Iglesia Templaria de la Veracruz
Cuenta la leyenda que siglos atrás, los templarios precursores de esta iglesia, se encontraban velando el cuerpo de un hermano muerto en la contienda.
Las sombras apenas si eran rotas por el calor de las llamas de alguna antorcha, cuando de repente, varios monjes guerreros que se encontraban en actitud de rezo alzaron la mirada al observar una sombra que se perdía por una de las galerías cercanas.
Temerosos, se aproximaron al cadáver del caído y pudieron comprobar que aquel que les había sacado de sus pensamientos se daba a un buen festín sobre la fría carne del caballero Templario.
Era un cuervo negro de gran tamaño, que rápidamente identificaron con el demonio que quería arrancar el alma del recién caído. Fue entonces cuando el prior, ebrio de ira, maldijo a los pájaros. Por eso asegura la tradición que desde entonces no se han vuelto a ver sobrevolando la zona.
Sea como fuere, la construcción, que se encuentra muy cerca de la localidad segoviana de Zamarramala y que se asoma a la hoz que serpentea junto a la bella capital de la provincia, tiene una forma que no pasa desapercibida: es octogonal, el número de la arquitectura del Temple.
Pero es que además su forma lleva de inmediato a recordar la del enclave más sagrado para los cristianos de todo el mundo, sean ortodoxos, armenios o católicos: el Santo Sepulcro de Jerusalén, donde supuestamente fue enterrado Jesús al poco de ser crucificado.
Por eso en la actualidad son más los que defienden que en realidad fue construida por los Caballeros del Santo Sepulcro, a comienzos del siglo XIII –fue inaugurado el 13 de septiembre de 1208–.
Hay una serie de coincidencias con enclaves templarios como el castillo de Ponferrada. Por ejemplo, según defiende Armando Carabias en su artículo «La iglesia de la Vera Cruz en Segovia» en la revista cultural Alenarte, «la iglesia fue construida para albergar en su interior un trozo del Lignum Crucis.
Pero tal reliquia, como es bien sabido por cualquiera, no debía estar a la vista, pues hubiera sido –y sigue siendo– una tentación casi invencible para quien es amigo de cambiar de ubicación los objetos más codiciados por el género humano.
Por tanto la capilla donde se veneraba la reliquia del Lignum Crucis no era de acceso inmediato, sino que se situó a la parte baja de la torre. Hoy sin embargo quien quiera contemplar el resto de la Cruz, deberá acudir a la próxima iglesia de Zamarramala, donde se custodia, debido a varios intentos de robo en su lugar originario… O acercarse un Viernes Santo, bien entrada la noche y asistir a la procesión que tiene lugar desde el pueblecito hasta esta iglesia».
Y como el castillo de Ponferrada, continúa Carabias, «la iglesia de la Vera Cruz forma parte del Camino de Santiago, del llamado Camino Madrileño. Algunos dicen que se trata de un lugar donde confluyen fuerzas energéticas».
18 de Octubre de 2019 (11:00 CET)