Este sábado 22 de junio se cumplen 36 años desde que vio por última vez a su hermana, Emanuela Orlandi. Me encuentro con él al comienzo de Via della Conciliazione, casi a las puertas del Vaticano, el lugar que durante muchos años Pietro consideró su hogar.
En su rostro se puede apreciar cierto hastío, aunque sus ojos revelan esperanza, y es que Pietro siempre ve “el vaso medio lleno”, aunque lamenta que con el Papa Francisco “el muro se ha hecho más alto”.
Su numerosa familia es la que le ha mantenido a salvo durante todos estos años. Continúa viviendo en los alrededores de San Pedro y a menudo visita a su madre en la Ciudad del Vaticano, donde algunos le dan ánimos y otros le esquivan por miedo a las represalias.
“Si en todos estos años la verdad no ha salido a la luz, es que detrás hay algo grave, algo que en mi opinión afectaría a la imagen de la Iglesia”. Asegura que dentro del Vaticano hay gente que sabe lo que ocurrió realmente, incluido el Papa Francisco, quien llegó a asegurarle que “Emanuela está en el cielo”.
A pesar del paso del tiempo, Pietro Orlandi no se da por vencido y sigue luchando por la justicia y por conocer la verdad. Busca pruebas, y el cuerpo de su hermana, para darle al menos una sepultura digna.
La historia de Emanuela Orlandi
Emanuela tenía 15 años cuando desapareció en Roma el 22 de junio de 1983. Era hija de un empleado del Vaticano, por lo que su secuestro tuvo una repercusión mayor.
A pesar de que han pasado 36 años, las razones de su secuestro aún se desconocen y su desaparición ha suscitado numerosas hipótesis. Todavía no hay certeza de que haya muerto o de que se encuentre viva en algún lugar.
En diversas ocasiones su caso ha sido relacionado con el juicio a Ali
Ağca, el terrorista que intentó matar a Juan Pablo II en mayo de 1981. Además, en 2005 Sabrina Minardi, ex amante del capo de la mafia Enrico De Pedis, afirmó que él mismo era el autor del secuestro. En 2009, Minardi dijo a la Fiscalía de Roma que ella fue la encargada de introducir a la joven en su automóvil y llevarla hasta el lugar donde le dijo su amante.
En 2012 el sacerdote y jefe de exorcistas de la Santa Sede, el padre Gabriele Amorth, afirmó que en la desaparición de Emanuela podría haber estado involucrado un policía que prestaba servicios en la Ciudad del Vaticano y personal diplomático de una embajada extranjera ante la Santa Sede. El exorcista aseguró que se trataba un caso de explotación sexual seguido de homicidio.
‘Hay algunas personas dentro del Vaticano que conocen y saben lo que ha sucedido’
¿Por qué Emanuela?
Yo creo que fue elegida por muchos motivos. Sobre todo porque ella tenía la ciudadanía vaticana. Éramos cuatro o cinco familias, éramos muy pocas, y chicas de su edad había dos o tres. Y por tantos factores que han ido saliendo después.
Era evidente que el interés de quien la raptó estaba relacionado con la ciudadanía, porque, según mi opinión (aunque haya tantas hipótesis), es que la raptaron para llamar la atención de alguien dentro del Vaticano.
Está la hipótesis que ha sido defendida desde la Magistratura, la de la cuestión económica relacionada con el dinero de la mafia. El trámite del Vaticano con el IOR y que Juan Pablo II ha utilizado la causa polaca.
La única razón no puede ser solamente una niña con ciudadanía vaticana, seguramente detrás hay algo más grave. Emanuela podía servir para llamar la atención y poner bajo presión ciertos ambientes. Yo creo que quien operaba tenía en sus manos una prueba de algo verdaderamente grave que en mi opinión afecta a la imagen de la Iglesia, estoy seguro.
Hay realmente muchas hipótesis, no puedo excluir tampoco el hecho de la existencia de ambientes que sabían que ciertos personajes muy importantes en el Vaticano se encontraban y hacían cosas no muy cristiana, algunos que traían chicas…y cabría la posibilidad de que Emanuela haya sido llevada a ciertos ambientes y que alguno haya podido grabar cualquier cosa y de ahí surgiera todo.
Creo que no fue solamente por su ciudadanía…para que algo así dure 36 años y que durante todo este tiempo el Vaticano haya hecho todo lo posible porque la verdad no salga a la luz, debe haber algo grave detrás.
Si solamente hubiese sido una cuestión económica, habría sido resuelta mucho antes. No lo hacen –aunque no todos, porque también hay gente buena en el Vaticano-, porque algunos saben que si la verdad sale a la luz, tendrá consecuencias graves para la imagen de la Iglesia.
¿A qué se refiere con “consecuencias graves”?
No puedo hacer solamente hipótesis…Piensa que por ejemplo, en el año 83 no se podía hablar de la pedofilia dentro de la Iglesia. Ahora el Papa habla tranquilamente de este tema. Emanuela Orlandi ahora es un tabú en el Vaticano como lo era la pedofilia durante esos años.
Yo suelo ir al Vaticano porque mi madre sigue viviendo dentro, y cuando saludo a cualquier obispo o cualquier monseñor, les da vergüenza devolverme el saludo…porque luego les llaman y les dicen que les han visto hablar conmigo, y les preguntan la razón. Y que haya existido esto durante tanto tiempo demuestra que existe también un miedo por parte de aquellos que no saben qué es lo que ha sucedido.
¿Cómo vivisteis en casa la desaparición de Emanuela?
Es difícil… me acuerdo cuando desapareció Mirella Gregori, que por un periodo estuvo ligada a mi hermana. Me acuerdo cuando veía la televisión donde hablaban de lo que había sucedido y decía «pobre familia», y trataba de imaginarme lo que estaban viviendo, pensaba haber comprendido su dolor, pero luego me di cuenta que no era así.
Luego con la desaparición de Emanuela me di cuenta que aquel dolor que pensaba que comprendía no era así. De repente todo se vuelve distinto de lo que era antes…las imágenes, los sitios donde estás, parece todo distinto. Me acuerdo que los primeros días no diferenciaba entre el día y la noche, en un segundo cambió la perspectiva de todo.
Al principio el tiempo se dilataba, los días se hacían larguísimos, y con el paso del tiempo ocurrió lo contrario, en un segundo pasaban dos meses, luego un año… Ahora cuando pienso que han pasado 36 años, no me parece que haya pasado tanto.
Pero de todas formas uno debe seguir siempre adelante. Ahora tengo una familia, tengo los problemas del día a día, pero lo de mi hermana no se me olvida. También siempre he vivido por la zona del Vaticano, por lo que son siempre las mismas imágenes…
¿No tiene ganas de huir de todos los recuerdos?
Sí pero no lo consigo. Es gracias a mis hijos por lo que hoy tengo una cierta serenidad, con ellos intento hacer cosas normales, nos vamos de vacaciones… pero no lo hago con esa libertad, porque inevitablemente la cabeza está siempre recordándomelo.
A veces, aunque haya pasado tanto tiempo, cuando me divierto de repente pienso, “Dios mío, me estoy divirtiendo” y siento como si fuera algo equivocado. Pero mis hijos no deben de tener este peso y esta responsabilidad. Pero muchos me lo dicen, y me da rabia cuando dentro del Vaticano me dicen “ya han pasado 30 años”… es peor, uno va hacia adelante siempre con el freno de mano puesto.
Aunque haya pasado tanto tiempo me niego a aceptar pasivamente cualquier forma de injusticia. Para mí esto es una injusticia enorme, sobre todo cuando hay personas que saben lo que realmente ha sucedido.
¿Sabe quiénes son esas personas?
No te puedo decir el nombre porque no tengo la certeza… la duda la tengo, pero no tengo pruebas. Hay algunas personas dentro del Vaticano que conocen y saben lo que ha sucedido, y personas también que están fuera, en Italia. Hay pruebas que demuestran que hay también una intención por parte del Estado italiano de esconder la verdad de algún modo. El Estado italiano siempre ha estado por debajo del poder del Vaticano, y no solo el estado italiano.
Antes hablaba de la desaparición de Mirella Gregori… ¿De qué manera su secuestro estuvo relacionado con el de su hermana?
Los supuestos raptores relacionaron los dos casos. Dijeron que primero se secuestró a Mirella como ciudadana italiana y después de Emanuela como ciudadana del Vaticano. Tenemos mucha relación con la familia de Mirella y nosotros hemos pensado que las dos historias no estaban relacionadas. Nunca se ha mostrado ninguna prueba de ello. Han intentado despistar para alejar la verdad.
Por un periodo sí que estuvieron relacionados ambos casos. Lo que lo reforzó fue cuando uno de los funcionarios del Vaticano que solía hablar con Mirella fue llamado para declarar y durante un tiempo se le pinchó el teléfono.
Descubrieron que en una llamada con Camillo Cibin, su superior, el funcionario de la Gendarmeria le preguntó qué tenía que decir, y en lugar de Mirella salió el caso de mi hermana. Irónicamente le dijo: “¿De Emanuella sabes algo?, no.
Por lo tanto debes de decir que no sabes nada, que de eso se ocupa la Magistratura y que está todo en la Secretaría de Estado”. Dos días después de las declaraciones, al gendarme le concedieron la ciudadanía vaticana.
Hay tantas cosas que te hacen ver que algunos de los que están dentro saben la verdad… Tienen miedo, incluso los que no saben la verdad, que detrás de este caso haya algo muy grave que pueda dañar fuertemente a la Iglesia.
Pero no se dan cuenta que con este comportamiento lo que hacen es aumentar las dudas…Es algo que siempre me ha sorprendido, porque ellos no son estúpidos, y no sé cómo en 36 años no han logrado encontrar el modo de terminar la historia, de estar disponibles a ayudar a la familia.
En lugar de eso ha existido siempre este rechazo, incluso han impedido que declaren cardenales y tampoco han contestado cuando les he pedido al menos una oración por mi hermana, nada…ni una palabra. Bastaba eso para demostrar que están de nuestra parte, y qué pretenden, ¿Qué dejemos así las cosas?
‘Francisco sabe algo más que yo no sé’
¿Cómo fue su encuentro con el Papa Francisco?
Cuando Francisco me dijo la frase “Emanuela está en el cielo”, cuando ni si quiera hay una prueba de que está muerta, me hizo comprender que él sabe algo más que yo no sé. Desde ese momento he hecho muchas peticiones, tanto a él como a su secretario, incluso asegurando que no diría nada a nadie…solo quería una explicación. No me puede decir que está muerta…me sentó fatal.
Siempre he esperado que mi hermana estuviese viva porque nunca ha habido ninguna prueba que asegurara que ya no está con vida. Después de que Benedicto XVI no dijera ninguna palabra sobre Emanuela, llegó este Papa nuevo y creía que a lo mejor habría una apertura, una voluntad de aclarar las cosas….eso esperaba, pero no ha sido así. Con Francisco el muro es más alto que antes.
El año pasado recibieron una carta anónima con una foto de una sepultura y una frase escrita: «Busque donde indica el ángel».
En el cementerio teutónico próximo a la Plaza de San Pedro hay una estatua de un ángel que sostiene una sábana con el texto en latín ‘Requiescat in pace’ (Descanse en paz), mientras que en la lápida hay una inscripción dedicada a la princesa Sofía y al príncipe Gustavo von Hohenlohe. Esta carta también fue enviada a su abogada.
En el mes de abril la Secretaría de Estado de la Santa Sede autorizó la apertura de la investigación respondiendo a su petición. ¿Cómo esta la situación ahora?
Nada…hace dos años que me he apoyado en esta abogada, que tiene el patrocinio del Vaticano y por lo tanto tiene acceso directo al Vaticano. Sobre todo porque fue quien se ocupó del caso Vatileaks, por lo que conoce mucho el ambiente. Con ella ya hemos presentado deferentes instancias al secretario de Estado, al Tribunal Vaticano, a la Gendarmeria…queríamos identificar todas las incongruencias.
Yo me fío más de las indicaciones que no son anónimas. Quiero saber por qué desde hace más de un año hay voces en el interior del Vaticano que han querido dirigirnos hasta allí.
Para mí la cosa más grave es que llamaron dese el Vaticano al magistrado Giancarlo Capaldo y le pidieron que abriera la tumba de Enrico De Pedis, pero lo más grave es la existencia de un informe con los nombres de algunas personalidades que han tenido algún papel en la desaparición de Emanuela, aunque al magistrado le dijeron que esos nombres “aparecían hasta un cierto punto” ya que había algunas personas que no podían aparecer.
‘El Vaticano ha logrado alejarse de la verdad y convertirse en una víctima‘
Al magistrado le pidieron crear una historia con estos nombres e inventar una situación que pudiera cerrar el caso.
Él les dijo que nosotros, su familia, queríamos saber al menos dónde estaba el cuerpo de mi hermana para darle una sepultura, y le dijeron: “está bien, volveremos a ponernos en contacto”. La respuesta nunca llegó y desde el Vaticano ignoraron de las declaraciones de Capaldo.Tengo certeza de que ese informe existe, lo han visto en la mesa de Gänswein.
Incluso he pedido que me interrogaran…nunca lo han hecho. Todo te lleva a pensar que detrás de todo hay algo grave, algo feo.
Cuando al magistrado le dijeron que en el informe aparecían algunos nombres, pero que hay otros que no podían aparecer… demuestra que hay una responsabilidad en gente importante. También la persona que haya tenido responsabilidad, por al menos haber cubierto lo ocurrido, es una persona que ahora está muerta.
La responsabilidad sería de la institución que esa persona representaba, aunque la persona ahora sea santa. El Vaticano ha logrado alejarse de la verdad y convertirse en una víctima. Te repito que son todos suposiciones porque hay tantas noticias…pero nunca ha habido una prueba.
Mi padre siempre tuvo total confianza en el Vaticano, cualquier llamada, cualquier noticia que sabía la comunicaba rápidamente. Esperaba un apoyo del Vaticano. Siempre nos hemos apoyado en ellos, yo he nacido allí dentro. Siempre les he considerado mi familia.
Me acuerdo de pequeño cuando los papas se acercaban a nosotros cuando jugábamos en el jardín. Veía al Papa como un pariente, por eso de alguna forma me siento capacitado para hablar así, como un hijo que discute con su padre. Mi abuelo entró en el vaticano en 1910, es una puñalada por la espalda.
De todas las hipótesis que existen sobre la desaparición de su hermana, ¿cuál cree que es la que más se acerca a la verdad?
Uno no puede excluir ninguna hipótesis, porque en cada una hay algo veraz. Si Emanuela desapareció por ejemplo por un tema de tráfico sexual, pero si hay personas que tenían la prueba de lo que había sucedido, y se aprovechan para pedir dinero, significaría que Juan Pablo II utiliza el dinero de la mafia para Polonia…se ha convertido en una situación muy complicada.
Yo creo que no hay solamente un responsable. Si está muerta, ¿dónde está? Queremos saberlo, al menos por mi madre, que es anciana, tiene 87 años, para que pueda al menos darle una sepultura.
Vivir en la duda…sabiendo que hay gente que sabe lo que pasó es lo que peor se lleva.
¿Alguna vez ha sido amenazado?
No, me lo han preguntado mucho, pero no. Me he expuesto tanto que si me sucede algo me dan la razón. Aunque muchas veces pienso en mis hijos…
Pienso que si me hacen algo no sería daño físico…incluso salió un libro en 2004 en el que una pseudo periodista decía que a Emanuela la tenía yo en casa y le hacía pasar por mi mujer…son cosas que sirven para alejar la verdad. Son cosas inventadas que de alguna forma han frenado la verdad.
Yo nunca he ganado un euro, no he pedido nunca nada, ni siquiera con el libro que escribí. Y he sido acusado de haber pedido grandes cantidades de dinero. Al principio respondía a los ataques, pero luego me di cuenta que era mejor cerrar la puerta. Desgraciadamente cuando uno se convierte en alguien público se expone a este tipo de ataques.
Han sido tres pontificados los que han pasado desde su desaparición.¿Qué diferencia ha habido entre ellos?
Benedicto XVI se lavó las manos, tampoco citó a Emanuela durante el Angelus cuando se cumplieron 25 años. Juan Pablo II sabía lo que había ocurrido. Cuando vino a nuestra casa y nos dijo “existe el terrorismo nacional y el terrorismo internacional.
Por desgracia el caso de Emanuela es terrorismo internacional”. Pero sobre la balanza podía escoger entre la verdad sobre el caso de mi hermana o la imagen de la Iglesia, y tuvo que escoger una.
En cuanto al Papa Francisco era una esperanza al principio y ha sido peor que los otros, el muro se ha alzado más con él. Él seguro que lo sabe, porque no es estúpido.
¿Ha llegado a perder la esperanza?
Yo siempre veo el vaso medio lleno. Al final la verdad sale, no puede ser la justicia siempre un sueño, por una vez debe cumplirse.
Tengo la solidaridad de muchísimas personas. Tampoco les conviene a ellos ocultar la verdad, sean cuales sean las consecuencias.
La Iglesia debería seguir las enseñanzas y las palabras de Jesús, no hacen otra cosa que alejar la Iglesia de las palabras de Jesús, algo que ha ocurrido durante los últimos 2.000 años.
Emanuela es una posibilidad de sacar la verdad a la luz, de limpiarse y comenzar de nuevo, para recuperar la confianza de la gente. Sino siempre habrá desconfianza. Alguien dentro del Vaticano tiene que tener el coraje de sacar lo malo que se ha hecho durante los últimos años.
Tienen que hacer un mea culpa y aceptar los errores, por muy graves que sean. Emanuela era una gota, pero una gota que puede atascar el vaso.
Por Almudena Martínez-Bordiú | 19 junio, 2019