Retrocedamos por un momento en el tiempo. Año 2017, astrónomos descubren un misterioso objeto vagando por el espacio, pero no se parece a nada que hayan visto antes debido a su forma y a su superficie. Pero en 2018 desapareció, ya que atravesó el sistema solar en su camino de regreso al espacio interestelar.
Estamos hablando de
‘Oumuamua, que significa “explorador” en hawaiano, y que fue clasificado por primera vez como un asteroide cuando fue detectado viajando a 315.000 kilómetros por hora, pero recientemente se consideró la posibilidad de que fuera un cometa. El verdadero origen del ‘Oumuamua de 300 metros de largo y con forma de cigarro sigue siendo todo un misterio. Algunos han sugerido que podría provenir de la nube molecular gigante W51 GMC, a 17.000 años luz de la Tierra.
Otros han teorizado que es un cometa o un asteroide, mientras que otros han insinuado que está compuesto de hielo de hidrógeno, algo casi desconocido en la ciencia. Sin embargo, el pasado mes de agosto Avi Loeb, director del Departamento de Astronomía de la Universidad de Harvard, desacreditó la idea de que ‘Oumuamua está hecho de hielo de hidrógeno.
Ahora, el profesor Loeb, quien publicó por primera vez un estudio en noviembre de 2018 que sugería que ‘Oumuamua podría ser “una vela ligera de origen artificial”, se reafirma con la idea de que proviene de otra civilización inteligente.
Evidencias irrefutables
En su nuevo libro titulado
‘Extraterrestrial: The First Sign of Intelligent Life Beyond Earth’ (‘Extraterrestre: el primer signo de vida inteligente más allá de la Tierra’), que será publicado a finales de este mes, el profesor Loeb expone evidencias convincentes de por qué ‘Oumuamua es en realidad restos de tecnología extraterrestre.
Para empezar, fue el primer objeto interestelar detectado dentro de nuestro sistema solar. A juzgar por la trayectoria del objeto, los astrónomos concluyeron que no estaba limitado por la gravedad del sol, lo que sugería que solo estaba viajando.
No se pudieron tomar fotos nítidas, pero los astrónomos pudieron reprogramar sus telescopios en el objeto durante 11 días, recolectando gran cantidad de datos. Al principio, los científicos pensaron que era un cometa ordinario. Pero el profesor Loeb dijo que esa suposición corría el riesgo de permitir que “lo familiar definiera lo que podríamos descubrir”.
“¿Qué pasaría si un hombre de las cavernas viera un teléfono móvil?”, preguntó el profesor Loeb. “Ha visto rocas toda su vida y habría pensado que era solo una roca brillante.”
Por lo que Loeb ofreció otra posibilidad: que no era ningún cometa, sino basura tecnológica de una
civilización extraterrestre. Varias propiedades inusuales sobre el enigmático objeto ayudaron a Loeb a llegar a esta conclusión. Primero fueron las dimensiones de ‘Oumuamua. Los astrónomos observaron la forma en que el objeto reflejaba la luz solar.
Su brillo variaba diez veces cada ocho horas, lo que sugiere que esa fue la cantidad de tiempo que tardó en completar una rotación completa. Los científicos concluyeron que el objeto era al menos de cinco a diez veces más largo que ancho, algo así como la forma de un cigarro. Ningún cuerpo espacial de origen natural que hayamos visto se ha parecido a él.
“Esto haría que la geometría de ‘Oumuamua sea más extrema al menos unas pocas veces en relación de aspecto, o entre su ancho y su altura, que los asteroides o cometas más extremos que jamás hayamos visto”, escribe Loeb en su libro.
Además, ‘Oumuamua era inusualmente brillante. Era al menos diez veces más reflectante que los típicos asteroides o cometas del sistema solar, por lo que comparó su superficie con la de un metal brillante.
Pero la anomalía que más llamó la atención de Loeb fue la forma en que se desplazaba. Utilizando la física, los científicos pueden calcular el recorrido exacto que debe tomar un objeto y la velocidad a la que debe viajar debido a la fuerza gravitacional ejercida por el sol.
El tirón del sol acelerará un objeto masivamente a medida que se acerca, luego lo empujará por el otro lado, solo para que el objeto disminuya considerablemente a medida que se aleja. Pero ‘Oumuamua no siguió esta trayectoria calculada. De hecho, el objeto se aceleró levemente, pero en un grado muy significativo estadísticamente mientras se alejaba del sol.
En otras palabras, claramente estaba siendo empujado por otra fuerza además de la gravedad del sol. Al principio, la explicación parecía sencilla. Los cometas muestran una aceleración similar, porque a medida que se acercan al sol, su superficie se calienta, liberando gases una vez congelados, que actúan como un motor de cohete.
Sin embargo, esos materiales liberados forman la cola distintiva de un cometa. Los científicos buscaron cuidadosamente esa cola o cualquier signo de gases o polvo que pudiera impulsar a ‘Oumuamua, pero no encontraron nada.
Loeb calculó que con estas y otras anomalías, las posibilidades de que ‘Oumuamua fuera un cometa aleatorio eran de alrededor de 1 en un cuatrillón, lo que lo llevó a su hipótesis del origen extraterrestre.
Entonces, ¿qué es realmente ‘Oumuamua?
Una posibilidad sugerida por Loeb podría ser tecnología similar a la nuestra. Hace unos 400 años, el astrónomo Johannes Kepler observó las colas de los cometas soplando en lo que parecía una brisa solar y se preguntó si esa misma fuerza podría impulsar los cohetes a través del espacio como el viento empuja los barcos a través del agua.
Fue una idea inteligente que los científicos usan ahora para desarrollar velas ligeras para sondas. Se despliegan en el espacio láminas delgadas y reflectantes para capturar las partículas que salen del sol, impulsando una nave a gran velocidad a través del vacío. Alternativamente, se podrían apuntar poderosos láseres de la Tierra a la vela para hacerla ir aún más rápido.
Loeb, quien está trabajando en un proyecto de vela ligera para enviar una pequeña nave no tripulada a una estrella cercana, dijo que si los terrícolas hemos pensado en esta idea, ¿por qué no podrían los extraterrestres? Él y un colega analizaron los números y plantearon la hipótesis de que ‘Oumuamua no tenía en realidad forma de cigarro, sino posiblemente un disco de menos de un milímetro de grosor, con proporciones parecidas a velas que explicarían su inusual aceleración a medida que se alejaba del sol.
En cuanto a su propósito, Loeb no está del todo seguro. Especuló que podría ser “basura espacial” que alguna vez sirvió como una especie de boya de navegación espacial utilizada por una civilización de hace mucho tiempo.
“La única forma de buscar civilizaciones alienígenas es buscar su basura, como los periodistas de investigación que revisan la basura de las celebridades”, explicó Loeb.
Y como era de esperar, la comunidad científica no está de acuerdo con su teoría. En julio de 2019, el equipo ‘Oumuamua del Instituto Internacional de Ciencias Espaciales publicó un artículo en la revista científica Nature Astronomy que concluía que no había encontrado evidencia convincente para favorecer una explicación extraterrestre para’ Oumuamua. Loeb respeta las opiniones de sus colegas, pero hasta el momento el único que ha presentado evidencias irrefutables es él.
“Algunas personas no quieren discutir la posibilidad de que existan otras civilizaciones”, enfatizó Loeb. “Creen que somos especiales y únicos. Creo que es un prejuicio que debería abandonarse.”
Loeb añade que los escépticos están haciendo todo lo posible para asignar orígenes naturales al objeto y que las explicaciones que han dado para explicar sus extrañas propiedades son sin fundamentos.
Aunque hay que decir que la respuesta de la comunidad científica al estudio de Loeb es comprensible, y se le llama miedo. La aceptación de que una raza extraterrestre ha hecho contacto, incluso a través de su basura, desencadenaría una búsqueda seria de más basura, lo que nos llevaría a rastrear la Luna y Marte, en busca de escombros que podrían haberse estrellado hace miles o millones de años.
Y si se encuentran más pruebas, los terrícolas tendríamos que empezar a construir herramientas que nos ayuden a lidiar con extraterrestres, como tratados espaciales y campos académicos como la astrolingüística y la astroeconomía. Pero, quizás más importante, cualquier descubrimiento adicional podría redefinir nuestro lugar en el universo.
“Nos pondría en perspectiva”, añade Loeb. “Si no estamos solos, ¿somos los niños más inteligentes de la cuadra? Si hubo una especie que se eliminó a sí misma a través de la guerra o cambiando el clima, podemos actuar juntos y comportarnos mejor. En cambio, estamos desperdiciando una gran cantidad de recursos en la Tierra luchando entre nosotros y otras cosas negativas que son un gran desperdicio.”
Para concluir, el profesor Loeb dijo que su libro debería motivar a las personas a recopilar más datos sobre el próximo objeto que sea extraño.
“Si encontramos otro y tomamos una foto y parece una vela ligera, no creo que nadie lo discuta”, concluye Loeb.
Hemos decidió externos con esta noticia porque el estudio del profesor Loeb no solo es revelador, además pone en evidencia a la comunidad científica.
Demuestra que la actual ciencia es como una religión sectaria que si no estas de acuerdo con sus enseñanzas, entonces está en su contra. Por no decir que crea un “ejercito” de escépticos que simplemente aceptan lo se les dice. Tal vez este sea el verdadero motivo por el cual no hemos encontrado aún vida extraterrestre, aunque también cabe la posibilidad de que nos lo estén ocultando.
¿Qué opinas sobre el estudio del profesor Loeb? ¿’Oumuamua es de origen extraterrestre? ¿O eres un adepto del sectarismo científico?
Publicado el 04/01/2021
https://www.mundoesotericoparanormal.com/astronomo-harvard-extraterrestres-visitaron-2017-regresaran/