Esclavitud y sacrificios: la verdadera historia vikinga
La realidad es que no conocemos tan bien a los vikingos como numerosas películas y series nos han hecho creer. Si bien eran un pueblo guerrero y sanguinario, hay muchos aspectos relativos a sus prácticas religiosas y a su economía de esclavos que los expertos no comprenden del todo.
Los vikingos, ese pueblo que a día de hoy nos puede resultar tan interesante, en su tiempo era temido por cualquiera que se encontrara con él. Ahora, la idea que tenemos de ellos está llena de mitos que, en muchas ocasiones, poco tienen que ver con la realidad. La atracción que las películas y series han producido hacia esta cultura también ha motivado que ciertos aspectos hayan sido estudiados más en profundidad y a su vez, que las ideas erróneas sobre ellos proliferen con más normalidad.
Un aspecto que resulta bastante desconocido sobre la época vikinga (siglos VIII-XI) es la presencia generalizada de esclavos entre ellos. E incluso, más impactante puede resultar el hecho de que los vikingos los sacrificaran una vez su dueño fallecía. Aunque pueda sonar una afirmación muy dura y que parece que no llega a encajar del todo con la idea que tenemos de ellos, cada vez hay más hallazgos arqueológicos que así lo evidencian. A simple vista, puede parecer un pueblo que carecía de esclavos, pero la realidad es que los vikingos llegaron a desarrollar un fuerte comercio en torno a ellos.
Sus saqueos, más allá de los tesoros y las riquezas, tenían como principal finalidad la toma de esclavos y de mujeres
Neil Price, arqueólogo de la Universidad de Uppsala (Suecia), es uno de los grandes defensores de la teoría que está cobrando gran fuerza entre los investigadores: los vikingos tenían una economía de esclavos.
Se está llegando a plantear la idea de que sus saqueos, más allá de los tesoros y de las riquezas que conseguían con ellos, tenían como principal finalidad la toma de esclavos y de mujeres. Y es que, conforme los vikingos se iban expandiendo por el Mediterráneo, también lo hacía su comercio. Por tanto, cada vez necesitaban más y más esclavos para tratar la lana y para producir velas que permitieran construir sus barcos. De esta manera, la demanda de esclavos aumentaba exponencialmente.
El geógrafo árabe Ibn Hawqal narra, en la segunda mitad del siglo X, cómo los vikingos contaban con un auténtico comercio de esclavos por todo el Mediterráneo. Los esclavos del norte eran enviados desde su territorio, Escandinavia hasta Bizancio. Esta ruta, la realizaban a través de Rusia, a la que ellos mismos le dan su nombre, ya que "Rus" proviene de la denominación otorgada al pueblo vikingo que se asentó en el territorio.
Los esclavos eran sacrificados tras la muerte de sus señores
Respecto a los sacrificios de esclavos, ¿qué evidencias tenemos para afirmarlo? Las respuestas vienen de la mano de la arqueología. En el yacimiento de Flakstad (Noruega), los arqueólogos encontraron 10 enterramientos distintos entre los cuales, se encontraban personas que habían sido decapitadas.
Esta diferencia es fundamental, puesto que muestra la diversidad de estatus entre los distintos cuerpos desenterrados. La dieta de las personas decapitadas se basaba en proteínas de pescado; aquellas con la cabeza unida al cuerpo, sin embargo, gozaban de una dieta mucho más variada. Esto muestra a le perfección que los sirvientes, que en este caso serían las personas decapitadas, habían sido sacrificadas tras la muerte de los señores.
Además, en otras tumbas vikingas, se ha podido determinar que no existía ningún tipo de parentesco entre estas personas y que, además algunas contaban con ciertos indicios de maltrato. Todo esto evidencia que el sacrificio de los esclavos servía para que se reencontrasen con sus amos posteriormente, en la otra vida.
LA CASA DE LOS SACRIFICIOS
De manera más general, es importante especificar que muchos sacrificios vikingos estaban relacionados directamente con el templo de Uppsala y con Odín, que, entre otras atribuciones, era el dios de los muertos. Una de las crónicas en la que se hace referencia a estos sacrificios es la del alemán Adán de Bremen, historiador medieval del siglo XI, quien narra lo siguiente:
"Cada nueve años, en los árboles situados cerca del santuario de la antigua Uppsala, se celebraban fiestas en honor a los dioses, en especial a Odín, y se colgaban como sacrificio a varios hombres y animales al igual que a los prisioneros de guerra en honor al todopoderoso Dios nórdico" (Historia de los arzobispos de Hamburgo y Bremen)
El templo de Uppsala según la descripción de Adam de Bremen (Olaus Magnis)
Los Godar (“aquellos que hablan la lengua de los Dioses”), o gothi en singular, eran sacerdotes que solían a su vez constituirse como líderes de la localidad. Anteriormente, habían desempeñado cargos importantes, como capitanes de barcos o caudillos, pero nunca habían tenido una formación profesional para ostentar el cargo de sacerdotes.
Se ocupaban del templo, preparaban los rituales y, por consiguiente, también realizaban algunos sacrificios durante las prácticas religiosas. En el caso de las ceremonias públicas, además del sacerdote, el sacrificador también podía ser el jefe principal de la familia, el rey o un súbdito que este seleccionase.
El concepto de templo, tal cual lo podemos entender en otras culturas como las mediterráneas, no resulta atribuible a la religión vikinga. Ellos tenían espacios en donde adoraban a sus dioses también, pero por lo general, eran más bien altares en el hogar o hechoS en piedra en el exterior.
Cada pueblo vikingo tenía sus propias costumbres, aunque por lo general su religión tenía como base los sacrificios a cambio de favores de los dioses
En las fuentes también se hace alusión a dos tipos más de templos, los godhaus (casa de dios) y los blothaus (casa de sacrificios), en donde se desarrollaban diversas prácticas religiosas. Si en este caso no existía ningún tipo de construcción como estas, las ceremonias se solían realizar en espacios sagrados naturales (vé), en donde los vikingos sentían que el contacto con los dioses era más directo.
La religión vikinga no tenía ninguna uniformidad en cuanto a prácticas se refiere, lo que complica enormemente el abordar su estudio. Distintos pueblos convivían bajo la denominación de “vikingos” y por tanto, cada uno contaba con sus propias costumbres.
Sin embargo, por lo general, su religión era votiva, lo que significa que realizaban sacrificios a cambio de favores a los dioses, ya fueran animales como, ocasionalmente, hombres. Estas prácticas estaban disponibles para personas con riquezas e influencia, por lo que aquellos que no podían formar parte de ellas activamente por falta de recursos, tenían que pagar para poder hacerlo.
En definitiva, la cultura vikinga, cuyo periodo de mayor esplendor se produjo durante el siglo X, utilizó el comercio de esclavos como medio para fortalecer su economía. Ellos mismos los necesitaban para la construcción de barcos que incrementaran su flota.
Además, si bien los sacrificios entraban dentro de sus prácticas religiosas, también sacrificaban a esclavos para que estos, una vez sus amos fallecían, se uniesen a ellos en la otra vida. Además de las expediciones y su fuerte sentido guerrero, estos otros actos también definen la verdadera historia vikinga.
Periodista e Historiadora
5 de Mayo de 2021 (11:43 CET)
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