Recientes excavaciones llevadas a cabo en el Castillo de Montfort, propiedad de la Orden Teutónica, participante en las Cruzadas y ubicado en la parte alta de Galilea, Israel, han revelado que probablemente no fuera construido para la vida monacal.
Puede que ni siquiera fuese erigido “ para defender absolutamente nada ”, ni para otra cosa más que mantener fuera de la vista del pueblo y de los voluntarios de otras órdenes —templarios y hospitalarios— sus propios tesoros, según un reciente estudio de
Adrian Boas , investigador de la
Universidad de Haifa .
En 1198 los
caballeros teutónicos fueron reconocidos oficialmente como orden militar de vida monástica, con adopción de la reglas de los
caballeros templarios , encargados de la protección de los peregrinos cristianos, y de los
caballeros hospitalarios , dedicados a dar hospitalidad y cura a los viajeros con destino a Tierra Santa. Por tanto, debían liberarse de todos sus bienes materiales y entregarlos a la orden a la que pertenecían.
Retrato anónimo de Hermann von Salza, cuarto Gran Maestre de los Caballeros Teutónicos entre 1209 y 1239. (
Public Domain )
“Su propósito era establecer hospitales y proteger a los peregrinos cristianos que durante su camino a Jerusalén pudieran ser interceptados por asaltantes musulmanes”, describe Boas quien, sin embargo, añade que “no parece que Montfort fuese destinado a la protección de nadie”, según
declaraciones recogidas por el medio hebreo Haaretz el pasado 11 de enero.
Muebles dorados, vidrieras, paredes con frescos y grandes esculturas, revelan que los caballeros teutónicos invirtieron mucho dinero en su castillo. Asimismo, el descubrimiento de hebillas de cinturones y de botones redondos ha aportado nuevos datos acerca de las túnicas empleadas por los cruzados del siglo XIII.
“La Orden Teutónica se encontraba bajo la presión de los Templarios y de los Hospitalarios, que tenían planes para apoderarse de ella. El propósito de la construcción de este castillo parece ser que fue trasladar algunos asuntos de la administración de la orden como los archivos y, tal vez, sus tesoros, desde Acre hasta una ubicación más aislada”, comenta Boas al respecto.
Durante la presente campaña de excavaciones se han descubierto en el interior del castillo varios fragmentos de cadenas, restos de armaduras, puntas de flechas, diferentes monedas y una gran cantidad de recipientes de vidrio. Por otra parte, restos de hierro forjado demuestran que ésta fue otra de las múltiples actividades que se desarrollaban en su interior.
Asimismo, cabe destacar la existencia de dos grandes estructuras formadas por enormes bloques de piedra, algunos de hasta tres metros de longitud.
Además se han hallado en gran cantidad restos de huesos de cerdos domésticos europeos, lo que permite suponer que la dieta tradicional de los teutónicos nunca varió, ni siquiera en Oriente Próximo. También se encontraron huesos de tortuga, ciervos, ovejas y ganado, lo que evidencia el variado apetito de sus ancestrales moradores.
Tras la muerte de Barbarroja, ahogado en Turquía en 1190 , la mayor parte de su ejército se dispersó. Sin embargo, algunos grupos de caballeros teutónicos se unieron entre 1190 y 1191 a las fuerzas de
Guido de Lusignan en
Acre para disponer un hospital de campaña utilizando las velas de los barcos. Cuando la ciudad de Acre fue tomada el 12 de julio de 1191,
Ricardo Corazón de León , entonces rey de Inglaterra, recompensó a estos teutónicos con tierras al Este para que establecieran ahí un hospital permanente.
En 1198 los caballeros teutónicos fueron reconocidos oficialmente como orden militar, pero las excavaciones del castillo de Montfort nos muestran una vida muy diferente a la esperada y austera vida monástica. Según Boas, a pesar de que los teutónicos, los templarios y los hospitalarios tenían un enemigo común –los musulmanes, a quienes deseaban expulsar de Tierra Santa– entre las tres órdenes existía un claro antagonismo:
“Su hostilidad aparece bien documentada en los manuscritos medievales. Aunque sus orígenes no sean claros, tal vez esa hostilidad explique la construcción de Montfort, que no sirve a ningún propósito estratégico real. Oculto por las altas colinas de los alrededores, el castillo permitió a los caballeros de la Orden Teutónica llevar a cabo su vida diaria fuera de la vista y de la mente de los templarios y hospitalarios”, concluye Adrian Boas.
El aislado emplazamiento del castillo de Montfort se encuentra 35 kilómetros al noreste de la ciudad de Haifa y 16 kilómetros al sur de la frontera entre Israel y el Líbano.(Athanasius Soler/
CC BY-SA 3.0 )
50 años después de su fundación, en junio de 1271, el castillo cayó en manos de los mamelucos: un ejército de esclavos islamizados, en su mayoría de origen turco, al mando del sultán Baibars, quien por segunda vez había sitiado a los caballeros teutónicos mientras continuaba expandiéndose por medio de campañas de invasión en Egipto.
Bajo una lluvia continua de enormes proyectiles arrojados desde las catapultas mamelucas, los cruzados teutónicos soportaron el asedio durante 15 días antes de entregarse. Todos los bienes acumulados por la orden hasta entonces pasaron en aquel momento a manos del enemigo.
Imagen de portada: Vista panorámica de las ruinas del Castillo de Montfort en Galilea (Israel). (Eran Feldman/
CC BY-SA 3.0 )