Tras el estudio en detalle de una momia adulta egipcia, investigadores de la Universidad de Macquarie (Sídney) han logrado documentar por primera vez el uso de una técnica nunca vista: la momificación mediante barro. Pero, ¿qué simbolizaba esto?
Irene Fernández Sáez
15 de Febrero de 2021 (18:49 CET)
La misteriosa momia de barro
Es común encontrar numerosos ejemplos de objetos arqueológicos, no solo de momias, que han sido víctimas del saqueo y de la venta ilegal, especialmente por parte de coleccionistas europeos y estadounidenses. La momia a la que nos referimos sufrió este destino, e incluso fue metida en un ataúd que no era el suyo para ser vendida como un "juego completo de momias".
"El cuerpo momificado fue adquirido por Sir Charles Nicholson durante su viaje a Egipto enentre los años 1856 y 1857. Poco se sabe sobre su adquisición, como lamentablemente sucede con muchos de los cuerpos humanos adquiridos en Egipto por coleccionistas europeos y estadounidenses en el siglo XIX y principios del XX.
El cuerpo momificado y el sarcófago con tapa en el que descansaba se originó en el oeste de Tebas y probablemente fue comprado en Luxor. El conjunto fue donado a la Universidad de Sídney por Nicholson en 1860".
Estas son las declaraciones del equipo de investigación encargado de su estudio, bajo la dirección de Karin Sowada, del Departamento de Historia y Arqueología de la Universidad de Macquarie de Sydney y que ha sido publicado en PLOS ONE.
El descubrimiento, centrado en la aparición de un caparazón de barro que cubría completamente a la momia, ha permitido determinar que el cuerpo perteneció a una mujer joven, llamada Meruah que tenía entre 26 y 35 años y que posiblemente vivió, siguiendo las fechas de datación, entre mediados y finales de la dinastía XXI (alrededor de 1294 y 945 a. C).
Además, a través de un análisis espectroscópico, se ha revelado que este caparazón de barro constaba de tres capas: una capa base, la más delgada y hecha en barro; otra que constaba de un pigmento blanco (calcita) y una tercera pintada de rojo cuya composición era mixta.
Nunca antes se habían encontrado caparazones exclusivamente de barro acompañando a la momia
Si bien se han encontrado caparazones de resina en tumbas reales, nunca antes se habían encontrado caparazones exclusivamente de barro acompañando a la momia. Esto ejemplifica que el barro era más asequible que la resina, utilizada para la realeza y las personas poderosas.
Sin embargo, otra de las posibilidades es que, como especifica el investigador, no se trate de un miembro de la familia real, lo que hace más entendible el hecho de que recibiese un tratamiento más barato intentando emular a la resina. Sin embargo, el hecho de que la superficie del caparazón estuviese pintada es una muestra de que esa persona contaba cierto poder adquisitivo.
Además, los escáneres han mostrado que el cuerpo fue dañado después de su momificación, por lo que no se descarta que el barro fuese utilizado para restaurarlo y mantenerlo unido mejor.
El sarcófago y la momia actualmente se encuentran en el Museo Chau Chak Win (Sídney)
En palabras de Sowada: "Aunque no se puede determinar la posición social del individuo, los que se encargaban de esta persona muerta tenían los medios suficientes para costear un embalsamamiento complejo que incluía la evisceración, el empaque interno y envolturas de lino.
Ellos, u otros asociados con el fallecido, estaban lo suficientemente preocupados por el bienestar póstumo como para luego invertir en un caparazón enlucido y pintado de barro después de que el cuerpo hubiese sido ya removido y desmembrado".
La importancia del más allá en el Antiguo Egipto es indudable, pero con cada hallazgo queda más de manifiesto la preocupación existente en esta sociedad por poder alcanzar la que era considerada por ellos como la vida verdadera, lo referente a la vida de después de la muerte.
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