno de los hom­bres clave en la repatriación de judíos a Israel en 1949), el capi­tán Esteban Zubiaga Hernandorena de Portugalete, Rafael Inda y Mariano de Lekeito -que ya habían transportado anterior­mente judíos a Palestina-, un tal Txomin de Bermeo y otros treinta vascos de Erandio, Algorta, Lekeito, Bermeo y Somorrostro. Todos ellos constituyen las tripulaciones de los barcos geme­los Pan York y Pan Crescent, que transportan más de mil judíos desde Bulgaria. 

Después vendrían más operaciones para Gangoitia, entre otras en el llamado Exodus II. En 1948 decide quedarse definitivamen­te a vivir en Israel. Desde esa fecha y hasta 1959 forma parte de la ZIM, la compañía israelí de navegación. 

Allí conocería a su espo­sa y nacería una de sus dos hijas. Por su parte el capitán Esteban Hernandorena, más conocido en Israel por capitán Steve Gate, se instala en 1948 en Haifa con su esposa y sus cuatro hijos, obteniendo toda la familia la ciudadanía israelí. Amigo de Walter Eytán, el capitán Steve llega a ser uno de los más importantes de la ZIM. Tras su fallecimiento en 1965, hoy queda una placa en su recuerdo y homenaje en la pared de la casa de los marineros de Haifa que dice: «1905-1965, nacido en Vizcaya; capitán de mar, activo en la flota "ilegal"; uno de los fun­dadores de la Israel Merchant Marine, residente en Haifa.» 

Entre mayo de 1946 y 1948, la Haganah también solicita los ser­vicios de vascos para la adquisición de armamento en los bajos fon­dos marselleses. Dirigentes nacionalistas como Javier de Landáburu, José Mit-xelena, Julio Jáuregui, Leizaola, Ajuriaguerra y el propio lehenda-kari Aguirre reciben con alegría la creación del naciente Estado de Israel. 

Les llaman la atención el kibutz, el resurgimiento del hebreo y los grupos armados como el Irgun y el Stern. Jesús de Galíndez, delegado del Gobierno de Euskadi en Nue­va York, mantiene bastantes reuniones e incluso amistad con embajadores israelíes ante las Naciones Unidas como Abba Eban, Moshe Tov y Golda Meir. En mayo de 1949 los vascos felicitan al Gobierno de Israel por haber votado en contra de España en la ONU y no reconocer su régimen. 

Para muchos jóvenes de Euzko Gastedi (Resistencia Vasca), la proclamación de independencia de Israel es su ideal de sobera­nía para el futuro Estado de Euskadi. La lucha armada de los grupos judíos, especialmente el Irgún, es un reflejo a quien mirar y de quien aprender. 

Por ello, el libro La Revuelta, redactado por Menahem Beguin, se convierte en la obra de referencia de las juventudes del PNV (EGI). Otro manual que también influye en Euzko Gastedi es un texto sobre la oposición judía en el gueto de Varsovia. De este libro, la resistencia vasca del interior extrae estrategias y métodos para colapsar la administración franquista. En una ocasión se remiten gran número de cartas con direcciones falsas y otras sin fran­queo para obstruir los servicios postales. 

El 5 de junio de 1967, al poco de iniciarse la Guerra de los Seis Días, el presidente del Gobierno de Euskadi en el exilio, Jesús María de Leizaola, visita al embajador israelí en París para manifestarle la adhesión del pueblo vasco hacia el pueblo de Israel en su lucha por la subsistencia y la libertad, ofreciéndole el concurso de las colonias vascas esparcidas por el mundo. 

La Sociedad de Amigos del País de Pamplona traslada al embajador de Israel en París «el ofrecimiento de un donativo de sangre de la juventud vasca destinado al socorro de los heridos en la actual guerra y formulado por esta Asociación Cultural, representativa de los sentimientos del Pueblo Vasco hacia su admirable y heroi­ca Nación judía». En 1975, el 22 de noviembre, el poderoso Centro Vasco de Caracas protesta públicamente contra la resolución de la ONU que condena al sionismo «como una forma de racismo» y mani­fiesta su solidaridad con Israel y el pueblo judío. 

El Irgún: Un ejemplo para ETA


Para los primeros dirigentes fundadores de ETA, al igual que para las juventudes del PNV, Israel es su imagen ideal, un ejempío a seguir; un pueblo que ha logrado su liberación nacional a base de la lucha armada. El grupo terrorista clandestino judío Irgún se convierte en su espejo; Menahem Beguin, en su máxi­mo líder, en su ideólogo militar; y su obra La Revuelta, en su libro de cabecera, convirtiéndolo en la Biblia de su lucha arma­da. Las normas internas de seguridad que ETA establece desde los primeros años son, esencialmente, adaptación y adecuación de las experiencias del movimiento de liberación nacional judío Irgún. El Irgún Zvaí Leumí (Organización Militar Nacional) había sido la principal formación armada judía contra la ocupación británica de Palestina. 

Su operación más espectacular fue la vola­dura del hotel Rey David de Jerusalén, cuartel general de las fuerzas británicas. Pero ETA no disponía de los recursos necesarios, entrena­miento y armas para siquiera iniciar la «insurrección en Euskadi» que planteaba Julen Madariaga, uno de sus fundadores y res­ponsable desde su inicio de la sexta rama -la militar-, en un «cuaderno de formación» que aparece a finales de 1963 con el sig­nificativo título de La guerra revolucionaria. Sus tesis en favor de las acciones de lucha armada son adoptadas como política de ETA en su III Asamblea entre marzo y mayo de 1964. 



Madariaga plantea la necesidad de que se inicie de modo inme­diato la lucha violenta y la puesta en práctica de un plan de acción de guerrilla urbana o «comandos de asfalto». En su opi­nión no había que dejarse engañar por el curso que había segui­do la guerra revolucionaria en países como Indochina, China, Túnez, Cuba, Argelia y otros. 

En todos los casos citados la gue­rra revolucionaria había tomado la forma de «guerra de guerri­llas esencialmente, es decir, en el campo, monte y zonas despo­bladas». Pero aplicar lo mismo a Euskadi era un gran error, ya que la inmensa mayoría de la población era de clase industrial y por tanto concentrada en grandes complejos urbanos. Por ello, Madariaga señala como caso moderno más parecido al de Euskadi, «sin duda», el de Israel, «donde el comando urbano primó sobre la guerrilla de monte». 

Durante los meses que está recluso en la prisión de Carabanchel de Madrid, en el otoño-invierno de 1961, Madariaga devora la edición francesa del libro La Revuelta de Beguin, que le ha facilitado el peneuvista Luis María Retolaza, otro entusiasta de Is­rael que en 1980 es nombrado consejero del Interior del Gobier­no vasco. Pocos meses antes de su detención, el responsable de la rama militar de ETA había propuesto volar el Gobierno Civil de Bilbao, al igual que habían hecho los activistas del Irgún con el cuartel general británico instalado en el hotel Rey David de Jerusalén. Sin embargo, finalmente la acción no se ejecuta. 

La esposa de Julen Madariaga había visitado Israel. Pero las ideas expuestas por Madariaga en defensa de la lucha violenta guardaban escasa relación con la agitación que entonces constituían las pobres acciones de ETA. Ante tal realidad Julen Madariaga se propone un paso sin precedentes: pedir ayuda mili­tar a Menahem Beguin, más tarde primer ministro israelí entre 1977 y 1983. 

En el otoño de 1963 Julen Madariaga, acompañado por otro miembro de la rama militar y uno de los pocos activistas libera­dos que tiene ETA, Juan Luis Irusta, Jaime (ingeniero que poste­riormente se integrará en el PNV) se traslada a París. Allí, a tra­vés del conocido canónigo nacionalista Alberto de Onaindía (funcionario en la sede de la Unesco) y gracias a la mediación de un hombre de misterios, amigo personal del dirigente del PNV Juan Ajuriaguerra, Elie Meissi -destacado periodista, corres­ponsal en Francia del semanario norteamericano Newsweek y del diario israelí Ha'aretz-, los dos responsables etarras logran su objetivo. 

Consiguen contactar con el representante del Irgún, un hombre de unos cincuenta años con pelo blanco y que se hace llamar Shlomo Steinberg. A pesar de que el Irgún formalmente se disuelve poco después de la guerra de liberación de 1948-1949 y de la constitución del nuevo Estado de Israel, durante cerca de quince años después mantuvo una estructura fiel, paralela aunque integrada en el partido Herut, liderado por Beguin. 

Steinberg les recibe en su oficina, una extraña empresa de exportación e importación, situada en la zona parisina de la Ópera. Durante más de hora y media les escucha con atención. Madaria­ga lleva el peso del encuentro. Le relata la falta de libertad en la dictatorial España, la ocupación de Euskadi, la dura represión franquista de todas aquellas señas nacionales de identidad vascas, le habla de la «comunidad étnica nacional vasca» y le explica que ETA es un «Movimiento Revolucionario Vasco de Liberación Nacional» a semejanza del Irgún, nacido para lograr la expulsión del «invasor» y la independencia de Euskadi. 

Sin embargo para ello se necesita ayuda y apoyo y Julen Madariaga solicita que transmi­ta a Menahem Beguin una petición para que se suministre a ETA la instrucción necesaria para llevar adelante la «lucha armada de liberación nacional de Euskadi»: entrenamiento de comandos, formación de guerrillas urbanas, adiestramiento paramilitar en general y armas. 

En esos momentos ETA tenía unos 300 militan­tes y otros 110 se encontraban en las cárceles franquistas. A una pregunta del israelí sobre el territorio, Madariaga le manifiesta que Euskadi está bajo la ocupación de los estados opresores de España y Francia, que es una colonia de ambos paí­ses y añade que Euskadi se halla en estado de guerra contra Madrid y París. 

Antes de concluir el encuentro, Steinberg les adelanta que transmitirá a Beguin de inmediato sus peticiones pero, en el caso de que éste le solicite su parecer, comunicará su opinión contraria pues en esos momentos y desde hace algunos años se mantienen unas estrechas relaciones con Francia, un país que «ha ayudado y ayuda mucho a Israel». Como ya les había adelantado, tres semanas después el repre­sentante del Irgún en París informa al responsable de la rama mili­tar de ETA que Beguin, aun a pesar de estar a favor de su causa, no puede suministrarles ninguna ayuda que pueda ir en contra de la Francia de De Gaulle. 

Pero Madariaga no es el único dirigente de ETA admirador de Israel. José María Benito del Valle, José Manuel Aguirre y José Luis Álvarez Emparanza, Txillardegi, miembros también del gru­po fundador de ETA, además de la lucha del Irgún, valoran en gran medida un logro israelí muy importante: la recuperación y resurgimiento del hebreo como ejemplo para establecer y con­vertir el euskera en «la esencia de la etnia vasca. 

Su pérdida supon­dría la desaparición de la nación vasca». Sobre todo Txillardegi, que es experto en materia lingüística, escribe artículos e imparte «char­las de formación» donde manifiesta que la prioridad más urgente del futuro Gobierno de una Euskadi independiente es el fortalecimiento de la lengua vasca al igual que han hecho los israelíes con la hebrea. Sin embargo Benito del Valle, Zabala, es junto a Madariaga el más interesado por Israel. Incluso visita en la primavera de 1967 la embajada de Israel en París en busca de documentación que sir­va para alguno de los artículos que escribe en Zutik y Branka, órganos de expresión de ETA. 



Así, en 1968 Zabala escribe un largo artículo en Branka, de unas veinte páginas, en el que se refie­re al hebreo, al logro de la independencia israelí, a los kibutzs y al moshav (pueblos cooperativos) y da una visión general de Is­rael. Entre sus conclusiones señala que hay que hacer renacer el idioma vasco antes que el movimiento de liberación. 

El interés de José María Benito del Valle es tal por conocer las experien­cias israelíes que, a principios de los años setenta, se integra varios meses en un kibutz de Israel. Al mismo tiempo, en febrero de 1972 ETA suscribe su primer comunicado de solidaridad con la organización palestina Fatah. Tres años después de la solicitud al israelí Beguin, Julen Mada­riaga tiene una nueva ocasión para pedir ayuda militar, pero en este caso al Gobierno de Argelia. 

En marzo de 1966 el dirigente etarra, exiliado en Argel desde marzo de 1965 tras ser expulsado de Francia por las autoridades de París, pide a los dirigentes del FLN que suministren a ETA armas, ayuda financiera, entrena­miento paramilitar y una emisora de radio -al igual que más tarde tendría el MPAIC canario-. La respuesta del coronel Huari Bumedián, jefe del Estado argelino, también es negativa, sin embargo la razón es singular e inesperada: España va a venderle cerca de medio millón de corderos, imprescindibles para cele­brar el día de Ait Lakbir, la fiesta islámica del Sacrificio, y Argel no puede renunciar a ellos.


Comandos del PNV en Israel 

Pocos saben que entre enero de 1974 y mayo de 1977, es decir, un mes antes de las primeras elecciones democráticas, el Gobierno de Euskadi en el exilio y el Partido Nacionalista Vasco, que por aquellas fechas son lo mismo, solicitan y obtienen formación paramilitar de dos capitanes israelíes pertenecientes a unidades de élite. Los contactos son realizados por Primitivo Abad Gorostiza, con larga trayectoria militar. 

Había sido comandante de gudaris (soldados vascos) en la Guerra Civil y durante la Segunda Gue­rra Mundial estuvo integrado en la Brigada Vasca junto a las tro­pas norteamericanas. En 1943, al organizarse Eusko Naya (Volun­tad Vasca), una especie de ejército con vistas a una inminente victoria aliada, él es el jefe de la zona de Vizcaya, que contaba con 19 compañías con 103 gudaris cada una. 

Del 9 de enero al 6 de febrero de 1974 Primitivo Abad permanece cerca de Tel Aviv para realizar, como responsable de la organización sindical Solidaridad de Trabajadores Vascos (STV), un curso sobre temas laborales y cooperativistas, impartido por la Confederación General de los Trabajadores de Israel (Histadrut). Pero su misión es muy distinta. 

Según las indicaciones del todo­poderoso dirigente del PNV Juan Ajuriaguerra, debe tomar con­tacto con militares israelíes que estén dispuestos a entrenar coman­dos paramilitares de jóvenes vascos que, bajo la garantía del Gobierno de Euskadi, fueran enviados a Israel. A través de Josu de Arenaza, miembro del Buru Batzar (Con­sejo Nacional) del PNV de Vizcaya y director del semanario en euskera Agur, Abad obtiene la dirección y entra en contacto con el capitán Yair Dori Yussif, perteneciente a una unidad de élite de paracaidistas del Tsahal (fuerzas armadas de Israel). 

Dori es un prestigioso héroe de guerra. Capturado dos años antes en el Sinaí por el ejército de Egipto, es el único superviviente de un comando especial compuesto por quince miembros. A los once meses de su apresamiento, y por mediación de la Cruz Roja, pue­de ser canjeado por varios egipcios heridos. 

El emisario vasco comunica a Dori el propósito de su misión, indicándole incluso que, además de adiestrar comandos en el mismo Israel, existe la posibilidad de que él y el resto de mandos militares israelíes seleccionados para la formación se trasladen al País Vasco francés para impartir también allí sus técnicas. Abad asegura «no emplear los conocimientos adquiridos para otras causas que la libertad nacional de Euskadi». 

De regreso a Francia el 6 de febrero, Primitivo Abad se entre­vista en París con el presidente del Gobierno vasco, Jesús María de Leizaola. Le informa del contenido de la entrevista transmi­tiéndole la aceptación del capitán Yair Dori para efectuar la misión solicitada. El lehendakari aprueba el contacto e incluso va más lejos al afirmar que en breve plazo efectuará «gestiones para esta­blecer, si no oficiales sí oficiosas relaciones con el Estado de Israel». 

Ocho días después, Abad informa a Juan Ajuriaguerra, Joseba Rezóla y Luis María Retolaza, brazo derecho del primero, que se muestran sumamente complacidos con la respuesta israelí y soli­citan, antes de poner en marcha tal operación, tener una reu­nión con el capitán en París a la que asista el propio lehendakari. El encuentro se establece en la capital francesa el 8 de abril de 1974. En él están presentes Yair Dori -llegado desde Tel Aviv-, Leizaola y, procedentes del sur de Francia, Abad y Mikel Isasi. Este último había sido enlace entre las juventudes del PNV y EKIN, el grupo incipiente de ETA, y tiene algunos conocimientos de ins­trucción militar, ya que en los primeros años sesenta había partici­pado en un curso organizado por el IRA en Irlanda del Norte. 

Los dirigentes vascos exponen al militar israelí que se desconoce cómo se va a salir del túnel de la clandestinidad, que ellos estiman que aparecerá un estado de violencia, y ante esa posibi­lidad se desea adiestrar a una serie de comandos que a su debi­do tiempo protejan el orden público. Dori debe seleccionar a otros oficiales israelíes y preparar las materias a enseñar. 

En un principio contacta con tres mandos, per­tenecientes también a unidades de élite, principalmente de paracaidismo, «con mucha experiencia y capacidad» y de su comple­ta confianza. Conjuntamente preparan un programa para un curso de dos semanas de duración. En contactos posteriores, tanto epistolares como telefónicos, Abad informa de que la mejor fecha para efectuar la primera instrucción será en el mes de agosto, y que el grupo a adiestrar estará compuesto por entre quince y veinte personas. 

El lugar del entrenamiento es la casa del partido (PNV) en Bayona. Al ser un grupo reducido, Yair Dori Yussif decide trasladarse con sólo dos militares, también capitanes. Se les propone viajar desde Tel Aviv a París en avión y allí tomar el tren hasta Bayona. Sin embargo, a última hora, a finales de julio de 1974, a petición de los nacionalistas vascos, se aplaza el viaje. La súbita enferme­dad de Franco les hace «ser cautos antes de lanzarse» a una ope­ración semejante. 

Además, la asamblea general del PNV que debía celebrarse el 6 de julio es postergada hasta septiembre u octu­bre. De todos modos, se informa al capitán Dori que su concur­so es «imprescindible» y que se pondrán de nuevo en contacto para darle otras fechas. También se le sondea sobre la posibili­dad de poder hacerse cargo de la reconversión de la policía y las fuerzas armadas franquistas, en el caso que se hicieran con el auto­gobierno. Esta última petición nunca fue entendida por los israelíes. 

La aparición de la crisis económica se añade a las causas del retraso. La tesorería del PNV y la del Gobierno de Euskadi no pue­den permitirse la contratación de los militares israelíes. Hay que esperar una coyuntura favorable. Después de varios contactos por carta y pasado más de un año, en septiembre de 1975, Abad comunica a Dori que todos los mecanismos se han puesto de nuevo en marcha para llevar a cabo la misión aplazada. 



A lo largo de octubre, el PNV, concre­tamente Ajuriaguerra, Retolaza, Isasi y el propio Abad, inician con sumo cuidado la selección del «personal» que participará en el cursillo. El 7 de diciembre, diecisiete días después de la muerte de Fran­co, Ajuriaguerra solicita a Abad que se ponga en contacto con Dori y que éste acelere su traslado a Bayona para la instrucción prevista. Añade que se le consulte sobre la posibilidad de realizar una corta visita al País Vasco español para conocer el terreno y sus peculiaridades. 

Parece ser que, desde los primeros contactos, la resistencia vasca del interior ha manifestado su deseo de que Dori y sus hombres se trasladen allí como un ejemplo muy valio­so para su moral. El 17 de diciembre el capitán israelí contesta estar dispuesto a trasladarse en cualquier fecha, que participará otro mando de igual graduación, un tal Marcos G. -hispanohablante, igual que él-, y que no tienen inconveniente en pasar al País Vasco español. Por fin el 15 de febrero de 1976 se le da luz verde. Al mismo tiempo se les transmite una petición más concreta sobre la clase de estudios que se quiere recibir:

«El objeto del curso es formar monitores que puedan trans­mitir las enseñanzas a otros grupos. Teniendo en cuenta que de este primer grupo solamente tres han conocido y han tomado parte en la guerra, habiendo tenido mandos de unidades como batallones -de 450 a 500 hombres- y dos que han efectuado los cursos de comandos con los Aliados en la última guerra, que hoy pueden estar, tal vez, anticuados, se puede considerar que nuestro comienzo par­te de cero.


 Por todo ello, desearíamos unos conocimientos extensos que suponemos habrán experimentado: formas de recluta; compromisos que debemos aceptar; número más pequeño o célula de las unidades, escuadra, sección, compañía, etc.; dis­tribución geográfica de estas unidades en poblaciones de 300.000 habitantes y más y en pueblos de 10.000 o menos; materiales a utilizar y medios de adquirirlos, etc., etc. Llegado el día H. Cómo provocarlo para adelantar o retra­sar, grupos extremistas que habría que controlar y dominar. 

Ocupación de poblaciones, asaltos de casas y cuarteles y medios a emplear, psicológicos y militares, control de los servicios de suministro eléctrico, agua, transporte y comunicaciones, cen­trales, puertos, etc. Sabotajes de barcos, trenes, centrales eléc­tricas, refinería de petróleos, etc. POLICIA.- Formación de sus cuadros, militar y civil. Enla­ces motorizados y radioteléfono, etc., etc.»Todas estas peticiones no se podían atender en tan sólo un curso de dos semanas y se concreta ya un posible viaje de dos personas (los máximos responsables de la organización vasca de comandos) a Israel para proseguir allí la formación técnica, espe­cialmente la policial. Yair Dori y Marcos G. permanecen en Bayona entre el 15 de febrero y el 6 de marzo de 1976. 

Aquí entrenan a un grupo de 18 personas -la mayoría de unos 30 años-, entre los que se encuentran: Primitivo Abad, Mikel Isasi, Antón Ormaza (presi­dente del Buru Batzar del PNV de Vizcaya) y José Luis Irurita, tam­bién miembro de ese mismo Buru Batzar. A dos sesiones de entre­namiento asisten personalmente Juan Ajuriaguerra y Luis María Retolaza. Los días 16 y 17 de marzo los dos capitanes israelíes visitan el País Vasco español, aunque después de muchas negativas por su parte, ya que temen una posible detención en un Estado que no mantiene relaciones diplomáticas con Israel. Además, lo delica­do de su misión les hace ser más recelosos ante el viaje. 

A los dos militares se les suministró visados de entrada obte­nidos en el consulado español en Hendaya a través de un her­mano de Joseba Rezóla. Hasta Irún pasan la frontera en taxi. Aquí les recoge Abad en coche y junto a Irurita inician un reco­rrido por Guipúzcoa y Vizcaya. Por la noche se celebra una cena en Landachueta a la que asisten también Luis María Retolaza y él histórico José Elorrieta. Esa noche los israelíes duermen en casa de Antón Ormaza en Bilbao. 

Al día siguiente completan el trayecto e incluso visitan Navarra. La instrucción efectuada en Bayona es táctica y física, de comandos, con arrastre por el suelo, asaltos, orientación, manejo de armas, etc. En el ámbito técnico, se estudia la mayor parte de los supuestos previstos «llegado el día H», según el documento enviado a Dori. La operación le supone al PNV un desembolso de 6.600 dólares, más gastos ocasionados por la estancia. 

Yair Dori y Marcos G. encuentran muchos inconvenientes por­que varias personas integrantes del comando no reúnen las con­diciones físicas adecuadas, pero los dirigentes del PNV se muestran satisfechos con el resultado final. En abril y noviembre de 1976 Ajuriaguerra y sus dos hombres de máxima confianza, Luis María Retolaza y Xabier Arzalluz -que conoce todos los detalles de la operación-, junto a otros diri­gentes, estudian la posibilidad de «estrechar lazos comerciales y de hermandad con Israel», idea ya considerada en 1974 por el lehendakari Leizaola. Se piensa abrir una especie de oficina comer­cial del Gobierno de Euskadi que, además de servir como tapa­dera para las siguientes operaciones y viajes, funcionaría como empresa de importación-exportación entre Euskadi e Israel. 

Seis meses después Primitivo Abad informa a Yair Dori que serán tres los jefes de comandos que se trasladarán próxima­mente a Israel para «perfilar posibles puestas a punto de ciertas técnicas estudiadas» en Bayona y, «en función de éstas, montar los servicios necesarios de Euskadi en Israel». Se. solicitan fechas adecuadas para realizar el viaje después de Navidad y fin de año. El capitán contesta afirmativamente y anuncia que durante su estancia allí podrán «visitar y apreciar de cerca» los campos de entrenamiento de las fuerzas armadas de Israel. 

Las tres personas seleccionadas a principios de 1977 para tras­ladarse son: Primitivo Abad, el doctor José Luis Irurita y Joseba Emeldi, alias El Indio. Este último es un personaje singular, según lo publicado sobre él, vinculado a los residuos de los servicios de información vasco-norteamericanos que funcionaron en la pos­guerra, primero adscritos a la OSS y a partir de 1947 a la CÍA. Emeldi había residido en Venezuela, donde participó en movimientos guerrilleros. 

En la escuela estadounidense de Panamá se especializó en ejercicios militares. En 1968 ya realizó un cursillo de instrucción armada a un grupo de Euzko Gaztedi (EGI), las juventudes del PNV, en Beyris, en el País Vasco francés. Allí estu­vieron presentes varias personas, como Múgica Arregui, más tar­de dirigente de la organización armada ETA. La inclusión de Joseba Emeldi en el grupo es forzada por Juan Ajuriaguerra y Luis María Retolaza, que ven en él un posible jefe futuro de la Ertzaintza. Los tres expertos en asuntos militares del PNV llegan a Tel Aviv el 9 de mayo de 1977 en el vuelo 324 de la compañía El Al, procedentes de París. 



En el aeropuerto les esperan los dos capi­tanes israelíes, que intervienen ante la policía para pasarlos fue­ra de la aduana. Su regreso está previsto, una vez concluidos los cursos, para el 19 del mismo mes de mayo. Este viaje se organiza en el más absoluto secreto en el seno del Partido Nacionalista Vasco, máxime en vísperas de las primeras elecciones democráticas, a celebrarse el 15 de junio. Muy pocas personas, aparte de los interesados, lo conocen: sólo Juan Ajuriaguerra, L. M. Retolaza y Xabier Arzalluz. 

Sin embargo, la operación no resulta como estaba previsto. Una vez en Israel, nunca antes, los dos capitanes israelíes se echan atrás. Estos exponen claramente a los invitados vascos que los acontecimientos se han desarrollado de manera diferente y negativa a lo convenido. Sus gestiones cerca de los mandos supre­mos del Tsahal no son satisfactorias. Es más, alarmados por la noti­cia, les recomiendan dirigirse al Ministerio de Asuntos Exteriores para explicar la presencia y la misión de los tres nacionalistas vascos. Puestos en contacto con representantes diplomáticos, se les comunica que esa misma tarde se pondría el asunto en conoci­miento del ministro Yigal Allon. 

De todos modos Yair Dori soli­cita a Abad que el presidente del Gobierno de Euskadi en el exi­lio contacte con Israel para oficializar las relaciones. Desde Jerusalén Abad efectúa dos gestiones telefónicas con Jesús María de Leizaola solicitándole urgentemente que se pre­sente en la embajada israelí en París para «garantizar la persona­lidad» de los tres y «el motivo del viaje». El lehendakari visita dos veces la delegación diplomática, pero él mismo se da cuenta el viernes 13 de mayo de que toda la ope­ración se ha cortocircuitado. 

El día anterior ha sido una fecha especialmente sangrienta en Euskadi, en la cual se producen cin­co muertos por atentado. La operación es un fracaso. Abad, 1rarita y Emeldi salen de Israel el 19 de mayo. Menos de un mes después, el 15 de junio de 1977, en las primeras elecciones gene­rales, el Partido Nacionalista Vasco obtiene ocho escaños. Juan Ajuriaguerra y Xabier Arzalluz se convertirán en diputados del Congreso en las Cortes Constituyentes.


Admiración y contactos en democracia 

Un «Hogar Nacional», así llamado por el Congreso Fundacio­nal del Sionismo, en Basilea, y después por la Declaración Balfour (1917), es lo que desea el nacionalismo vasco para Euskadi. Durante largos períodos del franquismo, en algunas reuniones del Buru Batzar del Partido Nacionalista Vasco, burukides (dirigen­tes) como José Luis García de Falces, comprenden «las legítimas razones de los sionistas». 

Para el nacionalismo vasco la lectura de Theodor Herzl -el Sabino Arana del sionismo- y su diseño de un Estado nacional judío son enriquecedores y muy útiles. Pero uno de los elementos clave para aprender del sionismo es la len­gua, «el euskera es la quintaesencia de Euskadi, mientras el euskera viva, vivirá Euskadi». Se desea aplicar la experiencia israelí en la recuperación del hebreo . 

Así, entre 1978 y 1979 se inician contactos con la Uni­versidad Hebrea de Jerusalén. Más tarde, a mediados de los años 80, será el propio consejero de Educación y portavoz del Gobier­no vasco, Pedro Miguel Etxenike, perteneciente al PNV, quien viaje a Israel junto a su viceconsejero y catedrático de Lingüísti­ca, Koldo Mitxelena, para estudiar y conocer las técnicas israelíes con el objeto de su posible aplicación al euskera. 

Como resulta­do de esta visita, especialistas israelíes en educación viajan al País Vasco para establecer un convenio de colaboración con el Gobier­no vasco en el marco de un programa de innovación tecnológi­ca de la educación. Pero Etxenike, además de sus contactos con Israel durante los años en que ocupa la Consejería de Educación y Cultura, entablará otro tipo de vinculaciones en un área que conoce perfectamente al ser un reconocido catedrático de Física, la energía nuclear. 

También el consejero del Interior, el histórico Luis María Retolaza, tiene una estrecha amistad con el catedrático israelí de Física Nuclear, Avivi. Mientras Etxenike viaja a Israel, Avivi frecuenta Euskadi durante 1981 con visados y autorización expresa de Juan José Rosón, ministro del Interior. En junio de 1981 una impor­tante delegación de expertos de la Comisión de Energía Atómica de Israel y funcionarios de la central nuclear de Dimona, en el Neguev, se trasladan al País Vasco para aconsejar en temas de interés para la central nuclear de Lemoniz. 

Uno de los asuntos que más interesan es el de la seguridad. Mientras los dirigentes del Gobierno vasco trataban de reducir la importancia de estos con­tactos «nucleares», a las autoridades de Madrid no le gustaba nada desconocer lo que sucedía en Euskadi en un tema tan sensible como la energía atómica. 

En una ocasión, asustados por el gran número de visados que solicitan ciudadanos israelíes con destino al País Vasco, el Ministerio español de Asuntos Exteriores solicita autorización a la Presidencia del Gobierno, con Calvo Sotelo como presidente, para dar instrucciones a su consulado de Jerusalén para reducir esta riada de viajes «científicos». 

Las relaciones en materia de seguridad entre el PNV e Israel continuaron después del episodio del envío a Israel y del entre­namiento de comandos nacionalistas vascos en Francia. Una vez al frente del Gobierno vasco los contactos secretos continúan. En 1980 la Consejería del Interior, con Retolaza a su frente, pre­fiere a británicos y a alemanes para adiestrar a los futuros miem­bros de la Ertzaintza, los hombres de Berroci. Sin embargo, a Retolaza sí le interesa utilizar en Euskadi el sistema de transmisiones de las Fuerzas Armadas de Israel. 

Los israelíes son poco utilizados para entrenar a la futura poli­cía vasca (Ertzaintza) en Berroci, pero en cambio sí se solicitan los servicios del Mossad y de militares israelíes para formar al grupo Ekintza, un cuerpo de élite de la Erizantza creado en 1983 y, sobre todo, para la creación de una especie de servicio vasco de inteligencia a partir de abril de 1986. Algunos agentes vascos de la Ekintza estuvieron alojados en un kibutz durante su instruc­ción. 

Toda la cúpula de la Consejería de Interior del Gobierno vas­co es una gran admiradora de Israel: Luis María Retolaza, consejero; Eli Caldos, viceconsejero de Interior; Juan José Arrizabalaga, viceconsejero de Seguridad; Sabino Arrieta, viceconsejero de Administración y Planificación; y Genaro García de Andoain, dele­gado de Asuntos del Interior. Algunos de ellos viajan en varias ocasiones a Israel, unas veces en secreto y otras no. 

Otro de los temas que siempre ha interesado a los nacionalis­tas vascos en el seno del Gobierno es el de la sanidad. Las orga­nizaciones sanitarias de Israel destacan en todo el mundo. Uno de los viajes más «jugosos» es el que realiza Andoni Monforte a mediados de 1980 como consejero de Sanidad. El motivo oficial de la visita es «conocer los diversos estudios que se llevaban a cabo en relación a la fuerte incidencia de las enfermedades cardio-vasculares, especialmente el alto porcentaje de infartos y su relación con el origen de las comunidades». 

Pero realmente el viaje tiene dos motivos secretos. El primero conocer cómo los cien­tíficos israelies podrían ayudar en los estudios sobre el alto por­centaje en la población vasca del factor Rh negativo. La siguien­te razón fue entrar en contacto con los servicios de seguridad de Israel para buscar puntos convergentes en la futura colaboración policial entre Israel y Euskadi. Algunas de las solicitudes de los vascos son rechazadas por los israelies. No olvidemos que el Mossad también colabora estrechamente con el CESID. 

El 16 de julio de 1994, el presidente del Partido Nacionalista Vasco, Xabier Arzalluz, se traslada a Israel encabezando una dele­gación compuesta también por Aguirre Arizmendi, el senador Caballero Laskibar y el diputado Ollora Ochoa de Aspuru. El moti­vo es explorar las posibilidades de llegar a un acuerdo con la organización terrorista ETA mediante un proceso que, en esos momentos preliminares se asemeja al que utilizaron Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en las sema­nas previas al acuerdo alcanzado en Oslo en agosto de 1993. 

A Arzalluz también le interesa conocer el procedimiento utilizado para iniciar las negociaciones directas, así como el largo proceso de toma de decisiones seguido por el Gobierno de Israel. El pre­sidente del PNV llega a reunirse con el primer ministro, Isaac Rabin, y con uno de sus principales hombres de confianza, el artífice de los acuerdos de Oslo, Yosi Beilin. Un libro sobre el pueblo judío, El Compromiso, condiciona a Xavier Arzalluz sobre la concepción del mundo hacia el naciona­lismo vasco. Desde entonces siempre ha confesado que cuenta con buenos amigos en Israel... 

Del libro "España-Israel: Historia de unas relaciones secretas"

José Antonio Lisbona
mar, 15 mayo 2018 16:31 UTC
https://es.sott.net/article/59965-Nacionalismo-vasco-Estado-de-Israel-Historia-de-unas-relaciones-secretas

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