Los arqueólogos finalmente han descubierto cómo surgió la Piedra de Arturo, el famoso monumento neolítico que inspiró la «mesa de piedra» en Las Crónicas de Narnia.
Crédito: Universidad de Manchester.
Desde que se ensamblaron por primera vez las grandes rocas del dolmen, en algún momento alrededor del 3700 a.C., esta tumba de doble cámara ha permanecido como un faro misterioso del pasado, encaramada en una ladera de Gales.
En todo ese tiempo, el sitio altamente protegido y declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO —conocido localmente como Maen Ceti—, nunca ha sido excavado directamente, lo que significa que sabemos muy poco sobre cómo se erigió. Otros sitios similares en la región, encontrados con esqueletos, sugieren que probablemente sea una tumba de algún tipo.
Varios mitos que rodean la piedra involucran al rey Arturo. Por ejemplo, una de las leyendas dice que el monumento fue levantado para conmemorar y marcar una de las batallas libradas por el monarca mientras que otra indica que en ese lugar Arturo mató a un gigante que cayó sobre las piedras y dejó hendiduras en una de ellas. Una tercera referencia dice que que las muescas en uno de los megalitos fueron dejadas por las rodillas o los codos de Arturo mientras se arrodillaba allí para orar.
Otra historia involucra al obispo galés del siglo VI, San David, quien se dice que rompió la piedra con un golpe de su espada, enojado por la adoración local de los druidas.
Inspirada en la Piedra de Arturo, la «Mesa de Piedra» forma parte del mundo ficticio de Las Crónicas de Narnia, creada por C.S. Lewis; aparece en dos libros de la saga: ‘El león, la bruja y el armario’ y ‘El príncipe Caspian’. Situada dentro de las lindes de los Grandes Bosques, originalmente es una enorme losa de piedra gris sostenida por cuatro piedras verticales que se utiliza para llevar a cabo sacrificios.
Sin embargo, aparte de estos mitos y leyendas, los historiadores y arqueólogos han tenido poco más con qué trabajar. Ahora, las primeras excavaciones adecuadas, ligeramente al sur del monumento, han revelado una historia diferente —una que se extiende mucho más allá de una sola ladera solitaria—.
Los hallazgos, que aún no se han publicado en una revista revisada por pares, sugieren que la Piedra de Arturo fue una vez parte de un paisaje ceremonial mucho más grande.
Cuando se construyó la tumba por primera vez, los arqueólogos dicen que probablemente estaba cubierta por un montículo de césped comprimido, con una serie de postes para mantenerla en su lugar. Este gran montículo se extendía hacia el campo cercano, pero la podredumbre hizo que colapsara con el tiempo.
Luego, el montículo se reconstruyó con una orientación ligeramente diferente.
Si bien los arqueólogos dicen que la segunda estructura apuntaba a un área entre Skirrid Hill y Garway Hill, el primer montículo probablemente se enfrentaba a Dorstone Hill.
En 2013, también se descubrió que la ladera de Dorstone alberga tres túmulos funerarios similares, que contienen dos «salas de los muertos», construidas hace aproximadamente 6.000 años.
Los trabajos arqueológicos cercanos a la Piedra de Arturo. Crédito: Universidad de Manchester.
La fecha, estructura y orientación de la Piedra de Arturo sugieren que estos dos sitios de ladera estaban estrechamente conectados.
«Cada uno de estos tres montículos de césped se había construido sobre la huella de un gran edificio de madera que había sido quemado deliberadamente», dice el arqueólogo Julian Thomas de la Universidad de Manchester. «De hecho, el bloque de tierras altas entre el Valle Dorado y el Valle de Wye ahora se está revelando que alberga un paisaje ceremonial neolítico integrado».
La Piedra de Arturo no es el único apilamiento extraño de rocas que se encuentra en el Reino Unido, pero probablemente sea el más famoso. Y si bien el monumento parece obra de un gran esfuerzo, su apariencia es algo engañosa. En lugar de apilar estas grandes piedras una encima de la otra, el suelo debajo de la piedra principal probablemente fue excavado para permitir que las rocas de apoyo se deslizaran por debajo.
Luego se agregó un gran montículo de tierra en la parte superior, que se extendía hasta el campo hacia el sur, que es donde ocurrieron las excavaciones recientes.
Lo que queda hoy es probablemente solo una fracción de lo que alguna vez existió.
«Aunque es un monumento megalítico icónico de importancia internacional, sus orígenes no estaban claros hasta ahora», explica Thomas. «Poder arrojar luz sobre esta asombrosa tumba de 5.700 años es emocionante y ayuda a contar la historia de nuestros orígenes».
Fuente: ScienceAlert. Edición: MP.