Estas actividades, detectadas en el perfil oficial del ministerio, incumplen las normas de las redes sociales
J.M.Sánchez
MADRID Actualizado:20/04/2020 17:48h
La batalla ideológica se lleva librando en internet desde hace varios años. Un toma y daca muy rentable a nivel político; por poco dinero se puede crear una campaña capaz de desprestigiar o ensalzar una figura pública.
En plena polémica sobre una posible intervención del Gobierno para controlar los bulos en internet, se ha descubierto este lunes un centenar de perfiles falsos en el perfil del Ministerio de Sanidad en Facebook que promueven interacciones del Gobierno para viralizar sus publicaciones sobre la crisis del coronavirus.
Por el momento se desconoce el alcance total y los posibles autores, pero se ha podido comprobar la presencia de casi un centenar de estas cuentas «fake».
Por el momento se desconoce el alcance total y los posibles autores, pero se ha podido comprobar la presencia de casi un centenar de estas cuentas «fake».
Este diario ha podido investigar una serie de actividades dentro de este servicio digital de carácter sospechoso y ha comprobado que muchos perfiles que forman parte de su comunidad de usuarios tienen el mismo modus operandi.
La primera señal de alarma se produjo este fin de semana cuando se detectó casi un centenar de perfiles cuyas imágenes son chicas aparentemente jóvenes, sin verificar, sin apenas información personal, sin publicaciones realizadas y que tienen la misma fecha de actualización de foto: el 17 de abril.
Es la misma fecha en la que se publicó un vídeo de Fernando Simón, director del Centro de Alertas y Emergencias, que tiene registrados más de 47 mil reacciones y unos 7.700 comentarios. En otros vídeos publicados en Facebook sucede lo mismo: decenas de perfiles cuya modificación de imagen registra las mismas fechas.
Expertos en seguridad informática y en comunicación política consultados por este diario creen que se trata de comportamientos sospechosos que pueden indicar que se trata del modus operandi empleado por grupos y agencias de marketing político para crear perfiles falsos. Igualmente sospechoso es que si se realiza una búsqueda del nombre y apellidos en Google no aparecen referencias a nadie. El uso de perfiles falsos incumple las reglas de las principales plataformas.
«Se ven ciertas cosas comunes», relata Lorenzo Martínez, experto en seguridad informática de Securízame, quien considera, no obstante, que «otra cosa es que esto permita o no identificar qué "bando" es el que lo ha hecho porque puede haber sido uno afín al Gobierno para darle reconocimiento a Fernando Simón… pero también del "bando contrario" para que parezca que ha sido el Gobierno».
Alex Comes, experto en comunicación política y director de estudios en Labase, apunta en declaraciones a ABC que esta serie de actividades «se ajusta perfectamente» al modus operandi de los perfiles falsos.
«Al final es algo tan sencillo como que cualquiera puede crear un perfil falso. La mayoría utiliza imágenes de bancos de imágenes y suelen utilizar nombres como estand. El problema es que en Facebook, a diferencia de Twitter, no es tan fácil determinar de una manera más estadística la actividad real que tienen por las limitaciones de privacidad.
Si un perfil no tiene ningún tipo de foto de realidad y solo se dedica a subir publicaciones donde la procedencia es la misma y a comentar en las mismas publicaciones, blanco y en botella», explica.
La tecnología detrás de Facebook fomenta el número de interacciones realizadas a las publicaciones para otorgarle una mayor visibilidad en el «news feed» o muro de actualizaciones que ejerce de escaparate de bienvenida a los usuarios.
«El funcionamiento es igual que las granjas de bots en Twitter: es tener unos perfiles que generen interacciones, compartir publicaciones para que el alcance de la publicación sea mayor. El propio algoritmo de Facebook premia aquellas publicaciones que tienen más interacción y aumentan la visibilidad al resto de usuarios», sostiene.
Técnicas empleadas en política
Se trata de unas técnicas que se han utilizado en el pasado a nivel mundial. Los principales partidos españoles han incorporado este tipo de metodología en sus estrategias de comunicación.
Recientemente, Twitter y Facebook suspendieron, según informaron ambas compañías en un comunicado, un total de 359 cuentas atribuidas al PP dedicadas a potenciar la opinión pública artificialmente en las semanas anteriores a la convocatoria electoral del 28A y a aumentar la interacción mediante «comportamientos de spam».
Trabajos en internet que en determinadas ocasiones se pagan por encima de los cien mil euros, según estimaciones de expertos. Y en el mundo del marketing digital hay muchas otras prácticas para intentar camuflar propaganda y apoyo a un candidato para simular espontaneidad.
Es una técnica conocida en el sector como «astroturfing». Un mercado negro que se extiende bajo la opacidad. Rara vez se reconoce públicamente. Hay incluso servicios como «compra-seguidores» que permite desde 39 euros sumar hasta mil nuevos seguidores en una página de Facebook.
750 Militares preparados para Recorrer España haciendo el Test del Virus en miles de Domicilios
La Operación Zendal, pendiente de que el Ministerio de Sanidad pida su puesta en marcha
Un militar desinfecta las instalaciones del seminario diocesano de Vitoria, ofrecido por el obispado como alojamiento para personal médico.
JON RODRÍGUEZ BILBAO / EFE
Un total de 750 militares están ya listos para salir a recorrer toda España tomando muestras en miles de hogares para el macroestudio que prepara el Ministerio de Sanidad sobre la propagación del coronavirus.
La operación, planeada por el Mando de Operaciones, se llama Zendal, en homenaje a la enfermera que acompañó al doctor Balmis en la expedición que llevó la vacuna de la viruela a todas las colonias de Imperio español a principios del siglo XIX.
Fuentes de Defensa matizan, sin embargo, que la intervención del Ejército solo se producirá si finalmente la reclama Sanidad, que también baraja otros escenarios para realizar el estudio.
El ministro de Sanidad, Salvador Illa, anunció el pasado 7 de abril la realización de un macroestudio epidemiológico sobre una muestra de 60.000 personas a las que se hará la prueba de la covid-19. Estará a cargo de la directora del Instituto de Salud Carlos III, Raquel Yotti, y resulta clave “para conocer el grado de expansión del virus en la sociedad española”, en palabras del ministro.
El estudio de seroprevalencia de la covid-19 debía haberse puesto en marcha esta misma semana y desarrollarse hasta principios de mayo, en dos oleadas sucesivas; primero realizando test rápidos, que detectan la presencia de anticuerpos del coronavirus, y luego la PCR (Reacción en Cadena de la Polimerasa), para quienes den negativo. Ello permitirá conocer no solo qué parte de la población está infectada, sino también inmunizada.
El Instituto Nacional de Estadística (INE) se ha encargado de seleccionar una muestra aleatoria de unos 32.000 hogares distribuidos por las 50 provincias españolas, además de Ceuta y Melilla, atendiendo a criterios tanto de extensión territorial como de densidad de población.
El problema radica en reclutar al personal adecuado para recopilar las muestras, que debe tener un mínimo de formación sanitaria, para asegurarse de que se toman de forma correcta, y adoptar medidas de protección, para evitar el contagio. Ante la imposibilidad de detraerlo de los hospitales, cuyas plantillas están al límite, se ha pensado en las Fuerzas Armadas.
El plan es formar equipos móviles de dos militares cada uno que recorrerán toda España tomando las muestras en los domicilios elegidos. Sanidad se encargará de llamar previamente a los hogares anunciando la llegada de los militares y cada equipo seguirá un itinerario programado, de forma que la recogida de muestras pueda completarse en pocos días.
Bajo la supervisión del Cuerpo Militar de Sanidad, los seleccionados, con formación sanitaria, han recibido ya charlas sobre la forma de tomar las muestras. El trabajo de campo podría iniciarse la próxima semana, en cuanto el Ministerio de Sanidad, al que las Fuerzas Armadas se limitan a prestar apoyo, así lo reclame.
Sin uniforme
La previsión es que los soldados no vayan de uniforme y tampoco utilicen vehículos militares, sino coches alquilados por Sanidad. Fuentes de Defensa niegan trascendencia a este hecho y subrayan que los encargados de tomar las muestras irán dotados de EPI (Equipos de Protección Individual), para evitar contagios, por lo que no se apreciará lo que lleven debajo.
No obstante, el hecho de que no vayan de uniforme ni en vehículo militar ha causado malestar en mandos militares, que lo atribuyen a un intento de ocultar la presencia de las Fuerzas Armadas en esta operación, para no molestar al presidente catalán, Quim Torra.
“Es inaceptable que se les obligue a hacer tal servicio [la toma de muestras para realizar test de la covid-19] sin vestir el uniforme, para esconder su condición militar”, ha escrito en su cuenta de Twitter el teniente general retirado Pedro Pitarch.
La visibilidad de la Operación Balmis, que coordina las actuaciones de las Fuerzas Armadas contra la pandemia, ha sido objetivo de polémica.
La Generalitat rechazó la presencia de la Unidad Militar de Emergencias (UME) en Cataluña hasta que la dramática situación de las residencias de mayores la obligó a reclamar su intervención para que las desinfectara y aun así la instalación de hospitales de campaña o albergues por parte del Ejército se ha tropezado con el recelo o las trabas de políticos independentistas.
La Generalitat rechazó la presencia de la Unidad Militar de Emergencias (UME) en Cataluña hasta que la dramática situación de las residencias de mayores la obligó a reclamar su intervención para que las desinfectara y aun así la instalación de hospitales de campaña o albergues por parte del Ejército se ha tropezado con el recelo o las trabas de políticos independentistas.
Tampoco la coordinación entre los Ministerios de Interior y Defensa ha sido lo buena que debería. La presencia de patrullas militares disuasorias el mismo 15 de marzo, coincidiendo con la aprobación del estado de alarma, provocó malestar en Interior y las desavenencias impidieron poner en marcha las patrullas mixtas de militares y agentes de la Policía y la Guardia Civil para controlar las medidas de confinamiento.
Interior evitó, finalmente, pedir apoyo a las Fuerzas Armadas para el reparto masivo de mascarillas tras la Semana Santa, por lo que no se distribuyeron en muchos puntos, como la mayoría de estaciones de metro.
Madrid - 19 ABR 2020 - 01:35 CEST
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