El origen del mal de ojo se remonta a la antigua Babilonia y Egipto, habiéndose observado también entre sumerios e hititas. Estos pueblos pensaban que la maldad que anida en el ser humano sale a través de los ojos.
Lo curioso de esta creencia es que, en lugares geográficamente muy distantes, las diversas culturas han atribuido a ciertos tipos de mirada poderes maléficos y han buscado diferentes maneras de protegerse ante ellas.
En Asia, los pueblos de Anatolia, por ejemplo, han utilizado a modo de amuleto un ojo de cristal azul. La razón de que éste sea el color que los protegiera, al parecer, proviene del hecho de que sus invasores, los nórdicos, pertenecieran a un grupo étnico de ojos azules, lo cual los llevaba a creer que, con solo mirarlos, les provocaban el "nazar"o mal de ojo.
Actualmente, en muchos pueblos pequeños del oeste de Turquía se siguen produciendo en primitivos hornos caseros estos ojos de cristal que son usados como amuletos. Utilizan para ello cristal reciclado que mezclan con cobalto, ópalo y zinc para obtener el color deseado. Para que sean más efectivos, deben cocerse con leña de pino.
En Latinoamérica, muchos indígenas, por ejemplo los aimaras bolivianos, se niegan a dejarse fotografiar, a permitir que se los mire a través de un aparato para ellos desconocido; y cuando alguien lo intenta, se giran de espaldas y, si insisten, se enfadan.
En Chile, muchas veces se santigua a los bebés, en una especie de unión de las tradiciones cristianas y las paganas; en Perú y México se pasa un huevo o un cuy por todo el cuerpo del afectado para extraer el mal.
En Venezuela, "se manda a preparar el ombligo" del recién nacido una vez que éste se desprende a las pocas semanas de haber sido dado a luz. Esto es realizado por brujos o curanderos que rezan y colocan el ombligo en una funda roja pequeña para cargarla como amuleto o bien depositarlo en la cuna del bebé.
En África, el mal de ojo es una ceremonia sumamente temida que generalmente es practicada por los hechiceros; éstos siempre procuran que su víctima se entere de que se ha realizado el maleficio y, si en la comarca se considera que el brujo tiene poder, el afectado ni siquiera intenta combatir el maleficio, tan seguro está de que su suerte no puede cambiar.
En Europa, por ejemplo, a los niños se les cuelga del cuello un trozo de coral rojo para combatirlo y la "higa", a menudo tallada en azabache, ha sido un símbolo utilizado por diversos pueblos para librarse del maleficio de las miradas malintencionadas.
En Grecia también es frecuente el nazar también llamado ojo griego que representa a un ojo cuyo iris es predominantemente azul-celeste, se usa desde la Antigüedad en collares o en komboloi y begleri etc.
En Italia, sobre todo en el Mezzogiorno es frecuente el descendiente del itífalo, llamado cornicello o cornetto portafortuna. En España, en la región de Murcia , se usa como protección la cruz de Caravaca.
Tipos y síntomas del mal de ojo
Hay varias clases de "mal de ojo" y cada uno se identifica con un nombre y se manifiesta con diferentes síntomas:
El ojo secador: la persona que lo lleva comienza a perder peso corporal sin darse cuenta, pues aunque se alimente normalmente genera cambio en su apariencia física.
El ojo bobo: es llamado así, ya que las personas que lo presentan se distraen constantemente, pareciendo tener trastornos de la atención e ignorando por completo lo que sucede a su alrededor.
El mal de ojo en niños: aunque no es identificado con un nombre como tal, no es menos importante; de hecho, según creyentes, puede ser muy peligroso. Pueden padecen síntomas como falta de apetito, desinterés por lo que les rodea, ensimismamiento, inmovilidad, sueño constante, llanto sin motivo, dolor de cabeza fuerte y distracción en la escuela, entre otros.
El mal de ojo en jóvenes y adultos: en ellos se manifiesta con síntomas como pérdida de apetito, fiebre, insomnio, pesadillas, mareos, depresión, tensión nerviosa, inapetencia sexual, falta de energía, opresión en el pecho como un mal presentimiento, fiebre y pérdida de relaciones amorosas o familiares, dinero o negocios.
Cómo saber si se está sufriendo del mal de ojo
Rito del aceite
Ingredientes
1 plato blanco
Agua y aceite de cocina.
Preparación
Preparar un bol o recipiente con agua y un vasito con el aceite. La persona que piensa que puede estar aojada debe introducir sus dedos índice y corazón en el aceite y dejarlos gotear sobre el agua. Si se estuviera aojado se cree que el aceite se dispersará en una enorme cantidad de gotitas o incluso se hundirá en el agua.
Rito del limón
Procurar una habitación donde se pueda estar tranquilo y no haya interrupciones de otras personas. Colocar un plato y partir dos limones en cuatro partes, haciendo una cruz (sin que se desgaje).
Echar tres cucharadas de azúcar morena en cada uno de los limones y colocar el plato con éstos debajo de la cama, durante tres días, cuando se duerme.
Transcurrido este tiempo, mirar los limones. Si se han puesto negros, sé es víctima del "Mal de ojo". Si los limones han adquirido un color verdusco, se está libre de su influencia.
Rito del huevo
Pásate un huevo por todo el cuerpo, mientras rezas una oración que escojas. Rómpelo y viértelo en un vaso con agua. Analiza la yema, debes observar en detalle. Si aparece una marca extraña en la misma, significa que estás aojadpo. Ahora, sorpréndete: si hay una figura alargada, el aojador es un hombre, y si es ovalada, entonces es mujer.
Cómo protegerse y limpiarse de las influencias del mal de ojo
Echar vinagre y sal gruesa en un cubo lleno de agua. Fregar los rincones de la casa, comenzando desde el lugar más alejado de la puerta de entrada y acabando por ésta. Al llegar a la entrada, hacer la señal de la cruz.
Buscar una piedra que pueda convertirse en una especie de amuleto protector, como por ejemplo la turmalina negra que limpia las energías negativas. Colocarla cerca de donde se duerme, ya que ésta absorberá las malas vibraciones.
Terapias naturales con reiki: esta práctica, aunque es una herramienta de autoconocimiento, de crecimiento personal y que ayuda a la relajación o meditación, también se utiliza para facilitar la sanación natural de otros. El terapeuta o experto en reiki canaliza la energía universal y la dirige directamente, para promover la sanación a nivel físico, emocional, mental y espiritual. El terapeuta coloca sus manos en distintas áreas del cuerpo del individuo que recibe el tratamiento para traspasar el flujo de energía positiva y restaura lo que se perdió en el momento que fue afectado por el mal de ojo.
Colocar una cinta o hilo de color rojo alrededor de la muñeca de la mano derecha o el pie derecho a un niño recién nacido o de meses. Es importante que la cinta no apriete al bebé.
Usar colgantes o pendientes conocidos como el nombre de mano de Fátima, el cual representa una mano extendida.
Confeccionar una bolsita mágica contra el mal de ojo. Se requiere cortar tres cruces de la misma tela con que se confecciona la bolsa, un trozo de cirio pascual, un diente de ajo, anís estrellado, incienso, "ajo macho" y anís verde. Luego de agregar todos estos elementos a la bolsita, ésta se amarra y se coloca dentro del vestido de la persona con el fin de protegerse.
Colocar fragmentos del cordón umbilical del recién nacido en una bolsita y ponerlo en la cuna o ropa del bebé. Ésta ha sido una práctica muy extendida en España a comienzos del siglo XX.
Poner debajo de la cama un platito con cuatro carbones en forma de cuadrado. El símbolo y el elemento absorberán cualquier mala vibra que llegue de afuera. Al día siguiente, es necesario cambiarlos por otros teniendo cuidado de no tocar los viejos. Tirar lejos, donde haya tierra, ya que ésta los absorberá. Cuando se salga, cargar en el bolso un trozo de este elemento.
Un objeto de color rojo: consigue llevar siempre el color rojo contigo, ya sea en un collar, una pulsera o cualquier objeto que desees. Esto hará que estés siempre estés protegido y alejado de la envidia.
Tal vez pienses que tienes mal de ojo; esto es, que alguien te haya echado mal de ojo en los últimos días, ya sea porque te tiene envidia, porque te odia o incluso puede darse el caso de que simplemente lo haya hecho sin haberlo querido.
El mal ojo como proceso es, según la creencia popular, efecto de la envidia o admiración del "emisor", que a través de su mirada (ya sea directa, en símbolo o incluso mentalmente) provoca un mal en el envidiado o admirado.
Sin embargo, no siempre el mal de ojo es voluntario o supone mala intención. Si una persona atrae sin querer energías negativas, puede causar con el simple hecho de mirar fuerte o tocar a otra, un ojeamiento.