“La rueda dio un giro completo y dejó al descubierto lo que siempre había estado oculto y encubrió lo que había sido patente. La vida se manifestó en un espectro de diversos colores.
Las dos serpientes salieron de la oscuridad.
El que movía la rueda tenía aspecto de hombre, y por encima del movimiento estaba siempre la esfinge alada.
Y la rueda giraba sólo en un sentido, siguiendo la trayectoria del sol.”
(ELEUZEL.)
Por el año 1964, los científicos americanos trabajaban intensamente en un proyecto: descubrir si uno de los satélites de Marte era una plataforma, una nave puesta en órbita por otras civilizaciones y con tripulaciones a bordo.
Todos los científicos estaban de acuerdo en afirmar que el satélite de Marte, Phobos, representa verosímilmente una gigantesca plataforma espacial de 8,047 kilómetros de diámetro. La confirmación de esta teoría sería importante no sólo para la ciencia, sino para la historia de la humanidad, porque dicha plataforma no ha sido, no pudo ser, construida por nuestros científicos, sino por seres pertenecientes a otros planetas o por habitantes de Marte.
[b style="color: #b45f06;"]Los satélites artificiales de Marte, construidos por seres del espacio[/b]
Hay que decir, en relación con Marte, que tiene dos satélites, llamados Phobos y Deimos. Fueron descubiertos en el año 1877. Phobos gira en una órbita que dista 9.000 kilómetros de Marte. Realiza una vuelta completa en torno a Marte en siete horas y treinta y nueve minutos.
Tiene, según las últimas comprobaciones, algo más de ocho kilómetros de diámetro. Deimos gira en una órbita más lejana, a una distancia de 20.000 kilómetros, y realiza una vuelta completa en torno a Marte en treinta horas y dieciocho minutos. Por referencia a estos datos, debemos añadir que Marte tiene un diámetro de 6.780 kilómetros y realiza su movimiento de rotación en veinticuatro horas y treinta y siete minutos.
Estos datos, sin aparente relación, tienen, sin embargo, un gran valor comparativo.
Hoy todos los científicos están a favor de la tesis de que los dos satélites marcianos son de construcción artificial. Tal vez por eso ha interesado tanto a la N.A.S.A. llegar a Marte cuanto antes.
Hace diez años se dedicaron 55.000 millones de dólares solamente para investigar este hecho. Los norteamericanos Fred Hoyle (físico) y Fred Singer (astrónomo) llegaron a la conclusión definitiva de que ambos satélites eran de construcción artificial. Raymond E. Wilson, jefe del Servicio de Cálculo Matemático del Servicio de Aeronáutica Nacional Americana, estuvo encargado por la Administración espacial N.A.S.A. de controlar dicho proyecto, que incluyó el lanzamiento de sondas espaciales capaces de comprobar si el satélite Phobos era de construcción artificial.
Los dos satélites de Marte fueron descubiertos por el astrónomo norteamericano Asph Hall. Durante ochenta años nadie les prestó la más mínima atención, pero repentinamente, después de los primeros viajes espaciales, han sido el punto de atención de los científicos rusos y americanos.
Hasta ahora no se habían hecho buenas fotos de los dos satélites, porque la luz reflejada desde el Planeta Marte convierte a los satélites en invisibles.
Quien verdaderamente levantó la liebre sobre la posibilidad de que Deimos y Phobos fuesen satélites artificiales, fue el científico ruso S. E. Shklovsky, el cual publicó ya en el año 1959 los resultados de sus investigaciones sobre los dos satélites marcianos. Dichas conclusiones se centraban especialmente en Phobos, por su proximidad al planeta de origen y por sus características. Sus conclusiones decían así:
“Debemos admitir que Phobos es un satélite artificial, construido de duraluminio. Verosímilmente Phobos está internamente vacío, dada su velocidad de rotación. A esta conclusión se llega teniendo en cuenta que Phobos disfruta de unas características muy especiales:”
“A) Ningún planeta o satélite es tan pequeño como Phobos.”
“B) Los dos satélites de Marte, Phobos y Deimos, están excesivamente próximos al planeta propio. Actualmente, se considera que Phobos dista sólo de la superficie marciana entre 6.000 y 9.000 kilómetros, con tendencia a la disminución.”
“C) Phobos se mueve, en su movimiento de rotación, a una velocidad cuatro veces mayor que la del planeta propio. Esta teoría es totalmente imposible en astrofísica para un satélite natural. Ningún satélite puede moverse a mayor velocidad que el planeta en torno al cual gira, porque en principio ambos proceden de la misma masa y tienen la misma velocidad.”
“D) Phobos disminuye su velocidad cuando se aleja de Marte. Precisamente éste es el mismo fenómeno observado en los satélites artificiales, puestos en órbita en torno a la Tierra por la U.R.S.S. o por U.S.A.”
Hasta aquí la teoría del científico ruso Shklovsky. Con ocasión de la investigación oficial de la N.A.S.A. sobre los dos satélites, el periódico americano Enquirer publicó las opiniones de varios científicos sobre el particular.
Raymond E. Wilson, jefe del Servicio de Cálculo Matemático del Servicio de Aeronáutica Nacional Americana, aceptó tal posibilidad, pero mantuvo sus reservas, dada su participación oficial en el proyecto que tenía por objeto determinar las características de los dos satélites. Sin embargo, otros colegas científicos americanos se manifestaron abiertamente.
H. H. Sinton, astrónomo americano del observatorio de Wisconsin, en un debate que tuvo lugar en la Academia de Ciencias de los Estados Unidos, se declaró totalmente de acuerdo con la teoría de que Deimos y Phobos eran artificiales con estas palabras:
“Phobos puede ser una gigantesca plataforma con hombres, mujeres y niños en su interior. Incluso Deimos, mucho mayor en tamaño, puede serlo.”
Fred Hoyles, astrofísico, profesor de Astronomía en la Universidad de Cambrigde, en Inglaterra, colaborador de los observatorios Wilson y Monte Palomar en California, ha dicho:
“La teoría de que Phobos y Deimos son artificiales es la única que esclarece, que puede esclarecer, el misterio de los dos satélites.”
En contra de ellos se manifestó Clyde Tombauch, diciendo que en Marte no existen materiales adecuados para construir una tal base.
¿Quién construyó los satélites artificiales de Marte? Los científicos terrestres han llegado a la conclusión de que son artificiales y de que no pudieron ser construidos por nuestra civilización. Sin embargo, antes de escuchar las opiniones y de transcribir los documentos de Eugenio Siragusa sobre este tema, debemos escuchar relatos importantes.
Se refieren a contactos con seres del exterior, identificados como habitantes de Marte. En estos mensajes se alude directamente a los satélites artificiales Deimos y Phobos, a su origen y a las funciones que cumplen respecto de su planeta de origen.
[b style="color: #b45f06;"]Deimos y Phobos, construidos para equilibrar la órbita de Marte[/b]
En la segunda parte de este capítulo haremos referencia a los organismos que han investigado tanto en U.S.A. como en la U.R.S.S. los fenómenos paralelos a los platillos volantes. En dicho apartado pormenorizaremos sobre conversaciones, mensajes y avistamientos. Ahora queremos aludir parcialmente a dos hechos fundamentales.
En el año 1921 Guillermo Marconi experimentaba la telecomunicación.
En la primavera de ese año desarrollaba un intenso programa experimental de radiotelegrafía en la atmósfera, a bordo del Electra, un barco que operaba en el Mediterráneo. El día quince de las experimentaciones, el receptor capó una señal intermitente. Esta señal de ondas desconocidas llamó poderosamente la atención de Marconi, y las desvió para comprobar su longitud.
Se dio cuenta de que eran ondas cortas de 30.000 metros de longitud, y hasta ese momento la máxima longitud conocida era de 14.000 metros. Estudiando detalladamente las ondas, vio que provenían de una emisora y que posiblemente tenían un código conocido. Observando detenidamente las señales recibidas, llegó a la conclusión de que eran señales parecidas a las de nuestro abecedario morse.
Para seguir estudiando dichas ondas, las mandó registrar en otros laboratorios de América del Sur, y así pudo comprobar que eran mucho más claras cuando el planeta Marte estaba más próximo a la Tierra.
Naturalmente, esta coincidencia no era más que un indicio, pero este tipo de punto de origen es fundamental para la intuición de un científico. Partiendo de este indicio, Marconi intentó llevar a cabo un vasto proyecto de alcance internacional, con la intervención directa de numerosos países.
David Todd, profesor americano de Astronomía, fue encargado de la organización de una prueba radiofónica a nivel internacional. Los Estados Unidos, valiéndose de sus enlaces diplomáticos, consiguieron que todas las estaciones superpotentes suspendiesen sus transmisiones durante cinco minutos en cada hora desde las veintitrés horas y cincuenta minutos del 21 de agosto a las veintitrés horas y cincuenta minutos del 23 del mismo mes, en cuyo período Marte se encuentra a la distancia mínima de la Tierra.
Con este motivo, el joven investigador americano Francis Jenkins preparó un aparato registrador de radiofotomensajes. Estuvo conectado las treinta horas que duró la prueba, y cuando el filme fue revelado, se encontraron con que la banda había sido impresionada de un lado con puntos y rayas, y de otro, con intervalos de media hora, de figuras en forma de mirada humana diseñada toscamente.
El documento fílmico fue examinado concienzudamente por los militares, sin llegar a ninguna conclusión. Hoy se encuentra en la división de Radio Bureau of Standars. Su significado no fue desvelado.
Sobre esta y otras experiencias preguntaremos al señor Siragusa en el capítulo XII; de momento, podemos añadir que, como aportación documental de este libro, publicamos las fotos de extraterrestres que revelan esos rasgos. El registrador de radiofotomensajes lo que hizo fue llevar a cabo el diseño de imágenes que Eugenio Siragusa ha fotografiado.
La segunda historia con que pretendemos terminar este relato sobre los satélites de Marte está protagonizada y contada por el propio interesado: Byron Goodman.
Permanece en secreto el nombre de quien le narró dicha historia, un radioaficionado de los Ángeles, redactor técnico de Q. S. T. (órgano oficial de la American Radio League y de la International Amateurs Radio Union).
“A finales del año 1926 entré en contacto casualmente con seres de otro planeta. Hacía tiempo que había logrado enviar una señal a intervalos de cinco minutos, y recibía una respuesta ocho minutos después de mi llamada. La respuesta definitiva la tuve el 20 de mayo de 1926, ocho minutos después de mi llamada. Tras varios intercambios de contactos, mi interlocutor me mandó un mensaje para construir una antena más poderosa, porque mi señal se recibía muy débil.
Lo hice al día siguiente, y nada más emitir la señal recibí una respuesta clarísima. Estuvimos comunicando quince horas. Mi interlocutor me dijo que era de Marte y que había descifrado nuestro código captando las ondas de nuestros radioaficionados. Me preguntó si había contado a alguno mi experiencia, y ante mi negativa, me respondió que me daría elementos para poder contactar con los habitantes de otros planetas.
Con un instrumento perfeccionado que él me enseño a construir, conecté con otros muchos planetas, pero dicho contacto era posible solamente cuando resultaban visibles por la noche desde nuestro hemisferio. El planeta más difícil era Venus. Para conectar con él, había que enviar una señal de doscientos kilovatios.”
Al principio, el propio Goodman, que escuchó esta historia, no se la creyó. Pero tenía los elementos para poderla comprobar, y quiso realizar una experiencia ante testigos.
Goodman fue llevado por dicho radioaficionado a su laboratorio de una pequeña villa a las afueras de los Ángeles. En su presencia fue enviada una señal, y se recibió la respuesta inmediata. El contacto lo habían hecho esta vez con una nave que pasaba a la altura de la ionosfera de nuestro planeta.
Goodman escuchó y comprobó esta historia en el año 1950. Tres años después él mismo, en unión de George Williamson (astrólogo) y su mujer Betty (profesora de Química), de Alfred Bayley y su mujer Betty, de los estudiantes B. Bowen y Ronald Tucker, repitió la experiencia y levantó acta notarial. El 7 de marzo de 1953 un notario de Arizona, Scott, tomó juramento de los participantes de la experiencia. Ellos negaron pertenecer a ningún grupo político, científico o religioso.
El grupo presidido por Goodman recopiló un buen número de mensajes que aparecieron publicados en un libro titulado The saucers spek. La frecuencia más habitual de sus comunicaciones tuvo lugar en los 450 kilociclos. El contacto con los marcianos fue seguido en código morse. También lo intentaron por radiotelefonía, pero el ruido de fondo hacía imposible el contacto.
Transcribo a continuación uno de los mensajes, porque hace referencia a Phobos y Deimos. Fue recibido el 17 de agosto del año 1952. El sujeto emisor se identificó como “Zo”, del planeta “Masar”, es decir, Marte.
“VUESTRAS BOMBAS ATÓMICAS DESTRUYEN EL EQUILIBRIO UNIVERSAL. LA BOMBA DE HIDRÓGENO PODRÍA HACER DE VUESTRO PLANETA UN CINTURÓN DE ASTEROIDES. ESTO SUCEDIÓ HACE MUCHOS MILENIOS EN EL PLANETA DE LA QUINTA ÓRBITA DEL SISTEMA SOLAR.
NOSOTROS SABEMOS LO QUE ESTÁIS HACIENDO, PERO NO PODEMOS INTERVENIR. EN EL ANTERIOR DESASTRE HUBIÉRAMOS SIDO LANZADOS FUERA, ARROJADOS LEJOS DEL SISTEMA SOLAR SI NO HUBIERA SIDO POR LOS DOS SATÉLITES ARTIFICIALES PHOBOS Y DEIMOS, DE NATURALEZA METÁLICA, QUE CONSTRUIMOS PARA EQUILIBRAR NUESTRA ÓRBITA.”
Tenemos también otro documento que corrobora esta misma teoría. Esta archivado en las dependencias del N. I. C. U. P. La protagonista fue Geraldine Eigenfel, de treinta y siete años de edad, mujer de un radioastrónomo. La señora Eigenfel venía recibiendo numerosas comunicaciones de extraterrestres, todas de carácter general. La tarde del 21 de junio de 1963, puesta a la escucha, registró el siguiente mensaje:
“LA DESTRUCCIÓN DE UN PLANETA QUE ORBITABA EN LA QUINTA ÓRBITA DEL SISTEMA SOLAR, ACAECIDA MUCHOS SIGLOS ANTES DE AHORA, PUSO EN PELIGRO INCLUSO AL PLANETA MARTE. NOSOTROS NOS SALVAMOS CONSTRUYENDO DOS GRANDES SATÉLITES ARTIFICIALES, QUE RESTABLECIERON EL EQUILIBRIO DE NUESTRO PLANETA.”
Esta comunicación fue registrada, y no existen dudas de que sea de origen estelar. Cuanto asegura el desconocido interlocutor de la señora Eigenfel, confirma la teoría científica terrestre sobre los dos satélites de Marte, Phobos y Deimos. De hecho, reflejan demasiada luz, y por tanto, no pueden ser de la misma materia que la de los restantes planetas.
Ambas afirmaciones coinciden también con el relato del señor Siragusa sobre la destrucción del continente Mutolteca, a causa del cataclismo que provocó la aniquilación del planeta que orbitaba en la quinta órbita de nuestro sistema solar.
Volveremos sobre este tema en los siguientes capítulos, interrogando directamente a Eugenio Siragusa. Queremos terminar esta aportación documental con algunos datos sobre los viajes a la Luna y los avistamientos de luces, monumentos y ovnis por los astronautas.
[b style="color: #b45f06;"]Monumentos en la Luna. Los astronautas, seguidos por ovnis[/b]
Uno de los trabajos publicados en el boletín del C. S. F. C. fue el relacionado con los avistamientos y las luces que siguieron a los astronautas desde 1962 a 1969, incluidos los viajes tripulados a la Luna.
La revista Argosy, con fecha 9 de julio de 1970, publicaba un importante documento relacionado con los datos y las pruebas que obraban en poder de la N. A. S. A. y el E. N. T. E. soviético. El redactor científico de la revista Ivan Sanderson escribía al comienzo del artículo:
“La N. A. S. A. y el E. N. T. E. espacial soviético están en posesión de claras pruebas fotográficas de la existencia sobre la Luna de monumentos que parecen obra de seres inteligentes.”
“En la U. R. S. S. estas fotografías han sido ampliamente publicadas, y sobre ellas se han llevado a cabo hipótesis y análisis determinados, mientras que en Estados Unidos, por ahora, han sido mantenidas en el más riguroso secreto.”
“Algunos científicos americanos han afirmado que el obelisco más grande tendrá una base de unos 15 metros y una altura probable de 12 a 23.”
“El técnico espacial soviético Alexander Abramov ha afirmado que la formación de esta serie de obeliscos reproduce exactamente la disposición de las tres grandes pirámides de Egipto.” “Los monumentos descubiertos por los americanos se encuentran a 3.210 kilómetros de los descubiertos por los rusos.”
“El misterio de los monumentos se ha incrementado después de la publicación, en 1968, del Catálogo cronológico de acontecimientos lunares observados.”
“Entre dichos fenómenos catalogados figuran, en primer lugar, luces, ya estacionarias, ya en movimiento, cráteres en perfecta alineación, completamente circulares, rematados por cúpulas, focos luminosos, improvisadas manchas coloreadas…”
John O´Neil, redactor del New York Herald Tribune, escribió en relación con este tema que se habían descubierto y fotografiado gigantescas estructuras en forma de puente en el mar de la Crisis, sobre la superficie lunar, y que esta observación había sido comprobada por otros muchos astrónomos incluso desde la Tierra.
También sobre este tema interrogamos a Eugenio Siragusa. Volvemos ahora al trabajo del C. S. F. C. que hace referencia directa a los vuelos tripulados y las observaciones llevadas a cabo.
(21 Julio 1961) Virgil Grissom: durante la fase de recuperación de la cápsula, saltó automáticamente el resorte, sin que él lo accionase. De no haber sido así, hubiera perecido ahogado.
(20 febrero 1962) John Glenn: miles de partículas le siguieron en su vuelo orbital a bordo de la cápsula Mercury. Al entrar en la atmósfera, vio un globo de fuego que le seguía por el lado posterior. (Esta declaración fue censurada posteriormente.)
(24 mayo 1962) Scott Carpenter: en el viaje orbital a bordo de la cápsula Mercury, descubre que le siguen partículas. Dice por radio: “Es verdad. Existen. Están aquí. Hacédselo saber a Glenn”.
En el mismo viaje, Carpenter tuvo que hacer uso de los instrumentos manuales, por falta de combustible para amerizar. Por equivocación, dejó funcionar el automático, y ello provocó un error de 400 kilómetros. Durante todo el tiempo en la base pierden los contactos por radio. Creyeron que se había desintegrado. Cuando llegaron los paracaidistas y accionaron la portezuela de salida, Carpenter preguntó: “¿Quiénes sois? ¿De dónde venís?”
Después Carpenter declaró: “La entrada en la atmósfera fue suavísima, y no sentí el calor, aunque en el exterior hacía más de 1.000 grados. Afuera vi como un halo anaranjado y una especie de centelleo verde, que desaparecieron en torno a la cápsula cuando hube entrado en la atmósfera”.
(12 agosto 1962) El astronauta ruso Pavel R. Popovic, en su vuelo orbital Vostock 4, ve también las partículas luminosas en formación.
(3 octubre 1962) Walter Schirra, a bordo de la Mercury Sigma 7, comunicó a Carpenter por radio que sobrevolando México veía las partículas luminosas.
(15 mayo 1963) Gordon Cooper, Jr.: “Durante el vuelo he visto una enorme bola luminosa que venía a mi encuentro”. Era un disco verde, con una cara de color rosa; el objeto se movía de este hacia oeste, en sentido contrario a los satélites de construcción humana… Fue visto incluso por todos los técnicos. Se dijo a los periodistas que no podían hacerle preguntas sobre este particular…
(14 junio 1963) Valerij Bikovskij, durante sus transmisiones con la base, dijo: “Aquí Nibbio; me acompaña una cosa en el espacio. Parece volar al lado de la cápsula… En estos momentos viene a mi encuentro…”.
(Otoño 1963) Valentina Tereskova, a bordo de la Vostok 6, declara haber visto un vehículo de origen desconocido que se aproximaba a la cápsula. La agencia T. A. S. S. dijo en un breve comunicado: “También los astronautas han visto en el espacio objetos de origen desconocido”.
(8 abril 1964) La cápsula Géminis, en órbita con aparatos científicos, fue seguida por cuatro objetos como escolta en una órbita completa; después desaparecieron en el espacio repentinamente.
(3 junio 1965) E. White y James McDivitt, cuando sobrevolaban Hawai, descubrieron un extraordinario objeto y le filmaron con la cámara que llevaban a bordo. Posteriormente descubrieron otras dos naves cuando sobrevolaban el Caribe. Una de estas fotos se publicó, y era un disco de forma ovalada… El portavoz de la N. A. S. A. dijo que, una vez examinada la película, no se podía decir que fuese algún satélite u objeto artificial.
(4 diciembre 1965) F. Borman y J. Lowell, en la segunda órbita descubren un objeto no identificado… Le dicen que podía ser el vector del cohete, pero Borman comunica a la base que ve también el vector y que el objeto no sólo se veía y perfilaba distinto del vector, sino que ocupaba otra posición en el cielo.
(18 julio 1966) Géminis 10: J. W. Young y M. Collins. Durante el vuelo, Collins ve y fotografía un disco volante. El astronauta incluso lo manifestó así en la primera entrevista para televisión ante millones de espectadores.
(3 marzo 1969) Mc. D. Scott: en el Apolo 9 son despertados cuatro veces por misteriosas transmisiones de radio.
(18 mayo 1969) Apolo 10: orbitan en torno a la Luna. Dos de ellos descienden a 15 kilómetros del suelo lunar. Cumplida esta misión, vuelven a 110 kilómetros para unirse a la cápsula y abandonan la base del módulo. Esa base abandonada vuelven a encontrarla en diferentes posiciones a derecha, izquierda y encima de la cápsula. ¿Quién había movido la base abandonada a 15 kilómetros del suelo lunar, privada de todo motor?
(16 julio 1969) Apolo 11: primer alunizaje. Armstrong y Aldrin alunizan; Collins permanece en órbita. En el viaje comunican haber visto una luz en el cráter Aristarco. Mientras Aldrin desplegaba el aluminio en forma de pantalla para recoger el viento solar, se proyectan en el horizonte, totalmente oscuro y negro, dos partículas
luminosas que se agrandan y toman forma de nave. En otro de sus paseos descubren una más. Las fotos fueron censuradas por la N. A. S. A. Aportamos estas dos importantes fotos como documento, tal cual fueron sacas por los astronautas.
A este primer viaje corresponde también una famosa comunicación radiofónica de Armstrong, que fue censurada por la N. A. S. A. y se ha conocido gracias a los radioaficionados que siguieron todo el vuelo.
Armstrong, una vez pisada la Luna, tomando conciencia de la realidad, tuvo tiempo para comunicar con la base en un estado de enorme turbación. La transmisión televisiva suspendió el sonido y los técnicos se disculparon diciendo que había sido una avería.
De la base dijeron:
- ¿Qué era? ¿Qué diablos era?
- ¿Qué pasa? ¿No funciona? (vuelve la voz de Armstrong…)
“Son objetos enormes, señores, enormes. Oh Dios, son otras naves alineadas al otro lado del cráter. Están en la Luna y nos observan.”
El texto íntegro de la conversación fue transcrito por varios periódicos, y la N. A. S. A. nunca pudo desmentir su veracidad.