“Las pretendidas democracias de todos los tiempos han sido confabulaciones de profesionales para aprovecharse de las masas y excluir a los hombres eminentes…
La premisa de su mentira fue la existencia de un “pueblo” capaz de asumir la soberanía del Estado. No hay tal: las masas de pobres e ignorantes no han tenido, hasta hoy, aptitud para gobernarse: cambiaron de pastores.” (El hombre mediocre, José Ingenieros)
Mientras no seamos capaces de entender que en los tiempos actuales ningún movimiento de masas que no interese al poder llegará jamás a prosperar, no seremos capaces de entender nada. Hoy en día, el poder CUENTA con herramientas más que suficientes para convertir un movimiento minoritario en un movimiento de masas favorable a sus objetivos, o, si se diera el caso, para desmontar de la noche a la mañana un movimiento de masas que pudiera ser contrario a sus intereses. La televisión, la radio, la prensa o internet son algunas de las armas que el poder utiliza para tales fines (1).
Por otra parte, no debemos obviar el hecho de que los líderes de la mayor parte de las organizaciones de masas forman parte o tienen algún tipo de vínculo con importantes grupos financiero de carácter multinacional.
Todo el show montado en torno a la llamada consulta soberanista en Cataluña, igual que lo fueron las manifestaciones tras los atentados del 11M o el fenómeno de los Indignados del 15M, no es sólo una cuestión de carácter local, como puede parecer a los habitantes del país en el que tiene lugar, España, se trata de un fenómeno mediático de importantes repercusiones internacionales, cuya intención está muy lejos de ser la que a primera vista parece, y a mucho mayor largo plazo. Se trata de una escena más de un mismo drama: la búsqueda de la consolidación de un Nuevo Orden Mundial, que no es otra cosa que la búsqueda de la consolidación de las sempiternas aspiraciones centralistas de los grandes oligopolios.
Todo lo que está pasando en torno al tema de Cataluña es algo que ya hemos visto antes en otras ocasiones, no es más que una nueva aplicación de la vieja estrategia de la tensión al servicio de intereses oligárquicos. El objetivo es polarizar al máximo a las masas implicadas en el conflicto (Cataluña y la mayor parte del resto de España) en dos extremos perfectamente bien definidos, gracias a la persuasiva influencia de los medios de comunicación y de intelectuales afines al establishment, creando así un enconado conflicto que conduzca a una situación desesperada sólo solucionable mediante una decisión desesperada (como muy bien sabía el padrastro de Hamlet).
A través del viejo discurso irracional y maniqueo de buenos y malos, DESDEun lado (Cataluña y Euskadi principalmente) y desde otro (la mayoría del resto de España), los mass media están tratando de excitar al máximo la parte más irracional de sus fieles y multitudinarios seguidores. Para los catalanes, los españoles son unos fachas cavernícolas; para los segundos, los primeros son unos egoístas insolidarios. Este enconamiento se intentará agravar todo lo posible (tranquilos no habrá riesgo de guerra civil, pues con ella la oligarquía perdería mucho más de lo que ganaría; pensemos en el botellón, el fútbol o el turismo). Se trata de crear una situación de caos CONTROLADO, que será difundido mediáticamente a todos los rincones del planeta, para suscitar un debate totalmente sesgado (2) que concluirá con la idea de que problemas como éste sólo pueden solucionarse de una forma: los pueblos sólo serán libres cuando formen parte de una Liga Mundial de Naciones, se liberen del yugo de los actuales Estados-naciones y depositen su confianza en un Estado supranacional (mundial).
El objetivo es hacer creer al ciudadano que ha llegado a tales conclusiones por decisión propia, sin que nadie le haya movido a ello; de tal forma que, alcanzado el objetivo (Liga Mundial de Naciones), la gente piense que éste ha sido la consecuencia de un deseo espontáneo de la comunidad, y no la manipulación mental del subconsciente colectivo a través de las más sutiles técnicas de ingeniería social diseñadas y desarrolladas por un puñado de psicópatas obsesionados con las riquezas materiales. Como diría Edward L Bernays, considerado el padre de las actuales Relaciones Públicas (Ingeniería Social), se trata de fabricar el consenso.
Las manifestaciones independentistas catalanas, como lo fue el 15M, no es más que otro espectáculo de masas retransmitido de forma global con el fin de crear el consenso necesario que posibilite la adopción de unas determinadas medidas siempre favorables a los intereses de la oligarquía internacional. Es posible que Cataluña se independice, eso es lo de menos, el objetivo de este nuevo acto dramático no es otro que el de poner en entredicho, gracias a las grotescas cotas que ha alcanzado y alcanzará este nuevo espectáculo mediático, el actual modelo de Estado-nación, con el fin de desmontar las últimas trabas que los grandes oligopolios tienen para alcanzar sus objetivos: convertir el mundo y a su población en una industria perfectamente ensamblada que funcione con la misma precisión que un RELOJ SUIZO.
Tampoco conviene olvidar que Cataluña es el principal abanderado de los dogmas de la Nueva Era en la península ibérica, tanto económicos, como políticos o culturales (3), con lo que este enfrentamiento sirve para ilustrar a las mil maravillas el enfrentamiento entre el Nuevo (la “moderna” Cataluña) y el Antiguo Orden (la “casposa” España).
Me atrevería a decir que los cimientos materiales de este Nuevo Orden ya están prácticamente puestos (OTAN, ONU, FMI, Internet…), tan sólo quedaría por consolidar los psicológicos en la estructura mental de los individuos. Es decir, es muy posible que los clásicos Estados-naciones pudieran ser desmontados ya en aras de un Estado-mundial, pero aún queda un poco hasta que las masas se encuentren psicológicamente preparadas; y en este contexto habría que encuadrar todo este espectáculo mediático de las manifestaciones independentistas de Cataluña y las airadas reacciones del resto, donde el objetivo buscado sería la desintegración física y/o sociológica del Estado-nación llamado España.
Después de todo lo expuesto, la reflexión que puede surgirle a algún lector es la siguiente: si la desintegración de los clásicos Estados-naciones es un paso adelante de la oligarquía internacional en sus aspiraciones, eso quiere decir que dichos Estados-naciones, al fin y al cabo, no serían tan malos para nosotros. Desde mi punto de vista, el paso de los Estados-naciones a un Estado-mundial sólo supondrá un cambio de pastores, la única diferencia es que su número (el de pastores) disminuirá y los diferentes rebaños humanos se convertirán en uno solo. Si antes sufríamos el yugo de un déspota local, ahora lo sufriremos de otro internacional. PERSONALMENTE, creo que no existe mucha diferencia entre el carácter psicopático del jefe de una pequeña tribu primitiva y el de hombres como Rockefeller o Bill Gates.
Todo lo que está aconteciendo en torno a Cataluña podría también hacer pensar a alguien en el trágico conflicto que tuvo lugar en los Balcanes en los años noventa. Nada más lejos de la realidad. La disolución de la antigua República Socialista de Yugoslavia fue promovida por grandes grupos financieros (norteamericanos y europeos occidentales, principalmente) que veían en el gobierno socialista un obstáculo para la expansión de sus negocios y aspiraciones globalistas; por ello, y aprovechando una favorable coyuntura política (desmoronamiento del principal aliado de Yugoslavia en la zona: la URSS), financiaron y promovieron las aspiraciones nacionalistas de varios territorios geoestratégicos claves.
El caso de España es muy distinto. Desde hace varias décadas, los diferentes gobiernos españoles se vienen plegando a las directrices de los grandes consorcios multinacionales con una disciplina casi marcial; gracias a lo cual, éstos no se han visto en la necesidad de promover sucesos como los que tuvieron lugar en su día en Yugoslavia o los que más recientemente han tenido y tienen lugar en Siria.
La promoción y retransmisión internacional de las aspiraciones independentistas catalanas es una estrategia perfectamente orquestada por la oligarquía internacional, en colaboración con el gobierno títere español y los poderes económicos locales, con el fin de extender a otros puntos del planeta y acostumbrar a la opinión pública mundial a los deseos separatistas de diversas regiones claves en el tablero geopolítico. Una estrategia cardinal para facilitar el intervencionismo económico de los grandes oligopolios y minar la soberanía de aquellos Estados que pretenden permanecer al margen de la globalización.
Notas:
(1) Recomiendo la lectura de la obra del antropólogo francés Gustave Le Bon,“Psicología de las masas”, donde éste analiza el comportamiento irracional y la facilidad para ser manipulado de todo individuo que actúa en consonancia con una determinada masa social.
(2) Así habría que entender las reivindicaciones antitaurinas en Cataluña, donde el BIENESTAR DE LOSanimales sería la última preocupación de los verdaderos promotores de tales reivindicaciones, siendo la primera, la homogeneización cultural de la población mundial.
(3) Un breve repaso de la prensa internacional que trata el tema de la consulta catalana (New York Times, Washington Post, The Guardian, Le Monde…) sirve para comprobar el carácter sesgado de la información, al darse voz, básicamente (por no decir únicamente), a las demandas de los partidarios de la independencia de Cataluña.