Mientras otros destinos nacionales protagonizan polémicas y destrozos en sus calles, Madrid esquiva los coletazos negativos del turismo. Sus grandes reclamos y mercados receptores lo explican
Terraza en la Plaza Mayor de Madrid. (Reuters)
No ha sufrido los efectos de la llamada
'turismofobia' ni protagoniza grandes titulares a causa de
destrozos en sus calles, hoteles o de vecinos desesperados. Madrid se salva, al menos por el momento, del turismo más salvaje que lleva tiempo poniendo en alerta a otros grandes destinos nacionales como
Barcelona, Málaga o distintas localidades de Baleares, desde Palma de Mallorca hasta la castigada
Magaluf. Y que no tenga playa tiene mucho que ver en este caso.
Crece el turismo 'low cost'
En los meses de verano el turismo urbano tiene complicado competir con opciones de playa y sol. Aún así, las previsiones hoteleras de visitantes en la capital alcanzaron el 68% en julio y el 55% en agosto, algunas décimas por encima del pasado año según los datos de la Asociación Empresarial Hotelera de Madrid (AEHM). Su presidente, Gabriel García Alonso, lo enmarca en el mayor interés de los extranjeros por un turismo cultural, artístico-patrimonial, gastronómico y comercial. Las cuatro claves que en estos momentos identifican la marca Madrid fuera de nuestras fronteras.
Coincide el secretario general de la patronal madileña CEIM, Miguel Garrido, al insistir en que el turismo que la capital recibe desde hace unos años es de "mucha altura" gracias a la oferta tan diversa y que no está destinada a un núcleo específico. "Es un lugar realmente abierto. No el típico mantra. La imagen que tienen los turistas en la cabeza es la de un paseo por el Madrid de los Austrias, tomarte una caña y unos huevos rotos, mucha conversación y opciones enormes de hacer compras", explica. Que la imagen de la ciudad no está relacionada con la del "desmadre, las borracheras salvajes y el turismo de despedidas de soltero", como es el caso de otros destinos, es una conclusión común.
En CEIM relacionan esta cuestión con un turismo de hábitos, de un terminado interés cultural y con expectativas más amplias que el ocio nocturno. La diversificación de los mercados receptores y las diferencias que existen en las distintas ciudades lo explica también en parte. Según los datos del INE de junio de este año —último mes disponible— los dos primeros mercados turísticos de Madrid son Estados Unidos y los demás países del continente americano (que incluye Latinoamérica y Canadá). Ambos suponen el 40% de los visitantes de la capital. Una realidad muy distinta a la de Barcelona, por ejemplo, cuyas dos primeras plazas turísticas las ocupan Reino Unido y Francia (que ya suman el 31% del total), a las que siguen los viajeros del resto del mundo (11%) y, muy cerca, los demás europeos (10%). Cabe recordar en ese sentido que los visitantes europeos han sido en gran medida los protagonistas de las polémicas más recientes de turismo salvaje, especialmente en zonas como Magaluf.
"Nuestra aspiración debe seguir siendo esa siempre. Crecer en turismo urbano sostenible, que enriquezca la ciudad y que tenga cada vez menos impacto negativo en la convivencia de las personas y en la alteración del orden público", asegura el secretario general de CEIM. La mayor oferta cultural por la que pelea Madrid en estos años también ha tenido mucho que ver, sostiene el líder de los hoteleros: "La mejor manera de competir es ofrecer las máximas opciones culturales y artísticas y fomentar el turismo de compras, sobre todo de cara al público internacional".
Sin embargo, a pesar del crecimiento experimentado en estos últimos años, el sector insiste en que todavía quedan muchos retos por abordar. El primero, afirman desde la patronal, pasa por conseguir un turismo más regular y constante a lo largo del año, evitando picos y épocas de valle en algunos meses. "La única manera es ofrecer más calidad para que la gente quiera gastar más en la ciudad, en sus restaurantes, en sus hoteles", explica Garrido. El presidente de los hoteleros madrileños por su parte achaca el parón sufrido durante un tiempo al desconocimiento que el público internacional ha tenido de la capital española y que ahora comienza a descubrir. "El turismo urbano ha sido el gran olvidado. España se centró mucho en vender los destinos de playa. Madrid empieza a convertirse ahora en el referente que merece ser", zanja Gabriel García. Los datos también dan fe de este fenómeno: desde 2014 la capital registra un importante repunte, aunque todavía sigue muy por detrás de la Ciudad Condal.
Varios turistas en un autobús recorren los principales monumentos de la capital. (EFE)
Además, el sector considera una prioridad que la ciudad siga marcando la estela del turismo de calidad, máxime ante la tendencia opuesta en otros destinos del país. A día de hoy la patronal madrileña señala una tarea indiscutible: potenciar el turismo de negocios que ya existe en Madrid y que es muy rentable. "Hay muchísimo visitante como consecuencia de viajes de trabajo o congresos. Lo que no podemos permitirnos es tener un Palacio de Congresos cerrado en plena Castellana", sostiene Garrido. La apuesta por nuevas infraestructuras, insiste, colocaría a la ciudad en un posible centro de negocios a nivel mundial que competiría con las principales capitales económicas.
La batalla de hoteles y pisos turísticos
De lo que no se libra Madrid es de uno de los grandes tentáculos del fenómeno de la
turistificación, sobre todo en el preocupante incremento de precios en alquileres y la proliferación de apartamentos turísticos contra la que el Ayuntamiento ya
prepara alguna acción. El principal problema que afronta el consistorio es la falta de competencias para desarrollar una regulación concreta —corresponde a la Comunidad dirigida por Cristina Cifuentes—. Y son los hoteleros los que más sufren esta situación: desde hace tiempo están
en pie de guerra exigiendo la llegada de esa normativa que acabe con la"competencia desleal". En el caso madrileño, los datos también respaldan importantes daños en el sector: en los dos últimos años la evolución mensual de la activida de establecimientos hoteleros ha empeorado con respecto a ciclos de crecimiento anteriores.
Hasta que el Gobierno regional dé el paso necesario para emprender una norma nueva, el equipo municipal estudia llevar a cabo un acuerdo de entendimiento con Airbnb, la principal plataforma de este tipo de alquiler, para paliar algunos efectos negativos para la ciudad. Algunas de las medidas que se incluirían, como adelantó este diario, pasarían por limitar el número de días en alquiler de las viviendas y autorizar solo a propietarios particulares para hacerlo, con el fin de evitar la burburja existente. Otra de las iniciativas 'estrella' podría ser la de
cobrar una tasa a la vivienda turística, excluyendo los hoteles. Esto último permitiría tranquilizar al sector de hoteleros y patronal en parte, que siempre se han mostrado combativos con la idea de establecer una cuota fija a todos los turistas por noche. "Entendemos que parece una penalización a la gente que viene a visitar la ciudad, cuando en realidad los turistas contribuyen a generar riqueza y a crear empleo", zanja el secretario general de CEIM.
El 'boom' del alquiler de pisos turísticos, explotado fundamentalmente por el florecimiento de nuevas plataformas, ha tenido una consecuencia directa en el encarecimiento de precios del mercado. Un asunto que preocupa especialmente al consistorio madrileño y al que pretende poner solución antes de terminar la legislatura. Sobre todo ante la alerta de muchos estudios que ponen de manifiesto la
expulsión de los vecinos y residentes locales en muchas zonas de la almendra central de la ciudad, incapaces de afrontar la nueva realidad inmobiliaria.
https://www.elconfidencial.com/espana/madrid/2017-08-04/madrid-se-salva-turismo-salvaje-barcelona-mallorca-magaluf-turistificacion_1424931/