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Algunas de las firmas del especulador William Browder fueron atrapadas sorprendidas en un fraude fiscal que ascendió a 230 millones de dólares en Rusia.
En la conferencia de prensa posterior a la cumbre celebrada en Helsinki, el Presidente ruso Vladimir Putin y el Presidente estadounidense Donald Trump debatieron la posibilidad de resolver posibles causas penales en las que estuvieran implicados ciudadanos de ambos países, por medio de permitir que interrogadores de Washington y Moscú participen en el interrogatorio conjunto de las personas nombradas en las acusaciones preparadas por las respectivas judicaturas.
La respuesta predecible de la nomenklatura americana fue que era una idea horrible, ya que potencialmente requeriría que funcionarios estadounidenses respondieran preguntas de los rusos sobre sus actividades.
Putin argumentó, con toda razón, que si Washington quiere extraditar y hablar con cualquiera de los doce oficiales del GRU (Departamento Central de Inteligencia, por sus siglas en ruso) recientemente acusados que el Departamento de Justicia ha nombrado, entonces corresponde que haya reciprocidad para los estadounidenses y otras personas identificadas que son buscadas por las autoridades rusas por actividades ilegales durante su estancia en Rusia. Y si los oficiales rusos son un blanco legítimo, también lo son los oficiales estadounidenses.
Un blanco principal de este interrogatorio sería el embajador del presidente Barack Obama en Rusia, Michael McFaul, quien fue ampliamente criticado durante su estancia en Moscú por su aparente misión de cultivar lazos con la oposición política rusa y otros grupos "pro-democracia".
Pero McFaul no fue específicamente señalado en la conferencia de prensa, aunque los fiscales rusos le han pedido que responda a preguntas relacionadas con la investigación en curso de otro importante crítico, Bill Browder, que fue nombrado por Putin durante la sesión de preguntas y respuestas. Browder es una figura importante del sector financiero que, entre otras cosas, es estadounidense de nacimiento. Renunció a su ciudadanía estadounidense en 1997 a cambio de la ciudadanía británica para evitar pagar impuestos federales sobre sus ingresos en todo el mundo.
Bill Browder es lo que solía llamarse un oligarca, que estableció en 1999 el Hermitage Capital Management Fund, un fondo de cobertura registrado en los paraísos fiscales de Guernsey y las Islas Caimán. Se centró en "invertir" en Rusia, aprovechando inicialmente el programa de intercambio de créditos por acciones del presidente borracho de Rusia, Boris Yeltsin, para luego seguir obteniendo grandes beneficios durante los primeros años de Vladimir Putin. En 2005, Hermitage fue el mayor inversor extranjero en Rusia.
Yeltsin había ganado las elecciones fraudulentas de 1996 con el apoyo de los medios de comunicación controlados por los oligarcas y del presidente Bill Clinton, quien le aseguró un préstamo de 20.200 millones de dólares del FMI que le permitieron comprar apoyo. Hoy nos referiríamos a la acción de Clinton como "interferencia en las elecciones de 1996", pero en ese momento Rusia estaba indefensa y en bancarrota, por lo que no estaba bien situada para oponerse a lo que se le estaba haciendo.
Yeltsin se mostró dispuesto a seguir los consejos oligárquicos sobre cómo despojar a la antigua Unión Soviética de sus vastos activos estatales. El Hermitage Investments de Browder se benefició enormemente de los acuerdos mercantiles que se cerraron en ese momento.
Browder y sus apologistas lo presentan como un hombre de negocios occidental honesto y honorable que intenta operar en un mundo de negocios ruso corrupto. Sin embargo, el esquema de créditos por acciones que le permitió amazar su fortuna inicial se ha caracterizado correctamente como el epítome de la corrupción cometida por todas las partes involucradas, un mecanismo por el cual los inversionistas extranjeros trabajaron con los oligarcas locales para despojar a la antigua economía soviética de sus activos pagando centavos por cada dólar de valor.
Durante el proceso, Browder estuvo involucrado en lavado de dinero, haciendo declaraciones falsas en documentos oficiales y sobornos.
Finalmente, las autoridades rusas acusaron a Browder de fraude y evasión fiscal. Se le prohibió volver a entrar a Rusia en 2005 y comenzó a retirar sus activos del país, pero tres empresas controladas por el Hermitage fueron eventualmente incautadas por las autoridades. El propio Browder fue declarado culpable de evasión fiscal in absentia en 2013 y condenado a nueve años de prisión.
Browder, que se refiere a sí mismo como el "enemigo público número 1" de Putin, ha sido capaz de convencer de su inocencia a políticos estadounidenses como los senadores John McCain, Lindsay Graham, Ben Cardin y el ex senador Joe Lieberman, quienes siempre están dispuestos a criticar a Rusia, así como a una serie de parlamentarios europeos y medios de comunicación.
Tras la conferencia de prensa de Helsinki, por ejemplo, ha afirmado que Putin lo nombró personalmente porque él supone una amenaza que podía seguir exponiendo los crímenes de la mafia que, según él, está dirigiendo actualmente Rusia, pero inevitablemente existe una visión alternativa menos comentada de su cuento egoísta.
Un aspecto central del relato acerca de lo que Browder realmente representa es la Ley Magnitsky, que el Congreso de Estados Unidos convirtió en ley para sancionar a los funcionarios del Kremlin por el trato que dieron al presunto informante Sergei Magnitsky, arrestado y encarcelado en Rusia.
Browder ha vendido una historia que básicamente dice que él y su "abogado" Sergei Magnitsky descubrieron un enorme fraude fiscal y, cuando intentaron denunciarlo, fueron castigados por la fuerza policial y la magistratura corruptas, que en realidad habían robado el dinero. Magnitsky fue arrestado y murió en prisión, presuntamente asesinado por la policía para silenciarlo.
El caso Magnitsky reviste especial importancia porque tanto la Unión Europea como Estados Unidos han iniciado sanciones contra los funcionarios rusos identificados que supuestamente estaban implicados.
En la Ley Magnitsky, patrocinada por el senador Ben Cardin y firmada por el presidente Barack Obama en 2012, Estados Unidos afirmó su voluntad de castigar a los gobiernos extranjeros por abusos a los derechos humanos. La Ley, que inicialmente se limitaba a Rusia, ahora se ha ampliado en virtud de la Ley Magnitsky Global de 2016, que permite a Estados Unidos imponer sanciones en todo el mundo.
Rusia reaccionó con enojo a la primera promulgación de la ley, señalando que las medidas adoptadas por su gobierno internamente, en particular el funcionamiento de su poder judicial, estaban siendo objeto de injerencias externas, mientras que otras autoridades judiciales también cuestionaron el presunto derecho de Washington de responder a los actos delictivos cometidos fuera de Estados Unidos.
Moscú respondió con sanciones contra funcionarios estadounidenses, y también aumentó la presión sobre grupos extranjeros no gubernamentales a favor de la democracia que operan en Rusia. Algunos se han referido a la Ley Magnitsky como el comienzo de la nueva Guerra Fría.
La versión contraria a la ofrecida por Browder reconoce que en realidad hubo un enorme fraude de hasta 230 millones de dólares en impuestos rusos no pagados sobre un ingreso estimado en 1.500 millones de dólares, pero que no fue llevado a cabo por funcionarios corruptos.
En lugar de ello, Browder y Magnitsky, quien en realidad era un contador, diseñaron y ejecutaron el plan de forma deliberada, utilizando múltiples empresas y esquemas de evasión fiscal para llevar a cabo el engaño. Magnitsky, que tomaba medicamentos cardíacos, fue arrestado y condenado, pero según su propia familia, al parecer murió debido a su condición cardíaca, posiblemente exacerbada por autoridades negligentes que no lo medicaron adecuadamente cuando se enfermó.
Las dos narrativas rivales sobre Browder han sido exploradas con cierto detalle por el director de documentales ruso Andrei Nekrasov, un activista abiertamente anti-Putin, que en realidad fue contratado inicialmente por Browder para hacer la película. Al principio, Browder aparece muy afable al describir su carrera y los acontecimientos que rodearon a Magnitsky.
Andrei Nekrasov, director de "The Magnitsky Act"Mientras Nekrasov trabajaba en el documental, descubrió que la narrativa apoyada por Browder estaba llena de contradicciones, omisiones y falsificación de pruebas. Cuando terminó, se dio cuenta de que el relato más exacto de lo que había ocurrido con Browder y Magnitsky había sido el que proporcionaron las autoridades rusas.
Cuando Nekrasov se preparó para emitir su obra The Magnitsky Act: Behind the Scenes ("La ley Magnitsky: Detrás de escena"), se enfrentó inevitablemente al multimillonario Browder y a una banda de abogados, que juntos prohibieron la proyección de la película en Europa y Estados Unidos. Quienes posteriormente han intentado promocionar el documental se han visto inmediatamente confrontados con más de 300 páginas de documentos de apoyo que acompañan a una carta en la que se amenaza con presentar una demanda si la película se proyecta al público.
Una sola proyección de "The Magnitsky Act" en Washington en junio de 2016 se convirtió en una revuelta cuando los partidarios de Browder usaron los boletos otorgados al personal del Congreso para interrumpir la sesión. En una audiencia subsiguiente ante el Congreso, donde fue presentado como testigo experto sobre la corrupción rusa ante un adulador Comité Judicial del Senado, Bill Browder sugirió que aquellos que habían desafiado su versión de los hechos y organizado la proyección de la película en Washington deberían ser procesados bajo la Ley de Registro de Agentes Extranjeros de 1938 (Foreign Agents Registration Act of 1938 (FARA)), que incluye penas de hasta cinco años de prisión.
Debido a la presión de Browder, nunca ha habido una segunda proyección pública de "The Magnitsky Act", pero es posible verla en línea en este sitio.
Bill Browder, quien se benefició enormemente de la corrupción rusa, se ha presentado a sí mismo como un parangón entre los hombres de negocios, haciéndose querer por los que odian a Rusia en Washington y en los medios de comunicación. Sin embargo, curiosamente se ha mostrado reacio a testificar en casos relacionados con sus propios negocios. Por ejemplo, ha huido repetidamente, literalmente, de los intentos de citarlo para que testifique bajo juramento.
Al pasar por alto todas sus fanfarronadas y jactancias, Bill Browder podría ser considerado el hombre más peligroso del mundo por un solo indicador esencial. Impulsado por el odio extremo hacia Putin y Rusia, él personalmente junto con su mito de Magnitsky han hecho más para lanzar y sostener una nueva y peligrosa Guerra Fría entre Estados Unidos y Rusia, ambos dotados de armas nucleares. Sin ver lo que ha logrado, sigue pontificando sobre cómo Putin está tratando de atraparlo cuando, de hecho, él es el bandido que muy probablemente robó 230 millones de dólares y debería estar enfrentando las consecuencias.
El hecho de que los medios de comunicación y el Congreso de Estados Unidos parezcan fascinados por Browder y desestimen las acusaciones de Moscú contra él es sintomático de hasta qué punto la fobia hacia Rusia en Occidente ha despojado a la gente de su capacidad de ver lo que está justo frente a ellos. Sugerir que lo que está ocurriendo como consecuencia de la influencia de Browder y sus amigos en altos cargos podría conducir a una tragedia global sería quedarse corto.
Sobre el autor
El Dr. Philip M. Giraldi es Director Ejecutivo del Consejo para el Interés Nacional, una fundación educativa deducible de impuestos 501(c)3 que busca una política exterior estadounidense con mayor base en intereses en el Medio Oriente
Philip Giraldi
mar, 24 jul 2018 19:31 UTC
https://es.sott.net/article/61383-El-hombre-mas-peligroso-del-mundo-Como-la-codicia-de-Bill-Browder-ayudo-a-desencadenar-una-nueva-Guerra-Fria
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