jueves, 4 de julio de 2019

Valkirias y Atlantes, el Linaje de la Mujer Guerrera

Los últimos descubrimientos sobre la Atlántida y la arqueología en países nórdicos demuestran que a lo largo de la historia la mujer no siempre ha estado bajo el yugo del hombre. Era una fiera guerrera y gozaba de todos los derechos sociales. Fernando F. Díaz.

7 de Marzo de 2019 (16:21 CET)

Valkirias y atlantes, el linaje de la mujer guerrera

Tal y como la arqueología ha podido demostrar, la mujer en algunas sociedades de la antigüedad tuvo un papel importante, no sólo como el pilar del núcleo familiar, sino también como intrépida exploradora o guerrera.

Y es que las mujeres tuvieron un papel vital en asunto de migraciones y fueron imprescindibles a la hora de poblar nuevos asentamientos y ayudarlos a prosperar.

Crearon Europa.





En el mundo de los Tartessos, la antigua civilización que hoy, en muchos estudios, asociamos a la mítica Atlántida que hablaba de una humanidad y de un tiempo anterior, la igualdad de género era algo consumado, no como sucede en la mayoría de sociedades de nuestros días.

Una de las posibles excepciones a este patriarcado la podemos encontrar también en los países nórdicos.

Así, las antiguas estelas de guerreras demuestran que ya en la época atlante era habitual entre estos pobladores nórdicos la ambivalencia en los roles masculinos-femeninos, como lo es hoy en sus países.

 Escandinavia quizá sea el espejo donde nos deberíamos volver a mirar tras siglos de oscurantismo y cosificación ideológica de la mujer y lo femenino.

"Respecto a las mujeres, declaramos, que sería preciso poner sus naturalezas en armonía con la de los hombres, de la que no difieren, y dar a todas las mismas ocupaciones que a los hombres, incluidas las de la guerra, y en todas las circunstancias de la vida". 

Esta declaración la realiza Sócrates en el diálogo platónico del Timeo, precisamente la obra clave de Platón donde se presenta la Atlántida como una historia real. 

Hoy sabemos que es Tartessos.

Según lo que nos cuenta Platón en esa cita, hombres y mujeres hacían la guerra, algo que ya era común en el mundo nórdico. 

No era así de habitual, en cambio, en el Mediterráneo hasta la llegada de los atlánticos.

Las famosas guerreras de egeo seguramente habrían sido guerreras nórdicas llegadas con las sucesivas oleadas de migraciones. 

Existen diversas evidencias de un mestizaje con pobladores nórdicos que se habría dado hacia el año 1000 a.C., en la época de Tartessos: en la literatura griega se suele hablar en más de una ocasión de protagonistas con níveos brazos, ojos claros, pelo rubio y trenzas, descripciones que poco o nada se corresponden con las características de un griego de la época.

El 50 % de las estelas de guerreros del suroeste de Iberia representan a mujeres guerreras.

Así, está claro que tanto en el mundo de Tartessos y en el nórdico eran habituales esas amazonas o mujeres guerreras. 





Otra prueba de ello la encontramos en como las estadísticas hechas de las sepulturas analizadas de la edad del bronce final. 

Así en 2.015 en el yacimiento de "La angorrilla", junto a Alcalá del Río, Sevilla, apareció un enterramiento colectivo, con mujeres guerreras armadas de arcos, y guerreros de 1,80 m. de alto, muchísimo para la época...

Aethelman asocia esas guerreras a una batalla en la que "Mirina", una reina de Cáceres, arrasó Valencina de la Concepción, fundando la actual Mairena en el aljarafe sevillano, a la que debería su nombre.

El estudioso afirma que era nieta de Atlante (Atlas) y suegra de Medusa, la abuela del Rey Gerión, y que su enterramiento era el rico yacimiento de la Aliseda, Cáceres (1.400 a.C.). En su curioso collar de reina llevaba una representación de cada reino atlante de Tartessos.

Platón nos habla de nuevo en su Critias sobre la mujer y su papel de guerrera en la Atlántida:

"Los trabajos de la guerra eran entonces comunes a las mujeres y a los hombres, y es por esto que la Diosa de la guerra era representada en sus imágenes y en sus estatuas con una armadura; era como una advertencia, para indicar que desde el momento en que el varón y la hembra están destinados a vivir juntos, la naturaleza ha querido que pudiesen ejercer igualmente las facultades, que son el atributo de su especie".

Igualmente, hoy sabemos que las mujeres vikingas medievales acompañaron a los varones en sus invasiones por Inglaterra. Así, de 14 entierros vikingos de la época, seis de ellos pertenecían a mujeres, siete eran hombres y uno era indeterminable. 

Gracias a estos estudios arqueológico, se pudo conocer, como decirmos, que las mujeres vikingas, imitando a sus posibles antepasadas de Tartessos, no eran una excepción en la guerra, y a veces igualaban en número a los hombres.

Crónicas romanas y algunos hallazgos arqueológicos por toda Europa ofrecen evidencias de ello. En el poema nórdico titulado "El Canto de Harbbard", en un diálogo entre el dios Thor y un barquero, dice Thor: "Mujeres guerreras combatí en Hlesey. Habían hecho lo peor, mataron a todo un pueblo".

Harbbard, el barquero le contesta: "Fue una cobardía, Thor, luchar contra mujeres. A lo que Thor replica: ésas más que mujeres, eran lobas."

En otro pasaje del poema nórdico que canta la Saga Finn: "Allí a través de alguna batalla donde los hombres caen rápidamente, con sus caballos caminando sobre sangre cabalgan ellas…".

Según las sagas o "historias nórdicas", una especie de anales que a veces tenían tintes mitológicos, había mujeres que no tenían la responsabilidad de criar una familia, rendían culto a "Freya", señora de la batalla.

Estas "valkirias" podían aprender el uso de las armas y vivir como guerreras("Skjaldmö"), y aparecen también en crónicas de otras naciones germanas como los Godos, según la obra "Nordisk familjebok": las mujeres tenían el pleno derecho de renunciar a tener hijos para dedicarse por completo a la vida de guerrera, por la que son mencionadas con frecuencia en la Saga Hervarar y en la Gesta Danorum.

Saxo relata que cuando el rey sueco Sigurd Ring y el rey danés Harald Wartooth se encontraron en la batalla de Bråvalla a mediados del siglo VIII, 300 luchadoras devotas de Freya batallaron en el bando danés.

 Escribió también sobre una guerrera llamada Lagertha, que luchó junto al famoso Vikingo Ragnar Lothbrok en una batalla contra los suecos, y tan impresionado quedó Ragnar con su coraje que luego la buscó y ganó su mano en matrimonio.


Al parecer, otros sepulcros preservados en zonas pantanosas, ubicados en Dinamarca, los Alpes, y la alta Baviera, destacan la presencia de estas valkirias o cazadoras, ya que los restos son de diversos cuerpos de mujeres portando arcos.

Por lo visto, una reciente investigación realizada por Shane Mc Leol de la Universidad de Australia Occidental ha revelado que el papel de las mujeres fue muy relevante, certificando que en las excavaciones "hay más artículos de vestir femeninos que masculinos", incluso como luchadoras en las contiendas.





En la actualidad deberíamos aprender de la paridad de estas sociedades ejemplares, tomando la idea de la mujer guerrera como la expresión de que lo femenino goce de exactamente los mismos privilegios que lo masculino y en que la diferencia de género no existe contra ninguna mujer más. 


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