Un veterinario ha encontrado una pirámide a 40 metros zores océano Atlántico que tendría 60 metros de altura y con la base de unos 8.000 metros cuadrados, es decir, más grande que un estadio de fútbol.
Las Azores están a 1500 kilómetros al oeste de Portugal.
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Diocleciano Silva, veterinario de profesión, localizó la estructura en las Azores (archipiélago portugués de nueve islas)cerca del Banco De João de Castro, entre las islas Terceira y San Miguel con la ayuda de una carta batimétrica, un procedimiento que muestra el relieve del fondo marino y aporta información adicional de navegación en superficie.
Silva, propietario de un yate privado, ha sido el descubridor de la estructura piramidal a 40 metros bajo el agua frente a la costa de la isla de Terceira. Según las lecturas batimétricas (el relieve del fondo marino) la misteriosa pirámide parece estar alineada con los cuatro puntos cardinales, de manera similar a la Gran Pirámide de Egipto.
Según su descubridor, “la pirámide tiene una forma perfecta y aparentemente orientada por los puntos cardinales”, dijo Silva a los medios de comunicación locales.
La pirámide abarca 8.000 metros cuadrados de superficie.
Silva afirma que la base de la pirámide abarca una superficie de unos 8.000 metros cuadrados"Verifiqué que, en aquella zona, existía un promontorio que subía y descendía geometricamente".
Este hallazgo peculiar se realizó el 19 de setiembre de este año y ha despertado la intriga de la comunidad científica y del gobierno regional que ya están investigando el descubrimiento con el apoyo de la Armada portuguesa.
La Radio y Televisión de Portugal (RTP) ya evoca la existencia de la Atlántida, a raíz de este misterioso hallazgo.
Las islas Azores eran un archipiélago que estaba inhabitado cuando fue descubierto por el navegante portugués Diogo de Silves en el año 1427.
El descubrimiento de Diocleciano Silva confirmaría que las islas Azores, situadas unos 1500 kilómetros al oeste de la costa de Portugal, no son más que las cimas de las montañas de una isla mayor que se hundió, tal como citaba Platón, “más allá de las columnas de Hércules”, como se llamaba al estrecho de Gibraltar.
La Atlántida sigue sumergida en algún lugar del Océano Atlántico.
Hace unos 12.000 años, fue cuando, según la cronología de Platón existió la civilización de la Atlántida. La Tierra salía del Pleistoceno, o Edad del Hielo, para ingresar en el Holoceno. Lo que eso significa es que existían glaciares al norte de las islas Azores que retenían una considerable masa de agua. Por eso, durante el Pleistoceno, los océanos y mares tenían un nivel que puede situarse en unos 120 metros (promedio) por debajo de la superficie marina u oceánica actual.
Las Azores están ubicadas sobre la dorsal medio-atlántica.
Pero hace unos 10.000 años, cuando se produjo el deshielo, toda esa masa de agua se volcó de golpe sobre el Océano. A diferencia de otras islas volcánicas, que surgieron a partir de la formación de puntos ígneos que dejaron salir el magma en el fondo de los océanos, las islas Azores están montadas directamente sobre la dorsal medio-atlántica, y la observación de un mapa batimétrico (es decir, de profundidades marinas), permite apreciar que si el nivel del Océano Atlántico descendiera entre los 0 y 400 metros, las tierras emergentes darían a las Azores el aspecto de una isla grande, más que de un archipiélago. La misteriosa pirámide ha estado por debajo del agua como mínimo 11.000 años desde la última edad de hielo.
La isla de la Atlántida se hundió en un día y una noche ahogándose todos sus habitantes.
Es evidente que si la Atlántida se extendía a través del Océano, su centro neurálgico debió estar muy cerca de las islas Azores. Los griegos llamaban a la tierra de los atlantes, la isla de Poseidonis.
En apenas un día y una noche la isla continente, habitada por millones de personas de una adelantada civilización se hundió en el fondo del Atlántico. Todos sus habitantes se ahogaron y fueron destruidos para siempre, las ciudades, las carreteras y plantaciones, quedando en el lugar, apenas lodo dificultando la navegación. Esta es la leyenda de Atlántida, el Continente perdido, una historia repetida a millares de años por todas las culturas e inspiradora de decenas de expediciones a la procura de sus restos.
Según escribió Platón "la Atlántida tenía 10 mil carros de combate, 1200 barcos, 240 mil caballos y un ejército de 1,2 millones de soldados".
Uno de los primeros difusores de la historia de Atlántida fue el filósofo griego Platón que, en su obra Timeo, y también continuada en Critias, relató la existencia de un Continente de "guerreros fuertes y de grande coraje” que estaba situado más allá de las Columnas de Hércules (Estrecho de Gibraltar). Platón refiere que Critias era su propio abuelo, que recibió la historia de la Atlántida de manos de Solón, quién la recibió de los sacerdotes egipcios en la ciudad de Sais. A la edad de 90 años Critias le relató la historia a Platón.
Explicó la historia de una sociedad avanzada científica y filosóficamente llegando a pormenores en cuanto a su forma de gobierno, flora, fauna y las riquezas minerales del Continente: oro, plata, estaño y oricalco, un mineral que aun no se sabe con certeza que era.
Ubicación de las Azores en el globo terráqueo.
En las ciudades de los Atlantes existían templos, palacios, canales y jardines, y en la capital de aquella civilización antediluviana estaba construido un magnífico palacio real, con techos de marfil y estatuas de oro, que era protegido por un foso artificial circular de 1.800 kilómetros de extensión. Para defender tal imperio había diez mil carros de combate, 1.200 barcos, 240 mil caballos y un ejército de 1,2 millones de soldados.
La Atlántida, habría desaparecido unos 9 mil años antes del nacimiento del legislador ateniense Solón (638 a.C. 558 a.C.), o sea hace aproximadamente a 12 mil años. La “Ciencia oficial” rechaza la existencia de una civilización avanzada en la antigüedad, sin embargo, la respetadaEnciclopedia Británica en su 11ª edición considera al respecto: "Imposible decidirse si la leyenda de Atlántida es fruto de la invención de Platón, o si se basa en hechos de los cuales no queda ningún registro para la posteridad".
Otros descubrimientos en las Azores
Las crónicas cuentan que en la pequeña isla de Corvo, en el noroeste, la isla más alejada de las Azores, alrededor del 1567 hallaron en una cumbre de la isla una estatua esculpida en piedra de un hombre montando a caballo sin sombrero. Tenía una mano en la crin del caballo y el brazo derecho extendido con un dedo apuntando hacia el Nuevo Mundo. En su base tenía una inscripción indescifrable. Curiosamente, Corvo es la isla europea más cercana a América, situada a 1900 kilómetros al sureste de la isla de Newfounland o Terranova, en Canadá. Desgraciadamente para los investigadores posteriores, el rey de Portugal ordenó su traslado en el siglo XVI. La estatua se rompió en varios pedazos al querer sacarla de su base y los fragmentos fueron entregados al rey, pero ya han desaparecido y también la base y la inscripción.
La isla de Corvo, vista desde la isla de Flores.
En el siglo XVIII, en las ruinas de una casa hallada en la isla de Corvo, se encontró un vaso de cerámica que en su interior contenía monedas de oro y de plata de origen fenicio-cartaginés, datadas entre los años 340 y 320 a. C.
La ruptura de un cable submarino ocurrida en 1898, cuando se estaba instalando el cable trasatlántico, a unos 800 kilómetros al norte de las Azores, acarreó otro hallazgo extraordinario. Mientras se realizaba la búsqueda del cable se descubrió que el fondo marino de la zona estaba compuesto de ásperas salientes, cúpulas y profundos valles que recordaban más a la tierra que el fondo del mar.
Pirámide escalonada de 13 metros de altura descubierta en la isla Pico.
En los últimos tres años se encontraron estructuras megalíticas y antiguas construcciones de piedra en cada una de las nueve islas que integran las Azores. Uno de los hallazgos es una pirámide escalonada de 13 metros de altura, en el área de Madalena, en la isla Pico. La estructura tendría más de 7 mil años de antigüedad.
Según el arqueólogo portugués Nuno Ribeiro, de 41 años, nacido en Lisboa,cada día aparecen más evidencias de que las islas Azores estuvieron pobladas miles de años antes de que llegaran allí los portugueses. Toda una estratigrafía arqueológica y una secuencia histórica lo avalarían: desdemegalitos y pinturas rupestres, hasta lo que parecen ser templos cartagineses en honor de la diosa Tanit, e inscripciones romanas.Además, los restos arqueológicos ocuparían una extensión considerable, puesto que estarían dispersas por distintos puntos del archipiélago. En 2011 Ribeiro encontró decenas de estructuras excavadas en la roca, similares a las usadas en el Mediterráneo como sepulturas. Las mismas se encuentran en las islas de Corvo y Terceira. “Eran comunes en el mundo Mediterráneo, entre las culturas griega y cartaginesa, también las utilizaban los romanos. Estos restos pueden tener más de dos mil años de Antigüedad”, afirma Ribeiro.
La pirámide descubierta en Madalena, en la isla Pico está orientada según los puntos cardinales.
Sin embargo, el equipo que dirige Nuno Ribeiro desde hace tres años espera que alguna institución financie sus investigaciones que por supuesto, contradicen a la “Historia oficial”.Además espera la autorización del Gobierno Regional para efectuar excavaciones y datar con mayor rigor los elementos ya identificados en las islas. “Nuestro más grande problema está en que el Gobierno de Azores no nos autoriza los trabajos arqueológicos”, se lamentó Ribeiro.
Además, las revelaciones de posible presencia humana anterior a los descubridores portugueses ha causado cierto malestar en los medios académicos de la Historia y la Arqueología portuguesa.
Petroglifos descubiertos en la isla Terceira, en las Azores.
Por su parte, el Instituto Hidrográfico de la Marina Portuguesa está analizando los datos revelados por Diocleciano Silva sobre una pirámide a 40 metros de profundidad y de 60 metros de altura, entre las islas de São Miguel y Terceira. De acuerdo con el comandante de la Zona Marítima de Azores, Contralmirante Fernando Pires da Cunha, dijo que “el descubrimiento de un practicante de pesca deportiva carece de seriedad”. Y agregó: “la carta del mar de las Azores que fue actualizada hace dos años, en ese sector no fue identificada ninguna estructura con las características que Diocleciano Silva, veterinario de profesión, dice haber encontrado”.
Diocleciano Silva, el descubridor de la pirámide sumergida.
El Contralmirante, siguió tratando de quitarle credibilidad al hallazgo:“Hace dos años, a esa altura sondeamos las profundidades por si había algo que constituyera un peligro para la navegación y no encontramos nada”.
Sin duda alguna, hicieron mal el trabajo u ocultaron datos pensando que nadie descubriría nada. Silva ofreció al Instituto Hidrográfico toda la información que posee y su equipamiento que hizo la lectura batimétrica a partir del GPS instalado en su yate.
Lectura batimétrica realizada a partir del GPS instalado en el yate de Silva.
Un historiador consultado por medios portugueses que no quiso dar su nombre dijo con escepticismo que“como zona volcánica, la pirámide es apenas una elevación del terreno y no un vestigio de la Atlántida perdida, como sugirió Diocleciano Silva”. Sería interesanteque este historiador nos explique como hace la naturaleza para crear estructuras rectas y escalonadas bajo el agua.
Las Azores son una cadena de nueve islas volcánicas en tres grupos principales a 1.500 kilómetros al oeste de Lisboa. Además, está por encima de lo que se conoce como punto triple geológico entre América del Norte, Eurasia, y las placas tectónicas de África.
Desde 1976, las Azores pasan a formar una comunidad autónoma formada por la Isla de São Miguel, donde se ubica Ponta Delgada, la capital de lasAzores (la más poblada también con más de 130.000 habitantes); la IslaTerceira, con unos 60.000 habitantes; Isla de Faial, con 15.000 más o menos; Isla de Pico, cuya población ronda los 15,000 habitantes; Isla de São Jorge, con unos 10.000; Isla de Santa María, con poco más de 600 habitantes, y las islas Graciosa, de Flores y de Corvo, las dos primeras con unos 5.000 habitantes, la última con poco menos de 1.000.
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