En el sitio de Zaiyat al-Sultan, 6 km al sureste de Minya y a lo largo de la orilla este del río Nilo, se encuentran antiguas canteras dentro de los acantilados de piedra caliza. Allí yace una reliquia increíble del pasado antiguo, algo de lo que rara vez se habla, un objeto que la mayoría de la gente ni siquiera sabe que existe.
Monolito en Minya. Crédito: H. Kawanishi/Matt Sibson.
Dentro de la antigua cantera hay un coloso inacabado, un enorme bloque de piedra caliza que mide 22 metros (72 pies) de largo y 8 metros (26 pies) de ancho. Para poner eso en perspectiva, la Piedra de la Mujer Embarazada en Baalbek tiene 20,5 metros de largo, 4 metros de ancho y 4,3 metros de alto.
Esta piedra en Egipto es más larga, más ancha y más alta. Es más grande que todos los bloques monolíticos de Baalbek —incluidos los más grandes cerca de la ya mencionada Piedra de la Mujer Embarazada—.
Piedra de la Mujer Embarazada (arriba) en Baalbek. Crédito: Deutsches Archäologisches Institut.
Pero eso no es todo, también es más pesado: basados en el tipo de roca y las dimensiones, algunos investigadores especulan que este bloque en Minya podría pesar entre 2.000 y 3.000 toneladas.
Este coloso que no llegó a salir de la cantera hubiera hecho realmente honor a su nombre. Y es que hasta puede visualizarse desde el espacio gracias a Google Earth con las coordenadas: 28°04’32.97″N 30°48’36.17″E.
Vista satelital del enorme bloque en la cantera. Crédito: Google Earth.
Técnicas para colosos
La cantera de Zaiyat al-Sultan ciertamente constituye una referencia invaluable para las técnicas y procesos de construcción empleados en la tierra de los faraones.
Es interesante notar que el cincelado de la silueta de una estatua puede vislumbrarse en el bloque. Por lo que sabemos que estaba siendo trabajado para ser uno de los más grandes colosos del antiguo Egipto.
Crédito: H. Kawanishi/S. Tsujimura.
El yaciente monolito contiene trincheras verticales de separación en los cuatros lados, cada una de 8.5 metros de profundidad y 50 centímetros de ancho. A lo largo de estas, el lecho rocoso acusa fisuras naturales, lo que implica —de acuerdo a los expertos— que la superficie del suelo fue limpiada primero y nivelada para identificar y explotar tales fisuras, haciendo a la piedra más fácil de excavar.
Además de las trincheras verticales en las primeras etapas de la obra, también están dos rampas que permiten un rápido acceso al sitio y puntos de apoyo excavados en múltiples lugares como ruta secundaria para levantar y bajar la pared de la roca.
Gráfico de sección del coloso inacabado (recuadro izquierda) y vista lateral y aérea de trincheras.
Todo esto es fundamental para entender el titánico plan para extraer un bloque tan enorme del acantilado. Para esto fueron ideadas más trincheras verticales pero en el lado este del coloso. Así, la roca sobrante sería removida y eventualmente permitiría levantar la estatua de alguna forma —y decimos de alguna forma porque no tenemos ni idea de cómo hubieran levantado y removido un bloque de más de 2.000 toneladas—.
En cuanto a su transporte, hay que destacar la proximidad del río Nilo, entre 500 y 1000 metros cuesta abajo, al suroeste (dependiendo de la altura de las aguas y el tiempo de las excavaciones).
Grafitis en el túnel
Asimismo, un túnel a modo de pasaje o caverna, con un techo a 60 centímetros de altura, fue excavado para separar al coloso del lecho. Con núcleos de roca separados regularmente como suertes de columnas de soporte.
Los colosos de Memnón son dos gigantescas estatuas de piedra que representan al faraón Amenofis III, quien gobernó durante la Dinastía XVIII de Egipto. Se encuentran en la ribera occidental del Nilo, frente a la ciudad egipcia de Luxor.
En el techo de varios de los espacios que se forman entre estas separaciones, pueden verse líneas rojas, al igual que caracteres demóticos y griegos que se dice pertenecen al periodo ptolemaico. Antes que estos «grafitis» fueran hallados, se asumía que este era otro coloso perteneciente a Amenofis III (también conocido como Memnón), cuyo longevo reinado coincidió con una época de paz, prosperidad y esplendor artístico.
Sin embargo, el estilo de lenguaje y contenido de los grafitis (mayormente relacionados a la construcción), al igual que la cerámica desenterrada, ha llevado a los egiptólogos a pensar que esta obra es de la dinastía ptolemaica, la última del antiguo Egipto (323 a.C. – 30 a.C.).
Algunos de los grafitis en griego y demótico encontrados.
Obviamente no sabemos por qué el trabajo sobre este coloso fue cesado, pero al menos lo descrito aquí nos indica que los ptolomeos conocían aún la manera de mover bloques de tan increíble tamaño, de lo contrario no hubieran comenzado el proyecto en primer lugar.
Construcciones «imposibles»
Desde luego, la magnitud de la obra, al igual que con Baalbek, ha llevado a muchos a desafiar la cronología oficial. En el caso de los monolitos en el Líbano, los historiadores nos aseguran que son todos de origen romano, excavados para construir el templo de Júpiter en algún momento después del 16 a.C.
Mientras que los detractores argumentan que no existía la tecnología necesaria en aquel entonces para mover un bloque que pesa más de 1.000 toneladas.
Debajo del coloso inacabado. Crédito: H- Kawanishi/Matt Sibson.
Sin embargo, como bien podemos observar en el caso de Minya, siglos o décadas antes los egipcios tenían serios planes para mover bloques aún más pesados. Desde luego, uno podría replicar diciendo que no fueron exitosos en sacarlo de la cantera, pero tampoco hay evidencia de que el trabajo fuera detenido simplemente porque no podían mover el bloque.
Conclusión
Resumiendo, tenemos una estatua de coloso abandonada con trincheras verticales separadas a su alrededor, un túnel excavado debajo con cientos de ejemplos de grafitis puestos allí por los obreros, la silueta de lo que pretendía ser el faraón en la roca —lo que indica que era un trabajo dinástico—, y los preparativos para extraer todo de la cantera.
¿Qué faraón ptolemáico encargó esta megalómana obra a su ego? Lo desconocemos. Aunque se presume que no era el único coloso, sino que formaba parte de un par.
Se halla otro bloque de similares características —un coloso inacabado— a 1,5 km al sur de las ruinas de la ciudad de Akoris, en lo que se conoce como la Cantera del Sur. Curiosamente, también abandonado en la misma etapa de excavación.
Vista satelital del otro monolito. Crédito: Matt Sibson.
La tecnología es un tema recurrente en el estudio del mundo antiguo, y este lugar en el corazón geográfico de Egipto ciertamente merece más atención de la que se le ha brindado hasta ahora. Todos han visto el célebre obelisco inacabado de Asuán, pero el poco estudiado sitio en Minya podría ayudarnos a acercarnos un poco más a la verdad y entender las increíbles —y aparentemente imposibles— técnicas de cantería, no solo de los antiguos egipcios, sino de aquellos obreros en Baalbek y otras partes.
Referencias:
Akoris Preliminary Report (2006, 2008), por Hiroshuki Kawanishi y Sumiyo Tsujimura.
Bigger than Baabek: The 2,000-ton Monoliths of Minya, Ancient Egypt, Ancient Architects.
The Biggest Antique Monoliths, The Journal of Ancient Egyptian Architecture.
Por MysteryPlanet.com.ar.