El extraño incidente ocurrió el 4 de noviembre de 1968, en una ruta de Londres a Alicante, y fue presenciado por el piloto, el co-piloto, un mecánico de vuelo y una azafata.
Recreación del avistamiento. Crédito: MysteryPlanet.com.ar.
El comandante de tripulación Juan Ignacio Lorenzo Torres fue oficial del Ejército del Aire durante 40 años, pilotó el avión del rey Juan Carlos de Borbón, fue piloto de combate en el Sahara y director de un escuela de aviación. En pocas palabras, era un piloto muy experimentado con experiencia en combate y que se puede catalogar como un profesional de alto nivel que voló más de 28.000 horas.
No obstante, lo que iba a experimentar aquel día tripulando un Caravelle de la compañía Iberia (IB 0249) superaría todo lo que había visto en el aire hasta entonces.
Cuando volaba cerca de Sagunto (Valencia), descendió de altura topándose con una cresta de nubes y notando cierta turbulencia. En ese momento se acercó una enorme luz a una gran velocidad y en rumbo de colisión, causando el lógico miedo en la cabina del avión. Pero se detuvo a unos diez metros del morro del Caravelle. El objeto permaneció allí durante unos minutos, preservando tal distancia, pero haciendo giros y movimientos de un lado a otro.
OVNI viviente
En este momento, el experimentado Torres tomó el micrófono para hablar con el control en el canal de emergencia y dijo a Barcelona que tenían a la vista un tráfico no identificado. Según su descripción, «la luz se parecía a un ojo humano muy grande, con dos luces laterales de un color grisáceo». Asimismo, tenía algo así como unas «venas» por las que circulaba «una especie de líquido» y pulsaba, tal como si fuera un organismo vivo.
Aspecto del ovni según Torres.
Luego de llamar a la azafata para tener otro testigo de lo que estaban presenciando, el piloto intentó algo con la intención de comunicarse con aquel extraño objeto… o cosa. Estableció un sencillo código de luces donde un cambio significaba respuesta positiva y dos, negativa.
«Cada vez que cambiábamos la luz, él hacía lo mismo. Si encendíamos las luces, también encendía. Estaba claro que nos hablaba a nosotros», declaró.
De acuerdo al comandante, hizo unas 20 preguntas, siendo las tres primeras: «¿Eres de esta galaxia?», «¿Tienes intenciones amistosas?», y «¿Eres una nave tripulada?». El ovni respondió a estas primeras preguntas afirmativamente, con un solo parpadeo de luces.
Tras esta suerte de interpelación telepática, el objeto desapareció en dirección al continente africano a la misma velocidad imposible a la que apareció.
Encubrimiento
Un día después de aterrizar y hacer un pacto de silencio con su tripulación para no ser tratados de locos, el piloto fue convocado por el teniente coronel Antonio Aleu Padreni, que en ese momento estaba a cargo de la red de alerta y control en el área de Barcelona.
«El teniente coronel me preguntó mucho sobre el encuentro ovni. En ese momento, los militares fueron muy abiertos y me informaron que el comandante de la Fuerza Aérea estaba al tanto de lo que había sucedido y que los radares de vigilancia aérea de Siesta, Samba, Kansas, Embargo, e incluso Sevilla, habían detectado tres objetos desconocidos que se habían estado moviendo al unísono con mi avión durante un tiempo», dijo Torres.
«Me mostraron los datos del radar y hasta pedí que me dieran esta copia en papel de los datos —incluyendo la conversación con el objeto— y me la dieron con la condición de que esa información no se difundiera».
Comandante Juan Ignacio Lorenzo Torres.
No obstante, después de que el incidente comenzara a filtrarse a la prensa, el teniente coronel Ugarte, junto con otro militar, apareció en la casa del piloto en Madrid y le exigió que le diera de inmediato «lo que tenía y no era suyo». Pero ya era demasiado tarde y el incidente fue más allá del secreto, y la prensa finalmente se enteró.
El caso se hizo oficial. Se designó un investigador en este caso, y se comunicó a la prensa (en una nota oficial) que la tripulación del vuelo IB 0249 simplemente había visto «el planeta Venus».
Naves de otros mundos
Pero si nos atenemos a lo relatado por los testigos para este caso, Venus no sube, baja, se acerca, se aleja o realiza maniobras directas o parabólicas. Movimientos que hizo este «ojo humano» volador antes de establecer una comunicación con señales de luces.
«He estado volando desde los diecisiete años y sé que el cuerpo humano no puede soportar fuerzas G superiores a 5. Si se supera este límite, se produce la pérdida de la conciencia. No importa qué traje antigravedad lleves puesto», dijo Torres. «Este objeto violó todas las leyes de la física. Volaba en ángulo recto y dibujaba hipérbolas, parábolas, luego de repente saltaba de un punto a otro. Fue loco».
En declaraciones posteriores, el comandante admitió que no creía en los ovnis hasta que tuvo esta experiencia, asegurando ahora que «ellos» están aquí, en nuestros cielos.
«Teniendo en cuenta lo que son, las capacidades tecnológicas inalcanzables e incomprensibles que tienen, no tengo ninguna duda de que se trata de naves espaciales de otros mundos. ¿Llegará el día en que nuestra civilización se dé cuenta de que estamos siendo visitados por seres inteligentes y supertecnológicos? Espero que algún día saquemos la cabeza del hoyo y abandonemos la actual política de avestruz», concluyó.
Referencias:OVNI del IB 0249 (con el comandante Juan Ignacio Lorenzo Torres) [25-V-2011] – Archivos Akáshicos.
Ovnis en España. 50 avistamientos y encuentros con tripulantes inéditos (p.130-131), por Javier Pavón Neira.
Por MysteryPlanet.com.ar.