Ya podemos etiquetarlo como le corresponde.
Este pasado año 2013 será el año de las agendas ocultas y de “las grandes escenificaciones mediáticas”.
Un año repleto de brillantes representaciones teatrales disfrazadas de noticia auténtica; de montajes y mentiras hábilmente planificadas, urdidas y servidas a la opinión pública como verdades incontrovertibles.
Muchos lo habrán percibido como un año de transición hacia algo nuevo, como un año en el que se ha tocado fondo y a partir del cual empieza la recuperación o la esperanza de un renacimiento.
Otros lo habrán vivido como un año de despertar a nuevas realidades, de descubrimiento de nuevos conceptos y formas de entender el mundo que les rodea.
Pero para muchos de nosotros habrá transcurrido como un año vertiginoso, tan rápido como un suspiro.
Con un tiempo y un ambiente irreales, pesadillescos, como si viviéramos atrapados en un estado intermedio entre el sueño y la vigilia, incapaces de despertar o de dormirnos del todo.
Una sensación pegajosa y sofocante, reflejo de un estado mental próximo a la hipnosis, ideal para susurrarnos a la oreja las ideas y conceptos que programarán y condicionarán nuestras acciones futuras.
Solo así puede comprenderse el estado de aturdimiento y pasividad general de la población.
Solo así puede justificarse la nula reacción ante tanto abuso, tanta burla, tanta mentira y tanta iniquidad.
Solo así puede entenderse que nadie se percate del extraño y contradictorio argumento de las obras teatrales que han representado ante nuestros ojos.
Tan contradictorias y desconcertantes que no resisten el más mínimo análisis crítico, a no ser que quien las analice lo haga desde las mutables e irracionales lógicas oníricas propias del sueño profundo.
Pero, ¿cuáles han sido estas representaciones teatrales o más bien dicho, escenificaciones mediáticas?
Si nos hubieran dicho hace algunos años que veríamos algo como esto, no nos lo habríamos creído.
Pero ciertamente, 2013 habrá sido el año de los 2 pontífices.
Algo que por alguna razón misteriosa la mayoría de la población ha interpretado como la cosa más normal del mundo.
Pero, ¿Desde cuándo la súbita renuncia de un Papa a su cargo se puede considerar algo “normal”?
¿Es que acaso la Iglesia Católica ha elegido alguna vez a un Sumo Pontífice de 30 años, pletórico de fuerzas y facultades?
¿No es tradición de la Iglesia Católica, pues, elegir como papables a hombres de avanzada edad?
Entonces, ¿cómo puede ponerse como excusa la fatiga física o mental si es consustancial al cargo y a sus circunstancias?
Sin duda habrá muchas teorías al respecto y quizás ninguna llegue a acertar plenamente con la verdad que se oculta tras esta extraña representación que nos ha ofrecido esa vieja y astuta entidad milenaria llamada Iglesia Católica Apostólica y Romana.
Nosotros ofrecimos nuestra propia teoría a inicios del pontificado de Francisco I, centrada en la supuesta necesidad que tendría la Iglesia de posicionarse de forma ventajosa ante una serie de acontecimientos a escala mundial.
Y en parte, parece que empiezan a confirmarse algunas de nuestras sospechas iniciales, pues el Papa Francisco se ha convertido ya en la gran figura mediática del 2013.
Hecho que proclaman a los cuatro vientos los boletines de programación mental de los noticiarios y de las redes sociales.
Porque ciertamente, y tras unos meses iniciales de cierta discreción, el Papa ha empezado a marcar perfil mediático e ideológico, hecho que le ha convertido en un soplo de aire fresco a ojos de la cansada y decepcionada población, tan necesitada como está de líderes alternativos ante la putrefacción generalizada de la clase política mundial.
Y añadimos nosotros, que, con la ayuda inestimable de los medios de comunicación y de hábiles maniobras de propaganda y marketing, el Papa Francisco se erigirá, en pocos meses, en un líder ético y moral de referencia a escala planetaria, en medio del clamor social, cada vez más extendido y enconado, por un mundo más justo y equitativo.
Y con ello sacará a la Iglesia Católica de su marasmo, de su fétida ciénaga de valores caducos casi medievales y la situará de nuevo en una posición central y protagónica en el Nuevo Orden que se acerca.
Pero no será algo espontáneo, propio de un progreso ideológico natural.
Todo forma parte de un plan calculado, de la gran obra que se está interpretando ante nuestros ojos.
Y creemos que el Papa Francisco tiene un papel destacado en esta gran representación teatral.
Un papel estelar, que fue escrito hace bastante tiempo…
Segunda representación: la caída del Imperio Americano
Sin lugar a dudas, ésta ha sido la gran obra del 2013.
Una obra teatral compleja, contradictoria y llena de giros súbitos e inesperados.
Una representación perfecta que ha escenificado, a ojos de la ciudadanía mundial, un espectáculo sin precedentes, como es la defunción en vivo y en directo de un Imperio y la entrega de credenciales a sus sucesores.
Una obra que podríamos dividir en varios actos:
·Acto primero: La llegada del héroe Snowden
Éste ha sido un acto emocionante.
Épico.
Los espectadores de todo el mundo hemos visto nacer a un nuevo héroe mítico salido de la nada.
Un joven héroe que enarbolando la bandera de la verdad y la justicia se ha enfrentado cara a cara con los malvados gigantes que nos acechan.
Poco ha importado que su inigualable gesta se parezca más a un telefilm fruto de la imaginación de un guionista de serie B americano, que a una realidad lógica y tangible.
Por lo visto, todos nos lo hemos creído.
Porque de hecho, todos queremos creérnoslo.
Es más, necesitamos creérnoslo.
La realidad es demasiado dura si no existen Robin Hoods.
Si no están ahí, necesitamos que alguien los invente.
Porque los constantes abusos y atropellos del Sheriff de Nottingham de turno nos parecen más tolerables y llevaderos si creemos que en cualquier momento puede aparecer un Robin Hood que nos proteja y nos salve.
Solo así puede comprenderse que nos traguemos sin dudar la historia de Edward Snowden.
Que quede claro que no afirmamos de forma tajante que todo lo relativo a las revelaciones de Edward Snowden sea falso.
Simplemente dejamos un sano (y amplio) espacio para la duda.
Porque el hecho de que un consultor tecnológico de segunda categoría, con una formación académica más que discreta, tenga acceso a informaciones clasificadas tan sensibles como el funcionamiento del programa PRISM, debería resultar como mínimo, algo sospechoso.
Pero más sospechoso aún, resulta el hecho de que este consultor de segunda categoría con baja formación, pueda extraer esa información sin ser debidamente monitoreado por los propios programas y organismos de control.
Es curioso: si Edward Snowden trabajara en un centro de la CIA o la NSA y decidiera, por ejemplo, robar una grapadora de una de las oficinas, es muy posible que tuviera problemas al cruzar los arcos y controles de seguridad que sin duda hay en estos centros.
Sin embargo, nuestro héroe fue capaz de robar grandes cantidades de información sensible para la seguridad nacional norteamericana y ni el propio programa PRISM pudo detectarlo.
Y eso que PRISM es capaz de monitorear correos electrónicos, vídeos, chat de voz, fotos, direcciones IP, notificaciones de inicio de sesión, transferencia de archivos y detalles sobre perfiles en redes sociales.
Sin embargo no es capaz de detectar a un consultor de la NSA abriendo, copiando y extrayendo archivos sensibles sin permiso…curioso, ¿no?
Ojalá la historia de Edward Snowden sea verídica, pues resulta heroica y abre grandes puertas a la esperanza.
Pero quizás no deberíamos ser tan crédulos, ni siquiera con argumentos tan bonitos y gratificantes y deberíamos dejar un espacio para la duda razonable.
Sea como sea, este primer acto de la obra ha tenido claras consecuencias: la destrucción a escala internacional de la imagen y la credibilidad de los Estados Unidos y de su presidente Barack Obama.
Y ello ha venido acompañado de brillantes y convincentes interpretaciones por parte de grandes actores secundarios, encarnando el papel de líderes mundiales indignados, como François Hollande, Angela Merkel o Dilma Rousseff.
Esperamos que se haga justicia y a todos ellos les concedan un premio Tony.
Aunque sea ex aequo.
·Acto segundo: ridículo en Siria
Ciertamente, el papel de los Estados Unidos (y de sus aliados Gran Bretaña y Francia) en el conflicto Sirio, solo puede ser calificado como ridículo histórico.
Hemos tratado sobre ello en anteriores artículos, pero resumiendo, podríamos recordar la actitud apresurada (por no decir, alocada), con la que Obama y su aliado Cameron pretendieron emprender una acción militar contra el régimen de Bashar Al Assad (ver artículo:
Los extraños suicidios de Obama y Cameron), inmiscuyéndose en una peligrosa guerra civil ya de por sí influenciada por múltiples intereses internacionales, como los representados por las monarquías del golfo Qatar y Arabia Saudí y siguiendo por los de Israel, Turquía, Irán, Rusia, la Unión Europea e incluso, de forma indirecta, China.
Una intervención, que de haberse iniciado, habría implicado una potencial desestabilización de toda la región con imprevisibles consecuencias a escala global según la opinión de múltiples analistas.
El resultado final es de todos conocido: la intervención no se llegó a producir, tras la negativa de sendos parlamentos, tanto británico como norteamericano (aunque el congreso de EEUU no llegó ni a votar) a los proyectos bélicos de sus máximos mandatarios respectivos.
Si a eso añadimos la negativa de muchos de los aliados de Estados Unidos a intervenir en el conflicto, podemos considerar que la frustrada intervención de EEUU en la guerra de Siria y el papel protagonista adquirido por Rusia en todo el proceso diplomático, ha representado una perfecta escenificación pública de la caída del Imperio Americano, o al menos, el inicio explícito de su decadencia definitiva y de su pérdida de influencia y poder a escala internacional.
Influencia y poder que pasan a repartirse las dos grandes potencias emergentes del momento, es decir, Rusia y China, cuyo papel en el llamado Nuevo Orden Mundial promete ser estelar, aunque mucha gente, obsesionada con las maldades del Imperialismo Yanqui, se niegue a aceptarlo.
·Acto tercero: traición en Oriente Medio
En este acto de la obra, Estados Unidos ha traicionado a Israel y Arabia Saudí, sus tradicionales aliados en Oriente Medio.
Así de claro.
Solo como traición puede calificarse el hecho de entablar negociaciones con Irán acerca de su programa nuclear, bajo la promesa de aligerar e incluso levantar las sanciones económicas que pesan sobre la República Islámica, con las potenciales consecuencias económicas que esto conlleva para toda la región.
No entramos a valorar la justificación o no de tales sanciones ni el derecho de Irán a producir energía nuclear o a exportar su petróleo o su gas con total libertad.
Sea como sea, la sorprendente y súbita voluntad de Estados Unidos de negociar y pactar con su enconado enemigo (y objetivo militar prioritario hasta hace tan solo dos meses), representa una puñalada por la espalda a los intereses de sus aliados tradicionales, aparte de resultar una maniobra tan inesperada como apresurada.
Hemos tratado de ello en anteriores artículos y no vamos a redundar más en el tema.
Pero el cambio de rumbo de la política norteamericana en Oriente Medio, en tan solo 90 días, es digna de estudio y significa un giro argumental que ni el más enloquecido y alcoholizado de los guionistas de Hollywood se habría atrevido a escribir.
Aparte de significar la entrega de facto del papel de gendarme regional a Rusia, como probablemente veremos en los próximos años…
Por cierto, ¿cuánto tiempo tardará la Rusia de Putin en tomar el relevo de EEUU en la “lucha global contra el terrorismo”?
2014 dirá…
Acto cuarto: debacle económica
Una vez escenificada la destrucción de la credibilidad y de la imagen moral y ética de los Estados Unidos como garantes de la democracia, la paz y la justicia a través de las revelaciones de Edward Snowden y una vez escenificada la pérdida definitiva de su liderato político y militar mundial a través de su triste papel en el conflicto sirio, solo quedaba escenificar públicamente su debilidad como potencia económica.
Y tal escenificación, se produjo con la patética representación en el senado y el congreso entre demócratas y republicanos acerca de la elevación del techo de deuda del Gobierno Federal.
Un auténtico sainete que solo ha servido para explicitar el nivel de endeudamiento masivo e inasumible del gobierno norteamericano y su incapacidad futura para seguir manteniendo el dólar como moneda de reserva mundial.
Estos han sido los cuatro actos de esta tragicomedia titulada La Caída del Imperio Americano, brillantemente interpretada para el público de todo el mundo, durante la segunda mitad de 2013.
Ahora la pregunta es: ¿Nos espera un quinto acto durante este 2014?
En caso de representarse, podría ser apoteósico, por no decir cataclísmico.
Pero dados los sorprendentes giros argumentales que caracterizan a esta gran obra teatral en los últimos meses, se hace difícil prever cual será el cariz de los actos siguientes, aunque todo parece indicar que no estallaran conflictos de relevancia entre los actores protagonistas…por lo visto, alguien ha reescrito la obra apresuradamente, con el fin de que confraternicen todos juntos sobre el escenario…
Otras representaciones
Pero las obras teatrales y las escenificaciones mediáticas del año 2013 no acaban aquí.
Hemos presenciado gran cantidad de Farsas, Sainetes y Entremeses, repletos todos ellos de mensajes ocultos creados para infiltrarse sibilinamente en nuestra mente, con el fin de condicionarnos de cara a ese futuro que los oscuros dramaturgos en la sombra están escribiendo para nosotros.
Escenificación de la vigilancia masiva
Así ha sido como, por ejemplo, este año hemos asimilado e interiorizado el concepto de Vigilancia Masiva que nos ha ofrecido el propio Edward Snowden a través de sus filtraciones.
Es decir, lo hemos aceptado como una realidad propia de nuestras vidas.
Pues realmente, ¿de qué han servido las revelaciones acerca de la Vigilancia Masiva que nos ha ofrecido Snowden?
(y que tanto han publicitado los propios medios de comunicación controlados por aquellos mismos que nos vigilan y nos monitorizan)
¿Realmente han servido para que luchemos contra este control intolerable o solo han servido para hacerlo público y que lo aceptemos como parte integral de nuestras existencias?
¿Cuánta gente ha renunciado a utilizar Facebook, Google o Skype?
¿Cuánta gente se ha desprendido de sus i-phones y otros chismes fabricados por Apple? ¿Cuánta gente ha dejado de utilizar compulsivamente su Smartphone o su Tablet?
¿Cuánta gente ha renunciado a Internet?
Así pues, ¿Cuál es la autentica función de las revelaciones de Snowden?
¿Liberarnos o asentar definitivamente en nuestra mente el concepto del
Gran Hermano como elemento consustancial al mundo tecnológico en el que vivimos?
Es decir, aceptarlo como una realidad tangible a la que ya no podemos ni queremos renunciar.
Y una vez aceptado este concepto base, ¿esto no permitirá a quienes lo han implementado, dar un paso más en el proceso de control masivo en un futuro próximo?
Quizás en un futuro no muy lejano nos esperan métodos de control aún más invasivos de nuestra privacidad.
Métodos que de ser implementados directamente resultarían demasiado chocantes para ser aceptados por la mayoría de la población.
Sin embargo, asimilando previamente, como algo normal, la idea de que todas nuestras llamadas y actividad en Internet es controlada y monitorizada, la implementación de estos nuevos métodos no resultará tan impactante a nivel conceptual y no provocará un rechazo frontal y directo.
Quizás ésta es la auténtica función de las revelaciones de Snowden.
Y de paso achacar las culpas del control masivo a un imperio decadente, con el fin de que la población mundial albergue la esperanza de que las potencias emergentes, supuestamente opositoras a ese imperio, renuncien a utilizar tales instrumentos de vigilancia.
Esperanza que ciertamente resultaría de lo más ingenua, teniendo en cuenta la tradicional falta de respeto hacia la libertad ciudadana que ha caracterizado a los gobiernos Chino y Ruso durante las últimas décadas…
Pero éste no ha sido el único concepto o idea hábilmente inoculado e instalado en nuestra mente durante 2013, para que forme parte integral de nuestro futuro y de nuestro paisaje vital.
Por poner algunos ejemplos:
·Éste ha sido el año de la incorporación definitiva de la palabra Drone a nuestro vocabulario y a nuestro imaginario…
·Éste ha sido el año de la compra compulsiva de oro para salvarnos del presunto colapso…
·Éste ha sido el año de la popularización de los presuntamente
revolucionarios y liberadores bitcoins, la que ha venido a ser llamada “moneda electrónica de la resistencia contra el nuevo orden mundial”…
·Éste ha sido el año del gran ensayo de Chipre, a través del cual se nos ha inoculado el concepto de quita a los depósitos bancarios al que todos estaremos sometidos en breve…
·Éste ha sido el año en que las conspiraciones han llegado a las televisiones generalistas españolas de la mano de Iker Jiménez y de su programa Cuarto Milenio, paso previo a convertir
la temática conspirativa en un producto de consumo más, digerido y metabolizado por el Sistema, como lo son ya el fenómeno ovni y la temática fantasma…
·Éste ha sido el año de la gran expansión y consolidación de RT como medio de referencia presuntamente “alternativo e independiente” en Internet, a pesar de disponer de un generoso presupuesto y de formar parte de RIA Novosti, la agencia gubernamental Rusa bajo órdenes directas del Kremlin…
·Éste ha sido el año de las burbujas bursátiles milagrosas, del retorno de las burbujas inmobiliarias y de las burbujas de deuda insostenibles que sin embargo no estallan…
·Éste ha sido el año de los grandes líderes muertos: Hugo Chavez, Margaret Thatcher y Nelson Mandela, representación metafórica involuntaria del mundo que dejamos atrás…
·Éste ha sido el año en que se impulsan los pactos transpacíficos y transatlánticos, embriones del Nuevo Orden Mundial…
En definitiva, 2013 podría ser recordado como el año en que se abandonaron viejos planes y se sentaron las bases para el Nuevo Orden Mundial; el año en que fueron situadas las piezas clave en posición de Jaque Mate…
¿Qué nos traerá el 2014?
Bien, empieza a gestarse la siguiente gran obra teatral: la presunta respuesta de la población a los abusos de los más poderosos…
Una respuesta articulada, generalizada, aparentemente positiva y esperanzadora, pues trae con ella la promesa de una sociedad más justa y equitativa.
La podrían llamar LA REVOLUCIÓN ÉTICA…y será el mayor engaño de todos, la jugada maestra…
Los actores para representarla ya suben al escenario…¿Aún no los ves?