Las maniobras Trident Juncture 2015 son las más grandes que la OTAN haya organizado desde 2002. Su costo es secreto, pero se estima que la factura será de varios miles de millones de dólares. Este derroche de recursos sólo se explica si se parte del principio que la alianza atlántica está preparando nuevas agresiones, como se ha acostumbrado a hacerlo en los últimos años.
Hoy comienza –en Italia, España y Portugal y luego de 2 años de preparación– Trident Juncture 2015 o TJ-15, uno de los mayores ejercicios militares de la OTAN [1], con la participación de 230 unidades terrestres, aéreas y navales y fuerzas de operaciones especiales de 28 países de la alianza atlántica y de 7 países asociados, 36 000 hombres, más de 60 buques y 200 aviones de guerra, principalmente cazabombarderos capaces de portar tanto armas convencionales como armamento nuclear.
La primera fase (del 3 al 16 de octubre) pondrá a prueba las capacidades estratégicas y operativas de los mandos de la OTAN. La segunda etapa (del 21 de octubre al 6 de noviembre) se desarrollará «en vivo» con la utilización de las unidades militares.
Un comunicado oficial anuncia que Trident Juncture 2015«demostrará la nueva ambición de la OTAN en materia de dirección de la guerra conjunta moderna». Y que mostrará, en particular «la capacidad de la Fuerza de Respuesta de la OTAN para planificar, preparar, desplegar y respaldar fuerzas en las operaciones de respuesta a las crisis no previstas en el artículo 5, fuera [de los territorios] de la Alianza».
El radio de acción de la «Gran OTAN», que se ha desplazado desde el Atlántico Norte hasta alcanzar las montañas de Afganistán y ahora mira mucho más allá, se deduce del hecho que Australia también se halla entre los países que participan en Trident Juncture 2015.
También es significativa la participación de Ucrania, país que la OTAN está tratando de absorber después de haber hecho lo mismo anteriormente con 7 países del disuelto Pacto de Varsovia, 3 repúblicas de la desaparecida URSS y 2 de la ex Yugoslavia (destruida por la guerra de 1999). Los demás países que participan en ese ejercicio sin ser miembros de la OTAN son Austria, Suecia, Finlandia, Bosnia-Herzegovina y Macedonia.
La OTAN implica en Trident Juncture 2015 varias organizaciones y agencias internacionales, como la Cruz Roja y la USAID. Nos muestran así una «OTAN humanitaria», comprometida con la «preservación de la paz». Stoltenberg, el secretario general de ese bloque militar, afirma que «la OTAN está lista a apoyar a la ONU para hacer que sus operaciones de mantenimiento de la paz sean más seguras y eficaces».
La Unión Europea también participa en la primera fase deTrident Juncture 2015. La participación de la Unión Europea en ese gran ejercicio de guerra de la OTAN trae al primer plano la cuestión política de fondo. El artículo 42 del Tratado sobre la Unión Europea estipula que «la política de la Unión respeta las obligaciones de algunos Estados miembros, que consideran que su defensa común se realiza a través de la Organización del Tratado del Atlántico Norte» [2]. Como 22 de los 28 países miembros de la Unión Europea son también miembros de la alianza atlántica, es evidente que esa mayoría favorece a la OTAN. Además, el protocolo n° 10 sobre la cooperación que se instaura a través del artículo 42 subraya que la OTAN «sigue siendo la base de la defensa colectiva» de la Unión Europea y que «un papel más fuerte de la Unión en materia de seguridad y de defensa contribuirá a la vitalidad de una alianza atlántica renovada». Renovada sí, pero rígidamente anclada en la vieja jerarquía: el Comandante Supremo de las fuerzas aliadas en Europa siempre es nombrado por el presidente de Estados Unidos y todos los mandos claves están en manos de Estados Unidos.
A través de la OTAN, en cuyo seno los gobiernos del este de Europa están más vinculados a Washington que a Bruselas, Estados Unidos influye no sólo en la política exterior y militar de la Unión Europea sino sobre todo el conjunto de sus competencias políticas y económicas. Así ha logrado Estados Unidos convertir Europa en frente de una nueva guerra fría, que ahora está extendiéndose hacia la región Asia/Pacífico, mientras que sigue usando el territorio europeo como trampolín de las operaciones militares USA/OTAN en el Medio Oriente y en África. Y lo hace con la colaboración de las oligarquías políticas y económicas que, a pesar de su estatus de competidoras de la oligarquía estadounidenses y de la competencia que existe incluso entre ellas mismas, convergen (aunque sea a niveles diferentes) cuando se trata de defender el «orden económico mundial», dominado por Occidente pero actualmente cuestionado por los países del grupo BRICS [Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica] y por otros países emergentes.
En ese contexto, Italia sigue resaltando por su subordinación a Estados Unidos, y por tanto, por su «fidelidad atlántica». Al referirse a Trident Juncture 2015, el gobierno [italiano] comunica que «desde 2013, Italia había anticipado una primera oferta de sedes, bases y polígonos a la alianza [atlántica]»: el centro de Poggio Renatico (Ferrara), el primero en ser declarado en estado operativo en el marco del nuevo Sistema de Mando y Control Aéreo de la OTAN, que podría iniciar operaciones de guerra aérea en un área de más de 10 millones de kilómetros cuadrados, desde el este de Europa hasta Asia y África, y para el despliegue de las fuerzas aéreas, «las bases de Trápani, Decimomannu, Pratica di Mare, Pisa, Amendola y Sigonella».
También participan en Trident Juncture 2015 los navíos implicados en el ejercicio «Mar Abierto» y unidades del ejército enviadas a Capo Teulada (Cerdeña), así como a España y Portugal. El gobierno [italiano] niega la implicación del Mando Conjunto (Joint Force Command) de Nápoles (con 800 militares en el cuartel general de Lago Patria), afirmando que Trident Juncture 2015 se desarrolla bajo la dirección del Mando Conjunto de Brunssum (en los Países Bajos).
Pero la propia OTAN contradice esas afirmaciones del gobierno italiano: el mando de la OTAN en Nápoles –bajo las órdenes del almirante estadounidense Ferguson, quien también está al mando de las fuerzas navales de Estados Unidos en Europa, de las fuerzas navales del AfriCom [3] y de las fuerzas de la OTAN en Kosovo– funge en 2015 como mando operativo de la «Fuerza de Respuesta» (40 000 hombres) cuyas capacidades se pondrán a prueba en el marco de Trident Juncture 2015. En 2016, la dirección de esa fuerza pasará al mando conjunto de Brunssum, y está previsto que este mando conjunto de la OTAN y el de Nápoles alternen anualmente esa responsabilidad.
Y para coronar todo eso, la OTAN anuncia que «este año ha invitado al Trident Juncture, por primera vez, un gran número de industrias del sector de la defensa para que, mediante su participación en el ejercicio, encuentren soluciones tecnológicas para acelerar la innovación militar».
El Trident Juncture 2015, cuyo costo es secreto pero seguramente se eleva a varios miles de millones de dólares, prepara así el camino para nuevos gastos astronómicos en la compra de armamento. Y todo eso se paga con dinero del Estado, o sea proveniente –tanto directa como indirectamente– del bolsillo de la ciudadanía.
Fuente
[1] «La OTAN lanza el Tridente», por Manlio Dinucci, Il Manifesto (Italia),Red Voltaire, 17 de junio de 2015.
[2] Aunque el Tratado Constitucional fue rechazado, el Tratado sobre la Unión retoma los mismos principios: «Le Traité constitutionnel européen et la Guerre», por Diana Johnstone, Réseau Voltaire, 18 de abril de 2005.
[3] El AfriCom es el mando estadounidense a cargo de las operaciones militares de Estados Unidos en África. Nota de la Red Voltaire.