¿Adivina que le falta a este 2020 para ser completo? Sí, lo has acertado, un gran terremoto. Todo el mundo sabe que Los Ángeles tiene un problema de terremotos. La segunda ciudad más grande de Estados Unidos se asienta sobre 100 fallas geológicas; un gran terremoto es una parte inevitable de su futuro.
Estamos hablando del “Big One”, un inimaginable movimiento telúrico único en su tipo, que tendría su origen en la falla de San Andrés, California, al norte de la frontera con México. Si ocurriera, en menos de dos minutos, Los Ángeles y sus extensos suburbios temblarían como si fueran gelatina.
La sacudida del temblor de magnitud 7,8 o superior duraría tres minutos, 15 veces más que el catastrófico terremoto de Northridge de 1994, que causó 72 muertos y 12.000 heridos.
Las tuberías de agua y alcantarillado estallarían, el sistema de suministro eléctrico dejaría de funcionar, las principales vías de accesos a las ciudades acabarían destruidas, algunos edificios de gran altura con estructuras de aceros y de hormigón colapsarían.
Los hospitales no podrían atender a los miles o millones de heridos mientras que todo el sur de California sufriría las consecuencias irreparables en la economía. Ahora bien, la buena noticia es que California lleva décadas preparándose para este escenario, pero la mala noticia es que podría ocurrir dentro de muy poco.
Inminente Big One
Un enjambre de terremotos detectados a solo ocho kilómetros del extremo sur de la falla de San Andrés en California ha dado la alarma entre los expertos de que un terremoto mayor podría ocurrir en los próximos días. El Servicio Geológico de EE. UU. (USGS) registró un terremoto de magnitud 4.6 a las 05:56 hora local del lunes debajo del Mar de Salton, que fue el más grande de todo el enjambre en golpear.
Los movimientos telúricos comenzaron con una magnitud de 3,2 a las 3:33 hora local, seguido de terremotos de magnitud 4 a las 6:03 y 9:29. Y el USGS ha advertido que este enjambre en San Andrés podría provocar el temido Big One (El Grande), el catastrófico terremoto de magnitud 7 o superior. La falla de San Andrés es un trozo de la corteza terrestre que se extiende a unos 1300 kilómetros a través del estado de California.
La región cambia, debido al movimiento tectónico asociado con los ocasionales terremotos grandes, por lo que los expertos están realmente preocupados de que el Big One pueda ocurrir en cualquier momento. La razón de la preocupación es que el enjambre del lunes es solo el cuarto que ocurre en los últimos 88 años.
“La sección más al sur de la falla de San Andrés es capaz de romperse en terremotos de gran magnitud (magnitud 7+), pero el último terremoto tan fuerte fue hace más de 300 años”, dijo el USGS en un comunicado. “En una semana típica, hay aproximadamente una probabilidad de 1 en 10,000 de un terremoto de magnitud 7+ en la falla de San Andrés más al sur. Esa probabilidad es significativamente elevada mientras que la actividad del enjambre sigue siendo alta.”
El USGS ha planteado tres posibles escenarios que podrían ocurrir esta semana, como resultado del pequeño enjambre. El primero, que tiene una probabilidad de alrededor del 80 por ciento, sugiere que los terremotos podrían continuar, pero no serán mayores que la magnitud 5.4 durante los próximos siete días.
Una segunda opción, con un 19 por ciento de posibilidades, es que podría ocurrir un terremoto más grande de magnitud 5,5 a 6,9 y la última sería de magnitud 7 o superior; este escenario tiene solo un uno por ciento de posibilidades de que ocurra. Aunque el USGS tiene algunas opciones de lo que podría suceder durante los próximos siete días, no están seguros de cuánto durará la actividad del enjambre.
“Incluimos esta incertidumbre en la duración del enjambre en nuestros pronósticos”, continuó explicando la agencia. “La probabilidad de grandes terremotos seguirá siendo elevada mientras continúe el enjambre. Aproximadamente la mitad de los enjambres en esta área terminan en una semana. Actualizaremos nuestro pronóstico a medida que la actividad del enjambre aumente o disminuya, o si ocurren terremotos más grandes.”
Si bien los grandes terremotos pueden ocurrir fácilmente sin ningún aviso detectable, California tiene un historial de terremotos más pequeños que preceden a los megaterremotos.
En 1857, la falla de San Andrés sufrió un temblor de magnitud 7,8 precedido por dos terremotos de menor escala más al norte y, en 1992, un terremoto de magnitud 6,1 en el Parque Nacional de Árboles de Josué inició una serie de terremotos cada vez más fuertes. Un terremoto de magnitud 7.1 en julio de 2019 fue el sismo más poderoso que sacudió el estado en dos décadas.
Los geólogos llevan años advirtiendo que el Big One podría ocurrir en cualquier momento, sin previo aviso. Pero al igual que ha ocurrido con la pandemia de coronavirus, los gobiernos no deciden tomar mediadas hasta que es demasiado tarde. Y lo peor de todo es que como siempre es la población la que sufre las consecuencias.
¿Ocurrirá el Big One esta semana? ¿Qué consecuencias tendrá a nivel mundial?
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