Las Cuevas de Zugarramurdi se encuentra en lo profundo del Valle de Baztan cerca de la frontera francesa, a pocos kilómetros de las preciosas playas de la Bahía de Vizcaya. Apenas hay 210 habitantes, y se compone de pequeñas casas pintadas con tizas blancas y adornadas con postigos de madera sólida para mantener fuera el frío del invierno.
Durante cientos de años la ciudad fue el hogar de“brujas y brujos” que utilizaban las cuevas naturales de su entorno como punto de encuentro para rituales mágicos. Cuando digo de brujas y brujos, quiero decir que se trataba de personas que tenían creencias esotéricas y practicaban la medicina natural.
Las cuevas enormes, la más grande de 12 metros de alto y 120 metros de ancho en su parte más ancha, se empleaban en rituales, pero también se utilizaba como una especie de centro comunitario donde los aldeanos se reunían para las celebraciones y eventos.
Por encima de todo, es importante recordar que el pueblo de Zugarramurdi, no adoraban al diablo, o la realización de ceremonias satánicas en las cuevas.
Sin embargo, no es así como la Inquisición española percibe las cosas cuando se llegó a la ciudad desde 1609 hasta 1614.
Don Juan del Valle Alvarado condujo una caza de brujas en Zugarramurdi, no muy diferente de los que sucedió más tarde en Salem (Massachusetts), y acusó a la gente de adoración al demonio, como los rituales en los cultivos, personas y animales, el cambio de forma, siendo vampiros, causando tormentas y la creación de naufragios y básicamente, adorando a Satanás como su dios.
En 1610, 53 campesinos fueron detenidos. El auto de fe tuvo lugar el 7 de noviembre y 8 de 1610, cuando 31 presos de Zugarramurdi fueron juzgados ante 30.000 personas. Once de ellos fueron quemados en una hoguera (seis muertos y cinco vivos), tres enviados al exilio y el resto fueron perdonados si regresaban al cristianismo.
El Museo de la brujas
El Museo de las brujas se inauguró en 2007 y se explica cómo la Inquisición acabó en Zugarramurdi, lo que la Inquisición era en realidad, el perfil de los inquisidores Juan del Valle Alvarado y Alonso de Becerra, la verdadera naturaleza de la brujería y los recursos naturales, el antiguo sistema de creencias matriarcal en la historia vasca, y un vistazo a una cocina antigua, como los utilizados por las “brujas”, curanderos y comadronas en Zugarramurdi en el siglo XVII.
Las Cuevas
Las cuevas están en buen estado, en verano el bosque que los rodea es espeso, repleto de cerezos, frutillas silvestres y de higos morados que cuelgan como adornos extraños de las ramas delgadas. Todo esta señalizado con marcadores que muestran dónde se llevaron a cabo ceremonias mágicas, y señalar las plantas medicinales en el camino.
Un lugar mágico y precioso que oculta una realidad oscura y sangrienta.
Sin duda es uno de los mejores lugares de peregrinación esotérica del norte de España.
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