El gobierno hondureno afirma haber encontrado la legendaria "Ciudad Blanca" en las impenetrables selvas la region Mosquitia.
Hace un tisempo, el 15 de mayo, durante una sesión sostenida entre el Presidente de Honduras Porfirio Lobo y su Consejo de Ministros, se anunció oficialmente que mediante un sistema de scanner satelital se había encontrado evidencia de lo que podría ser la legendaria “Ciudad Blanca”, una de las ciudades perdidas más famosas de América.
La “Ciudad Blanca” estaría oculta en la espesa jungla hondureña de la región Mosquitia formada por árboles de 75 metros de altura. La Mosquitia es una región de gran riqueza natural, ubicada al este de Honduras, que alberga más de 200 sitios arqueológicos y que está habitada por cinco grupos étnicos: misquitos, tawahka, pech, garífunas y ladinos.
Virgilio Paredes, director del Instituto de Antropología e Historia de Honduras (IHAH), explicó que este esfuerzo empezó hace dos años cuando el presidente Porfirio Lobo les ordenó que investigaran
la “Ciudad Blanca”. Según Paredes, están tan seguros del hallazgo que han enviado un comunicado de prensa anunciándolo:
“Hemos encontrado lo que podría ser, según los arqueólogos e historiadores, lo que puede ser el mayor descubrimiento arqueológico antropológico del mundo del siglo XXI, una ciudad perdida, no se sabe qué es, no se sabe si es una estructura, pero sí se ha constatado, por especialistas que conocen esta tecnología y el comportamiento del terreno, y sí hay mucha estructuras hechas por el hombre”
Sin duda alguna, palabra mayores…
La historia de la “Ciudad Blanca”
La “Ciudad Blanca” es una ciudad perdida como el Dorado y el Paititi. Es otra de esas ciudades escondidas de las que hablaban los nativos americanos con naturalidad y que la desmedida ambición de los conquistadores españoles convirtió en una quimera dorada. Una quimera con la que algunos exploradores continuaron soñando a través de los siglos.
La primera referencia al lugar que podría ser considerado como la “Ciudad Blanca” se le atribuye a Hernán Cortés (1485-1547). En 1526, Cortés le escribe una carta Carlos V, en ella se refiere a una misteriosa ciudad que podría tener más riquezas que México:
“Tengo noticia de muy grandes y ricas provincias, y de grandes señores en ella, de mucha manera y servicio, en especial de una que llaman Hueitapalan, y en otra lengua Xucutaco, que ha seis años que tengo noticia de ella, y por todo este camino he venido en su rastro, y tuve por nueva muy cierta que está ocho o diez jornadas de aquella villa de Trujillo, que puede ser cincuenta o sesenta leguas. Y de ésta hay tan grandes nuevas, que es cosa de admiración lo que de ella se dice, que aunque falten los dos tercios, hace mucha ventaja a esta de México en riqueza, e iguálale en grandeza de pueblos y multitud de gente y policía de ella.”
La ciudad perdida de Cristóbal de Pedraza
La segunda referencia aparece años después, en 1544, cuando Cristóbal de Pedraza (1485-1553), obispo de la Diócesis de Trujillo, le escribe una carta al rey de España en la que menciona una misteriosa ciudad en la jungla centroamericana. Pedraza aseguró haber llegado a una montaña en plena selva de la Mosquitia desde donde podía contemplar una impresionante ciudad indígena:
“…y preguntándoles por nuestros naguatatos que quiere decir interprete que tierra era aquella respondieron que taguisgualpa, que quiere decir en su lengua donde se funde el oro, por respecto que en el pueblo más principal della esta una casa de fundición, y vienen de muchas partes de la tierra a fundir oro y de aquellas sierras que dicen que son cerca de Veragua.”
Taguisgualpa o Taguzgalpa no es una deformación del nombre de la capital de Honduras, Tegucigalpa, sino que era el nombre con el que los conquistadores denominaban a la región ubicada en el noreste de Honduras, entre el rio Coco y la villa de Trujillo.
No sabemos si estos dos relatos se refieren a la misma ciudad pero definitivamente coinciden en la zona geográfica y describen a un lugar con muchas riquezas.
La tercera mención a la “Ciudad Blanca” la realizó el explorador norteamericano Theodore Morde en 1940, luego de una expedición de cinco meses por la jungla hondureña.
La ciudad perdida del Dios Mono
Según Morde, los nativos de la región se referían a la zona donde está ubicada la ciudad como el territorio de los Urus, que significa “los hijos de los hombres peludos” y por eso tenían temor de entrar en sus dominios. Las leyendas de la zona, recogidas por Morde, cuentan que los Urus eran hijos de los Ulaks, seres que eran mitad hombre y mitad espíritu, y que tenían la apariencia de hombres-mono.
En su relato publicado el 22 de setiembre de 1940 en el diario Milwaukee Sentinel, Morde cuenta que algunos indígenas locales lo ayudaron a penetrar en la selva hondureña hasta llegar a una misteriosa ciudad perdida. En la entrada de la ciudad había una pirámide con dos columnas a sus lados: la columna derecha tenía grabada la imagen de una araña y la izquierda la de un cocodrilo. En la parte superior de la pirámide había un altar para realizar sacrificios junto a la estatua de un mono, esculpida en piedra.
Este último detalle unido a las leyendas sobre los hombres-mono que relataban los nativos de la región hizo que Morde bautizara la ciudad como la “Ciudad perdida del dios mono”.
Aquí un extracto del artículo publicado en el diario Milwaukee Centinel:
“Estoy convencido que he encontrado el lugar de la legendaria ‘Ciudad perdida del dios mono’. La antigua capital de los desaparecidos Choroteganos – una civilización quizás más antigua que los mayas y los aztecas…la hemos encontrado penetrando profundamente en la muy poco conocida región Mosquitia… era el sitio ideal para la ciudad. Montañas como torres formaban el fondo de la escena. Cerca, una catarata…no puedo dar una ubicación más precisa que esta porque, como ya he escrito antes, hay muchos que han buscado la ‘Ciudad Perdida del Dios Mono’ atraídos por sus historias de tesoros y nosotros queremos encontrarla intacta cuando regresemos…”
Al parecer, Theodore Morde empezó a buscar financiamiento para su nueva expedición y encontró a una organización británica que decidió apoyarlo. Lamentablemente, semanas después, Theodore Morde fue atropellado por un vehículo en Londres. Morde murió sin dejar ninguna indicación sobre la localización de la ciudad perdida.
No tenemos como saber si los relatos de Hernán Cortés, de Cristóbal de Pedraza y de Morde mencionados líneas arriba, se refieren a la misma ciudad. En todo caso, los tres relatos se refieren a la misma zona de la selva hondureña.
La existencia de una ciudad perdida en las impenetrables selvas de la Mosquitia hondureña no está fundamentada solamente en estos tres relatos sino también en las tradiciones orales de los habitantes de la zona.
La “Ciudad Blanca” de los Pech
Las tradiciones de los indios Pech mencionan a un lugar legendario llamado la “Casa Blanca” que fue creado por el relámpago y el trueno bajo el poder sobrenatural del dios Wata. Según los Pech, los dioses se refugiaron en esta ciudad después de la llegada de los conquistadores. En esta ciudad llamada Kao Kamasa (Casa Blanca) en la lengua nativa, existirían figuras de animales y seres humanos talladas, a escala natural, en la piedra.
Christopher Begley, uno de los antropólogos que mejor conoce la Mosquitia hondureña, recogió otros relatos orales de los habitantes de la región que sostienen que la Ciudad Blanca solo está perdida para los exploradores y buscadores de tesoros y que nunca ha estado perdida para quienes viven en esa zona hace miles de años. Las leyendas indígenas que recogió Begley dicen que solamente alguien que habla con fluidez todos los lenguajes indígenas de la región puede visitar la ciudad perdida y regresar de nuevo.
Como hemos visto, la “Ciudad Blanca” es una leyenda compuesta de crónicas españolas, relatos de exploradores y tradiciones orales que no necesariamente coinciden en todos los detalles.
Entonces, tomando en cuenta que quizás la “Ciudad Blanca” no sea más que una idea forjada en el imaginario colectivo, resulta sorprendente que el gobierno hondureño, a través del sitio web del IHAH (ver imagen de abajo), haya catalogado el hecho de “descubrimiento” cuando aun no saben con certeza que es lo que han descubierto. En un contradicción que solo puede ser intencional, el texto del sitio web del IHAH que explica el hallazgo dice claramente que aún no han confirmado si se trata de la Ciudad Blanca:
“El análisis inicial de los datos LIDAR indican lo que pudiese ser evidencia de la existencia de ruinas arqueológicas dentro del área territorial que por mucho tiempo se ha rumorado que contienen la legendaria Ciudad Blanca.”
Los restos arqueológicos han sido detectados con la tecnología de Detección Aérea de Luz y Medidas de Rangos (LIDAR, por sus siglas en inglés).
El sistema LIDAR funciona enviando aviones a la zona que se quiere analizar. Estos aviones equipados con laser envían mas de 100, 000 pulsos cortos de laser por segundo hacia la superficie. La luz del laser choca contra la superficie (sea cual fuere la misma: la copa de un árbol, una roca, una estructura artificial, etc.) y regresa al avión. El tiempo que demora la luz del laser en regresar al avión les dice a los científicos la altitud de ese punto específico en el terreno. El sistema LIDAR, en la actualidad, puede detectar diferencias de 10 centímetros en el terreno.
El increíble LIDAR
El estudio fue financiado por la empresa UTL con el apoyo técnico de la Universidad de Houston, de la Fundación Nacional Científica (NSF) y del Centro para Mapeo Aéreo por Laser (NCALM).
Aunque ninguna de estas entidades ha hecho públicas las imágenes del LIDAR que muestran la supuesta “Ciudad Blanca”, Bill Carter, ingeniero de la Universidad de Houston encargado del LIDAR para este proyecto, explica que lo que han visto son líneas rectas y ángulos rectos que no aparecen normalmente en la naturaleza. El área en la que se encontrarían las ruinas tiene aproximadamente cinco kilómetros cuadrados.
El hombre responsable del proyecto y del hallazgo, si este se confirma, es el cineasta y ganador de un premio Emmy, Steven Elkins de la empresa UTL. Steve Elkins, quien siempre tuvo un interés especial en las historias de la “Ciudad Blanca”, decidió algunos meses conseguir el capital, el equipo técnico y el permiso del gobierno hondureño para realizar el estudio como parte de un documental sobre la ciudad perdida. Ahora, gracias al supuesto hallazgo, el proyecto ha tomado otra magnitud.
El siguiente paso será visitar la zona y confirma in situ lo que han podido apreciar los ingenieros en las imágenes capturadas por el LIDAR. El director del IHAH, Virgilio Paredes, explicó durante el Consejo de Ministros que no hay acceso a la zona ni por tierra, agua o aire y que la confirmación no será fácil:
“La zona está bastante poblada (de árboles), son árboles que ya se midieron, son árboles de 70 metros, aún por aire va a ser sumamente difícil entrar, por eso se va a conformar a un equipo, porque por miles de años nadie ha estado allí”
Al margen de lo complicado que es definir lo que es la “Ciudad Blanca” parece que el equipo de UTL y la Universidad de Houston ha encontrado algo importante. Esto se hace más evidente si observamos el nivel de resolución que presentan la imágenes registradas por el sistema LIDAR (ver arriba). No hay mucho espacio para una equivocación garrafal.Sin embargo, es imposible determinar si se trata de la misteriosa “Ciudad Blanca”.
Las dos siguientes corresponden a una de las anomalias detectadas en la selva de Mosquitia con el sistema LIDAR que según el gobierno hondureño y la empresa UTL podría ser la “Ciudad Blanca”.
Los arqueólogos protestan
Para finalizar, hay que mencionar que arqueólogos como Rosemary Joice, quien ha trabajado en Honduras, han levantado su voz de protesta porque consideran que no es serio que el gobierno hondureño anuncie el descubrimiento sin haber ido ni siquiera al lugar y sin haber consultado el descubrimiento a ningún arqueólogo:
“El grupo promoviendo la historia, dirigidos por un director de documentales, ha emitido un comunicado de prensa en inglés el 15 de mayo promoviendo la idea de que lo que se ve en las imágenes del LIDAR es la legendaria “Ciudad Blanca”. Aunque su comunicado de prensa menciona que se ha trabajado con arqueólogos, de hecho, ninguno ha sido parte de este proyecto, si hubieran sido parte del proyecto, probablemente hubieran impedido que promovieran la historia como el descubrimiento de una ciudad legendaria.”
Es cierto que para hacer un anuncio del calibre del que ha realizado el gobierno hondureño se necesita más que una imagen satelital que solo representa altitudes en el terreno, así esta sea la más extraña jamás registrada.
Es mucho más profesional decir que han encontrado una estructura extraña y que están en proceso de exploración como ha hecho el equipo de Ocean Explorer en relación al objeto extraño detectado hace unos meses en las profundidades del mar Báltico.
Quizás podría ser una movida publicitaria del gobierno hondureño para ponerse a la par de los gobiernos de México y Guatemala, quienes, como ya hemos mencionado en otra entrega, han sabido aprovechar, sin escrúpulos, la apocalíptica expectativa del 2012 para atraer más turistas.
Una no tan blanca ambición
Los Divulgadores nos preguntamos por qué no nos podemos poner de acuerdo en estos temas. La opinión pública necesita tque un arqueólogo que conozca la región aporte su opinión sobre el hallazgo.
¿Dónde está la transparencia? ¿Es un problema de ego? ¿de celos profesionales? o ¿de falta de ética?
En realidad, lo único que nos falta es que los gobiernos empiecen a poner a disciplinas como la arqueología y la historia a la sombra de sus intereses.
A pesar de estar en los albores del siglo XXI, la historia se repite.
Juan Moricz no reveló la ubicación de la supuesta biblioteca metálica de la Cueva de los Tayos, Morde tampoco reveló la ubicación de su “Ciudad Perdida del Dios Mono” y el gobierno hondureño no ha revelado la ubicación de la supuesta “Ciudad Blanca”. Los tres casos apelan al mismo argumento: no hacer pública la ubicación del descubrimiento para protegerlo.
¿Protegerlo de quién? ¿de los bárbaros? ¿quién lo va a robar?
Un posible descubrimiento arqueológico que podría ayudarnos a descifrar nuestro pasado se convierte, una vez más, en el triste espejo de nuestras ambiciones…
Los Divulgadores hemos contactado al director del IHAH para obtener más información sobre este hallazgo y los mantendremos informados.
Fuentes: El Tiempo, La Prensa, Guerrilla Explorer, La Tribuna, Honduras Culture Politics, Market Watch, Honduras Weekly, PDCNET, Mosquitia, IHAH, University of Houston.
por Alan Brain
Fuente:http://losdivulgadores.com/2012/06/la-ciudad-blanca-de-honduras-mito-o-realidad/