LA PRIMA DE RIESGO SUBE UN 13%
No es lo mismo, se dice desde distintas partes. Pero da igual, porque la asociación resulta inevitable. La incertidumbre que envuelve al referéndum de Escocia, por un lado, y las imágenes que ha dejado la Diada, por otro, sirven para que los inversores vean semejanzas entre ambos procesos. Y ante lo que pueda ocurrir, dan un paso atrás para poner su dinero a buen recaudo. En el caso español, esta respuesta deja una profunda huella en la deuda pública, puesto que se traduce en una oleada de ventas preventivas.
Este clima de incertidumbre ha desembocado en que las rentabilidades han sufrido los incrementos porcentuales semanales más fuertes de la historia. Desde el exterior, el planteamiento es claro. "Si Escocia termina diciendo que sí a la independencia, la presión sobre el gobierno español aumentará con toda seguridad", avanza Nick Beecroft, presidente y analista senior de Saxo Capital Markets UK. Y esta conexión es la que invita a deshacer posiciones en la deuda española, con el consiguiente repunte de los rendimientos, que suben cuando el precio de los títulos baja. En el caso de los títulos españoles a 10 años, el salto ha sido del del 15%, del 2,04 al 2,35%; en los bonos a cinco años, el incremento ha ascendido al 33%, del 0,8 al 1,06%; y en los bonos a dos años, el aumento es del 80%, del 0,20 al 0,37%.
Ni siquiera en los momentos de mayor tensión para la deuda periférica, sufridos entre 2010 y 2012, se habían visto incrementos así. Actualmente, eso sí, existe un matiz clave con respecto a aquella situación: los bonos vienen de sus rendimientos -nominales, que no reales- más bajos de siempre, unos niveles que algunos casos, como en los títulos a dos años, sobredimensionan los aumentos porcentuales derivados de las ventas de títulos.
El repunte de los rendimientos se está llevando a su rebufo a la prima de riesgo, es decir, la brecha entre la rentabilidad de los bonos españoles y alemanes a 10 años. La distancia entre ambos títulos, que el viernes pasado se encontraba en los 111 puntos básicos, se encuentra una semana después en los 126 puntos, un 13% por encima. La prima no registraba una subida porcentual tan grande desde julio de 2012.
Aunque las ventas se han impuesto en el conjunto de la deuda periférica durante toda la semana, no han alcanzado los registros vistos en España. El rendimiento del bono italiano a 10 años ha escalado un 9%, del 2,25 al 2,46%, y el del portugués, un 6%, del 3,06 al 3,25%.
POR SI ACASO...
Distintas entidades o bancos de inversión, como UBS o Royal Bank of Scotland RBS), han reconocido ya en informes y notas enviadas a sus clientes que la deuda española puede enfrentarse a semanas turbulentas a la espera del resultado de la consulta escocesa y de la situación existente en Cataluña. En el caso de UBS, calibra que en este contexto la prima podría moverse entre los 120 y los 170 puntos básicos. Pero tampoco creen que este movimiento preventivo vaya más allá, porque el repunte de los rendimientos incrementará el atractivo relativo de los bonos españoles en un contexto de rentabilidades históricamente reducidas en la deuda pública internacional. Desde RBS, tal y como recoge la agencia financiera Bloomberg, consideran que puede ser un "proceso temporal".
Al mismo tiempo, estas ventas vienen alimentadas por la alta exposición que muchos inversores tenían a la deuda española -y de otros países, como los italianos- en sus carteras. Aprovechando la subida acumulada por los precios y el incierto panorama actual, esos inversores encuentran el momento idóneo para recoger beneficios. Más aún, si los datos confirman la escalada del volumen acumulado de deuda pública. Este viernes, el Banco de España ha anunciado que
la deuda pública asciende ya a 1,01 billones de euros, una cifra equivalente al 98,9% del Producto Interior Bruto (PIB) español.
http://www.elconfidencial.com/mercados/inversion/2014-09-12/los-inversores-ponen-la-deuda-espanola-en-cuarentena-por-cataluna-y-el-efecto-escoces_191808/
El independentismo abre nueva etapa: sin marcha atrás, a por la desobediencia civil
Diada con nota. La Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural cumplieron y llenaron las calles de Barcelona con una V masiva. La inicial deVotar, Victoria y Voluntad se vistió de rojigualda para imitar una senyera, y lo consiguió. La Guardia Urbana de Barcelona, generosa con estos eventos desde hace tres años, cifró en 1,8 millones de personas la asistencia, mientras que la Delegación del Gobierno lo cuantificó en algo más de 500.000. La verdad debe de estar entre ambos extremos.
Los medios públicos catalanes, sin embargo, omitieron la segunda cifra y destacaron que eran 200.000 personas más que el año pasado, cuando la propia ANC reconoció que la asistencia a la Via Catalana de 2013 se situó sobre los 800.000 participantes. Incluso para el presidente catalán, Artur Mas, sólo existió la cifra de la Guardia Urbana barcelonesa.
Pero de lo que no hay duda es de que, sean los que sean los movilizados, la convocatoria fue un éxito rotundo. Carme Forcadell, presidenta de la ANC, arengó a los asistentes a la manifestación del día Nacional de Cataluña con un expresivo “¡Votaremos y ganaremos!”. Porque, aseguró, “hemos llenado las calles y el 9 de noviembre llenaremos las urnas”.
Barcelona fue desde las tres de la tarde una fiesta rojigualda. Miles de personas se dirigieron a pie al tramo que les habían asignado los organizadores de la concentración independentista. Mucho grupo y, sobre todo, muchas familias. Con una de ellas iba hasta un perro vestido con la estelada. Y es que el independentismo se está convirtiendo en un movimiento esencialmente familiar, lo que dice mucho de su arraigo social.
Forcadell ya lo advirtió: esta Diada es clave y habrá un antes y un después en la historia de Cataluña. “300 años después hemos recuperado la ciudad y el país”, aseguró recordando el tricentenario de la caída de Barcelona ante las tropas de Felipe V. Y Muriel Casals, presidenta de Òmnium, siguió su estela reivindicativa. “No permitiremos que vuelvan a pisar la voluntad de un pueblo. La libertad no es negociable”, aseguró recordando los recortes del Tribunal Constitucional al Estatuto Catalán y subrayando que el alto órgano no tiene legitimidad para suspender la Ley de Consultas que apruebe el Parlamento catalán el próximo 19 de septiembre.
La suerte está echada
Porque los independentistas aseguran que la suerte está echada. No hay marcha atrás. Los organizadores se encargaron de distribuir consignas entre el público asistente a la manifestación. Fue el presidente de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Oriol Junqueras, el que abrió el fuego: la llamada de este miércoles a la desobediencia civil no fue una frase más, sino el inicio de una campaña que quiere pisar el acelerador independentista para tensionar a la sociedad.
Pinche en la imagen para ver el álbum de fotos de la Diada.
O eso o el 9-N pasará sin pena ni gloria. O con más pena que gloria, lo que puede significar la tumba política de muchos dirigentes que han vivido sus días de vino y rosas durante el último bienio.
De ahí que la organización proveyese a una parte de sus 7.000 voluntarios de los textos adecuados para ir creando ambiente. “9N: refèrendum. Tant sí com no, Desobediència!” (“9N: Referéndum. Tanto sí como no, ¡Desobediencia!”). Se trataba de un folleto con un texto claro y directo, con emblemas a favor de los Països Catalans, de la estrella (que se incorpora a la senyera para hacer laestelada), de las urnas y de la movilización, pero curiosamente vetando el euro.
“El 9 de noviembre se ha de celebrar un referéndum de autodeterminación. Si nos escamotean el derecho a votar, será necesario desplegar la desobediencia popular ante la situación de democracia cero”, señala el texto.
También dice que “será preciso aumentar las movilizaciones a medida que se aproxime la fecha para demostrar al mundo que estamos resueltos a llegar hasta el final y para demostrar a los políticos temerosos, tardoautonomistas, que no retrocederemos, que no aceptaremos pactos de rebajas como en la ‘transición’. El 9 de noviembre habrá referéndum. Como pueblo, ya hemos demostrado que somos capaces de organizarnos. Volveremos a hacerlo, para dar voz a todas las opiniones”.
Y no sólo eso: “El 10 de noviembre será preciso hacer valer el resultado. El Estado español deslegitimará nuestra expresión democrática. Por ello, será necesario que iniciemos unilateralmente el despliegue del contrapoder y que aislemos los resortes de poder del Estado español”.
“President, ponga las urnas”
En un último párrafo, el folleto de las consignas resalta que “sabemos que nos enfrentamos a un Estado con una larga tradición de autoritarismo y represión, en el cual se apoyan grandes intereses oligárquicos. Por tanto, no nos regalarán nada, al contrario. Pero nosotros también tenemos nuestra propia tradición. 300 años de dominio son 300 años de solidaridades y resistencias. Sabremos cómo sortear las zancadillas y las puertas cerradas. Estamos decididos a ganar y ganaremos”.
Sus cartas, pues, ya están todas encima de la mesa. Pase lo que pase, se inicia una etapa de desobediencia hacia todo lo que huela a España o Estado español. Ya lo dejó claro Carme Forcadell: “President, ponga las urnas”. La legalidad queda en un segundo plano, arrollada por lo que se reivindica como legitimidad.
Tras el acto, Artur Mas recibió a una comisión de los organizadores y luego valoró la Diada. Felicitó a la ANC, a Òmnium y a la Asociación de Municipios por la Independencia (AMI) y resaltó que “ningún país del mundo tiene este poder de movilización. Este pueblo quiere ser escuchado, quiere votar, quiere ser tenido en cuenta y quiere ser respetado. No se puede silenciar a un pueblo que quiere hablar y no se puede impedir votar a un pueblo que quiere votar. Es un doble error. Que se sienten a una mesa y negocien las condiciones en que el pueblo catalán vote”.
Luego, retomó su tono épico ya tradicional y clamó: “Cuando veo a un país movilizado de esta manera para reivindicar sus derechos y lanzando mensajes tan potentes como los que lanzáis, vuestro presidente no sólo se siente orgulloso de serlo, sino comprometido”. Y de la misma manera subrayó su compromiso para intentar que haya en torno a la consulta el máximo consenso político posible.
Albert Rivera, presidente de C’s, aprovechó para arremeter contra Artur Mas por haber hecho de éste un día de confrontación. Sabía lo que decía: por la mañana tuvo que salir escoltado de la Plaza Cataluña, donde participó en el programa Al Rojo Vivo, de laSexta, porque algunos exaltados independentistas le querían agredir. “Mas y Junqueras han dividido a la sociedad catalana en dos”, advirtió
La exministra socialista Carme Chacón, también presente en el acto, pidió unidad para que el 11 de septiembre vuelva a ser de todos y advirtió que el proceso soberanista no sólo provoca la ruptura de Cataluña con el resto de España, sino también una fractura interna dentro de la propia Cataluña. Las instancias oficiales, sin embargo, optaron por ignorar el acto tarraconense y abandonarse a la ebriedad del éxito de la Diada independentista.
http://www.elconfidencial.com/espana/cataluna/2014-09-12/el-independentismo-abre-nueva-etapa-sin-marcha-atras-a-por-la-desobediencia-civil_191469/
Cataluña no es Escocia… ni en los sondeos
Un año más, como todos los 11 de septiembre, acabamos de presenciar la celebración de la Diada en Cataluña. La festividad, que conmemora la conquista en 1714 de la ciudad de Barcelona por el ejército borbónico durante la guerra de sucesión dinástica entre la Casa de Austria y la de Borbón, llevaba varias semanas viviéndose como el gran hito previo a la convocatoria del referéndum por la independencia de Cataluña, cuya fecha está fijada para el próximo 9 de noviembre.
Pero la Diada de 2014 no es lo que ahora nos preocupa en IdV. Nuestra mirada, en cambio, está centrada en el proceso independentista que Alex Salmond y su Scottish National Party ha puesto en macha en Escocia; más concretamente, sobre las encuestas que giran en torno al referéndum escocés y al efecto que dichos sondeos podrían tener dentro del movimiento nacionalista catalán.
Escocia, Cataluña y los posibles vasos comunicantes entre estas dos regiones europeas es el tema que abordaremos hoy. Por separado, no será la primera vez que lo hagamos. Nuestros lectores recodarán que el pasado mes de abril analizamos
diversas encuestas sobre el referéndum de Cataluña, y que hace apenas un mes publicamos un post donde, entre otros asuntos, estudiamos la manera que tiene YouGov
de hacer encuestas. Mencionamos esta empresa demoscópica porque la pasada semana una encuesta realizada precisamente por YouGov para el Sunday Times levantó un importante revuelo en el Reino Unido y también en España.
Hagamos memoria. El diario británico publicó un sondeo del pasado 5 de septiembre en el que concedía una ventaja de dos puntos a los independentistas escoceses frente a los partidarios de mantener la unión con Gales, Inglaterra e Irlanda del Norte. El resultado que ofrecía YouGov era el siguiente: el 47% de personas eran favorables a la independencia versus el 45%, partidarios de la unión.Cameron tratar de satisfacer al votante medio con medidas, mientras que Salmond trata de hacer lo propio ofreciendo sueños y aspiraciones. Ambos quieren llevarse a los indecisos a su terreno
Para los partidarios de celebrar el referéndum en Cataluña, la encuesta del Sunday Times se ha interpretado de manera muy alentadora, y ya no digamos por los independentistas escoceses, que celebrarán su referéndum el próximo 18 de septiembre. El revuelo causado por el referido sondeo ha sido tal que el Gobierno del tory David Cameron, a través de George Osborne –actualChancellor of The Exchequer británico, equivalente a nuestro ministro de Economía y Hacienda –, rápidamente salió a la palestra pública para ofrecer a los ciudadanos de Escocia
un nuevo –e impreciso– modelo fiscal en el caso de que venza el “no” a la independencia en el referéndum escocés.
Detengámonos para realizar nuestra primera pregunta. ¿Una ventaja de apenas dos puntos y que ni siquiera llega al 50% de los votos basta para considerar viable la secesión de un reino que durante más de tres siglos ha formado parte esencial de Gran Bretaña? El sentido común responde negativamente a esta cuestión, pero el resultado de este sondeo no solo ha provocado la reacción descrita en el Chancellor británico, sino que también ha causado inquietud a la misma Reina de Inglaterra. Si profundizamos más, descubriremos la razón del nerviosismo de la reina Isabel y de su ministro Osborne. La causa la hallaremos no tanto en el resultado en sí del sondeo como en la evolución en el tiempo que se ha percibido en torno a la respuesta sobre la independencia de Escocia.
Para ver cuál ha sido esta evolución, fijémonos en el siguiente gráfico:
Recordemos lo que mencionábamos en nuestro anterior post sobre YouGov; esta empresa demoscópica recopila datos a través de internet mediante un sencillo método; las personas que participan en sus encuestas antes han de estar previamente registrada en su página web. De este modo, si quieren realizar un sondeo sobre un determinado tema, YouGov realiza una segmentación entre sus panelistas y, acto seguido, les invita a completar la encuesta. Pese a que el proceso de segmentación es muy cuidadoso, tiene un sesgo inevitable; es el encuestado el que se dirige a la agencia encuestadora, y no al revés, tal y como hasta ahora se ha venido haciendo en el mundo de las encuestas.
La Asociación Americana para la Investigación de la Opinión pública (AAPOR) cuando cataloga la metodología de YouGov de “poco transparente”precisamente se está quejando de las limitaciones de esta metodología. Desde luego, no sería descartable que, fruto de la movilización política, haya aumentado el número de participantes independentistas deseosos de responder a las encuestas de YouGov.Rull ha buscado un ejemplo con el que Cataluña no debería realizar demasiadas comparaciones, máxime cuando en Escocia las diferencias entre las dos posturas, de marzo a hoy, se han reducido entre 10 y 15 puntos, mientras que el mismo barómetro del CEO de la Generalitat señala que en Cataluña casi no se ha movido el posicionamiento de los encuestados
De ser así, la segmentación del panel de esta empresa partiría de una base un tanto condicionada. A nadie extrañaría que las personas más propensas a movilizarse buscan manifestar su opinión con mayor frecuencia en las encuestas. Algo parecido viene a suceder con los coches rojos y los accidentes de tráfico; no es que los vehículos rojos hagan a los conductores más agresivos y, por lo tanto, más propensos a los accidentes, sino que los conductores con tendencias más agresivas son los que suelen comprar coches de color encarnado.
Volvamos ahora a la encuesta de YouGov para elSunday Times. En ella veremos, junto a la diferencia ya señalada de solo dos puntos en favor de la causa independentista, una muestra de 2.000 personas y un margen de error de +/- 3%. Todos estos factores, unidos, hacen perfectamente posible que una nueva cocina de la encuesta arroje una diferencia en favor del “sí” de solo un punto. Por ello insistimos una vez más que, desde una óptica unionista, lo preocupante de esta encuesta no es tanto el resultado concreto que arroja como la evolución del voto.
Para analizar mejor esta evolución hemos comparado la encuesta de YouGov con otra de la empresa TNS-BMRB. Esta segunda encuesta tiene dos peculiaridades. En primer lugar, el margen de indecisos triplica al de YouGov. Algo por otra parte lógico si consideramos lo que antes señalábamos; que posiblemente los panelistas de YouGov están más motivados para contestar. En segundo lugar, vemos que el “no” gana, precisamente, por solo un punto.
Esta progresiva reducción de la diferencia entre el voto unionista y el independentista, y no tanto que el resultado del próximo referéndum escocés pudiera ser favorable al “sí”, es lo que en realidad estaría asustando al Gobierno de Su Majestad. De este temor saldrían las declaraciones de Buckingham Palace y la apresurada propuesta de Osborne con su plan de compensaciones en el caso de que gane el “no”. Así, vemos a Cameron tratar de satisfacer al votante medio con medidas, mientras que Salmond trata de hacer lo propio ofreciendo sueños y aspiraciones. Ambos quieren llevarse a los indecisos a su terreno. Pero el caso es que ninguno de los dos, en ninguna encuesta reciente, logra superar con claridad el 50% de los votos a favor de su causa.
¿Y en Cataluña?
Regresemos de las Islas Británicas para mirar a la Península Ibérica. ¿Realmente tiene motivos Josep Rull, secretario general de CDC, para regocijarse con el resultado del sondeo de YouGov sobre Escocia?
Antes de responder esta pregunta, fijémonos en el CEO -el Centre d’Estudis d’Opinió, dependiente de la Generalitat-, que a finales del pasado agosto lanzó su “ómnibus” o barómetro sobre el conjunto de la sociedad catalana. Los resultados que arrojó dicho estudio, siguiendo la misma senda que ya vimos el pasado mes de abril, fueron ciertamente interesantes.
Tras consultar a 1.600 personas sobre los aspectos más diversos de la sociedad catalana –desde medios de transporte utilizados a nivel de estudios realizados, pasando por intereses culturales y convicciones políticas –, el CEO ha elaborado un nuevo informe de más de 1.000 páginas. Dicho informe repite las mismas cuatro preguntas que formuló en marzo, a saber: grado de oposición o asentimiento al referéndum, grado de oposición o asentimiento a que Cataluña sea un nuevo Estado, grado de aceptación del resultado de dicho referéndum y, por último, a qué partido político votó el encuestado en las últimas elecciones. También de nuevo, vemos un recuerdo de voto descompensado –aunque algo menos que en el mes de marzo– por su especial favorecimiento de ERC y en contra de PP, PSOE y Ciudadanos o, incluso, CiU.Todo ello nos lleva a leer con prudencia las preguntas del CEO sobre cuestiones políticas.
Si nos fijamos en la respuesta a si debería celebrarse un referéndum, vemos que han crecido los que están totalmente a favor pero también vemos otro crecimiento, de rango menor, de los que están en el extremo contrario. Las posturas intermedias son las que pierden fuerza. Si hacemos dos grupos –a favor y en contra del referéndum catalán–, de marzo a hoy apenas ha cambiado nada. Un 74% continúa manteniendo posiciones favorables a que se celebre el referéndum y un 22%, en cambio, prefiere que no se celebre. Solo el “no contesta” ha crecido en un solo punto.
En cuanto a la pregunta sobre la independencia del CEO, vuelve a estar planteada de la misma manera que en marzo, inquiriendo al entrevistado en qué grado es favorable o contrario a que Cataluña sea un nuevo Estado de Europa. Como ya sucedió la última vez, no pregunta al entrevistado si quiere un Estado catalán independiente. En línea similar, pregunta por Europa sin nombrar la pertenencia o expulsión de la UE, hecho que a nivel de sondeos es impecable ya que permite mantener la correlación con el sondeo anterior, pero que es cuestionable en la medida que obvia tanto una posibilidad de futuro como las expectativas de los potenciales electores.
En resumen. Los partidarios convencidos de la independencia han crecido dos puntos respecto a marzo, los menos convencidos bajan tres puntos y los que no lo ven claro o no lo ven en absoluto han crecido 2,2 puntos, sin considerar el desajuste entre voto real y recuerdo de voto señalado más arriba.Los unionistas británicos han dejado sus diferencias políticas al margen para defender un discurso de unidad común mientras que España, en cambio, no ha destacado por su capacidad de articular un marco de referencia conjunto con el que hacer frente al independentismo
Todo ello nos permite concluir que Josep Rull ha buscado un ejemplo –el escocés– con el que Cataluña no debería realizar demasiadas comparaciones, máxime cuando en Escocia las diferencias entre las dos posturas, de marzo a hoy, se han reducido entre 10 y 15 puntos, mientras que el mismo barómetro del CEO de la Generalitat señala que en Cataluña no ha cambiado el recuerdo del voto respecto al voto real y casi no se ha movido el posicionamiento de los encuestados. Por no cambiar, ni siquiera ha cambiado la manera de formular preguntas del CEO.
Podríamos concluir nuestro post aquí, pero antes de hacerlo nos gustaría trazar una última comparativa entre Reino Unido y España. Tanto los nacionalistas de Escocia como los de Cataluña se han revelado como alumnos aventajados del lingüista George Lakoff. Ambos movimientos han sido capaces de dar un marco de referencia común –“La Independencia”– que habla por sí solo. Pero la analogía termina aquí. Los unionistas británicos han dejado sus diferencias políticas al margen para defender un discurso de unidad común –esta misma semana, Cameron, Clegg y Miliband han visitado Escocia para hacer frente a la ola independentista- mientras que España, en cambio, no ha destacado por su capacidad de articular un marco de referencia conjunto con el que hacer frente al independentismo. Este sería el gran reto pendiente de los ‘unionistas’ españoles.
*José Barros (@barrospress) es periodista y consultor de comunicación. Enrique Cocero (@EnriqueCocero) es fundador de la consultora de análisis 7.50 y miembro del consejo asesor de Government Consulting Group.
http://blogs.elconfidencial.com/espana/intencion-de-voto/2014-09-12/cataluna-no-es-escocia-ni-en-los-sondeos_190827/