viernes, 11 de octubre de 2019

El Papa Francisco y su portavoz Scalfari, el desmentido Vaticano que nada desmiente, cese del auxiliar de Nueva York, el sínodo ausente, los narcos de Malasia.


Por SPECOLA | 10 octubre, 2019

Otro día con muy poco sínodo y muchos líos de fondo que se están comiendo informativamente lo que está sucediendo en el aula sinodal. El tema estrella de hoy es si el Papa Francisco cree o no cree en la divinidad de Jesucristo, a consecuencia de las frases atribuidas al Papa Francisco por su entrevistador de cabecera Eugenio Scalfari. 

La afirmación entra de lleno en lo que históricamente conocemos como la herejía arriana. El arrianismo es un cristianismo sin creencia en la trinidad. Afirma que Jesucristo fue creado por Dios Padre y está subordinado a él. El cabecilla de esta herejía es Arrio un presbítero de Alejandría que vivió del 250 al 335. 





El concilio de Nicea en el año 325 consideró estas doctrinas heréticas y de nuevo el Primer Concilio de Constantinopla del año 381. En famosa le escena en que San Nicolás abofeteo a Arrio cuando se lo encontró delante en el concilio por el daño que estaba causando a la iglesia.

El problema ha empezado por unas afirmaciones de Scalfari, atribuidas al Papa Francisco, en las que afirma que él está convencido que el Papa Francisco no cree que Jesús sea Dios. Así de claro. Por si el tema no fuera suficientemente grave nos encontramos con un extraño desmentido oficial de Vaticano que no desmiente nada. El hecho se fundamenta en una conversación privada y los únicos que pueden reafirmar o desmentir su contenido son los interesados. 

Sabemos, y el mismo Scalfari lo ha reconocido, que no toma notas literales en sus entrevistas y que lo que entrecomilla como perteneciente al Papa Francisco son sus recuerdos de lo que dijo. Al ser un tema que afecta a las raíces de la fe, no conviene y no es tolerable que quede la más mínima duda al respecto. Hemos publicado la formula oficial de ‘Profesión de fe’ que se utiliza en las tomas de posesión de los cargos en el Vaticano y es muy clara.

 La profesión es un acto público en donde la persona que acepta libremente trabajar en la iglesia se compromete a cosas muy concretas que afectan al corazón de la fe. El tema es tan serio que, si fuera cierto, Dios no lo permita, lo que Scalfari afirma sin duda alguna, el Papa Francisco no sería el papa por no ser cristiano, así de sencillo y así de terrible. 

No creemos en esta posibilidad, la negamos ayer y lo hacemos hoy, pero es muy necesario una afirmación rotunda, clara y sin dudas al respecto. El desmentido publicado por le vaticano no desmiente nada.

Son muchos los artículos de hoy que tocan este tema, en general intentan defender que el Papa Francisco es cristiano, pero todos coinciden en que una aclaración es imprescindible y que lo dicho no convence y crea una enorme confusión.

El único que puede hacerlo es el Papa Francisco en persona, no sirven desmentidos de nadie ni afirmaciones en defensa de la fe de otra persona. La profesión de fe es personal, nunca colectiva, y en este caso, afecta a la esencia del la fe cristiana. 

El argumento de que estamos ante dos personas ancianas que quizás están perdiendo sus capacidades lo pone todavía peor porque incapacitaría a Scalfari como entrevistador y al Papa Francisco para el oficio que realiza. Preferimos no aventurarnos por estos caminos que necesitarían pruebas mucho más contundentes que por ahora no vemos.

La intranquilidad y preocupación que estas afirmaciones han causado no es menor en absoluto y la reafirmación de la fe es imprescindible para alejar y cortar de raíz otras hipótesis.

La Iglesia católica en Estados Unidos sigue sufriendo una verdadera sangría con el problema no resuelto de los abusos a menores. El caso McCarrick sigue demasiado vivo y con todos los macarristas en pleno ejercicio. 

Hoy tenemos el caso de un obispo auxiliar de Nueva York al que le aceptan la renuncia, seguimos con eufemismos, acusado de abusos a menores. Las noticias que nos llegan del catolicismo estadounidense es del cabreo que existe en los fieles y muchos sacerdotes por no enfrentarse en serio a los problemas, los obispos están desacreditados y hundidos en una especie de depresión perpetua.

El nombramiento de Pignatone como juez único del tribunal único de la Ciudad del Vaticano sigue levantando críticas. Hoy es Ali Agca el que sale a la palestra atacándolo de lleno y habla de terrible error del Papa Francisco al nombrarlo. La fama que le precede y el hecho que cerrara el caso Orlandi en Italia no es la mejor carta de presentación.

El presidente del Ior, el Banco Vaticano, nos ofrece una entrevista de diseño vendiéndonos las excelencias de un renovado instituto que no tiene nada que ver con las andanzas pasadas y que además, no existe ninguna guerra en las finanzas. 

Esto si que es tener fe de la buena, porque lo tenemos que creer aunque nuestros ojos vean lo contrario. Defender el instituto entra el sustancioso sueldo de su presidente De Franssu y quizás anda buscando su reelección. Hay mucha familia detrás que colocar, el trabajo escasea, y no quiere problemas.

El Papa Francisco ha librado a tres condenados por narcotráfico en Malasia y ya están en México. Uno de los grandes problemas de México en el narcotráfico que los está haciendo sufrir una verdadera guerra con milles de muertos cada año.

Mientras el cardenal Aguiar está en las nubes amazónicas predicando las conversiones ecológicas no nos explican las razones por las que se ha pedido la gracia a estos delincuentes y no a los milles que inundan las cárceles mexicanas en condiciones infrahumanas, muchos de ellos mujeres y niños. Extraño caso el los mexicanos de Malasia.





Del sínodo no tenemos nada en la información en los medios de hoy. No sabemos como fue la invasión de los barbaros de Roma, quedan vagos recuerdos del saqueo de Carlos V, pero lo que estamos viendo en el aula sinodal entra dentro de los momentos de degradación al que una institución con una historia gloriosa y benemérita puede llegar.

 La verdad, la bondad y la belleza van siempre unidas a Dios. Más cerca estamos de Él y más estamos inmersos en la Verdad, en la Bondad y en la Belleza; más nos alejemos, caemos en el error, en la maldad y en el esperpento. Ni ojo vio ni oido oyó lo que estamos escuchando estos días. Por respeto a nuestros lectores evitamos las referencias inguinales absolutamente innecesarias para el depósito de la fe.

Sobre la adoración de los dogmas queremos tranquilizar a Su Santidad y, por ahora, nunca se sabe, no hemos encontrado ningún ser humano que se le ocurra semejante culto. Pero entre la Inmaculada Concepción y la danza de las brujas muchas dudas no tenemos.

«Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos…»

Buena lectura.

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