En 1939 comienzan en el Vaticano, por orden del Papa Pío XII, excavaciones extraordinarias. Los arqueólogos inician la búsqueda de la tumba del que fuera el primer compañero de Jesús, el apóstol Pedro, sometido según la tradición a suplicio en el circo de Nerón en el año 67.
La exploración de la basílica vaticana y los hallazgos que ahí se pueden hacer tienen gran importancia. Desde siempre, el obispo de Roma fue considerado como el heredero de Pedro, quien fue designado por Jesús para ser el “fundamento de la Iglesia de Cristo”.
Ahora bien, si efectivamente la basílica fue construida en el emplazamiento de la tumba del apóstol, como afirma el Evangelio según San Mateo, XVI (“y yo te digo que eres Pedro y que sobre esta piedra construiré mi Iglesia”), la primacía de Roma a la cabeza de la Cristiandad se encuentra reforzada.
LAS DIFERENTES HIPÓTESIS
La tradición, de que Pedro fue martirizado en Roma bajo el reinado de Nerón, es muy tardía. Es elaborada a partir del siglo III y retomada por textos hagiográficos ulteriores, como la Leyenda de Oro de Jaques de Voraigne, a mediados del siglo XIII. Ahí se cuenta que Pedro vivió 25 años en Roma. Fue detenido y condenado al martirio al mismo tiempo que Pablo, otro compañero de Jesús.
Pablo, ciudadano romano, es decapitado; Pedro es condenado como su maestro a ser crucificado. Es ejecutado cabeza abajo, ya que no se siente digno de ser martirizado en la misma posición que Cristo. El apóstol habría muerto entonces en el circo de Nerón que se encontraría en el lugar donde fue construida la Basílica de San Pedro.
Sin embargo, es posible que el lugar que servía de centro de culto y de peregrinajes en honor a Pedro desde el siglo I no sea realmente el lugar donde fue inhumado, sino solamente un sitio consagrado posteriormente al santo y mártir.
La tumultuosa historia de la ciudad avala esta hipótesis: Roma es desbastada por las hordas de invasiones bárbaras en el siglo V, luego a fines del siglo X un enorme incendio deteriora la Basílica; finalmente en 1547 la ciudad es nuevamente desbastada, esta vez por los alemanes.
La reliquia pudo ser movida entonces por los fieles para protegerla o pudo desaparecer en el curso de los sucesivos disturbios o durante las primeras persecuciones cristianas.
LA ARQUEOLOGÍA AL RESCATE DE LA SANTA SEDE
Dirigidos por Monseñor Kaas, los trabajos encargados por Pío XII tienen por objetivo excavar las fundaciones de la Basílica en el sector llamado “confesión” de San Pedro, es decir, el lugar habilitado en el Renacimiento para que los fieles pudieran honrar al apóstol.
Las búsquedas arqueológicas deben entregar la prueba de que en el siglo IV el emperador Constantino eligió efectivamente edificar la primera Basílica en el sitio del martirio y de la sepultura de San Pedro.
No obstante, los resultados de las excavaciones revelan una cosa muy diferente. Bajo las fundaciones de la Basílica encontramos una inmensa necrópolis y no los restos de un circo romano: decenas de tumbas, en su mayoría paganas, fueron descubiertas allí.
Es muy posible que Pedro fuera enterrado en ese cementerio: los arqueólogos descubrieron ahí una zona vacía sin tumbas y es un hecho extraordinario que este espacio se encuentre precisamente bajo la “confesión” de San Pedro.
¿UN MISTERIO RESUELTO?
El informe que dio término a las investigaciones del inicio de las excavaciones concluyó que la tumba del apóstol se encontraba bajo la Basílica. Sin embargo, ¿qué sucedió con el cuerpo?
¿Por qué se habrían escondido restos humanos si no eran los de un personaje importante de quien se querían preservar a toda costa las reliquias en un período de desórdenes como el de las invasiones bárbaras?
http://perso.wanadoo.es/e/elarchivador/Enigmas/La_tumba_de_san_pedro/la_tumba_de_san_pedro.htm
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