Pedro Sánchez y Nadia Calviño.
ACTUALIZADO: 23/04/2022 22:47
No hace falta ser Einstein, tampoco Samuelson, Friedman, Stiglitz o Roubini, menos aún Premio Nobel de Economía como varios de ellos, para colegir que 960.000 es más que 55.000. Exactamente, 17,454545 veces más. Pues bien, la primera cifra, expresada en euros, representa el dinero público que el Gobierno de Pedro Sánchez ha dado en “ayudas Covid” al tinglado empresarial de los padres del presidente, Pedro Sánchez y Magdalena Pérez-Castejón.
La segunda es idéntica a la comisión que Tomás Díaz Ayuso, que lleva 20 años trabajando en el sector sanitario, percibió de una empresa privada que había suministrado mascarillas a la Comunidad de Madrid.
Aunque aritmética y pecuniariamente no haya color, con el primer escandalazo no ha habido prácticamente ruido. Por dos razones, porque el 80% largo de los medios está en manos de la izquierda y porque cuando OKDIARIO destapó el tarro de las esencias Moncloa se pasó todo el día llamando a periódicos, radios y televisiones de derechas o centroderecha para hacer una oferta de ésas que no se pueden rechazar: “Mejor no publiquéis nada de esto”.
A los medios de izquierdas no hubo que pegarles ningún telefonazo porque se autocensuran sin ningún rubor cuando vienen mal dadas para el Ejecutivo socialcomunista. Para ellos la corrupción tiene dos colores: azul (PP) y verde (Vox). Lo tienen meridianamente claro: Iglesias es un santo, Monedero la reencarnación de San Francisco de Asís, Calviño, María Goretti, y Sánchez poco menos que Jesucristo redivivo. ¿Cómo un político de izquierdas se va a corromper? ¿Estamos locos?
Lo peor del ‘caso Playbol’ fue la obediencia perruna de los medios de centroderecha y derecha, que optaron en masa por mirar hacia otro lado
Lo peor, pues, no fue esta chusma a la cual lo de la deontología les debe sonar a Cienciología y lo de la ética en el periodismo a dietética. La llamada estaba de más. Lo más heavy en términos morales fue la obediencia perruna de los medios de centroderecha y derecha, que optaron en masa por mirar hacia otro lado.
Hubo una agencia que en primera instancia cumplió con su obligación profesional rebotando la noticia pero que horas más tarde, intuyo que aviso a navegantes monclovita mediante, la borró. Con dos pelotas. Ya se sabe: la pela es la pela y si hay alguna Administración que engrasa a los medios es la central, es decir, el Gobierno de España, uséase, Pedro Sánchez.
Los 55.000 euros que percibió Tomás Díaz Ayuso por un estricto servicio profesional en el suministro de mascarillas han hecho correr hectolitros de tinta. Me aventuro a concluir que seguramente más que la invasión de Ucrania. Todo comenzó por los celos patológicos de un Pablo Casado que no soporta que su discípula sea entre mil y dos mil veces más popular y tenga diez mil veces más suerte electoral que él.
Tanto el ex presidente del PP como su mafioso secretario general se inmolaron para perjudicar a la presidenta de Madrid. Olvidaron un pequeño detalle: ella es institucionalmente intocable hasta que lo decidan los madrileños y ellos tan sólo atesoraban poder orgánico. Y la agraviada se los comió con patatas. Nada más hay que ver dónde están ellos y dónde ella.
Los 55.000 euros de Tomás han sido portada mañana, tarde y noche durante meses. El culmen de la patética campaña de la izquierda contra su odiada Ayuso llegó con la presentación de una querella ante la Fiscalía Anticorrupción por parte del PSOE, Podemos y Mónica García, lideresa de Más Madrid, más conocida por su alias, Me-Ma. El delito ni está ni se le espera, entre otras razones, porque la presidenta no intervino en el contrato que benefició a su hermano. Esperemos, pues, que la Fiscalía Anticorrupción sea tan veloz a la hora de cerrar el no caso como diligente estuvo a la hora de abrirlo.
La golfada del dinero que el Gobierno dio a la empresa del padre de Pedro Sánchez le parece bien al 95% del periodismo español
La gran diferencia entre uno y otro episodio es que en el segundo el dinero público llegó al hermanísimo indirectamente. La Comunidad no otorgó un solo euro al congénere de la presidenta mientras que fue el propio Gobierno de Sánchez el que soltó 960.000 eurazos en ayudas Covid a un negociete, el de los padres del presidente, que factura 1,3 millones.
¡Ayudas que suponen el 73% de la facturación! Bueno, en realidad al supuesto testaferro que pusieron para llevar la empresita, casualmente coincidiendo con la llegada de su hijo a la Presidencia del Gobierno.
La entidad mercantil agraciada no fue Playbol, la sociedad de los padres, sino Plásticas Playbol, la del fiduciario, Francisco José Albert de León, la persona que se hizo cargo de la explotación coincidiendo con la moción de censura que desbancó a Rajoy y puso a Sánchez en Moncloa.
Coincidencias de la vida, Albert es hermano de una alto cargo de Sánchez, Ángeles Albert de León, directora de la Real Academia en Roma. El explotador de Playbol se confesó a este periódico: “Le pago un alquiler a Pedro Sánchez todos los meses”. Pues eso: blanco y en botella. Que Pedro Sánchez entrega parné público a Pedro Sánchez papá.
Eso sí, esta golfada le parece bien al 95% del periodismo español. El doble rasero. La diferente vara de medir. La viga en el ojo del de enfrente, la paja en el propio. El dramón de una España en la que la libertad de expresión es una ficción: ¿cómo carajo va a haberla con un desequilibrio tan bestial y con silencios tan cantosos?
¿Se imaginan que Luis de Guindos hubiera concedido 963.000 pavazos a una empresa en la que su mujer es alta directiva? ¿De qué tamaño sería el cristo? Con razón o sin ella, estratosférico. La ensalada de bofetadas sería de las que hacen época.
El bueno del ahora vicepresidente del Banco Central Europeo habría tenido que dimitir e irse a vivir al desierto de Australia como muy cerca. Pongamos que quien ha adjudicado este pastizal, que casualmente coincide con el de los papis de Sánchez, es el Ministerio de Nadia Calviño y que quien lo ha recibido es el marido de la ministra, Ignacio Manrique de Lara. ¿Y qué dice de manera cuasiunánime la jauría periodística? Ni mu, excepción hecha de tres o cuatro medios decentes.
La empresa en la que el marido de Calviño es directivo maneja fondos europeos, lo cual multiplica exponencialmente la gravedad del asunto
Una particularidad añade gravedad infinita al caso: la sociedad en la que Manrique de Lara es, como mínimo, alto directivo, Beedigital, lo que antes era Páginas Amarillas, depende de una entidad mercantil radicada en ese semiparaíso fiscal que es Luxemburgo. El cuadro degenera en estercolero ético y estético si añadimos otro nada insignificante dato: Beedigital maneja fondos europeos, lo cual multiplica exponencialmente la gravedad del asunto.
Resulta curioso que la fiscal europea Concha Sabadell, tan celosa con Ayuso, no haya dicho esta boca es mía. Lo mínimo teniendo en cuenta los cuatro detalles anteriormente expuestos: es 17,509090 veces más que el dinero de Tomás Díaz Ayuso, es pasta pública inyectada directamente, Beedigital maneja fondos de la UE y la trama empieza en Luxemburgo, una plaza financiera en la que el dinero que se mueve no es precisamente el colmo de la transparencia. Lo que se dice una operación ejemplar.
Isabel Díaz Ayuso tiene dos ovarios. Fueron a por ella y, al contrario de lo que haría cualquier acojonadete dirigente popular al uso, se les encaró y les embistió con la bravura y la nobleza de un miura. Consecuencia: a la Fiscalía Anticorrupción, que dirige el diligente Alejandro Luzón, no le ha quedado otra que iniciar una investigación. Y si hay Dios y Justicia imagino que lo cualitativo y lo cuantitativo pesará a la hora de adoptar una resolución.
Más que nada, porque dar a un familiar parné público directamente es más grave que hacerlo indirectamente. Y porque, como digo, 960.000 y 963.000 son 17,45 y 17,50 veces más que 55.000. Son cuentas, no los cuentos de la izquierda. A ver qué hace ahora el PP: ¿seguirá con su masoquista caballerosidad a la hora de analizar las corruptelas del rival o sacará a paseo las armas de destrucción masiva?
Me temo lo peor.
https://okdiario.com/opinion/papas-sanchez-maridisimo-calvino-8959682