¿Alguna vez has dado alimento a una persona sin hogar ? Bueno, pues si lo haces en algunas ciudades americanas estarás cometiendo un delito.
En estos momentos , algunas de las principales ciudades de Estados Unidos ya han aprobado leyes que prohiben alimentar a las personas sin hogar.
En algunas zonas del país puedes ser multado con cientos de dólares por dar de comer a una persona hambrienta.
Sé que suena como una completa locura, pero esto es en lo que se están convirtiendo, poco a poco, los Estados Unidos.
Comunidades de todo el país están tratando de “limpiar las calles” haciendo que sea prácticamente ilegal ser un sin techo o ayudar a las personas que no tienen hogar.
En lugar de gastar más dinero en programas para ayudar a esas personas sin hogar, los gobiernos locales se dedican a destruir con bulldozers las “ciudades campamento”, formadas por tiendas de campaña donde malviven muchas personas sin techo y les suben a autobuses para echarlos fuera de las ciudades.
Se está tratando a algunos de los miembros más vulnerables de la sociedad como si fueran basura humana y eso representa una vergüenza nacional.
¿Cómo habla eso de un país, cuando ni siquiera se le puede dar un bocadillo a una persona hambrienta que está durmiendo en la calle?
Una pareja de jubilados de Florida, llamados Debbie y Chico Jiménez querían hacer algo positivo durante sus años de jubilación, por lo que empezaron a dar alimento a las personas sin hogar que encontraban en Daytona Beach. Sin embargo, hace poco la policía decidió reprimir su programa de alimentación y sancionó a todos los involucrados con una multa de 373 dólares…
Durante el último año, los Jimenez, una pareja profundamente religiosa, se han instalado, todos los miércoles en Manatee Island, en Daytona Beach, Florida, donde ofrecen hot dogs, pollo, ensalada de pasta y otros alimentos básicos a unas 100 personas sin hogar, informa WFTV. Esta entrega de comida es sólo una de las actuaciones caritativas del “ministerio” fundado por los Jimenez llamado “Spreading the word without saying a word” (extendiendo la palabra del Señor sin decir una palabra).
Pero el miércoles, los Jimenez y otros cuatro voluntarios fueron multados por la policía y se les amenazó con ser encarcelados si continuaban con su programa, según informa NBC News.
Cada uno de los seis fue multado con 373 dólares y se les dieron 10 días para pagar o recurrir en los tribunales.
“Vamos a ir a los tribunales” dijo Debbie Jiménez, de 52 años , ex gerente de una tienda de recambios de automoviles. “A la policía no le gusta lo que hacemos, pero ¿cómo podemos dar la espalda a los hambrientos ? No podemos hacerlo”
¿Es que acaso la policía de Daytona Beach no tiene nada mejor que hacer con su tiempo?
Tristemente, más de 50 grandes ciudades americanas ya han aprobado leyes contra la alimentación de personas sin hogar. Parece que “limpiar las calles ” se ha convertido en el gran objetivo nacional.
Un ejemplo de ello es lo sucedido en la ciudad de Camden, Nueva Jersey, algo incluso peor que lo ocurrido en Daytona Beach.
En Camden se ha arrasado toda una ciudad campamento, formada por carpas y tiendas de campaña y las pertenencias de la gente sin hogar que vivían allí, se han arrojado a la basura.
La mayoría de personas que vivían en ese campamento, simplemente, no tienen adónde ir. Los albergues para indigentes de la zona ya están a su máxima capacidad, por lo que muchos de ellos terminan durmiendo en las calles sin ningún refugio en absoluto.
Otras grandes ciudades, un poco más “progresistas”, tratan de deshacerse de sus poblaciones de indigentes, pagándoles un billete de autobús para que se marchen de la ciudad.
Algunas de las principales ciudades que están haciendo esto son San Diego y San Francisco…
Hace seis meses, María Castillo subió al autobús que la alejaría de la ciudad con dos bolsas y un sueño.
“Empezar de nuevo, empezar una nueva vida”, ese era mi sueño, afirma esta mujer de 42 años de edad.
Castillo era una sin techo en San Diego, hasta el día que un trabajador social le ofreció un billete de autobús para ir a Portland.
“Me dijeron que en Portland tendría una oportunidad”.
Pero la vida de María Castillo en su nueva ciudad no es mejor que la que ha dejado. Sigue sin tener un hogar.
Una reciente investigación ha demostrado que varias ciudades, desde San Diego a San Francisco, ofrecen billetes de autobús a personas sin hogar, simplemente para que se marchen de la ciudad
Pero si todo lo que ha leído le parece sorprendente, lo que está haciendo un legislador en Hawaii llamado Tom Brower, lo supera todo con creces:
En las últimas dos semanas, los residentes de Hawai han visto a un individuo enloquecido llevando una gran maza paseando por las calles de Honolulu. Se trata de un legislador estatal que busca librar a la ciudad de las personas sin hogar.
El representante Estatal Tom Brower se dedica a aplicar su propia concepción de la “justicia” buscando a personas sin hogar y destruyendo sus posesiones. Brower calcula que ha utilizado el mazo para destrozar al menos 30 carros de la compra, inutilizándolos al golpear sus ruedas delanteras.
“Me cansé de decirle a la gente que trato de aprobar leyes. Quiero hacer algo práctico que realmente limpie las calles”, declaró al Hawaii News Now.
“Encuentro basura abandonada, especialmente carritos de la compra y simplemente los quito de enmedio”
¿Así es como la sociedad americana tratará a las personas sin fortuna en la vida a partir de ahora?
Sin lugar a dudas, la necesidad de ayudar a personas sin hogar en EEUU es mayor de lo que lo ha sido nunca con anterioridad.
En estos momentos, hay 1,2 millones de estudiantes en escuelas públicas en los Estados Unidos que no tienen hogar. Esa cifra establece un récord histórico y ha crecido en un 72% desde el inicio de la última recesión.
Además, hay 49 millones de estadounidenses bordeando el hambre.
Incluso en medio de lo que ha sido calificado como “recuperación económica”, la pobreza está creciendo.
Y según algunos expertos, la cosa se va a poner mucho peor en EEUU.
Esto es sólo el comienzo.
Harán falta enormes cantidades de generosidad y compasión si la cosa empeora; sin embargo, parece que los EEUU van en dirección opuesta.