Nuevo hallazgo en Rapa Nui cambia nuestro entendimiento sobre los moáis Rapa Nui (o Isla de Pascua) es el hogar de los enigmáticos moáis, monolitos de piedra que han vigilado el paisaje de la isla durante cientos de años.
Ahora, una nueva investigación arroja luz sobre las canteras donde fueron creados la mayoría de estos vigilantes y su ancestral función.
Anne Van Tilburg, directora del Proyecto de las Estatuas de la Isla de Pascua que lleva treinta años investigando estos monolitos, creó junto con la geoarqueóloga y especialista en suelos Sarah Sherwood un equipo de trabajo.
Durante cinco años, los especialistas han estudiado dos de estas esculturas del volcán Rano Raraku, el origen del 95 por ciento de los más de 1.000 moáis de la isla.
Uno de ellos era RR-0001-156, uno de los tres únicos monolitos cuyo cuerpo está adornado con un denso conjunto de petroglifos —que representan tatuajes—.
Los investigadores, que acaban de publicar los resultados en el Journal of Archaeological Science, realizaron extensas pruebas de laboratorio del suelo de la cantera que mostraron evidencias de alimentos como el plátano, el taro y la batata.
El análisis de estos restos ha mostrado que, además de servir como cantera y lugar para tallar estatuas, el volcán Rano Raraku también era un área agrícola productiva. Sus laderas interiores sur y este confirman la existencia de cultivos de esos vegetales desde el siglo XIV hasta el siglo XIX.
Durante ese tiempo, el uso de la tierra cambió en toda la isla y se desarrollaron trabajosos huertos en la roca para incrementar la productividad del suelo al tiempo que su fertilidad disminuía.
Cantera en el cráter volcánico Rano Raraku. El equipo de Van Tilburg afirma que toda la comunidad de la Isla de Pascua creía que las estatuas eran capaces de producir esa fertilidad agrícola, por lo que la clase dominante ordenaba erigirlas a los talladores.
«Nuestra excavación amplía nuestra perspectiva de los moáis y nos anima a darnos cuenta de que nada, por obvio que sea, es exactamente lo que parece.
Creo que nuestro nuevo análisis humaniza el proceso de producción de los Moai», dijo Van Tilburg en un comunicado.
Y, efectivamente era así, de acuerdo con los resultados de sus análisis que muestran que «junto con el suministro de agua dulce, el trabajo en la cantera incrementaba esa fertilidad y la producción de comida», ha señalado Sherwood en Heritage Daily.
«Los suelos de la cantera son ricos en arcilla creada por el desgaste de la toba de lapilli (roca madre local) cuando los trabajadores extraían rocas profundas y esculpían los moáis», continúa esta experta.
La química del suelo mostró altos niveles de elementos que son clave para el crecimiento de las plantas y esenciales para obtener altos rendimientos.
«En cualquier otro lugar de la isla, el suelo se desgastaba rápidamente, erosionándose, pero en la cantera, con su constante flujo de pequeños fragmentos de roca generado por el proceso de extracción, hay una respuesta perfecta: sistema de agua, fertilizantes naturales y nutrientes», ha puntualizado Sherwood. Cristián Arévalo Pakarati/Easter Island Statue Project.
Van Tilburg lidera la primera excavación legal de los moáis en Rano Raraku desde 1955.
Los monolitos objeto del estudio, que habían sido cubiertos casi por completo por la tierra, fueron desenterrados en posición vertical, uno en un pedestal y el otro en un hoyo profundo.
De acuerdo con los investigadores, ambos estaban destinados a permanecer allí.
«Este estudio altera radicalmente la idea de que todas las estatuas en pie en Rano Raraku sólo estaban esperando el transporte fuera de la cantera», ha afirmado Van Tilburg.
«Estos y probablemente otros moáis verticales en Rano Raraku fueron retenidos en su lugar para garantizar la naturaleza sagrada de la cantera misma.
Los moáis fueron fundamentales para la idea de fertilidad y, en la creencia rapanui, su presencia aquí estimuló la producción de alimentos agrícolas», concluye. Fuente: ScienceAlert. Edición: ABC.