5 NOVIEMBRE, 2017 - 13:41 ANCIENT-ORIGINS
En la 1ª parte de esta investigación sobre gigantes, inspirada en el reportaje del hallazgo de un supuesto faraón 'gigante' que alcanzaba una estatura 13 centímetros mayor que el promedio del antiguo Egipto, Hugh Newman trae a la luz evidencias de los gigantes más importantes de Egipto en el registro histórico. Aquí podremos ver algunas evidencias físicas más creíbles que apuntan a la existencia en la antigüedad de egipcios mucho más altos que la media.
Leer 1ª parte de este artículo: “Los gigantes del antiguo Egipto: el legado perdido de los faraones”
Un rey gigante con más de 2,40 metros de altura
El rey Khasekhemui (escrito también Khasekhemwy y Khasekhem, ca. 2690 a. C.) fue el último faraón de la Dinastía II del antiguo Egipto, con base en Abidos, y participó en la construcción de Hieracómpolis, capital predinástica. Este es el mismo lugar en el que fue descubierto el cuchillo gigante mencionado en la primera parte de este artículo.
Fue enterrado en la necrópolis de Umm el-Qa'ab en lo que ha sido descrito en el pasado como la más antigua estructura de piedra de Egipto. La gran tumba de piedra caliza no era en modo alguno elaborada, y cuando el profesor Robert Temple investigó el yacimiento en el 2001 quedó asombrado al ver lo primitiva que era la calidad de su construcción.
Especialmente en comparación con la pirámide escalonada de Zoser en Saqqara, que ha sido datada en el inicio de la Dinastía III, pocos años más tarde. Se cree también que Zoser habría ‘enterrado’ a Khasekhemui en este lugar antes de trasladarse al norte, a la zona de Saqqara.
Arriba: Edificios funerarios de Hieracómpolis. Abajo: Lugar de enterramiento (izquierda) y mapa del cementerio (derecha). Cortesía de Google Earth y “Odyssey, Adventures in Archaeology”
El esqueleto de Khasekhemui nunca fue encontrado, lo que sugiere que su tumba fue saqueada mucho antes de las excavaciones. Este faraón de la Dinastía II es único en la historia egipcia por aparecer los símbolos tanto de Horus como de Seth en su serekh. Algunos egiptólogos creen que esto se hizo en un intento de unificar a las dos facciones, aunque después de la muerte del faraón Seth fue retirado del serekh permanentemente. Khasekhemui fue el rey egipcio más antiguo conocido que construyó estatuas de sí mismo.
Pero lo más sorprendente de este faraón es el hecho de que era una especie de gigante. Flinders Petrie, quien fue el primero en excavar el yacimiento, halló pruebas del siglo III a. C. según las cuales el faraón medía “... 5 codos y 3 palmos de alto, lo que serían unos 8 pies ingleses (2,44 metros), si se estaba utilizando el codo corto de 17,4 pulgadas.”
En la más reciente traducción de Manetón podemos leer que: “…medía cinco codos y tres palmos (ocho pies y medio) de alto”. Se cree que Manetón habría sido un sacerdote egipcio de Sebennytus que vivió durante la época ptolemaica a principios del siglo III a. C. y escribió sobre este gigante en su Aegyptiaca (Αἰγυπτιακων), o Historia de Egipto, un libro escrito a petición de Ptolomeo II Filadelfo.
Sin embargo, si utilizamos el 'codo real' su altura aumenta a los 14 pies y 7 pulgadas (4,45 metros). Teniendo en cuenta que era un 'rey' quizás deberíamos considerar el codo 'Real' como posibilidad, aunque este tipo de estatura está completamente fuera del rango normal del ser humano, a pesar de resultar tentadora y estar correlacionada con otros documentos.
El rango más conservador de altura de 8 pies a 8 pies y 6 pulgadas (2.44-2.6 metros) parece sin duda mucho más probable. Hay una estatua de este faraón expuesta en el Museo Ashmolean de Oxford, pero no aporta detalles de cuál era su altura.
Estatua de Khasekhemui hecha de piedra caliza y expuesta en el Museo Ashmolean de Oxford. Fotografía: Hugh Newman.
El faraón Khasekhemui habría reinado durante 48 años, unificando el Alto y el Bajo Egipto durante su reinado. Tal vez era temido, ya que un rey de esta estatura debió haber sido muy influyente, destacando entre sus contemporáneos y sus enemigos. También es importante tener en cuenta que la evidencia inscripcional más antigua de un rey egipcio en el asentamiento libanés de Biblos pertenecía al reinado de Khasekhemui.
Al encontrarse muy cerca de Abidos y el templo hundido más antiguo conocido como Osirión, ¿podemos considerar que Khasekhemui estuvo implicado en su superior construcción? Esto ciertamente explicaría cómo esos enormes bloques podrían haberse trasladado hasta su lugar, aunque el primitivo trabajo de la piedra típico de su reinado es incompatible con esto.
El Osirión de Abidos muestra una evolucionada construcción en piedra. Fotografía: Hugh Newman.
Curiosamente, la famosa Lista Real de Abidos está tallada en el templo de Seti I en Abydos, y representaciones de la Dinastía XIX nos muestran a un Seti alto como una torre, con unos 8 pies (2,44 metros) de estatura. En un extraño giro, Khasekhemui fue omitido de la lista final, como también algunos otros notables Reyes de las épocas más antiguas de Egipto, que al parecer eran considerados ilegítimos.
La Lista Real de Abidos es una lista con los nombres de setenta y seis reyes del antiguo Egipto, hallada sobre uno de los muros del templo de Seti I en Abidos, Egipto. Esta lista omite los nombres de muchos de los faraones más antiguos, como por ejemplo Khasekhemui. (Dominio público)
Un gigante pintado en Saqqara
La Dinastía III vio la construcción de la gran pirámide de Saqqara junto con numerosos otros templos en el complejo. Zoser, quien enterró al gigantesco rey Khasekhemui (y quizás fuera su hijo), era el gobernador de Saqqara durante su construcción.
Dentro del complejo, la pintura de un gigante que claramente parece tener un cráneo elongado fue fotografiada cuando el egiptólogo Zahi Hawass se encontraba examinándola. ¡No se le ve demasiado contento! Sin embargo, ¿podría ser ésta una representación de los esqueletos que fueron excavados por Emery en la década de 1930, esqueletos de “individuos con cráneos y cuerpos más grandes que la población nativa”?
Zahi Hawass y un arqueólogo inspeccionan una pintura de un posible gigante en Saqqara en el año 2007. Foto cortesía de AP Photo / Ben Curtis.
Los gigantes del templo de Isis
Esta sorprendente historia fue divulgada en varios periódicos en los años 1895 y 1896, pero presentamos ahora su versión más antigua y más completa. La foto es una reconstrucción del Templo de Isis, donde tiene su origen la narración.
Apareció originalmente en el diario estadounidense The Arizona Silver Belt el 16 de noviembre de 1895 con el título Prehistoric Egyptian Giants (“Gigantes prehistóricos egipcios”):
“En 1881, cuando el profesor Timmerman se dedicaba a explorar las ruinas de un antiguo templo de Isis a orillas del Nilo, 16 millas por debajo de Najar Djfard, abrió una hilera de tumbas en las que había sido enterrada alguna raza prehistórica de gigantes.
El esqueleto más pequeño de unos 60 extraños restos, que fueron examinados durante el tiempo en que Timmerman estuvo excavando en Najar Djfard, medía siete pies y ocho pulgadas de alto (2,34 metros), y el más grande once pies y una pulgada (3,38 metros).
Se descubrieron tablillas conmemorativas en grandes cantidades, pero no había ningún registro que siquiera dejara entrever que se conservaba el recuerdo de aquellos hombres de talla extraordinaria. Se cree que las tumbas datarían del año 1043 a. C.”
El templo de Isis en la isla de Filé junto con el artículo de periódico que detalla el descubrimiento de los gigantes. Fotografía: Hugh Newman.
No existe más información sobre este reportaje, pero se repitió en el Arizona Weekly Citizen del 1 de febrero de 1896 y en varios periódicos más.
El dedo momificado de un gigante de casi cinco metros de altura
Fotografía del dedo momificado junto con sus medidas. Cortesía de Gregor Spörri
Según el periódico alemán BILD.de, un suizo propietario de una discoteca llamado Gregor Spörri tomó varias fotografías de un dedo gigante momificado en 1988. Su dueño era un saqueador de tumbas retirado que tenía su base en el barrio de Bir Hooker cercano a la ciudad de Sadat, unos 100 kilómetros (62,14 millas) al noroeste de El Cairo.
El dedo mide casi 14 pulgadas (35 centímetros) de largo y, si es genuino, perteneció a alguien que se calcula que habría medido entre 15 y 16 pies (4,57 – 4,88) de altura (¡o a alguien con las manos demasiado grandes!).
Sin embargo, el descubrimiento solo fue revelado el 9 de marzo del 2012, veinticuatro años más tarde, y desde entonces no ha habido ningún rechazo oficial del descubrimiento.
Nagib le dijo a Gregor que el dedo fue hallado hace unos 150 años y había sido guardado por la familia, que incluso se había tomado la molestia de conseguir que el dedo fuese radiografiado para confirmar su autenticidad en la década de 1960. Spörri tuvo que pagar 300 dólares para ver el dedo momificado y tomar fotos del mismo.
“Nagib se negó a contarle a Spörri donde fue descubierto el dedo, pero hizo alusiones a una estancia oculta en el sótano de la Gran Pirámide, donde se encuentran tumbas enormes y vacías.
Nagib dejó claro que la reliquia no estaba a la venta, ya que era demasiado importante para la familia de Nagib. Antes de regresar a su hotel, Spörri tomó una serie de fotos en las que puso un billete junto al dedo para indicar su tamaño.”
Más imágenes del dedo, entre ellas una radiografía que se realizó en la década de 1960. Cortesía de Gregor Spörri.
El problema es que, diecinueve años más tarde, Spörri regresó a Egipto para buscar al caballero, pero no pudo encontrar a Nagib y nadie sabía dónde estaba. Una muestra de ADN hubiera resultado útil, pero la radiografía, las detalladas fotografías y su minuciosa descripción sin duda apuntan a que se trataba de un auténtico dedo momificado.
“Spörri observó el dedo en detalle y fue capaz de determinar que lo que tenía ante sí era antiguo, orgánico y humanoide. El dedo parecía había sido cortado con una precisión anatómica, y en algunos lugares se había desmenuzado.
La correosa piel estaba rasgada en algunos puntos, y la piel tenía unos pocos milímetros de espesor. Entre los pliegues cutáneos secos pudo ver restos de hongos y la uña estaba suelta. La superficie de la piel estaba dañada en algunos lugares, como si los ratones la hubiesen roído. El hueso era leñoso al tacto”.
Las fotos y radiografías fueron examinadas por profesionales que no pudieron apreciar evidencia alguna de que el dedo fuese falso.
Un esqueleto de más de dos metros en un cementerio lleno de momias
Un cementerio llamado Fag el-Gamous, que significa Camino del Búfalo de Agua, y una pirámide cercana han sido excavados por arqueólogos de la Universidad Brigham Young durante los últimos 30 años.
Muchas de las momias que fueron descubiertas datan de la época en la que los imperios bizantino o romano dominaban Egipto, desde el siglo I d. C. hasta el VII d. C. La pirámide, sin embargo, podría datar de aproximadamente el 2500 a. C., la época en la que se estaban construyendo las pirámides de Guiza.
Enterramiento de Fag el-Gamous. Cortesía de Brigham Young University Excavations.
“Estamos bastante seguros de contar con más de 1 millón de enterramientos en este cementerio. Es grande, y es denso,” decía el director del proyecto Kerry Muhlestein, profesor asociado del Departamento de Escritura Antigua de la Universidad Brigham Young, en un artículo presentado en el Coloquio de Expertos en el Estudio de Antigüedades Egipcias que tuvo lugar en noviembre del 2014 en Toronto. Sin embargo, ahora se piensa (desde el 2017) que es más probable que haya decenas de miles de tumbas.
Un descubrimiento que nunca consiguió ser publicado oficialmente fue el de una momia con más de 7 pies (2 metros) de altura. “Una vez encontramos un varón que medía más de 7 pies de altura y era demasiado alto para caber en el pozo, por lo que le doblaron por la mitad y le metieron dentro”.
Esta pequeña pirámide data aproximadamente del año 2.500 a. C., la misma época en que fue construida la Gran Pirámide de Guiza. Cortesía de Brigham Young University Excavations.
Esta cantidad de entierros junto a un asentamiento tan pequeño ha suscitado muchas preguntas, sobre todo porque la pirámide es al menos 2.500 años más antigua que el cementerio, contemporáneo de Saqqara y de las primeras fases de la construcción de la Gran Pirámide. La gran cantidad de cuerpos que terminaron aquí sigue siendo un misterio.
¿Fueron traídos de otros lugares porque se trataba de una zona santificada? ¿O hay otra razón?
De cualquier manera, en los días en los que esta historia fue hecha pública por la prensa, las autoridades egipcias comunicaron a los arqueólogos que debían cesar sus excavaciones y revocaron sus licencias: “El Departamento suspenderá cualquier expedición arqueológica si su director olvida notificar "inmediatamente"a la oficina cualquier nuevo descubrimiento, como estipulan las normas” ¿Se pararon las excavaciones porque revelaban al mundo la existencia de gigantes en el antiguo Egipto?
No hubo indicaciones sobre si la momia gigante presentaba signos de gigantismo, pero el hecho da aún más credibilidad a la idea de que había gigantes viviendo y prosperando en el antiguo Egipto, ya fueran faraones con elaborados entierros o individuos anónimos doblados por la mitad y arrojados a un agujero en el desierto.
Gigantes en el arte egipcio
En la siguiente imagen podemos ver algunos ejemplos de inscripciones egipcias y obras de arte que parecen representar a gigantes junto a otras personas de menor estatura. Algunos me llamaron la atención, mientras que otros simplemente podrían ser adultos con niños, o un intento de glorificarse a sí mismos en el arte.
Varias representaciones de gigantes en el arte egipcio recopiladas por Muhammad Abdo. Cortesía de Muhammad Abdo.
El investigador Muhammad Abdo recopiló la mayoría de las imágenes que podemos observar en la composición anterior. Por favor, eche un vistazo por usted mismo, ya que resulta difícil determinar si se trata de representaciones realistas o impresiones artísticas, aunque vale la pena examinarlas de todos modos.
Sarcófagos gigantes del antiguo Egipto
Tres ejemplos de ataúdes de gran tamaño procedentes del antiguo Egipto. Cortesía: Muhammad Abdo
Según algunos investigadores, los ataúdes gigantescos son la prueba de la existencia de gigantes en el antiguo Egipto. He visto algunos de ellos en mis viajes, pero podría ser simplemente el caso de que se hicieran más grandes de lo necesario para impresionar a quien los viera, o para dejar claro a los dioses de ultratumba que pertenecían a miembros de la realeza. Algunos ejemplos, sin embargo, plantean ciertas preguntas incómodas.
El Serapeum cercano a Saqqara está compuesto por 25 enormes ataúdes de granito y diorita de hasta 70 toneladas de peso cada uno de ellos, y se depositaban en ellos toros de Apis momificados como parte de un antiguo culto. Se encontró en ellos un toro, pero sólo uno, lo que ha llevado a la especulación de que el resto de ellos fueran utilizados en el pasado para seres humanos gigantescos.
Otro gran sarcófago se encuentra en la meseta de Guiza, en el conocido como ‘Pozo de Osiris’. Está en parte sumergido bajo el agua, rara vez es visitado o fotografiado y se halla profundamente por debajo de la calzada de piedra de la pirámide de Kefrén.
El ataúd de alabastro de Seti I mide 9 pies y 4 pulgadas (2,84 metros) de largo y actualmente se encuentra en el Museo Soane de Londres. También es de Seti I la figura de un tamaño mayor que el natural que encontramos en la Lista Real de Abidos. Junto con su enorme ataúd podríamos saltar a la conclusión de que debió ser un faraón muy alto.
El ataúd de alabastro de Seti l actualmente expuesto en el Museo Soane de Londres con sus 2,84 metros de longitud. Sarcófago de Seti I, faraón de Egipto, 1370 a. C., ilustración realizada por E.A. Wallis Budge, Museo de Sir John Soane (1908).
Sin embargo, también fue descubierta su momia, y medía 5 pies y 7 pulgadas (1,70 metros) de alto, por lo que aunque hay ataúdes gigantes e impresiones artísticas de egipcios muy altos, esto no significa que representen a gigantes humanos reales.
Gigantismo en el antiguo Egipto
Habíamos comenzado nuestro estudio con, digamos, el más pequeño gigante descubierto en el antiguo Egipto, cuya talla casualmente coincide con mi altura de 6 pies y 1,5 pulgadas (1,87 metros).
Incluso con esta escasa estatura, Michael Habicht y sus colegas concluyeron que Sa-Nakht probablemente padecía de gigantismo tras analizar de nuevo el cráneo y los huesos que supuestamente pertenecen al faraón. Según los investigadores: “Los huesos largos del esqueleto mostraban la evidencia de un ‘crecimiento exuberante’, constituyendo un claro indicio de gigantismo”.
Así que ésta es la verdadera razón por la que ha sido considerado un ‘gigante’, no debido a su imponente estatura. “De hecho, probablemente no hubiera sido lo suficientemente alto como para formar parte de un equipo de baloncesto: el típico pívot de la NBA suele medir en torno a los 7 pies (2,13 metros)”.
Hay muy pocos documentos sobre gigantismo en el registro histórico, lo que hace de este caso algo interesante de por sí. La mayor parte de la información parece apuntar a un marco esquelético humano normal, sin indicios de irregularidad alguna en la pituitaria.
Sa-Nakht padecía de gigantismo y medía 1,87 metros de altura, por lo que es uno de los ‘gigantes’ más bajos que aparecen en este artículo. Imagen cortesía de Live Science.
De todas formas, con los descubrimientos presentados en este artículo simplemente reconstruimos el caso de la existencia de gigantes en el Egipto prehistórico y en todo el mundo, y cuanto más exploramos los registros históricos de cada país, nos encontramos con más ejemplos.
Algunos de los incluidos en este artículo no son particularmente altos, aunque sin duda refuerzan la idea de que aquellos que nacían con genes de gigantes eran honrados y respetados, y formaron parte de los linajes de sangre real de los primeros faraones del antiguo Egipto.
Estos casos podrían incluso arrojar luz sobre cómo aquellas grandes piedras eran extraídas y erigidas hasta ser colocadas en su lugar, ya que solo gigantes, una tecnología muy avanzada, o arquitectos muy ingeniosos, podrían haber llevado a cabo una tarea tan colosal.