martes, 2 de julio de 2019

Hígados Extraídos de Niños Vivos después de un aborto: el horror que es realidad


Es escalofriante lo narrado en LifeNews por el periodista David Daleiden, quien participó de incógnito en la grabación del video del Centro para el progreso médico de los dirigentes de alto nivel de Planned Parenthood, que admitieron estar involucrados en la organización del comercio de partes del cuerpo de los niños.

 Niños utilizados como piezas de repuesto, dados a luz intencionalmente vivos para retirarles sus propios órganos, en particular el hígado. 

No es una película de terror sino realidad. El Dr. Jörg C. Gerlach, cirujano con experiencia de la Universidad de Pittsburgh, desarrolló y publicó una técnica escalofriante para extraer hígados incontaminados de niños dados a luz vivos como consecuencia de abortos tardíos con una edad gestacional de entre 18 y 22 semanas.





 El “protocolo” de Gerlach para extraer el hígado es utilizado para los trasplantes experimentales de células estaminales de acuerdo con el “Current Good Manufacturing Practice” (GMP), lineamientos de orientación desarrollados por la U. S. Food and Drug Administration (FDA), otra rama de la HHS (Departamento de Salud y de servicios humanos de los Estados Unidos).

“Los abortos asociados a nuestro protocolo fueron realizados por inducción médica de rutina; el parto fue provocado por la suministración local de prostaglandina” afirmaron Gerlach y su equipo del Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh. 

“Dado que hemos obtenido el tejido de los abdominales intactos y removido quirúrgicamente los hígados en condiciones cGMP, el tejido pudo ser obtenido de modo estéril”.

Los lineamientos cGMP de la FDA exigen productos estériles para el trasplante de tejidos, lo que significa que el aborto debe dejar intacto el feto, con órganos internos no expuestos a agentes patógenos externos.

“Los fetos fueron recogidos y transferidos conforme el actual esquema de buena práctica de fabricación (cGMP) para el tratamiento de células humanas”.

“Las muestras fueron colocadas en sachets estériles conteniendo la solución de conservación epática de la Universidad de Wisconsin, y cada muestra fue transportada con hielo inmediatamente después del aborto para reducir al mínimo el tiempo de transferencia hasta el aislamiento celular”.

La inmediatez era fundamental: “La logística de la transferencia del feto a la estructura de aislamiento no requería más de una hora y nuestro protocolo excluía el uso de células que habían sido aisladas más de 6 horas antes del trasplante. 

Al llegar a la estructura del cGMP, cada feto fue pesado, enjuagado con una solución de Yodo y puesto sobre una bandeja quirúrgica estéril”. Después fue cortado el hígado. 

Es una certeza médica que un niño de cinco meses abortado por inducción del parto está vivo en el momento del parto.

En caso de recolección de órganos no puede ser utilizada la digoxina en el feticidio y el objetivo del protocolo de Gerlach es el de obtener células hepáticas frescas, vivas y limpias para el trasplante, reduciendo al mínimo el tiempo sin circulación.

En otras palabras, estos niños son matados cuando sumergidos en las bolsas para ser transportados o después que sus cuerpos fueron abiertos para extraer sus hígados.

Las publicaciones afirman que generalmente estos procedimientos de disección se llevan a cabo en un laboratorio de Sicilia, que pertenece y es administrado por el Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh, pero parece que al menos una parte de este terrible trabajo se realizó o fue practicado en Pittsburgh.

 Los documentos para la recolección del hígado que Gerlach redactó en el 2012, 2015 y 2019 agradecen a sus colegas del departamento de obstetricia y ginecología de Pittsburgh por haber suministrado hígados fetales de los abortos de niños de cinco meses. La extracción de órganos formaba parte del programa de aborto de la Universidad de Pittsburgh. 

Los experimentos con el hígado en colaboración con la universidad fueron financiados desde el 2011 por el NIH (Instituto Nacional Sanitario) con unos dos millones de dólares. 





No podemos permanecer en silencio y no rebelarnos contra esta mentalidad de muerte difundida casi en todas partes, en la cual el niño en el vientre materno es considerado no una persona, sino un objeto, que puede ser despedazado sin problema alguno.




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