Los medios del Movimiento Nacional
Los tertulianos de los medios subvencionados son los Jiménez Losantos del Movimiento catalán. Te crujen por una disidencia, por una opinión que no sea la de las instituciones corruptas de la Generalitat
El expresidente de la Generalitat, Artur Mas, atiende a los medios. (EFE)
AUTOR
*Este artículo de Gregorio Morán iba a aparecer publicado inicialmente en la edición del 22 de julio de La Vanguardia, pero fue retirado.
No estaba entre mis intenciones escribir sobre
la situación en Cataluña.Imaginaba que un lector habitual estaría ya saturado y poco se podía añadir a lo ya dicho. Cambié de opinión a partir de varios artículos que me han conmovido y que parecen exigir cierto grado de compromiso. Basta citar los de Màrius Carol, de Xavier Vidal-Folch y el sensible y rotundo de Isabel Coixet.
No podemos callar aunque estemos en pleno agobio veraniego y tengamos la sensación de que vivimos entre camellos pero sin ninguna experiencia de beduinos. Los artículos son un llamamiento a la responsabilidad y dejan una agridulce sensación de que estamos en un callejón de difícil salida a la que nos han llevado los talibanes que nos gobiernan y sus jaleadores, ¡que no supimos desenmascarar a tiempo!
Conozco a Màrius Carol desde hace años; fuimos amigos durante algún tiempo y luego dejamos de serlo. Punto. Me es indiferente que sea el director de este periódico (por 'La Vanguardia'), porque a lo que voy es a que su
artículo del sábado pasado –'Turbulencias'– me conmovió y al tiempo me lleno de zozobra. “Cuesta entender lo que está pasando, dice…Quedan días y veremos más cosas que no sorprenderán al mundo, pero sí que nos dejarán sin palabras a los catalanes”. No es una amenaza sino un desconsuelo que pretende aliviar una cita del socorrido Gaziel, que acaba en una frase inexorable: “El separatismo es una ilusión morbosa que encubre una absoluta impotencia”.
La gente de la CUP, más ignorantes que jóvenes, han cometido una patochada que les define: un cartel de Franco para los que rechazan la consulta
Escrito todo esto por quien tiene muchas razones para conocer la situación mejor que yo, no deja de inquietar y de obligarnos a postergar otros textos para asumir lo que se nos viene encima. Cuando el tiempo pase, nadie querrá asumir nada, y repetirán, como en antiguas épocas, “yo era un disidente al que nadie quería hacer caso”. Los “nadies” en Cataluña se cuentan por miles y kilos de desvergüenza. Como en el resto de España, más o menos. Los muchachos de la CUP, más ignorantes que jóvenes, han cometido una patochada que les define. Un cartel de Franco para desprestigiar a quienes rechazan el referéndum. No hay dictador en la historia de España que haya convocadotantos referéndums como Franco y con un avasallador parecido con este en cuanto a las manipulaciones.
Entre el pasado sábado y éste ha ocurrido algo sumamente grave, dentro de las diversas gravedades de un proceso condenado al fracaso. No como dicen los fantasmas llamándolo “choque de trenes” sino a la ruptura brutal de la sociedad civil. ¡No seamos petulantes, aquí no se trata de un choque de trenes, sino del enfrentamiento entre un expreso antiguo y apolillado, frente a un tranvía conducido por reclutas del servicio de transportes! Humildad por favor, abandonemos de una maldita vez el pujolismo de los delincuentes de altura y admitamos que somos un tranvía con aspiraciones de tren bala japonés.
Ahora bien, el '
cese' de Albert Batlle como jefe de los Mossos d'Esquadra y su sustitución por el delincuente legal, Joaquim Forn, –podría llamarse así a aquel que rompe la legalidad cuando le peta en función de sus intereses políticos-. Lo hizo en los Juegos Olímpicos del 92; la pitada al Rey; la campaña 'Freedom for Catalunya'… Es decir, que a partir de ahora, quien controlará los Mossos d'Esquadra” es un tipo dentro de toda sospecha, que no cumplirá la legalidad que no le exijan los ilegales. No quisiera incluir aquí su amplio currículo como talibán de la barretina.
Estamos en manos de un personal que bordea la ley, y que lo hace con el ánimo de no solo de incumplirla, sino de imponer la suya, que no es otra que ir a la ruptura y provocar un conflicto no solo cívico sino violento. Necesitan algún muerto que sirva de símbolo a la asonada. En ocasiones pienso que estamos rememorando las guerras carlistas a los que son tan agradecidos gran parte de estos fanáticos del enfrentamiento. “Un muerto salvaría a Cataluña”, es el lema escondido entre los conspiradores de esta farsa.
El nuevo conseller de Interior, Joaquim Forn (i) y el director de los Mossos d'Esquadra, Pere Soler (d). (EFE)
Baste decir que Artur Mas confiesa a los suyos que llegará el momento oportuno de ocupar los edificios estratégicos de Barcelona. Seamos serios, con un líder de mando único como Joaquím Forn, eso obligaría a situaciones sin salida y de alto riesgo para vidas y haciendas, no solo para la ciudadanía pastueña que ve el panorama como si no fuera con ellos.
Nunca se hizo tan evidente, desde los tiempos del franquismo, el dilema de estar con el poder o contra el poder. Y aquí entramos los plumillas. Los fondos destinados a diarios como 'Ara', 'Punt Diari', TV3, que superan Canal Sur de Andalucía o el canal de Madrid, que ya es decir, cantidades de todos modos exorbitantes que pagamos todos los ciudadanos, desde Cádiz a Girona, y donde sobreviven 7 directivos de TV3 con salarios superiores a los 100.000 euros, podrán parecer una nadería frente a las estafas reiteradas del PP, pero describen un paisaje. Cobrando eso, ¡cómo no voy a ser independentista!
¡Qué simples somos cuando decimos que esos medios no los ve ni los lee nadie! Se equivocan y por eso estamos donde estamos. El columnista-tertuliano podrá ser despreciado, y lo merece, pero crea opinión. En muchos casos es su única fuente de información. Son los Jiménez Losantos del Movimiento Nacional catalán. ¿Acaso el viejo 'Arriba' del franquismo, o 'Pueblo', o las agencias gubernamentales las leía alguien? Pero estaban ahí, presentes, supurando la bilis contra el enemigo. Ayer como hoy.
Son una especie de diarios virtuales, anónimos, a los que los idiotas echan una ojeada que les basta para saber por dónde va la cosa. Perdónenme que eche mano de la memoria, mi pariente más querida. ¿Se acuerdan del exilio de Joan Manuel Serrat en México durante el franquismo? ¿Qué cosas venenosas no se dijeron y tanto en los medios de Barcelona como en los de toda España? ¿Quieren que les haga un repaso de las cartas al director en la prensa catalana? Por cierto, que entonces esa bazofia se firmaba; ahora los canallas son anónimos.
¿Se han fijado en el interés reiterativo en las fotos de Pujol hecho un pimpollo, como si apenas hubiera salido del juzgado o de la Generalitat? Un intocable
Mi viejo amigo el nacionalista vasco Iñaki Anasagasti inventó el feliz término de la “Brunete mediática” para designar ese macizo de la raza castizo de la pluma y la palabra, que embiste contra todo lo que ni le gusta ni entiende. Habría que recuperar ahora los Nuevos Medios del Movimiento Nacional catalán. Te crujen por una disidencia, por una opinión que no sea la de las instituciones corruptas de la Generalitat. ¿Se han fijado en el interés reiterativo en las fotos de Pujol hecho un pimpollo, como si apenas hubiera salido del juzgado o de la Generalitat? Un intocable. Casi siciliano, entre Totò Riina y Berlusconi. Se ha iniciado su recuperación. Los edecanes de antaño reivindican al Padrino. “¡Hizo tanto por nosotros!” Tanto, tanto que se convirtieron en una familia de comisionistas.
Nos vamos al carajo, señoras y caballeros, pero la diferencia entre Patria y Patrimonio se mantendrá intacta. Es lo que suele ocurrir con este tipo de contrarrevoluciones pletóricas de banderas, que siempre están pensando en el mañana. El presente siempre queda para los sicarios y los tontos inútiles.
Un operario retira los carteles de la CUP contra los contrarios al referéndum. Efe
El escritor y periodista dice que en Cataluña están en manos de “un personal que bordea la ley”, y lo hacen con el ánimo de incumplirla. Además, califica a Joaquin Forn de ”talibán de la barretina”.
22 julio, 2017 09:16
La dirección de La Vanguardia cumplió con el aviso a Gregorio Morán: su columna de hoy, titulada Los medios del Movimiento Nacional, ha sido retirada de la edición. Una llamada advirtió al escritor y periodista, autor de El cura y los mandarines (Akal), de la decisión pero
no le explicaron los motivos, tal y como reconocía Morán a este periódico.
El
texto no publicado arranca con un reconocimiento al hartazgo de la situación en Cataluña, a la que no pensaba dedicar una línea veraniega. Sin embargo, los artículos de Màrius Carol, Xavier Vidal-Folch e Isabel Coixet le hicieron cambiar de opinión: “Los artículos son un llamamiento a de la responsabilidad y dejan una agridulce sensación de que estamos en un callejón de difícil salida a la que nos han llevado los talibanes que nos gobiernan y sus jaleadores, ¡que no supimos desenmascarar a tiempo!”.
Al director de La Vanguardia, Màrius Carol, le dedica su atención: “Conozco a Màrius Carol desde hace años; fuimos amigos durante algún tiempo y luego dejamos de serlo. Punto. Me es indiferente que sea el director de este periódico, porque a lo que voy es a que su artículo del sábado -Turbulencias- me conmovió y al tiempo me llenó de zozobra”, escribe Morán en los primeros párrafos del texto al que este periódico ha tenido acceso.
Advierte el escritor que cuando el tiempo pase, nadie querrá asumir nada “y repetirán, como en antiguas épocas, “yo era un disidente que nadie quería hacer caso”. Por eso cree que “los muchachos de la CUP, más ignorantes que jóvenes, han cometido la patochada que les define. Un cartel de Franco para desprestigiar a quienes rechazan el referéndum. No hay dictador en la historia de España que haya convocado tantos referéndums como Franco y con un avasallador parecido con este en cuanto a las manipulaciones”.
Humildad contra pujolismo
Pide “humildad”, pide abandonar “de una maldita vez el pujolismo de los delincuentes de altura” y que se admita que “somos un tranvía con aspiraciones de tren bala japonés”.
Uno de los párrafos más duros es el que dedica a Joaquin Forn, nuevo jefe de los Mossos d'Esquadra, al que define como “aquel que rompe la legalidad cuando le peta en función de sus intereses políticos”. Y cuenta que lo hizo en los Juegos Olímpicos del 92, en la pitada al rey, en la campaña “Freedom for Catalunya”… “Es decir, que a partir de ahora, quien controlará los Mossos d'esquadra es un tipo dentro de toda sospecha, que no cumplirá la legalidad que no le exijan los ilegales. No quisiera incluir aquí su amplio currículo como talibán de la barretina”.
Según explica Gregorio Morán, en Cataluña están en manos de “un personal que bordea la ley”, y lo hacen con el ánimo de incumplirla para imponer la suya: “Que no es otra cosa que ir a la ruptura y provocar un conflicto no sólo cívico sino violento. Necesitan algún muerto que sirva de símbolo a la asonada”. Asegura que el lema escondido entre los “conspiradores de esta farsa” es: “Un muerto salvaría a Cataluña”.
Sueldos independentistas
Le recuerdan estos días a los del franquismo, en los que estabas con el poder o contra el poder. “Y aquí entramos los plumillas”, escribe. Cuenta que los fondos destinados a diarios como Ara, Punt Diari, TV3, que superan Canal Sur de Andalucía o el canal de Madrid, “cantidades de todos modos exorbitantes que pagamos todos los ciudadanos, desde Cádiz a Girona, y donde sobreviven 7 directivos de TV3 con salarios superiores a los 100.000 euros, podrán parecer una nadería frente a las estafas reiteradas del PP, pero describen un paisaje. Cobrando eso, ¡cómo no voy a ser independentista!”.
Y tras recordar, cargado de ironía, que los Pujol hicieron tanto por los catalanes “que se convirtieron en comisionistas”, se despide: “Nos vamos al carajo, señoras y caballeros, pero la diferencia entre Patria y Patrimonio se mantendrá intacta. Es lo que suele ocurrir con este tipo de contrarrevoluciones pletóricas de banderas, que siempre están pensando en el mañana. El presente siempre queda para los sicarios y los tontos inútiles”.