Los arqueólogos han desenterrado más de 200 intrigantes piezas, incluidas elaboradas esculturas y reliquias rituales, solo cuatro semanas después de dar inicio a las excavaciones en las ruinas arqueológicas descubiertas en la jungla de Honduras, y que se cree que pertenecen a la legendaria ‘Ciudad Blanca’. Estos hallazgos están ayudando a arrojar luz sobre la misteriosa civilización que habitó esta región en el pasado.
Hace dos años, un reconocimiento aéreo llevado a cabo en la densa jungla de Honduras y motivado por las leyendas locales acerca de una antigua ciudad perdida, reveló millas de lo que parecen ser estructuras realizadas por la mano del hombre. Rápidamente se extendieron los rumores de que los arqueólogos habían encontrado la legendaria Ciudad Blanca, pero todo lo que tenían para empezar a trabajar eran vagas imágenes aéreas de la jungla. Una primera expedición terrestre , junto con su correspondiente investigación a principios del año pasado, revelaron sin discusión que las imágenes aéreas realmente mostraban los restos de una civilización perdida, entre ellos extensas plazas, estructuras de tierra, túmulos, una pirámide de tierra y docenas de hallazgos finamente labrados pertenecientes a una misteriosa cultura virtualmente desconocida.
El mes pasado, los científicos empezaron a explorar finalmente este antiguo emplazamiento, y los resultados iniciales están demostrando ser sin duda tan apasionantes como se esperaba.
CIENTOS DE HALLAZGOS DESENTERRADOS
National Geographic informa de que en apenas unos pocos días el equipo arqueológico dirigido por Chris Fisher, investigador de la Universidad Estatal de Colorado, ha desenterrado más de doscientos objetos, entre ellos ornamentadas esculturas de animales, jarrones de piedra elaboradamente decorados con cabezas de animales labradas y patrones geométricos, y metates ceremoniales, que se cree que podrían haberse utilizado como trono en algún momento.
Ejemplo de un metate ceremonial. Este en concreto procede de la cultura Nicoya de Costa Rica, años 300 d. C. – 700 d. C. ( Public Domain )
“Algunas de las patas de los metates presentan misteriosas marcas sobre su superficie. Del conjunto de motivos que las ornamenta, destaca uno que según los arqueólogos que lo examinaron, recuerda a una “banda celestial” maya, similar a las representaciones del cielo nocturno halladas bajo algunas de las figuras sentadas de las esculturas de Chichén Itzá, en México,” informa National Geographic. “Este tipo de motivos están a menudo relacionados con dioses y objetos de poder en el mundo maya. Los metates también presentan numerosos y enigmáticos pseudoglifos en su superficie que aún deben ser estudiados y descifrados.”
El descubrimiento de metates resulta muy prometedor: de hecho Fisher señala que en otras regiones de América Central los enterramientos de individuos de la élite, entre ellos también los de la realeza, se han descubierto a menudo bajo metates enterrados.
Chris Fisher, jefe del equipo de arqueólogos (centro), Rodrigo Solinís-Casparius (izquierda), Ranferi Juárez (al fondo) y Anna Cohen (derecha) en el yacimiento arqueológico de la jungla hondureña que se cree que pertenece a la legendaria Ciudad Blanca; varios “metates,” o asientos de poder, aparecen expuestos en primer plano. Fotografía: National Geographic
Los investigadores han descubierto que los objetos habían sido en un principio colocados juntos sobre un suelo de arcilla roja, dispuestos en torno a una figura central más importante: la escultura de un buitre. Varios de los recipientes colocados alrededor de la escultura presentan grabados sobre su superficie en los que se observa “una extraña figura humanoide con la cabeza triangular, ojos hundidos, boca abierta y un cuerpo de aspecto demacrado,” según National Geographic. Los arqueólogos creen que puede ser “una representación de la muerte”.
Vasija de piedra con una figura que “posiblemente represente a la muerte”. Fotografía: National Geographic
CLAUSURA DE LA CIUDAD
El equipo arqueológico ha hallado pruebas de la rotura ritual de diversos objetos y piezas, una tradición de cuya práctica por parte de los antiguos pueblos de América ya se tenía constancia. Se cree que este ritual se llevaba a cabo como parte de la clausura ceremonial de la ciudad, en el momento en el que ésta se abandonaba definitivamente.
“En este (admitimos que hipotético) escenario, los últimos habitantes de la ciudad reunirían sus más preciosos y sagrados objetos y los abandonarían como ofrenda final a los dioses al partir,” informa National Geographic, “rompiéndolos quizás en un intento de liberar sus espíritus.”
Aunque las razones del abandono de la ciudad probablemente nunca lleguen a conocerse con certeza, una de las hipótesis es que sus habitantes sufrieron epidemias causadas por las enfermedades traídas por los invasores europeos, de las que se sabe que acabaron con el 95% de la población indígena.
LEYENDAS DE UNA CIUDAD PERDIDA
Ciudad Blanca es una legendaria ciudad perdida que se creía localizada en la selva virgen de Mosquitia, al este de Honduras. El conquistador español Hernán Cortés afirmó que había llegado hasta sus oídos “información fidedigna” acerca de estas antiguas ruinas, pero nunca consiguió encontrarlas. En 1927, el piloto Charles Lindbergh comunicó haber observado monumentos construidos con piedra blanca cuando sobrevolaba el este de Honduras.
En los años 30 había rumores acerca de un lugar de Honduras llamado la “Ciudad del Dios Mono” que se equiparaba con la legendaria Ciudad Blanca, y en 1939 el aventurero Theodore Morde afirmó haberla encontrado y llevó consigo miles de objetos hasta los Estados Unidos para probarlo. Según Morde, los indígenas contaban que había allí enterrada una estatua gigante de un dios mono. Morde jamás reveló el emplazamiento exacto de su descubrimiento, ya que temía que el yacimiento fuese saqueado, y murió antes de regresar a las ruinas para poder realizar excavaciones más exhaustivas.
Dibujo conceptual de la “Ciudad Perdida del Dios Mono” de Theodore Morde, obra del artista Virgil Finlay. Publicado originalmente en la revista The American Weekly, número del 22 de septiembre de 1940. ( Public Domain )
En 1952, el explorador Tibor Sekelj buscó la Ciudad Blanca en una expedición financiada por el Ministerio de Cultura de Honduras, pero volvió con las manos vacías. Las investigaciones se reanudaron en los años 90 tras difundirse la leyenda en los medios de comunicación, y en el año 2012 se realizó el primer descubrimiento significativo gracias al reconocimiento aéreo mediante tecnología láser de teledetección (LiDAR).
Desde entonces, el equipo de Chris Fisher ha descubierto un extenso complejo que comprendía plazas, pirámides, estructuras de tierra, canales de riego, depósitos de agua, túmulos y esculturas de piedra, que habrían permanecido intactos desde que la ciudad fue abandonada hace siglos, quizás incluso milenios. La civilización que habitaba esta ciudad sigue siendo virtualmente desconocida.
No hay pruebas de que estas ruinas sean realmente las de la legendaria ‘Ciudad Blanca’, ya que se cree que existían numerosas antiguas y poderosas ciudades como ésta en la jungla de Honduras. El equipo arqueológico se está refiriendo ahora a estas ruinas como “Ciudad del Jaguar”, debido a la presencia de grabados con figuras de jaguares en muchos de los objetos descubiertos.
Fuente: Ancient Origins.es