Los escenarios de terremotos catastróficos se han desarrollado en la gran pantalla durante décadas, aterrorizando a los espectadores con temblores que pueden destruir enormes rascacielos o derribar ciudades enteras.
Esto es lo que sucederá si el Big One (El Grande) llega a la Costa Oeste de los Estados Unidos, un destructivo terremoto en California provocado por la falla de San Andrés con una energía superior a 8 en la escala de Richter. Si bien los expertos no pueden predecir exactamente cuándo ocurrirá este terremoto, se sabe las consecuencias.
En los minutos siguientes al terremoto, un enorme tsunami atravesaría California, colapsando edificios antiguos, interrumpiendo carreteras y cortando la electricidad, el teléfono y el agua. Pero esto sería solo el comienzo.
Habría cientos de incendios incontrolados y saturación en los centros hospitalarios. Los sistemas de abastecimiento (agua, gas y electricidad) en Los Ángeles dejarían de funcionar durante meses. Aunque la mayoría de los edificios modernos conseguirían mantenerse en pie, muchos quedarían estructuralmente inutilizables.
En los días posteriormente, la replicas sacudirían el estado, continuando con la destrucción. En general, tal terremoto causaría daños por unos 200 mil millones de dólares, más de 50.000 heridos, más de 2.000 muertes, y millones de desplazados. Pero este hipotético escenario podría ser realidad en 2020, y durante la pandemia de coronavirus.
Ahora llega el Big One
Más de 3.000 terremotos sacudieron Ridgecrest, California, en una sola semana el año pasado y, como resultado, ha aumentado las posibilidades de que el ‘Big One’ sacuda la falla de San Andrés.
Los temblores activaron la falla Garlock, que se extiende 250 kilómetros a lo largo del desierto de Mojave. Anteriormente se estimó que Garlock tenía una probabilidad de 0.023 por ciento de experimentar un terremoto de magnitud 7.5 o mayor en los próximos 12 meses, pero ahora después de 2019 ese riesgo ha aumentado a 2.3 por ciento.
Sin embargo, la mayor amenaza es sin duda la falla de San Andrés: ahora las probabilidades de un gran terremoto se han triplicado del 0,35 por ciento en el próximo año al 1,15 por ciento.
“Si esa falla se rompe, y se encuentra a unos 40 kilómetros de San Andrés, entonces hay una alta probabilidad, tal vez de 50-50, de que se rompa inmediatamente”, dijo Ross Stein, autor del estudio y geofísico del Servicio Geológico de Estados Unidos, a Los Angeles Times. “El terremoto de Ridgecrest acercó la falla de Garlock a la ruptura.”
Como hemos comentado anteriormente, el ‘Big One’ es un hipotético terremoto de magnitud 8 o mayor que, según los investigadores, sucederá algún día a lo largo de la falla de San Andrés. Tal temblor podría producir devastación para la civilización humana dentro de un radio entre 80 y 160 kilómetros de la zona del terremoto, especialmente en áreas urbanas como Palm Springs,
Los Ángeles y San Francisco. En 2019, terremotos de magnitud 6.4 y magnitud 7.1 sacudieron Ridgecrest, que según los científicos fueron imprevistos.
Y estos produjeron perturbaciones de estrés significativas en las redes de fallas cercanas, especialmente a lo largo del segmento de fallas de Garlock inmediatamente al suroeste de la ruptura de Ridgecrest.
“Si una falla de Garlock se rompe dentro de aproximadamente 45 kilómetros de su unión con la falla de San Andrés, calculamos que aumentaría la probabilidad de una ruptura que se extienda hacia el sureste, en la llamada sección Mojave, por un factor de aproximadamente 150”, dice el estudio.
“Eso se traduce en una probabilidad de 50/50 de una ruptura de la sección de San Andrés Mojave (con un rango, 25% -67%), ya sea inmediatamente después de un terremoto de Garlock o después de algún retraso.
Por lo tanto, estimamos que la probabilidad neta de un gran terremoto de San Andrés en los próximos 12 meses es del 1.15%, o 1 probabilidad de 87.”
Si otro gran terremoto rompe el Garlock, podría causar una reacción en cadena que desencadenaría un terremoto en San Andrés al norte de Los Ángeles. Sin embargo, hay que decir que la probabilidad de una ruptura de este tipo en el próximo año sigue siendo baja, con una probabilidad del 2,3 por ciento, pero sigue siendo 100 veces mayor que los modelos anteriores.
“Entonces, el cielo no se está cayendo”, dijo Stein al National Geographic. “Pero es significativamente más alto, a nuestro juicio, de lo que hubiera sido si el terremoto de Ridgecrest no hubiera ocurrido. Nadie debería entrar en pánico. Pero al mismo tiempo, la inferencia de que la probabilidad de ruptura de San Andrés ha aumentado y debería ser un recordatorio de que cualquier persona en Los Ángeles debería preguntarse: ¿Estoy listo?”
Lo último que nos faltaba es que el temido Big One ocurriera este año. Parce ser que la pandemia de coronavirus no está siendo suficiente castigo para la humanidad, que por cierto ahora nos encontramos en el peor momento, una segunda ola mucho más mortal que la primera. También hay que recordar que el Big One no solo afectaría a las costas de Estados Unidos, sino también a pises cercanos y no tan cercanos. Habrá que esperar para saber cómo acaba este año.
Lo cierto es que para algunos todo lo que estamos viviendo es el verdadero Apocalipsis, muy diferente a como la han representado en las películas. Más lento, más silencioso, pero con el mismo resultado, la perdida de millones de vidas en todo el mundo.
¿Estás preparado para una nueva catástrofe mundial?
Por MEP
Publicado el 15/07/2020