Algunos movimientos que estamos presenciando últimamente empiezan a resultar preocupantes y sospechosos.
Mucha gente aún no lo sabe, pero actualmente, un país puede ser devastado de un solo golpe, sin tan siquiera necesitar de una guerra nuclear para ello. Tan solo hacen falta detonar de forma conveniente un par de artefactos nucleares en la alta atmósfera.
Se sabe que una explosión nuclear provoca un pulso electromagnético (EMP) y el efecto de los pulsos electromagnéticos resultantes de explosiones atómicas a grandes altitudes, pueden freir literalmente la electrónica de todos los dispositivos en un determinado territorio.
Eso enviaría de un plumazo a una nación moderna directamente al siglo XIX, con la magnitud de problemas irresolubles que ello conllevaría. Sin red eléctrica, sin telefonía móvil y sin computadoras, el caos podría ser absoluto.
Éste es un tema recurrente en muchos medios alternativos y en muchos casos tiende a exagerarse la posibilidad de que eso llegue a suceder.
Por ejemplo, en EEUU, el tema va camino de convertirse en una obsesión, ya que la tecnología necesaria para llevar a cabo un ataque de pulso electromagnético contra los Estados Unidos se ha convertido en mucho más accesible para muchos países enemigos en los últimos años.
Según un artículo publicado en el Wall Street Journal, incluso naciones como Corea del Norte o Irán, pronto podrían tener la capacidad de atacar a EEUU de esta manera …
Naciones como Corea del Norte y posiblemente Irán, pronto podrían unirse a Rusia y China y disponer de los ingredientes necesarios para realizar un ataque con un pulso electromagnético: misiles balísticos simples como los Scud, podrían ser lanzados desde un buque de carga cerca de nuestras costas; vehículos de lanzamiento espacial capaces de transportar satélites de baja órbita terrestre; o las armas nucleares de bajo rendimiento simples, que pueden generar rayos gamma y bolas de fuego
Lo cierto es que si un ataque de Pulso Electromagnético (EMP) se llevara a cabo contra los EEUU, podría provocar una catástrofe inimaginable.
La Comisión EMP, que fue establecida por el Congreso de EEUU, afirma lo siguiente al respecto…
¿Cuáles serían los efectos de un ataque de pulso Electromagnético sobre los EEUU? La Comisión EMP, en 2008, estimó que en los primeros 12 meses de apagón eléctrico en todo el país, hasta el 90% de la población estadounidense podría posiblemente perecer de hambre o enfermedades y que la sociedad se descompondría por completo.
En 2009, la Comisión del Congreso sobre la postura estratégica de los Estados Unidos, cuyos co-presidentes eran los ex secretarios de Defensa William Perry y James Schlesinger, se mostró de acuerdo con las conclusiones de la Comisión EMP y urgió a actuar inmediatamente para proteger la red eléctrica.
Los estudios realizados por la Academia Nacional de Ciencias, el Departamento de Energía, la Comisión Reguladora de Energía Federal y el Consejo Nacional de Inteligencia llegaron a conclusiones similares.
Una noticia ofrecida recientemente en WMD, (un medio marcadamente ultrareligioso y pro-israelí), afirma que el ejército iraní ya ha estado estudiando la posibilidad de este tipo de ataque…
Peter Vincent Pry, director ejecutivo de un grupo asesor del Congreso llamado Grupo de Trabajo sobre Seguridad Nacional, dio la voz de alarma.
Afirmó que oficiales militares estadounidenses ya han confirmado la existencia de un plan iraní.
“Documentos militares iraníes describen un escenario de este tipo, incluyendo un libro de texto del ejército iraní, traducido recientemente, que respalda la posibilidad de un ataque EMP contra los Estados Unidos”
Por si esto fuera, poco, resulta que la red energética de EEUU es mucho más vulnerable de lo que la mayoría de la gente imagina para un estado moderno.
Un informe reciente de la Comisión Federal Reguladora de Energía afirmaba lo siguiente…
“Destruyendo nueve subestaciones de interconexión y un fabricante de transformadores y toda la red de Estados Unidos caería durante al menos 18 meses o probablemente durante aún más tiempo”
Incluso un miembro de la Cámara de Representantes de EEUU, Scott Perry, ha mostrado públicamente su preocupación al respecto, copando numerosos titulares en su momento…
“Las consecuencias de un ataque de este tipo podrían ser catastróficas; todos los aparatos electrónicos, sistemas de energía y sistemas de información caerían”, dijo Scott Perry durante una audiencia de EMP en mayo en el Comité de la Cámara de Estados Unidos sobre Seguridad Nacional.
“Esto haría caer en cascada las infraestructuras interdependientes, como son las del agua, el gas y las telecomunicaciones. Si bien entendemos que es un caso extremo, siempre debemos estar preparados en caso de que un Estado delincuente decida utilizar esta tecnología”
Básicamente, un Ataque de Pulso Electromagnético en un país moderno provocaría los siguientes efectos sobre nuestra vida cotidiana:
-No habría ningún suministro de calor para el hogar.
-El agua dejaría de ser bombeada en la mayoría de hogares.
-Los ordenadores no funcionarían.
-No habría Internet.
-Los teléfonos no funcionarían.
-No habría televisión, ni radio.
-Los cajeros automáticos no funcionarían, ni tampoco los bancos, ni las tarjetas de débito o de crédito.
-Sin electricidad, la mayoría de gasolineras no podrían funcionar.
-La mayoría de gente no podría trabajar sin electricidad y los comercios se verían obligados a cerrar.
-Los hospitales no podrían funcionar con normalidad y la gente pronto se quedaría sin medicamentos.
-Todos los aparatos de refrigeración dejarían de funcionar y todos alimentos congelados en hogares y supermercados se perderían.
-Etc, etc, etc…
Lo peor del asunto, es que todo esto puede llegar a ocurrir incluso sin que nadie realice un ataque.
De hecho, la NASA dice que hay una posibilidad del 12% de que una tormenta de este tipo llegue a golpear la Tierra durante la próxima década.
A continuación transcribimos un extracto de un libro co-escrito por Barbara Fix y Michael Snyder al respecto…
La mayoría de la gente no tiene ni la menor idea de que la Tierra estuvo a punto de ser frita por una explosión masiva EMP del sol en 2012 y en 2013.
A principios de 2014 hubo otra gran tormenta solar que habría causado enormes daños si se hubiera dirigido hacia nuestra planeta.
Si alguna de esas tormentas hubiera golpeado la Tierra, el resultado habría sido catastrófico.
Los transformadores eléctricos habrían estallado en llamas, las redes eléctricas habrían caído y gran parte de nuestra tecnología se hubiera frito. En esencia, la vida como la conocemos, habría dejado de existir, al menos por un tiempo.
Este tipo de tormentas solares han golpeado la Tierra muchas veces antes, y los expertos nos dicen que es inevitable que suceda de nuevo.
La más famosa ocurrió en 1859, y fue conocida como Evento Carrington.
Pero aparte del telégrafo, la humanidad dependía muy poco de la tecnología en aquella época. Sin embargo, si otro Evento Carrington se produjera en la actualidad, sería una pesadilla total y absoluta.
Un estudio realizado por Lloyd de Londres ha llegado a la conclusión de que los costes provocados por las pérdidas se elevarían hasta los 2.6 billones de dólares y que tomaría hasta una década reparar los daños.
Por desgracia, los científicos insisten en que puede llegar a suceder en algún momento.
La única pregunta es cuándo.
Como podemos ver, numerosas webs alternativas y entidades y personajes públicos se toman muy en serio el tema.
El gerente de fondos de cobertura Paul Singer ha advertido a sus inversores (y más ampliamente a líderes y legisladores) sobre el potencial poder destructivo de un Pulso ElectroMagnético o EMP, que podría ser provocado por eventos solares o por acción humana, a través de explosiones nucleares en la atmósfera.
Por su parte, la representante Yvette Clarke, una figura de alto nivel en el Comité de Seguridad Nacional de la Cámara de Representantes, advirtió de que “la probabilidad de que se produzca un geo-evento magnético severo capaz de paralizar nuestra red eléctrica, es del 100%”
Ya en agosto de 2013, la jefa de la Agencia de Seguridad Nacional de EEUU, Janet Napolitano, afirmó que “un colapso de la red representaba un escenario inevitable, que podía producirse en cualquier momento”
En condiciones normales, este tema no debería reclamar demasiada atención y mucha gente podría llegar a afirmar, quizás con razón, que la obsesión sobre los EMP’s roza la paranoia y que no tiene el más mínimo sentido.
Sin embargo, noticias aparecidas en los últimos días parecen contradecir estos argumentos.
Esta es una noticia aparecida en la Agencia France Presse, hace dos días:
Washington (AFP) – El mando militar estadounidense que explora los cielos de América del Norte buscando misiles enemigos y aeronaves, planea trasladar su equipo de comunicaciones a un bunker de la Guerra Fría enterrado bajo una montaña, según sostienen medios oficiales.
El traslado a la base de Cheyenne Mountain, en Colorado, ha sido diseñado para proteger los sensores y los servidores sensibles del mando militar, de un posible ataque de pulso electromagnético (EMP), según fuente oficiales militares.
El Pentágono anunció la semana pasada un contrato de 700 millones de dólares con Raytheon Corporation para supervisar los trabajos para el Comando Aeroespacial de Norteamérica (NORAD) y del US Northern Command (Comando Norte de Estados Unidos).
El almirante William Gortney, jefe del NORAD y del Comando Norte de EEUU, dijo que“las instalaciones de Cheyenne Mountain, fueron construídas para no verse afectadas por un EMP”.
“Así pues, hay una gran cantidad de trabajo que hacer para poner instalar nuestras capacidades en Cheyenne Mountain y ser capaces de comunicarnos desde ahí”
“Mi principal preocupación es que dispongamos del suficiente espacio en el interior de la montaña para todos los que quieran mudarse allí, y en estos momentos no tengo libertad para hablar en público sobre quién se está trasladando a Cheyenne Mountain”.
El búnker de la montaña Cheyenne es una caverna de medio acre, tallada en una montaña durante la década de 1960, que fue diseñado para resistir un ataque nuclear soviético.
Desde el interior del enorme complejo, se podían enviar advertencias que podrían desencadenar el lanzamiento de misiles nucleares.
Pero en 2006, los funcionarios decidieron trasladar la sede del NORAD y del Comando Norte de Estados Unidos desde Cheyenne Mountain a la base de la Fuerza Aérea Petersen en Colorado Springs.
El búnker de Cheyenne fue designado como un centro de mando alternativo si fuera necesario.
Ese cambio se produjo por asuntos presupuestarios, debido a los altos costes de su mantenimiento.
Sin embargo, ahora el Pentágono está considerando trasladar de nuevo el centro de comunicaciones del NORAD al bunker de Cheyenne.
“Una gran cantidad de nuestros sistemas de comunicaciones se está trasladando hacia allí”, dijo un funcionario de defensa.
Las autoridades dijeron que la dependencia de los militares de las redes informáticas y de las comunicaciones digitales hace que sea mucho más vulnerable ante un posible pulso electromagnético, lo que puede ocurrir de forma natural o como resultado de una explosión nuclear a gran altitud.
En el marco del contrato de 10 años, Raytheon se supone que prestará servicios enimiento” para ayudar a los militares a realizar “una evaluación precisa, oportuna e inequívoca de las posibles amenazas aéreas, espaciales y de misiles” en las bases de Cheyenne y Petersen.
El contrato de Raytheon también implica un trabajo no especificado en la Base Vandenberg de la Fuerza Aérea en California y en la Offutt Air Force Base en Nebraska.
Así pues, como podemos ver, lo que parece un tema propio de “conspiranoicos” y “gente obsesionada con grandes catástrofes apocalípticas”, tiene, en realidad, una base lo suficientemente real como para que no lo tomemos a la ligera.
Resulta curioso que el Pentágono, tras abandonar la base subterránea de Cheyenne Mountain por sus elevados costes de mantenimiento y quizás la antigüedad de sus instalaciones, de repente decida volver a instalarse en ella tan solo 9 años después de abandonarla. No parece ser el tipo de maniobra más habitual.
Esto nos lleva a hacernos varias preguntas sobre las razones que han conducido a un movimiento tan repentino y tan costoso…
¿Se trata de una simple excusa para otorgar contratos multimillonarios a una empresa armamentística como Raytheon?
¿Es pues, un ejemplo de pura corrupción o quizás esconde algo más?
¿Se están preparando el Pentágono y el gobierno de EEUU para enfrentar algún tipo de amenaza real y tangible de la que tienen conocimiento?
¿A quién o quiénes se refiere el Almirante Gortney cuando dice “Mi principal preocupación es si dispondremos del suficiente espacio en el interior de la montaña para todos los que quieren instalarse allí, y en estos momentos no tengo libertad para hablar en público sobre quién se está trasladando a Cheyenne Mountain”? ¿Se refiere a elementos militares, tal y como parece, o hace referencia a “otro tipo de elementos o personas”?
En tal caso, ¿qué tipo de amenaza prevén para realizar un movimiento como éste?
¿Un ataque de Pulso Electromagnético de algún país enemigo o quizás prevén la llegada de alguna tormenta solar catastrófica?
En condiciones normales, este tema no debería preocuparnos, pero es realmente llamativo que “de repente”, el NORAD o el Comando Norte de EEUU trasladen de nuevo sus centros de comunicaciones bajo tierra y más si tenemos en cuenta que, por lo visto, Rusia ha estado realizando maniobras similares en los últimos años, tal y como indicamos en el artículo:
¿POR QUÉ RUSIA HA CONSTRUIDO ENORMES REFUGIOS SUBTERRÁNEOS?
Todo parece indicar que estamos ante una simple desviación presupuestaria en favor de empresas armamentísticas, pero de todas formas, resulta sospechoso, ¿no?