EN EL HOSPITAL SAN JUAN DE REUS
La dramática odisea de una familia que sufrió en Tarragona la discriminación del castellano tras dañarse la madre una mano y la cura que requirió
Hospital Universitario San Juan, en Reus, donde, finalmente, la mujer fue atendida.
27/07/2020 06:45
Algunos profesionales de la Sanidad catalana parecen más preocupados por la defensa del catalán que de los pacientes. Con un corte de un tendón y dos nervios seccionados en la mano derecha.
Recién sufrido un accidente casero. Así es como una madre, de viaje en Tarragona con su marido y su hija de 7 meses, tuvo que enfrentarse a la decisión de la médico que le atendió de no querer expedirle en castellano el informe revelando los daños que acababa de sufrir. La incredulidad e indefensión no fue sólo suya: su seguro privado no dejó de reclamarle los datos en castellano para poder tramitarlos.
OKDIARIO ha hablado con la familia afectada. «Nos encontrábamos mi mujer, mi hija y yo en Tarragona la madrugada del martes al miércoles del 8 de junio. Y allí fue donde mi mujer tuvo un accidente casero que le provocó el corte de un tendón y de dos nervios en la mano derecha». Aunque de todo ello se enteraron posteriormente por la negativa de la médico a atenderles en español.
«Somos residentes en Madrid, no conocíamos el sitio donde teníamos que acudir, llamamos al servicio de urgencias 112, el cual nos atendió en un primer momento en catalán y tuvimos que pedir la atención en castellano», señala el marido.
«Después de pasarnos con tres personas que nos atendieron sucesivamente en catalán, por fin, el 112 nos derivó a un hospital».
Operar de urgencia
Todo ello, con el accidente aún fresco y los nervios a flor de piel. «Tuve que pedir en varias ocasiones que me hablaran en castellano y sólo en castellano, porque en ese momento optaron por decirnos las cosas una vez en castellano y otra en catalán, con lo que no llegábamos a saber si nos estaban diciendo lo mismo, o es que se trataba de conversaciones y apreciaciones distintas», señala el marido de la accidentada sobre la atención recibida de la Sanidad catalana.
«Al final pudimos acudir al Hospital ambulatorio de Cambrils, al cual nos guió una patrulla de policía municipal que nos encontramos en el camino».
Pero al llegar, les aseguraron que «en ese ambulatorio no se podían hacer cargo de la herida que tenía mi mujer y nos derivaron al Hospital Universitario San Juan, al cual llegamos aproximadamente a la 1:50 de la mañana. Nos atendieron muy bien. Nos decían las cosas como primera opción en catalán y luego en castellano, lo que no suponía problema. Nos parece normal. Entendimos que debía ser su comunicación diaria».
El marido añade que «después de ser atendida por varios médicos, por fin determinaron que el corte era mucho más grave de lo que pensaban en un primer momento, por lo que nos comunicaron que tenían que operar de urgencia para poder revisar la herida en el quirófano».
El matrimonio revela que, entre la pelea, por la lengua, el cambio de centro sanitario, los cambios de versión y demás «no nos dio ninguna tranquilidad, ya que no habían hecho ninguna prueba radiológica, TAC o resonancia» en el centro perteneciente a la Sanidad catalana.
Si hasta ese momento, la asistencia médica en la Sanidad catalana fue todo un baile y caos, a partir de ahí «empieza nuestro calvario», según relata el marido.
«Pedimos que nos entregaran un informe para poder trasladar a mi mujer a Madrid», detalla el marido. Pero dicho informe se niegan a entregarlo en castellano, pese a las prisas que los propios médicos habían mostrado: «Nos lo dan en catalán. Yo no le di la mayor importancia, porque le pregunté a la doctora que si el informe final sería en castellano y me aseguró que sí». En ese momento, la familia remitió dicho informe a su compañía aseguradora, que, a su vez, lo reenvió a la Clínica Cemtro en Madrid.
A vueltas con el informe
Pero la familia no tardó en descubrir el problema: «La clínica nos dice que no pueden hacerse cargo de mi mujer, al no entender el informe». Desde las 8:00 de la mañana hasta as 17:30, la familia, con la mujer con el tendón seccionado y los dos nervios cortados, intentó que les tradujeran dicho informe en instancias sanitarias, con el fin de que el informe en castellano fuera oficial.
«Pero, al no estar ya de guardia la doctora no pudieron abrir el informe y, según nos dijeron, no podían modificarlo. Nos pasamos más de 8 horas esperando la traducción de dicho informe, y a las 17:30 tomamos la decisión de irnos por nuestros propios medios», destaca el marido de la accidentada. Y, eso sí, por supuesto, sin el informe en castellano.
«El traslado fue por nuestros medios, en nuestro coche, con mi mujer con una herida y con mi hija de 7 meses. Nos subimos al coche y después de una hora de viaje me di cuenta de que llevaba sin dormir más de 24 horas y que el viaje era un riesgo adicional debido al cansancio: tuvimos que llamar a un familiar que nos recogió y nos llevó, por fin, hasta Madrid».
El marido cierra su crónica con un mensaje: «Creo que todo esto es innecesario, pago mis impuestos, que se destinan a cualquier provincia. Y siento que están jugando con nuestra salud y con nuestras vidas. Hemos sufrido una profunda sensación de impotencia y abandono que no habíamos sentido nunca».
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