La iglesia de Saint-Sulpice de París guarda uno de los instrumentos astronómicos más conocidos de la capital: una línea meridiana que ha permitido medir con gran precisión las variaciones de la órbita terrestre.
En el sexto distrito de la capital francesa, el arrodissement du Luxembourg, situado en la orilla izquierda del río Sena destaca la iglesia de Saint Sulpice, que toma su nombre de Sulpicio el Pío, un arzobispo de Bourges del siglo VII.
Frente a la fachada se encuentra una fuente rodeada de castaños diseñada por Joachim Visconti en 1844.
Frente a la fachada se encuentra una fuente rodeada de castaños diseñada por Joachim Visconti en 1844.
La fuente muestra a cuatro cardenales, cada uno de los cuales mira a un punto, ejem… cardinal.
El edificio, como es habitual en muchos templos católicos, está orientado, es decir, su cabecera apunta al oriente.
El templo es uno de los mayores de París, es el más largo después de la catedral de Notre Dame, con 120 metros de largo. La fachada de estilo neoclásico se distribuye en dos plantas y está rematada por dos torres.
El templo es uno de los mayores de París, es el más largo después de la catedral de Notre Dame, con 120 metros de largo. La fachada de estilo neoclásico se distribuye en dos plantas y está rematada por dos torres.
El interior es de estilo barroco y guarda dos importantes obras de Delacroix: Jacob luchando con el ángel y Heliodoro expulsado del templo. Hicieron falta 134 años y el trabajo de seis arquitectos para finalizar el templo.
Arquitectónicamente se inspira en parte en la iglesia jesuita del Gesù de Roma, combinándola con elementos más clásicos.Aspecto exterior de la iglesia de Saint Sulpice. Foto: Paco Bellido
En esta iglesia se casó Victor Hugo, el gran poeta, dramaturgo y novelista, quien también fue un gran aficionado a la astronomía, entre cuyos amigos se contaban el gran divulgador Camille Flammarion y François Arago, director del observatorio de París.
En la fachada sur, en la rue Palatine, sobre un contrafuerte del muro a la izquierda de la puerta de acceso encontramos un reloj de sol vertical grabado en piedra que debe datar de la época de construcción de la nave en la primera mitad del siglo XVIII.Reloj solar de Saint Sulpice. Crédito: François Blateyron.
Pero lo que hace de esta iglesia un destino astronómico es su interesante meridiana solar, un dispositivo diseñado para estudiar la posición del sol en el cielo al mediodía a lo largo del año.
LA MERIDIANA DE SAINT SULPICE
La meridiana está exactamente orientada en dirección norte-sur y está incrustada en el suelo de mármol con una línea de latón de 4,5 mm de anchura y 40,295 metros de longitud encastrada entre losas de mármol blanco de 10 cm.
La línea no se corresponde con el meridiano de París, como erróneamente apunta el best seller El código Da Vinci.
El auténtico meridiano de la ciudad se sitúa tan solo unos 115 metros al este de este lugar. El meridiano de París, establecido en 1667 a instancias del rey Luis XIV, se extiende a lo largo del suelo de la ciudad en una línea de unos ocho kilómetros de longitud y está marcado por una serie de medallones metálicos circulares orientados en la dirección norte-sur con el nombre de Arago en relieve.
Aunque han desaparecido algunos de los 135 medallones originales, todavía es fácil encontrarlos en los lugares más insospechados.
Quienes visiten el Museo del Louvre pueden buscar uno de ellos en el Ala Denon.
El mecanismo de la meridiana de Saint Sulpice es sencillo.
La luz del sol atraviesa al mediodía por un pequeño agujero situado a una altura de 25 metros en una ventana situada en el brazo sur del transepto.
Este agujero crea un disco solar que cruza la línea meridiana y permite determinar con exactitud el mediodía solar.
En función de la época del año varía la posición del disco solar proyectado sobre el suelo, dado que también lo hace la altura del sol sobre el horizonte.
En el extremo de la meridiana correspondiente al solsticio de verano encontramos una placa cuadrada de mármol en la que se puede leer SOLSTITIUM ESTIVUM ANNI MDCCXLV – PRO NUTATIONE AXIOS TERREN OBLIQUITATE ECLIPTICÆ.
Es decir, «Solsticio de verano, año 1745, por la nutación del eje de la Tierra y la oblicuidad de la eclíptica».
Delante de la balaustrada que da acceso al altar encontramos un disco elíptico de bronce que marca la posición del sol durante los equinoccios de primavera y otoño.
Placa correspondiente a los equinoccios. Foto: Paco Bellido
En el extremo correspondiente al solsticio de invierno, en el crucero norte situado en el lado del evangelio, hay un obelisco de mármol de 10,72 metros de altura coronado por una esfera de bronce.
Lo lógico es que la meridiana hubiera seguido en el plano horizontal, pero para ello el crucero debería haberse prolongado 20 metros más allá de la pared norte, así que los constructores optaron por esta solución.
El 21 de diciembre, en el solsticio de invierno, el sol se sitúa en su punto más bajo sobre el horizonte de su recorrido aparente anual y el disco de luz creado por el foro gnomónico se proyecta sobre la marca con el símbolo de Capricornio de la columna de mármol, actualmente poco visible.
Obelisco de la meridiana. Foto: Paco Bellido
Sobre la base del obelisco encontramos una inscripción en latín que explica la finalidad del instrumento.
Las menciones al rey y sus ministros fueron eliminadas a martillazos durante la Revolución francesa, una época en que se intentó acabar con todo lo que tuviera que ver con el malvado antiguo régimen, pero fue precisamente la utilidad científica de la meridiana la que la salvó de las iras de los revolucionarios.
En la inscripción se puede leer lo siguiente, he colocado entre corchetes el texto eliminado durante la Revolución:
MERIDIANA ASTRONÓMICA para la determinación precisa del equinoccio de Pascua.
Este proyecto fue acometido por San Hipólito, obispo y mártir. Fue encargado por el Concilio de Nicea al Patriarca de Alejandría. Los padres de los Concilios de Constanza y Lateranense fueron conscientes de ello.
Entre los pontífices romanos, Gregorio XIII y Clemente XI se dedicaron a la tarea con increíble celo, confiando en la diligencia del astrónomo más hábil. Este trabajo es lo que el gnomon busca igualar, con una línea meridiana trazada debajo y un punto equinoccial, indicadores fiables de los ciclos solares.
¿Qué busco yo en el cielo sin ti, mi Dios? ¿Qué puedo querer sobre la tierra sino a ti? Oh Jesús, Dios de mi corazón, mi herencia para la Eternidad. Salmo 72.
Este trabajo, consagrado a Dios, el mejor y más grande [bajo el auspicio real de Luis XV, benefactor de esta Basílica, y por la gracia y autoridad del señor Jean-Frédéric Phélypeaux, conde de Maurepas, Ministro de Estado, primer custodio de esta iglesia y del señor Philibert Orry, Ministro de Estado, director general de los edificios reales], fue diseñado en nombre y bajo el asesoramiento de la Academia [Real] de Ciencias, por Pierre-Charles Le Monnier, miembro asociado de esta y de las Academias de Londres, desde el equinoccio de otoño y se completó en la fecha del solsticio de invierno en el año 1743 de nuestra Salvación.
De unos palmos hiciste mis días, mi existencia nada es para ti. Salmo 38.
En la parte inferior se añade la traducción al francés de los dos salmos. También aparecen tachados el símbolo de Escorpión dentro de un círculo en el lado izquierdo y el de Piscis en un hexágono y una luna creciente en el lado derecho.
Texto explicativo de la meridiana. Foto: Paco Bellido
HISTORIA DE LA MERIDIANA
La idea de instalar una meridiana en el interior de la iglesia fue de Jean-Baptiste-Joseph Languet de Gergy (1675-1750), párroco de Saint Sulpice desde 1714. El párroco Languet fue uno de los grandes impulsores del templo, gracias a su insistencia consiguió financiación de sus acaudalados feligreses y también el derecho a organizar una lotería con la que pudo conseguir los fondos necesarios para acometer las obras.
Se cuenta de Languet que nunca regresó de una cena en una casa aristocrática sin llevarse distraídamente los cubiertos. Resultado de estos piadosos robos fue una estatua de plata maciza de la Virgen María de seis pies de alto a la que el duque de Saint-Simon llamó Notre-Dame de la Vieille Vaisselle (Nuestra Señora de la Vieja Vajilla).
En 1720 el párroco encarga el diseño de una meridiana a Henry Sully, un relojero inglés que acabó en París después de haber abjurado del anglicanismo. Sully hizo grandes contribuciones en su especialidad y fabricó un reloj para medir la hora en el mar algunos años antes que John Harrison fabricara su famoso cronómetro marino H1.
La finalidad original del instrumento de Saint Sulpice era enteramente litúrgica: conocer el momento del mediodía para hacer tocar las campanas y determinar la fecha de la Pascua y, por tanto, de las demás fiestas móviles de la Iglesia.
El relojero Sully pertenecía a la Societé des Arts, una asociación interesada en la aplicación de innovaciones técnicas para el bien común. Uno de los sueños del relojero era conseguir que el mediodía de París ocurriera al mismo tiempo en toda la ciudad, en aquel momento los relojes de cada parroquia sonaban a una hora distinta. Sully propuso un proyecto muy elaborado que permitía realizar numerosas medidas, pero apenas quedan rastros de su trabajo ya que morirá en 1728 antes de poder llevar a cabo la obra. Claude Langlois, considerado el mejor fabricante de instrumentos de Francia, será el encargado de retomar las obras en 1744 bajo la dirección del astrónomo Pierre-Charles Lemonnier (1715-1799).
Lemmonier había participado con solo 20 años de edad en la expedición de 1736-1737 a Laponia, dirigida por Pierre Louis Maupertuis y Alexis Claude Clairaut, para determinar si la Tierra era un elipsoide aplanado en los polos. Langlois precisamente había sido el encargado de suministrar los sectores y cuadrantes utilizados en esta expedición a Laponia, así como los de la misión geodésica francesa a Perú para la medición del arco de meridiano encabezada por La Condamine en la que participaron los españoles Jorge Juan y Antonio de Ulloa.
La nueva meridiana del templo se situará a unos 45 centímetros al oeste de la línea original definida por Sully, de la que todavía quedan algunos restos que se pueden ver si se busca con atención. Un tramo de la línea meridiana, el que incluye la marca de los equinoccios, cruza parte del coro y se sitúa detrás de la balaustrada de bronce dorado donde queda protegida de las pisadas de los turistas.
Foro gnomónico en la vidriera sur. Foto: Paco Bellido
Lemonnier observó los solsticios con regularidad en Saint Sulpice durante casi medio siglo, desde 1743 hasta su muerte en 1791.
Una cornisa del exterior del templo bloqueaba el foro gnomónico durante dieciocho días en torno al solsticio de verano, por lo que el astrónomo se vio obligado a abrir un nuevo agujero en el que instaló una lente, lo que le permitió llevar a cabo estudios muy precisos.
En los primeros veinte años de uso participó en un exhaustivo estudio de los cambios en la oblicuidad de la eclíptica, es decir, las variaciones seculares de la inclinación del eje terrestre.
La inclinación del eje terrestre varía alrededor de 47 segundos de arco por siglo.
Durante estos primeros años de estudios astronómicos, el desplazamiento del punto de luz del Sol en la meridiana es de aproximadamente un milímetro, por eso es necesario que las meridianas sean tan grandes, de otro modo sería imposible hacer mediciones útiles.
Retrato de LeMonnier. Museo Calouste Gulbenkian (Lisboa). Foto: Paco Bellido
La meridiana de Saint Sulpice también permitió comprobar la fecha del perihelio, el momento en que la Tierra está más cerca del Sol, midiendo el diámetro del Sol proyectado sobre el obelisco.
Se utilizó asimismo para estudiar los efectos de la Luna en la inclinación del eje terrestre y para medir las variaciones causadas por la refracción atmosférica según la temperatura en la altura del Sol.
Esquema de funcionamiento de la meridiana de Saint Sulpice
Como ocurriera con otras iglesias parisinas, Saint Sulpice se transformó tras la Revolución en un Templo de la Razón, una idea de Robespierre para contrarrestar la religión católica. En febrero de 1793, unos meses antes de la supresión del cristianismo por decreto en Francia, la iglesia de Saint Sulpice quedó en desuso.
Se destruyó el altar mayor, los altares de las capillas y las pinturas, se desmontaron las campanas y se saquearon los objetos de valor, se profanaron las tumbas y se esparcieron los huesos por el suelo. Al saqueo sobrevivieron intactos las vidrieras, el órgano, el púlpito (por su utilidad para los oradores políticos), la meridiana astronómica y la balaustrada del coro, considerada elemento integrante del instrumento científico.
Aspecto del interior de la iglesia según un grabado antiguo. Crédito: Wikimedia Commons
La meridiana de Saint Sulpice es la mayor meridiana astronómica instalada en el interior de una iglesia fuera de Italia. Como tristemente ocurre con buena parte del patrimonio científico en otros lugares, en la actualidad la meridiana de Saint Sulpice no funciona todo lo bien que debería.
El agujero por el que entra el rayo de luz que debería hacer funcionar la meridiana está situado en un ventanal que deja pasar tanta luz que impide distinguir con claridad el disco luminoso, además los diversos agujeros del ventanal forman varios discos que dificultan la observación. Una asociación de amigos de los relojes de sol ha presentado una propuesta para reparar la ventana y el foro gnomónico, pero no han planteado oscurecer la ventana.
BIBLIOGRAFÍA
HEILBRON, J. L. The Sun in the Church. Cathedrals as Solar Observatories. Harvard University Press, 1999.
ROUGÉ, Michel. Le Gnomon de l’Église de Saint-Sulpice. Église Saint-Sulpice, Paris, 2009.
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