martes, 14 de enero de 2020

Los hospitales de paliativos españoles están practicando la Eutanasia pseudo legalmente a la espera de la nueva ley socialista

“Los hospitales de paliativos españoles están practicando la eutanasia pseudo legalmente a la espera de la nueva ley socialista del Supremo y Constitucional para la eutanasia a base de Decreto Ley, son la antesala a la muerte”.

12 de enero de 2020

Los hospitales de paliativos españoles son pocos y pueden ser uno o dos máximo de momento por Comunidad Autónoma, con una media de 400 pacientes por año y hospital. 

Están llevando a cabo la práctica de la eutanasia en pacientes con problemas agudos y graves de salud, pero esquivando la Ley de Denegación de Auxilio en el artículo 412 ubicado en el capítulo III bajo la rúbrica «De la desobediencia y denegación de auxilio». Instalado a su vez en el “Delito de desobediencia: artículo 410 del Código Penal”.

El sistema funciona con éxito pero delegando la “denegación de auxilio” y así no hay desobediencia. Para entrar en estos hospitales de paliativos establecen una deriva desde la UHD (Unidad Hospitalaria a Domicilio); de esta forma los hospitales y Centros de Salud derivan la responsabilidad a estas unidades independientes de atención a domicilio con todas las competencias legales para ser independientes en sus decisiones.





Países como Brasil y otros están llegando a ver como operan estos centros de Paliativos para copiarlos en sus países sin necesidad de modificar especialmente la ley por la Eutanasia Legalizada a través de este mecanismo de pérdida de responsabilidad penal y civil. 

Es un puente entre el cambio de la ley de lo que sería un crímen en tercer grado a una eutanasia consentida por la familia o el propio paciente al que le hacen firmar su consentimiento de ingreso en paliativos con todo lo que supone de aceptar que el paciente no tendrá derecho a recuperaciones de última hora en caso de empeoramiento. 

Es decir que no podrá recibir asistencia de reanimación de cardiología, ni transfusiones, ni cualquier clase de reaminación, ya que su primer protocolo es que “no alargan el sufrimiento del paciente”, dándoles esta premisa consentida por el propio paciente o familia a dopar de morfina o analgésicos al paciente hasta que desarrolle un cuadro médico de paro respiratorio o cardiaco, o de cualquier otra sintomatología asociada a un cuerpo de colapsa ante la falta de reanimación e intervención de prevención médica.

La quiebra financiera de la Seguridad Social y las Pensiones con la hucha vacía para sufragar el gigante aparato del Estado, focaliza su supervivencia en la supresión de reanimación en la asistencia de paliativos.

Podríamos estar hablando de un ahorro anual en Pensiones y Ayudas de los pacientes de paliativos que fallecen de entre 10 y 15 millones de euros anuales. Más una indeterminada cantidad por costes médicos durante el tiempo de ingreso y recursos humanos que se puede equiparar al coste de es suma de jubilaciones. No supone mucho para el presupuesto sanitario, pero es que no tienen, se lo han gastado.

El Tribunal Supremo, y el Constitucional son conocedores de estas prácticas, pero desde que los gobiernos y corporaciones manejan estas instituciones, están a la espera de la anunciada nueva Ley de la Eutanasia, que consistirá sencillamente en describir que los pacientes en situación terminal recibirán paliativos pero no reanimación ni procesos de recuperación asistida. “Para no alargar su agonía… “.

Hay mucha gente que a pesar del dolor y sufrimiento en la enfermedad desean vivir, y se aferran a la vida aun sufriendo enormemente, y para eso han hecho obligatorio en todas las hospitalizaciones de paliativos una asistencia psicológica obligada a pacientes y familia para que acepten la muerte inducida por abandono de atenciones de reanimación en la frontera con los paliativos. 

Para que ustedes lo entiendan: Paliativos le recoge en ambulancia, le ayuda a levantarse al aseo, limpia al enfermo, cambia las sábanas, le dan de comer y cenar cada día y noche, le facilitan medicamentos y sobre todo morfina, son enormemente amables el personal sanitario en estas unidades con el paciente y la familia (la responsabilidad siempre es del médico y por encima de él el mecanismo inventado por Sanidad del Estado, no de enfermeras y auxiliares); pero nunca le reanimarán si el paciente entra en paro cardiaco, insuficiencia respiratoria, o necesita otros tratamientos como transfusiones, sacar líquidos, u operaciones quirúrgicas, etc.

 Evidentemente según se masifique el sistema de paliativos y de tener una media de 400 pacientes por hospital al año pasen a ser 800, ese buen trato y simpatía desaparecerá y se convertirá en una carnicería sin recursos. Y eso lo vamos a ver y conocer como ya ocurre en los Centros de Salud y ambulatorios.

El colmo es que desde octubre obligan al personal contratado (desde médicos, enfermeras, auxiliares, celadores), a presentar un informe de penales de abusos sexuales. Una locura total, y un menosprecio a estos profesionales. No se puede por un caso aislado perseguir a todos los miles de personal sanitario en España. Están saturados pero una enfermera de Valencia ha de ir a buscar trabajo a La Rioja porque en su tierra no hay plazas y así ocurre con todas las CCAA.

Paciente y familia han de pasar obligatoriamente desde 2017 por entrevistas con las psicóloga del hospital para aceptar la muerte en un organismo público. Y nos han acostumbrado tanto a los recortes que la preocupación y desesperación y la falta de medios nos han llevado a aceptar medidas para la eutanasia y la pérdida de la calidad sanitaria pública. 

Cada médico de cabecera de un ambulatorio, puede atender regularmente cada día 40 pacientes, un estrés absoluto del personal sanitario y unas presiones fuera de todo logro histórico laboral y sanitario que hemos perdido en España, con el inri de que cuatro millones de extranjeros consumen los recursos mermados y si te quejas te tachan de racista o fascista este sistema comunista que pronto verán que dejan de ser atendidos porque no hay bolsillos que aguanten tal gasto. 

Sobre todo porque la familia no es la enferma ni la paciente, pero sí la que ve lo que están haciendo, y como acomodarse al silencio y la falta de quejas y reclamaciones que no lleven a procesos judiciales. Y que como el perfil de las familias de paliativos no pueden permitirse enfermeras en casa, tampoco podrían poner en marcha ni sabrían cómo, quejas de reclamaciones judiciales.
Pacientes que toman su última decisión.

Las unidades de cuidados paliativos acogen a un tipo especial de enfermos: los que se preparan para morir”.

En realidad ningún paciente o algunos toman esta decisión, lo que ocurre es que el cuadro de salud del estado del paciente hace muy dura su asistencia y cuidados en domicilio, y la familia y paciente acceden a ser llevados. 

Por eso el personal médico de la UHD, el Centro de Salud y la Asistente social se aseguran antes de que la familia no pueda atender por falta de tiempo, financieramente o ganas de una atención privada a domicilio sufragada por el paciente o la familia antes de decidir llevarlos a paliativos. 





Levantarse cada noche varias veces al aseo un familiar a asistir al familiar enfermo no es viable cada día durante meses y años si han de cumplir con su trabajo y vida personal.

Digamos que si la familia no se lo puede permtir la seguridad social tampoco, y la puerta de paliativos es la eutanasia consentida, ya que al firmar paciente o familia, legalmente aceptan la deriva del proceso médico planteado en un régimen interno desconocido por el publico, que de otra forma lo aceptaría igual al saber que no les va a ofrecer más y la desesperación del no ver futuro a otras opciones si no se lo pueden pagar privadamente. 

Que dicho sea de paso, la medicina privada también niega los ingresos largos, encarecen el seguro y dan instrucciones a los médicos para dar el alta o deriva a la seguridad social. Nadie quiere enfermos de larga duración o sintomatología de costes altos, ni lo privado ni lo público, ni seguros, ni publicidad falsa de estos en los medios de comunicación.

La familia trabaja o está saturada por el nivel de atención tan alto exigido por ese estado de salud de su paciente familiar en casa, que ni siquiera una asistenta social puede más que si fuera a domicilio y muchas horas de día y de noche.


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