Los ninjas o shinobi (“a escondidas”) se han convertido en reyes de la cultura popular, y sus acrobáticas hazañas de asesinos entrenados han aparecido en cientos de películas y series de televisión.
Estos mortíferos espías mercenarios del período Sengoku, en el Japón feudal del siglo XV, estaban altamente especializados en espionaje, sabotaje, infiltración, asesinato y tácticas de guerrilla.
Pero subyacente a sus armas y entrenamiento de combate, se cree que un antiguo conjunto de nueve signos de mano secretos podían convertir a los ninjas en ¡súper-ninjas!
Durante los disturbios sociales de los siglos XV a XVII en Japón, los ninjas estuvieron muy activos en la provincia de Iga, especialmente en los clanes alrededor de la población de Kōga.
Aquí, los maestros ninja recopilaron manuales shinobi basados en filosofía militar china, siendo el principal de ellos el Bansenshukai (1676).
Para la época de la restauración de Meiji de 1868, las habilidades de los asesinos shinobi ya no eran necesarias, y se convirtieron en mito, leyenda y folklore.
Fue aproximadamente en este tiempo cuando estos guerreros clandestinos fueron dotados por primera vez de las capacidades de invisibilidad, caminar sobre las aguas y dominar los elementos naturales.
Aquí, los maestros ninja recopilaron manuales shinobi basados en filosofía militar china, siendo el principal de ellos el Bansenshukai (1676).
Para la época de la restauración de Meiji de 1868, las habilidades de los asesinos shinobi ya no eran necesarias, y se convirtieron en mito, leyenda y folklore.
Fue aproximadamente en este tiempo cuando estos guerreros clandestinos fueron dotados por primera vez de las capacidades de invisibilidad, caminar sobre las aguas y dominar los elementos naturales.
Centinela ninja sobre un tejado ( Agustin Rafael Reyes / flickr )
Entre las historias reales de los ninjas originales está la de Yagyū Munetoshi (1529 – 1606), famoso espadachín de la escuela de Shinkage-ryū, cuyo nieto Jubei Muneyoshi contó las hazañas de su abuelo como ninja. Hattori Hanzō (1542-1596) fue un legendario guerrero samurái de la provincia de Iga, y los manuales de ninjutsu publicados posteriormente por sus descendientes han llevado a muchos historiadores japoneses a definirlo como un “maestro ninja”.
Los Nueve Cortes Simbólicos
Se han conservado diversas tradiciones ninja en la cultura popular, pero ninguna es tan profundamente mística e incomprendida como la del Ku-ji, que significa “nueve cortes simbólicos”. Kuji (九字) significa nueve símbolos, y Kiri (切) se refiere al movimiento de corte. Los nueve símbolos reciben los nombres de: rin, pyo, to, sha, kai, jin, retsu, zai y zen.
Algunos expertos creen que este sistema secreto de mudras fue desarrollado en China, aunque otros insisten en que tuvo su origen en la India védica.
Otros sostienen que procede del mikkyo (budismo esotérico japonés), mientras que en el sur de Asia se cree que es de origen taoísta, no budista. A pesar de todos estos puntos de vista diferentes, la práctica del Kuji se realiza exhaustivamente en el Shugendō, la tradición ascética japonesa de las montañas, y el ryobu Shinto, que es una síntesis de creencias budistas y sintoístas. Así pues, es muy probable que éste sea el verdadero origen de los signos de mano secretos de los ninjas.
Ku-ji: “nueve cortes simbólicos” ( Dominio público )
Kuji: ¿ciencia o algo más?
Está bien documentado que los ninjas utilizaban el Kuji-Kiri para inducir determinados estados de ánimo que les ayudaban a realizar sus misiones bajo tensión extrema. Se cree que cada uno de los nueve símbolos invoca/despierta las energías asociadas con habilidades específicas.
Por ejemplo, digamos que un ninja llevaba vigilando a un individuo para asesinarlo ocultándose bajo el agua durante tres días. Cuando por fin llegaba el momento de la acción, para salir de su estado meditativo profundo el ninja habría realizado el símbolo de mano 在/Zai: “tomar posición”.
Dejando de lado las nociones sobrenaturales asociadas al Kuji-Kiri, se trata en esencia de un proceso meditativo acompañado de signos de mano, respiración controlada y procesos de visualización. Juntas, estas actividades inducen poderosos estados mentales, y podría también argumentarse que todo este proceso era una forma de autohipnosis que inducía los cambios físicos esperados.
Para llegar al fondo de los miles de testimonios de inexplicables interacciones ‘cuerpo-mente’, en el año 2012 la Facultad de Medicina de la Universidad de Mie, con sede en la ciudad japonesa de Tsu, estudiaba los efectos del Kuji-Kiri en un grupo de quince “profesionales ninja”.
La primera parte de este fascinante experimento estudió las ondas cerebrales de los ninjas y su frecuencia cardíaca, antes y después de realizar prácticas de Kuji-Kiri.
Los quince ninjas aumentaron sus ondas cerebrales Alfa-2, mejoraron su conciencia y relajación, y en todos los casos redujeron las ondas Beta, que causan molestia y ansiedad. También redujeron la emisión de ondas Theta, producidas en los estados de relajación y sueño profundos.
El segundo experimento comparaba la respuesta de lucha o huida de los quince ninjas, antes y después de la práctica del Kuji Kiri, observando que los quince ninjas
“aumentaron sus niveles de ondas Alfa-2 y disminuyeron considerablemente sus ondas Beta.” Cuando estos resultados se comparan con los patrones de ondas cerebrales de quienes realizan prácticas de meditación profunda, los resultados son sorprendentes.