Mark Zuckerberg, creador de Facebook y potencial responsable de que la privacidad de nuestras vidas ordinarias se haya vuelto materia de acceso público, acaba de gastarse otra cantidad exorbitante de dólares buscando asegurar su aislamiento de los ojos externos, siguiendo su carrera meteórica camino a convertirse en el próximo Howard Hughes.
A una semana de que cumpliera 31 años y aún batallando por arrancar su proyecto utópico de internet.org, el muchacho ha mantenido una lucha que ya lleva años, en su búsqueda por proteger su privacidad, recurriendo a algunas estrategias excesivas.
Una de la más reciente de ellas, según reporta Slate, sucedió durante sus últimas vacaciones en Hawái, en donde Zuckerberg gastó 100 millones de dólares para comprar una parcela de 300 hectáreas adyacentes a una propiedad que ya era suya anteriormente. Esta plantación, en la orilla de la costa norte de la región de Kauai (no confundir con Kawaii), funcionará como una suerte de barrera entre su casa y los curiosos que quieran espiarlo.
Este movimiento se habría realizado en el mes de octubre de 2014, y el terreno por sus dimensiones daría un espacio más que suficiente para construir un par de condominios ahí, aunque el fundador de Facebook sólo lo adquirió para resguardar su hogar.
Esta es una maniobra que Zuckerberg ya ha repetido en el pasado, con algunas de sus propiedades en el Silicon Valley. Resulta interesante lo contradictorio de su fijación, cuándo su riqueza virtualmente se debe al escrutinio de la privacidad y hábitos de los usuarios de su red social.
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