Seguro que ya te has dado cuenta.
Lo puedes notar a tu alrededor y percibirlo en las calles y en el ambiente…
Estamos al borde de una REVOLUCIÓN.
Un completo cambio de paradigma a escala planetaria y a todos los niveles.
El viejo sistema, corrupto y putrefacto, se tambalea y los viejos equilibrios socio-económicos y geopolíticos se hunden ante nuestros ojos, en vivo y en directo.
Cada vez más gente despierta de su letargo y levanta la voz reclamando justicia y una redistribución más equitativa de las riquezas. Exigen un mundo mejor, más limpio, solidario y transparente, y lo hacen cada vez con mayor rabia y convicción.
Estamos entrando en lo que podríamos llamar una Revolución Ética
Un momento glorioso, una oportunidad única de cambio y transformación para la humanidad.
Una época de grandes esperanzas…
Pero desgraciadamente, nada es lo que parece.
Existen indicios, cada vez más claros, de que nos encontramos en los albores de un cambio de paradigma premeditado y pre-calculado.
Una gran transformación planetaria planeada de antemano, en la que los líderes revolucionarios serán títeres y las reclamaciones sociales, maniobras de distracción.
A muchos les parecerá una revolución auténtica…pero probablemente solo será una revolución reconducida, hasta convertirse en el aborto de lo que podría haber sido una transformación profunda de toda la humanidad.
¿En qué se basan nuestras sospechas? ¿Cómo puede fabricarse y dirigirse una revolución?
MECANISMOS DE CONTROL Y PLANIFICACIÓN
Mucha gente lo sospecha ya: la crisis que estamos viviendo ha sido planificada por los más altos poderes financieros y económicos del planeta.
Se trata de una crisis económica que marca el inicio del derrumbe de todo un sistema y que ha sido creada con el fin de poner en marcha el proceso de transformación necesario e indispensable para establecer un nuevo paradigma adaptado a las nuevas necesidades y a los nuevos tiempos; o dicho de otra manera, ha sido diseñada para convertirse en el factor detonante de una gran transformación que conduzca a un Nuevo Orden Mundial.
Lo que quizás mucha gente no querrá aceptar es que la revolución o reacción masiva que provocará como respuesta, también forma parte sustancial del plan.
Y ésta no es una visión “paranoica” de la realidad, sino un punto de vista mucho más lógico de lo que pueda parecer a primera vista.
Una Revolución Planificada
Si aceptamos como cierta la premisa de que la crisis ha sido creada y pre-diseñada por una élite financiera, entonces aceptaremos también que ésta élite dispone de los recursos necesarios para provocar esa crisis cuándo y cómo le convenga.
Es decir, van un paso por delante del resto de nosotros debido a que poseen información privilegiada y una posición ventajosa.
Y por lo tanto, si planifican de antemano el estallido de esta crisis, también pueden estudiar anticipadamente cuáles serán los efectos que la crisis provocará: como afectará a la economía de cada país, de cada corporación y cuál será la respuesta de la población en cada región del planeta, teniendo en cuenta los factores culturales y socioeconómicos de cada coyuntura específica.
Por su posición, es de suponer que disponen de la información necesaria para aplicar modelos predictivos con fines de ingeniería social.
Así pues, es lógico pensar que si inician una maniobra que saben positivamente que provocará una revuelta social, se prepararán adecuadamente para canalizar esa revuelta en pos de sus mejores intereses y que no lo dejarán todo en manos de la improvisación y la suerte.
Pensar lo contrario sería ridículo. No seamos inocentes.
Al crear esta crisis sabían perfectamente cuál sería la reacción de la población; sabían perfectamente que llegaríamos a este punto de ebullición social y sabían perfectamente cómo tenían que reconducir la situación.
Y reconducir la situación significa adelantarse a los acontecimientos; crearanticipadamente los movimientos clave que vehicularán la respuesta de la población y promover a los líderes de tales movimientos, dotándoles de recursos que les ofrezcan una posición de ventaja sobre los posibles líderes y movimientos que puedan aparecer de forma espontánea.
El objetivo es convertir los elementos controlados por ellos en los referentes que arrastren a las masas, desplazando a los espontáneos a posiciones marginales.
Dicho de otra manera: esos líderes deben conducir al rebaño para que no se descontrole
A mucha gente le puede parecer imposible gestionar maniobras tan complejas como la creación de líderes y movimientos manipulados. Pensarán que eso implicaría a demasiadas personas y que sería imposible mantenerlo en secreto.
Pero en realidad no es tan difícil. Todo gira alrededor de una correcta gestión de la información…
La Información Fragmentada
Como hemos dicho otras veces, la clave del ejercicio del poder radica en la gestión de la información de la que se dispone.
La información es poder y mantener el monopolio de esa información significa mantener el monopolio del poder.
Por esa razón, en cualquier organización con estructura jerárquica, la información se encuentra fragmentada y estratificada.
A medida que ascendemos por los diferentes estratos de poder dentro de una estructura jerarquizada, descubrimos que cada nivel superior posee informaciones que los estratos inferiores desconocen por completo y que muchas veces, ni tan solo pueden llegar a imaginar.
Cuando un jefe da una orden a un subalterno, el subordinado está obligado a obedecer, sin saber exactamente qué conlleva, en toda su magnitud, el cumplimiento de la orden recibida. A su vez, ese jefe puede haber recibido la orden de un jefe superior a él, sin saber tampoco qué conllevará tal acción en realidad.
Cada uno de ellos puede recibir algún tipo de explicación o justificación de su inmediato superior, pero ésta no tiene por qué ser la verdad completa…o puede ser directamente una mentira.
El único que tendrá una visión completa de las razones por las que el subordinado último emprende tal o cual acción, será el jefe supremo, pues dispondrá del 100% de la información al respecto y conocerá los objetivos últimos que se persiguen con tal operación, así como las consecuencias generales que puede acarrear.
Comprendida esta mecánica, es muy fácil deducir cómo podría llevarse a cabo una revolución manipulada.
Y es que para controlar el funcionamiento de todo un movimiento u organización, solo es necesario controlar a sus dirigentes supremos y elegirlos cuidadosamente para que representen un liderato fiable de cara a los demás.
Una vez conseguido esto, el resto de componentes nunca sabrán que han sido manipulados.
Todo fracaso en las iniciativas se achacará a las circunstancias adversas o a la actividad del “enemigo común”.
Todos los miembros del grupo creerán, orgullosos, que formaban parte activa de una gran revolución, cada uno con su cargo, cada uno con su pequeña misión…cuando en realidad trabajaban sin saberlo para abortarla…
Y lo que es peor de todo: nunca querrán aceptarlo aunque lleguen a sospechar que eso ha sido así…
El libre enfrentamiento entre facciones
He aquí uno de los mecanismos derivados de la fragmentación de la información más importantes y difíciles de asimilar.
Y es que uno de los errores fundamentales que se cometen a la hora de exponer posibles conspiraciones parte de una visión rígida de las dinámicas de poder.
Un punto de vista rígido es creer, por ejemplo, que todas las personas involucradas en una conspiración saben que están implicadas, precisamente, en una conspiración.
Algo que de por sí resultaría absurdo e insostenible, pues significaría que un gran número de personas son conocedoras de información secreta y por lo tanto, conllevaría un elevado peligro de que se produjeran filtraciones e indiscreciones que echaran al traste los planes.
Las cosas funcionan precisamente al revés.
Por lógica, ni los lugartenientes más fieles tienen por qué saber que forman parte de una conspiración o una maniobra oculta.
Solo un reducidísimo grupo de personas clave, repartidas por diferentes estratos de la estructura, tienen una visión completa de lo que realmente acontece.
Pongamos un ejemplo hipotético y bastante ilustrativo:
Supongamos que una élite financiera internacional en la sombra, pretende derribar el sistema actual y crear un nuevo paradigma socio-económico y político más adecuado a las circunstancias del progreso tecnológico y a sus propios intereses futuros.
Durante años, ésta élite se ha aprovechado del sistema actual en beneficio propio, con la colaboración necesaria de “lugartenientes” en los puestos de poder: líderes políticos, gobernantes o grandes empresarios, que han ejercido de fieles servidores de sus amos a cambio de pingües beneficios.
Pero llegado un momento determinado, estas élites deciden que el sistema actual es insostenible y planean un cambio radical: una revolución en la que un grupo de nuevos líderes, controlados secretamente por ellos, sustituirán a sus antiguos lugartenientes, con el fin de establecer el nuevo paradigma que ellos mismos han planeado.
¿Sería lógico que les confesaran a sus fieles lugartenientes que los líderes opositores que tratan de arrebatarles el poder también están controlados por ellos?
Si lo hicieran, los antiguos lugartenientes sabrían que sus amos pretenden sustituirlos por otros y sintiéndose traicionados, podrían dejar de colaborar e incluso perjudicar gravemente sus planes.
Así pues, revelar la verdad a los subordinados, no tendría ningún sentido desde un punto de vista práctico.
Resulta mucho más práctico permitir un enfrentamiento entre facciones diferentes.
Como vemos, estamos de nuevo ante un ejemplo de fragmentación práctica de la información.
Crear dos facciones diferentes y enfrentadas de subalternos, cada una de ellas convencida de recibir el apoyo de sus superiores, permite a la clase dirigente garantizarse un amplio margen de maniobra que le permita reconducir la situación según las circunstancias de cada momento.
Y no solo eso: con ello se garantiza alcanzar la victoria gane quien gane, manteniendo siempre su posición de privilegio.
De aquí podemos deducir que los enfrentamientos, los conflictos y las guerras que vemos, son auténticos. No se trata de ficciones teatralizadas. Los enemigos son reales. Los odios son reales. Los contendientes luchan y mueren en una guerra que para ellos es verídica, desconocedores de que los traidores y auténticos enemigos, no son aquellos que están a su lado, sino los que están “arriba”.
Así es como funcionan las cosas.
Y como vemos, todo gira alrededor de la gestión efectiva de la información.
O más bien dicho, de la gestión efectiva de la mentira…
Los mecanismos básicos que acabamos de exponer, nos hacen pensar que probablemente nos encontremos en el preludio de una revolución planeada previamente.
No tiene ninguna lógica pensar que esta crisis ha sido planificada y a la vez cerrar los ojos ante la posibilidad, más que plausible, de que la respuesta a la crisis no haya sido también perfectamente trazada.
Y es que si lo analizamos con detenimiento, la situación actual es realmente peligrosa para los poderes que manejan el mundo.
Derribar un sistema para instaurar uno nuevo, provocando con ello un punto de inflexión social y económico, es algo muy arriesgado.
El principal peligro que corren es el de provocar un despertar de la conciencia generalizado, que lleve a una auténtica revolución en el interior de las mentes.
Las crisis sociales y económicas conducen a muchas personas a padecer profundas crisis personales, crisis de creencias, crisis de convicciones y crisis de anhelos. De repente, gran número de individuos se ven a sí mismos abriendo los ojos y dejando de creer en muchas de las cosas que tenían asumidas como verdades inamovibles.
Es entonces cuando surge el despertar de la conciencia, la comprensión de lo que tiene auténtico valor en la vida y lo que no lo tiene.
Ahí es cuando el sistema está realmente en peligro.
Un grupo demasiado elevado de personas abriendo sus conciencias puede desembocar en una revolución que elimine para siempre las viejas estructuras mentales, y con ellas, los pilares que realmente soportan el sistema.
Eso podría representar el final de toda posición de autoridad y poder y el nacimiento de un nuevo modelo de humanidad radicalmente diferente.
Es por esta razón, que las élites centran tantos esfuerzos en crear líderes y movimientos que reconduzcan la situación y vehiculen toda respuesta revolucionaria dejándola circunscrita dentro del propio sistema.
Su objetivo principal es provocar ruido y debates vacíos y enconados, centrados en elementos circunstanciales a nivel social y político.
Con ello consiguen que la energía y la atención se dispersen en aspectos meramente externos; en corruptelas, pensiones y impuestos; en defensa y ataque a líderes y movimientos; en siglas, proclamas electorales, discursos grandilocuentes y propuestas de reforma de las leyes…
Sistema, Sistema, Sistema.
Esa es su gran preocupación: que las miradas no vayan, jamás, más allá del propio sistema…
Y si no lo creéis, fijaos bien y observad a vuestro alrededor, sin prejuicios ideológicos de ningún tipo.
Los líderes que están surgiendo, todos y cada uno de ellos, actúan DENTRO del sistema y PARA el sistema.
Sin excepción.
Con ellos no llega una auténtica revolución, sino un simple sucedáneo basado en elementos superficiales.
Esa es su gran jugada.
Nos harán creer que le han cortado la cabeza a la gran serpiente; pero en realidad solo veremos como muda de piel.
Como siempre…
Nota del autor: no saquéis conclusiones apresuradas sobre quién o quiénes pueden ser los líderes mencionados en este artículo. En el presente escrito no hablamos de nadie en concreto ni apuntamos en ninguna dirección. En todo caso lo haremos en próximos posts…
Como decíamos en la primera parte de este artículo, la mejor forma de abortar una revolución no es impedirla, sino canalizarla adecuadamente.
Tratar de acallar el creciente descontento de la población mediante la represión es como tapar una olla a presión sin dejar abierta una válvula de escape. Tarde o temprano acabará estallando con consecuencias imprevisibles.
Y es absurdo tratar de contener tanta energía si puedes aprovecharla en beneficio propio…
Los tiempos han cambiado. Atrás quedan las épocas de la represión violenta y explícita de la disensión, propia de los antiguos dictadores, cuyos mecanismos de control se basaban en el ejercicio de la fuerza bruta.
Ahora, esa fuerza bruta ha sido sustituida por una arma mucho más refinada y efectiva y por lo tanto, mucho más difícil de combatir: la ingeniería social y el uso inteligente de la información privilegiada.
Así pues, si se dan los condicionantes para un estallido social, como se produce en estos momentos, que nadie espere de las élites dominantes un ejercicio directo y evidente de represión sobre la población.
Su maniobra principal radicará en la creación de líderes alternativos controlados, que vehiculen la disconformidad, con el fin de mantener el sistema en pie y aprovechar las energías de la protesta para realizar las transformaciones necesarias a nivel socio-político y económico que el mundo necesita (o más bien dicho, que ellos necesitan) en estos momentos de cambio de paradigma mundial.
Todo esto puede parecer muy retorcido, pero si nos fijamos bien, podremos ver a nuestro alrededor la aparición de gran cantidad de indicios que apuntan en esta dirección.
De forma aparentemente natural han surgido por doquier movimientos que luchan por “una sociedad más justa y equitativa”; líderes que toman posiciones ventajosas sobre el tablero de juego.
Todo parece preparado.
Las piezas ya están colocadas en su lugar.
Ya solo falta el movimiento final…
http://vistoenlaweb.org/2014/07/10/como-abortaran-la-revolucion/