El mito de la gran inundación no es exclusivo del continente euroasiático sino que encontramos también referencias al diluvio en las mitologías del resto de continentes del planeta.
Como ponen de manifiesto las diferentes leyendas americanas que repasaremos a continuación. Los mayas también tienen su propia versión del Diluvio bíblico.
En Norteamérica existen varias tribus con leyendas que hablan de una inundación de enormes proporciones. Tal es el caso de la tribu de los Hopi, según cuya cosmogonía habitamos el cuarto mundo resultante de diferentes creaciones.
Los mundos previos fueron destruidos, el tercero de ellos por una gran inundación debido a que el comportamiento de la gente no se adaptaba a las reglas que el dios Tawa había designado, la humanidad era perversa.
Algunos hombres consiguieron salvarse gracias a la ayuda de otro dios: «La Abuela Araña», una diosa de la tierra que actúa como ente creador. Este ser advierte a los más justos de entre los hombres y les indica que se resguarden en juncos que actuaron como barcas durante la tormenta.
También en Norteamérica, la tribu de los Saanich, autóctonos del estado de Washington y en el Suroeste de Canadá, cuentan con una leyenda sobre el diluvio. El dios creador Xáls enseñó a los hombres a trabajar la tierra y un código de comportamiento.
Tras muchos años, el hombre dejó de vivir según este código, lo que enfureció al dios que les habló del diluvio que iba a crear.
Aquellos que atendieron a la advertencia se dirigieron a la montaña más alta y se ataron a las copas de los árboles mientras el nivel del agua subía con rapidez hasta que llegó a cubrir incluso los árboles, por lo que los pocos supervivientes que quedaron se vieron relegados a sus canoas en las que comenzaron a pedir clemencia.
Un tiempo después apareció un cuervo portando una rama en el pico que les indicó la localización de una montaña por encima del nivel del agua.
Después de escuchar las oraciones de su pueblo, este dios prometió no volver a realizar un castigo por medio del agua.
Después de escuchar las oraciones de su pueblo, este dios prometió no volver a realizar un castigo por medio del agua.
Sus vecinos, los Comox, cuentan con una leyenda parecida en su haber a la que llaman «la leyenda de Queneesh», en la que uno de los ancianos de la tribu es capaz de advertir a todo el pueblo del gran desastre que se avecina, ya que una voz así se lo indica en un sueño.
Rápidamente toda la tribu se pone manos a la obra para prepararse para el evento y buscan refugio en el alto glaciar de Queneesh. La similitud entre mitos de diferentes continentes es sorprendente.
Asimismo, la tribu de los Anishinaabe, pobladores de Canadá y el norte de los Estados Unidos, conservan en su tradición oral la leyenda de cómo aconteció un gran diluvio para castigar a los hombres por sus malas acciones, ya que se habían vuelto los unos contra los otros.
El dios Kitchi-Manitou, fue el encargado de purificar el planeta.
El dios Kitchi-Manitou, fue el encargado de purificar el planeta.
El único en salvarse es Nanabozho junto con algunos animales en un tronco flotando sobre las aguas y haciendo turnos todas las criaturas para dormir sobre el mismo. Casi todas las tribus de esquimales hablan también del fatal evento, los Innuit, los Tchiglit, los Lingint, los Netsilik y hasta en Groenlandia las leyendas son parecidas.
Según la mayoría de ellas el nivel del agua comenzó a aumentar rápidamente y sólo consiguieron salvarse los que tuvieron más fortuna en sus canoas o en lo alto de alguna montaña.
En esta ocasión no fue un dios quién avisó a algún hombre buscando su salvación sino que algún miembro de la tribu, usualmente el más sabio, tuvo una «visión» y pudo prevenir a sus vecinos.
Kitchi-Manitou. De igual manera, son muchas las tribus del norte del continente que determinan a un dios como el responsable de toda la destrucción. Para la tribu Tsinshia de la Columbia británica fue la diosa Laxha a la que perturbaba el ruido que emitían los hombres y decidió destruirlos por sus malas acciones, para los Skokomish y los Skagit, nativos del estado de Washington, el responsable fue el Gran Espíritu para castigar la perversidad de los hombres, aunque para sus vecinos los Nisqually la causa principal fue la alta población humana que debía ser menguada.
Para los Pawnee, autóctonos de Nebraska, el motivo del diluvio fue el exterminio de los perversos gigantes, que habitaban el mundo antes de que los hombres lo hicieran.
Sin embargo, según los navajos, la razón del diluvio fue la destrucción de las diferentes razas de «gente insecto» que habitaba el planeta; algunos de ellos lograron salvarse y llegaron a habitar con el hombre posteriormente por lo que hubo de mandarse un segundo diluvio.
«Para los Pawnee, autóctonos de Nebraska, el motivo del diluvio fue el exterminio de los perversos gigantes, que habitaban el mundo antes de que los hombres lo hicieran».
Hacia el sur del continente, en la mitología mapuche, se relata la historia de cómo uno de los dos dioses serpiente planea exterminar a la humanidad por medio de un diluvio mientras el otro dios serpiente advierte a los hombres consiguiendo dar refugio a algunos durante la tormenta y salvando así la vida humana en el planeta.
También para los mayas fue un dios reptil el encargado de traer la inundación al mundo. El mismo que había creado a los primeros hombres, decidió destruirlos ya que su comportamiento no era del agrado de los dioses.
Cuatro intentos diferentes se hicieron para crear hombres que rindieran a los dioses el culto que ellos creían merecer y fue la destrucción de la tercera versión de los mismos la que sucumbió ante el diluvio.
Finalmente dieron con un hombre capaz de adorarles adecuadamente.
Chalchiuhtlicue en el Códice Borgia. Y según los aztecas la responsable del diluvio fue la diosa Chalchiuhtlicue, quien dejo caer toda el agua del cielo sobre la tierra convirtiendo a los humanos en peces. Pero son varios los pueblos de esta área los que hablan de leyendas parecidas, para los toltecas el responsable de la destrucción fue el dios Quetzalcóatl.
En las leyendas Incas fue el dios Viracocha quien decidió acabar con los insolentes gigantes que había creado y que no cumplían con sus designios por medio de la recurrente inundación a la que sólo sobrevivieron un hombre y una mujer que repoblarían el mundo.
Atendiendo al mito guaraní, el detonante de la catástrofe fue un hombre que cometió incesto, lo que enfureció a los dioses que hasta entonces habían convivido con los hombres y crearon un diluvio destruyendo la tierra para más tarde crear una segunda versión de la misma.
También se hace mención en las culturas caribeñas y en algunas tribus de la Patagonia a la fuerte tormenta que arrasó el mundo.
Y el pueblo ecuatoriano Cañarí narra una leyenda similar en su tradición por la cual únicamente dos hermanos sobrevivieron a la inundación al resguardarse en lo alto de una montaña, al bajar las aguas volvieron a su hogar y cada vez que salían de caza, al volver se encontraban con que la comida ya estaba preparada; finalmente descubrieron que era una mujer que también había sobrevivido la responsable de los regalos.
¿Por qué existe la misma leyenda en continentes que no tuvieron contacto entre sí?
Son muchos los pueblos que guardan registro de la destrucción casi completa de toda la raza humana siempre por unos dioses que, descontentos con la humanidad, se percatan de su error en la creación de la misma y deciden destruirla en unas historias que frecuentemente están imbuidas de un sentimiento de culpabilidad que se manifiesta en hacer de la razón para tal desproporcionada acción un castigo merecido.
Si bien, aunque en ocasiones toda la creación es borrada y rehecha desde la nada de nuevo, normalmente existe una figura o varias que consiguen sobrevivir al desastre bien porque han sido elegidas por algún dios benefactor que decide salvarlas por una buena cualidad que les caracteriza o bien porque estas figuras en sí mismas fueron más astutas que los propios dioses.
Por Sonia Gupta.